Gracias II. El capitalismo destruye, los pueblos construyen.
GRACIAS II.
EL CAPITALISMO DESTRUYE. LOS PUEBLOS CONSTRUYEN.
Subcomandante Insurgente Moisés.
Palabra de la Comandancia General del EZLN, en voz del Subcomandante Insurgente Moisés, en La Realidad Zapatista. Entrega de la Escuela Autónoma Zapatista “Compañero Galeano” y la Clínica Autónoma 26 de Octubre “Compañero Subcomandante Insurgente Pedro“, a las bases de apoyo zapatistas, el día 1 de marzo del 2015.
Buenos días a todos, compañeros y compañeras de esta zona, de este Caracol La Realidad, zona Selva Fronteriza.
Hoy estamos aquí con ustedes, compañeros, compañeras de esta zona, precisamente para hacerles entrega en su mano de los compañeros y compañeras bases de apoyo de esta comunidad zapatista La Realidad, Nueva Victoria, como se llama en la lucha con nosotros como Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Compañeros y compañeras, lo que tenemos que dejar claro y lo que tenemos que entender, es que nos sigue siendo el dolor que lo tenemos cada uno de todos nosotros, nosotras las zapatistas; pero no nada más las zapatistas de México sino en el mundo porque nos falta un compañero, que su nombre lleva esta construcción: el compañero Galeano.
Esta construcción fue el fruto y el trabajo, el esfuerzo y la organización de los compañeros y compañeras de la Sexta internacional y de la Sexta nacional. Aquí estamos demostrando lo que somos como zapatistas de México y del mundo.
Antonia y la furia de los patriarcas
Ciudad de México, 8 de marzo de 2015.
Eugenia Gutiérrez, colectivo Radio Zapatista.
Dios nunca sonríe. Impera en oriente y occidente, en el norte y en el sur, mientras observa distante a sus criaturas destructoras. Desde hace milenios, la institucionalidad de las tres religiones monoteístas dominantes lo representa o lo piensa como un hombre maduro, blanco, poderoso y sano. Nadie le conoce una novia ni un amigo. Jamás lo han visto alimentando a un bebé ni disfrutando de un tranquilo día de campo. Si la humanidad fue creada “a su imagen y semejanza” debió ocurrir una grave confusión en el acto, o bien, un severo error de producción, pues nadie lo ha escuchado cantar ni se le ha visto por ahí llorando de amor, soñando, trabajando, padeciendo alguna discapacidad ni aprendiendo a bailar. De hecho, el noventa por ciento de sus criaturas no se le asemejan.
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