Boletín Frayba: Memoria, Verdad y Justicia, deudas pendientes del Estado mexicano
San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México.
25 de marzo de 2024.
Boletín No. 08
La verdad, cautiva y silente,
yace encadenada en el oscuro abismo,
donde la riqueza y el poder tejen su lamento,
y en su trono de avaricia, la libertad oprime.
Memoria, Verdad y Justicia, deudas pendientes del Estado mexicano
- El cinismo: un reflejo de la persistencia gubernamental frente a los crímenes de lesa humanidad.
En conmemoración del Día Internacional del Derecho a la Verdad, este Centro de Derechos Humanos reafirma su compromiso de exigir verdad y justicia frente a las graves violaciones a los derechos humanos en Chiapas y México. Denunciamos la ineptitud, indiferencia y complicidad con la que, gobierno tras gobierno, han negado estos derechos a las víctimas y sobrevivientes.
La impunidad reina en los hechos de la guerra sucia que abarca del año de 1964 a 1990, al igual que en la continuidad de las acciones de contrainsurgencia a partir del levantamiento del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional desde 1994. No se ha investigado, ni sancionado adecuadamente a los responsables de ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas, tortura, tortura sexual y desplazamiento forzado en las zonas Norte, Altos y Selva del estado de Chiapas. Esto incluye la Masacre de Acteal del 22 de diciembre de 1997 y la Masacre de Viejo Velasco del 13 de noviembre de 2006, entre otros casos de severas violaciones a los derechos humanos.
A esta impunidad histórica se suma la actual crisis humanitaria derivada de la violencia generalizada desarrollada tras la declaración de “guerra contra el narco”. A la fecha facciones oscuras de poder gubernamental, empresarial y delincuencial configuran relaciones complejas en las que se disputa el control poblacional y territorial a través de mecanismos de terror. Como resultado se ha registrado la desaparición de 114 926 mil personas durante los gobiernos anteriores y el de ahora.
México enfrenta hoy una profunda crisis, el crimen organizado controla territorios completos en diversas partes de la república mexicana. Para ello instaura estructuras fácticas de gobierno, o bien captura a las estructuras estatales, resaltando las municipales y comunitarias. Chiapas es en este momento un punto rojo de esta problemática.
Constatamos que las instituciones de México no han logrado romper con pactos de impunidad hacia los anteriores regímenes, como con las fuerzas armadas. Ello impide esclarecer, investigar, juzgar y sancionar los crímenes cometidos. Ante esta abismal impunidad, las violaciones a los derechos humanos se repiten y convierten en patrones.
Frente a ello, es loable la labor de víctimas y sus familiares, junto a quienes luchan por la justicia. A contracorriente perseveran en las exigencias de verdad y justicia. Ejemplo en esta terca lucha son las madres buscadoras con quienes nos solidarizamos. Estas acciones contribuyen a la no repetición, al no olvido y a la dignificación de las víctimas, fundamentos de su lucha por una vida digna y la denuncia pública de los responsables y causas de tales violaciones.
El cinismo ha marcado la continuidad de los gobiernos frente a los crímenes de lesa humanidad. Sin embargo, la memoria resplandece, emergiendo de la voz de los pueblos que, desde el polvo de la injusticia escriben y propagan la historia no reconocida, que condena a los perpetradores al peso del no olvido.
Es la dignidad de las víctimas y los sobrevivientes la que nos convoca y nos impulsa éticamente a contribuir en sus procesos de procesos para una justicia integral.
Este Centro de Derechos Humanos insta a la sociedad civil, tanto nacional como internacional, a continuar en la larga lucha por la verdad y la justicia. Desde abajo, como pueblo organizado, podemos mantener viva la historia habitándola nuestros corazones y mentes. Juntas podemos abrir grietas a la impunidad estatal.
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