Estados en Mesoamérica son los principales agresores de defensoras
Fuente: Avispa Midia
En el Día Internacional de las Defensoras, el 29 de noviembre, la Iniciativa Mesoamericana de Mujeres (IM-Defensoras) hace un balance de la situación de las defensoras de derechos humanos en la región.
En México, este año, fueron víctimas de feminicidio cinco defensoras que buscaban a personas de su familia desaparecidas. En Nicaragua, 21 mujeres siguen presas por luchar contra la deriva totalitaria del gobierno de Daniel Ortega, mientras muchas otras han sido desterradas, se han tenido que exiliar, han visto cómo sus organizaciones eran ilegalmente canceladas o viven, junto con sus familias, bajo un ambiente de miedo y persecución.
En Honduras, terratenientes, empresas extractivas y poderes institucionales no cesan de agredir y criminalizar a defensoras y comunidades que resisten ante el despojo de sus tierras. En El Salvador, las defensoras y las periodistas viven bajo un régimen de excepción en el marco del cual cualquier arbitrariedad es posible, enfrentando ataques digitales que las señalan y las ponen en el punto de mira de la violencia que sacude el país.
“En toda la región, desde los poderes opresores, pero también desde nuestros entornos cercanos, se nos sigue discriminando, acusando de ser ‘malas mujeres’, agrediendo sexualmente, negando nuestro derecho a organizarnos y a alzar la voz”, sostiene la organización en un comunicado.
Resalta que las “cosas no han cambiado mucho de cómo eran hace ya casi trece años, cuando defensoras de diversos movimientos sociales de Mesoamérica y otros países nos reunimos en Oaxaca, México, para compartir nuestra preocupación e impotencia ante la violencia que tocaba nuestros cuerpos y vidas”.
De ahí nació un pacto para protegernos y cuidarnos juntas al que llamamos Protección Integral Feminista (PIF).
“La PIF es la manera en la que nos acompañamos entre defensoras y comunidades cuando somos agredidas; la manera de hacer análisis de riesgo con una mirada feminista que atienda a todas las dimensiones del contexto; de construir espacios de acogida; de documentar las violencias, denunciarlas y buscar justicia; también es la manera de sanar y cuidarnos colectivamente y de fortalecer nuestras capacidades para protegernos. Construirla y llevarla a la práctica no ha sido fácil, ha sido y sigue siendo un proceso plagado de retos y aprendizajes, con sus logros y desafíos, encuentros y desencuentros, dolores y pequeñas victorias”, afirma IM-Defensoras.
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Denuncian que, ante la violencia de tales poderes, instancias internacionales, entidades supraestatales, mecanismos estatales y otras instituciones se han demostrado, cuando menos, impotentes. “Es más, nuestro Registro de Agresiones constata cómo en toda la región, los Estados – sí, esos que en teoría deberían protegernos – son nuestros principales agresores a través de la acción de policías, militares, instituciones y autoridades de diferente nivel”.
Este contexto ha llevado a la Iniciativa a reafirmar su convicción de que la mejor protección es la que “nos damos entre nosotras, en comunidad, desde nuestros territorios y desde el enfoque de la Protección Integral Feminista. Nuestras vidas no pueden depender de instituciones incapaces o cómplices. Por ello hemos creado redes de protección entre y para defensoras de diferentes movimientos sociales para cuidar nuestras vidas, nuestras organizaciones y comunidades y, así, seguir luchando juntas por el futuro de la red de la vida”.
Invitan a conocer cómo han enfrentado la violencia, a través de su próxima publicación, El pacto de cuidarnos, que presentarán el próximo 9 de diciembre, a las 10 am hora de Mesoamérica, a través de su canal de Youtube.