Crímenes de lesa humanidad contra las comunidades indìgenas del CIPOG-EZ CNI-CIG*
Prólogo del informe realizado por la Misión de Observación Civil Sexta
El racismo, el clasismo, la violación de los derechos humanos y sobre todo, la profunda discriminación económica, han sido una constante en las relaciones de dominación aplicadas en Mesoamérica, desde la llegada del invasor europeo, hasta las primeras décadas del siglo XXI. Las crueles expresiones de la “modernidad” que se aplicaron en contra de los habitantes despojados de sus tierras, y sometidos a un repartimiento forzoso que los obligaba a laborar en la agricultura, la minería, los transportes, el comercio, en la construcción de iglesias, conventos, catedrales, palacios gubernamentales, se convirtió en una de las más oscuras páginas de la historia mundial.
Esta inhumana expoliación obligó a incontables pueblos originarios a refugiarse en las montañas con tal de escapar a la brutalidad del grupo dominante que se enseñoreaba en las tierras avasalladas. A tal grado se exacerbaron las condiciones de violación sistemática de sus más elementales derechos, que llevó a comunidades enteras a decir a los esforzados catequistas: “que no deseaban irse al cielo, que preferían irse al infierno, puesto que en el cielo se iban a encontrar con los españoles”.
Las condiciones de vida de los pueblos nativos no cambiaron al separarse México del poder hispano. Los nuevos grupos dominantes partidarios de la “modernidad” (conservadores y liberales), mantuvieron las condiciones de sobreexplotación, miseria, insalubridad e incultura, sobre los indígenas mexicanos. Tal ha sido la historia de este país en los doscientos años de vida independiente, que recién se cumplirán en septiembre. Los contextos no han cambiado sustantivamente, si acaso han existido matices diferentes con ciertos gobiernos, sobre todo en el siglo XX (Cardenismo), pero pronto fueron abandonados y la corrupción se enseñoreó en todos los rubros del quehacer estatal.
Los habitantes de las 24 comunidades de La Montaña Baja de Guerrero, resisten el aislamiento, la falta de profesionales de la salud, medicamentos y víveres; las constantes amenazas de aplicarles presuntas órdenes de aprehensión, esgrimidas por las autoridades judiciales de Chilapa, que cobran en la nómina de “Los Ardillos”; de igual forma, resalta la carencia que enfrentan las y los niños de las comunidades integradas al CIPOG-EZ para continuar sus estudios, puesto que se ven imposibilitados de trasladarse de una población a otra para acceder al siguiente nivel educativo, sobre todo, por las amenazas constantes de causarles daño por parte del grupo “Los Ardillos”. Estas y otras causas, merecen la inmediata atención de los organismos nacionales e internacionales, que dedican su mejor esfuerzo a la defensa de los derechos humanos.
La represión sistemática de este importante segmento de la población indígena del estado de Guerrero, puede con facilidad integrarse dentro del Estatuto de Roma, que, en su Artículo Séptimo, caracteriza lo sucedido en esa región, como “crímenes de Lesa Humanidad”. Debemos reforzar las acciones que permitan detener las agresiones a los pueblos originarios que resisten el embate de los agrupamientos criminales, tanto del Estado como de la delincuencia organizada, que sufren una simbiosis descarada.
La horizontalidad en la toma de decisiones comunales es una constante en los poblados aglutinados en torno al CIPOG-EZ, esta forma tradicional de organización comunal debe ser conservada y fortalecida por todos aquellos que piensan que “otro mundo es posible”. Se requiere cubrir de apoyo a la lucha que encabezan los compañeros indígenas de La Montaña Baja de Guerrero.
Profr. Enrique Ávila Carrillo.
*PDF del informe completo de crìmenes de lesa humanidad contra las comunidades indìgenas:
Informe completo de crímenes de lesa humanidad