Chiapas, México. 21 de diciembre. Lo expresado en el foro “En Defensa del Territorio y la Madre Tierra”, convocado por el Congreso Nacional Indígena (CNI), el Concejo Indígena de Gobierno (CIG) y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), ha sido en su primer día una muestra de la organización emprendida por los pueblos originarios hace ya varias décadas, ante lo que los indígenas mexicanos califican como la “Guerra capitalista”, en contra de todas las formas de vida.

Ante la riqueza de todo lo expresado por los diferentes pueblos en resistencia en el Caracol Zapatista Jacinto Canek, la comandancia del EZLN, expresó su decisión por medio de su vocero el Subcomandante Moisés, de no participar este día y permitir que las comunidades invitadas tuvieran el suficiente tiempo para compartir el cómo van construyendo sus procesos de organización, encaminados a la autonomía y libre autodeterminación.

Tanto los pueblos del norte como el sur de México, coinciden en defender el “territorio y la madre tierra”, contra los megaproyectos como gasoductos, presas, autopistas, parque industriales, desarrollos inmobiliarios, eólicas, minas, aeropuertos, agroindustria, termoeléctricas y lo que los indígenas Binnizá expusieron como el proyecto primordial de la autodenominada “cuarta trasformación” (4T), el corredor interoceánico en el istmo de Tehuantepec, Oaxaca; proyecto que compite en daños al medio ambiente y comunidades con el mal llamado “tren maya”, como lo han reiterado en diversas ocasiones organizaciones ecologistas. Dichos proyectos van acompañados de la división, confrontación y despojo de las comunidades, evidenciaron los integrantes del CNI-CIG.

Con introducciones en diferentes lenguas pero con un mismo sentimiento de “digna rabia”, se fueron escuchando los testimonios de la violencia a los pueblos indígenas por parte de empresas, gobiernos de los tres niveles y grupos criminales, que buscan apropiarse de los recursos naturales que los indígenas han conservado por años. De igual forma se escucharon las voces de ánimo y esperanza, al compartir cómo se han logrado detener algunos de los mencionados megaproyectos, por medio de la organización, y restituir así el dañado tejido social, producto de décadas de políticas neoliberales dictadas por organismos internacionales y seguidas al pie de la letra por los gobiernos en turno, como el de la actual 4T.

Con expresiones como las de “el capitalismo ha sido antinatura, y ya ha sido suficiente”, los pueblos originarios y mestizos muestran su inconformidad por un sistema que les ha traído explotación, despojo, discriminación y represión. “Unimos nuestras fuerzas a quienes van más allá de un proyecto electoral, por eso estamos aquí con ustedes”, se escuchó decir de los Doce Pueblos de Tecámac, Estado de México, al hablar sobre la resistencia de los pueblos originarios ante la construcción del aeropuerto de Santa Lucía, al que califican como un megaproyecto de “despojo, destrucción y muerte”. en el mismo tenor se pronunció la Coordinadora de Pueblos y Organizaciones del Oriente del Estado de México y Ciudad de México.

No esperando a que el Estado mexicano cumpliera los “Acuerdos de San Andrés” en materia de derechos indígenas, los pueblos originarios lejos de partidos políticos y autoridades de los tres niveles, han ido poco a poco organizándose y es en foros como el que se lleva a cabo en estos días en los altos de Chiapas, en donde se puede vislumbrar ese “otro mundo posible”, continuamente citado por las comunidades en resistencia.

De igual forma en foros como el actual “En Defensa del Territorio”, se exige justicia por los luchadores sociales asesinados, desaparecidos y presos políticos, de los cuales ningún pueblo originario ha quedado exento, al igual que la mayoría de la población mexicana dígase en el campo o la ciudad, so pretexto de las anteriores y actuales “guerras contra el crimen organizado”, con irreparables daños contra la población civil.

Los pueblos originarios organizados saben que su territorio está “en la mira de las grandes empresas”, y no están dispuestos a entregarlo y permitir la contaminación de sus ríos, tierras, el aire, y destrucción de “todas las formas de vida”, ejemplo de ellos es la batalla que han emprendido las y los defensores del río “Metlapanapa”, en Puebla; o contra las presas en Guerrero, que se organizan “por la defensa de la vida y por los derechos de los pueblos”.

Por su parte la representante del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), al escuchar las historias de los pueblos indígenas mexicanos, señala que “la situación sistemática de los pueblos de américa latina es la misma y obedece a políticas trasnacionales. Por eso lo que pasa aquí, pasa en Colombia”, afirma al denunciar que 133 dirigentes indígenas han sido asesinados en tres meses en su país.

“Cáile ahí, es una chulada”, le dijeron a un joven delegado de la comunidad de Santa María Ostula, Michoacán cuando uno de sus compañeros le animaba a asistir al foro convocado por el CNI-CIG y el EZLN. Cuando le tocó su turno de participar la noche de este sábado, no dudó en reconocer lo emocionado que estaba con haber asistido y al igual que los ejidatarios de Tila, seguramente aconsejará “traer más compañer@s para que conozcan la fuerza del CNI”.