Al Ejército Zapatista de Liberación Nacional
Al Congreso Nacional Indígena
Al Concejo Indígena de Gobierno
A la Sexta Mundial
A quienes suscribieron Una Declaración por la Vida
A las Redes de Resistencia y Rebeldía
A los organismos de derechos humanos
Al Pueblo de México
Al movimiento social de Guerrero
A los medios libres y autónomos

19 de noviembre.

Hermanos y hermanas de México y del mundo, queremos compartir nuestra palabra sobre la situación que estamos viendo y viviendo en el estado de Guerrero y en México: con todo el aparato del Estado, con 4 canales de televisión públicos en los que se transmiten las mañaneras, periódicos, noticieros de radio y televisión, por internet y prensa, el actual gobierno de la 4T encabezado por Claudia Sheinbaum, con Omar García Harfuch como Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana de México, repiten hasta el cansancio discursos de lo que su gobierno hace -o dice que hace-, para restablecer la paz en el país; mediante el discurso, crean una realidad inexistente y pretenden engañar a la población de que el mal es ajeno al aparato Estatal y que éste proviene de algunos individuos que generan toda la violencia en el país. Con una narrativa telenovelesca, hablan en las mañaneras de articulación entre los estados, de inteligencia de seguridad, de detenciones de personas trascendentales en distintas estructuras delincuenciales.

Pero lo que vemos y vivimos a diario en el estado de Guerrero, es totalmente contrario a ese discurso: balaceras y asesinatos de inocentes, decapitaciones de presidentes municipales, secuestros en grupo que incluyen a mujeres, niños y niñas, incineración de cuerpos, que según el titular de la Secretaría de la Defensa Nacional, Ricardo Trevilla Trejo, es por “confrontaciones entre grupos locales”; derivado de esta aseveración nos preguntamos ¿a qué grupo delincuencia local pertenecía el presidente municipal de Chilpancingo Alejandro Arcos Catalán para que lo decapitaran? ¿y las mujeres y niños secuestrados en Mochitlán, a cuál?

También observamos y vivimos desplazamientos territoriales, cobros de piso, control de los recursos económicos de los municipios por grupos delincuenciales, el control de las cámaras de video vigilancia en el municipio de Chilapa por los ardillos, el tráfico de estupefacientes por todas las carreteras del estado con la complacencia de las policías municipales, estatales y autoridades estatales; acoso, hostigamiento, intimidaciones y robos al gremio periodístico de Guerrero; comidas y diálogos cordiales entre presidentes y presidentas municipales con generadores de violencia -como les llaman hoy en día en las mañaneras-, por ejemplo la comida de Norma Otilia Montaño (ex-presidenta municipal de Chilpancingo) con Celso Ortega, líder de los ardillos; observamos también encarcelamientos de chivos expiatorios e investigaciones a modo para evitar la detención de los mandos de los grupos delincuenciales, a los autores intelectuales; en estos casos, la complicidad y participación directa de autoridades municipales, estatales y federales, es evidente, junto a las corporaciones de “seguridad”, incluida la Guardia Nacional, SEDENA y Marina cuyo número llega ya a 12 mil 675 miembros de la SEDENA, Guardia Nacional y Marina entre Tecpan, Quechultenango, Acapulco y demás municipios del estado según Ricardo Trevilla Trejo, el mismo titular de la SEDENA cuyo análisis de la realidad le indica que el problema de Guerrero está en las “confrontaciones entre grupos locales”.

El simplismo de su aseveración debería ser evidencia suficiente para entender que: 1. Las capacidades cognitivas de quienes dirigen a las corporaciones de seguridad del Estado son inexistentes. 2. Que la delincuencia organizada en su rostro mas visible es la que dispara, asesina, secuestra, trafica, etc., pero que la otra cara de la delincuencia viste de traje y se encuentra en cada institución del Estado y en cada corporación de “seguridad”. A nosotras y nosotros como pueblos indígenas que hemos vivido de cerca la violencia de los grupos delincuenciales y el silencio del Estado nos queda claro que la delincuencia son todos ellos y ellas.

Para nosotras y nosotros, el gobierno ha permitido que existan grupos paramilitares, narco-paramilitares y cárteles que entran a tomar el control de territorios enteros por todo el país, en muchos casos, para hacerse de los bienes naturales que se encuentran resguardados por los pueblos y comunidades indígenas, para posteriormente entregárselos al capital trasnacional; los partidos políticos se coludieron con la mafia, carteles locales y externos para controlar el territorio y cooptar a las poblaciones del país a elegirlos en los cargos de elección popular (presidencias municipales, gubernaturas, presidencias), con la consecuencia evidente que esto conllevaría: terminar pagando favores a quienes los pusieron en el poder. El mismo gobierno federal ha permitido la existencia de los cárteles para controlar al movimiento social-popular de Guerrero y del país, a los sistemas comunitarios y de justicia que se gestaron en las asambleas de los
pueblos y comunidades; las corporaciones de seguridad, vieron un segundo salario, más oneroso en el servicio que brindan a la delincuencia que el que reciben por su trabajo legal; el dinero que se mueve en las esferas del poder, venga de donde venga, legal o ilegal, es más importante que la vida del pueblo, sea de Guerrero, Chiapas, Sinaloa, Guanajuato, Oaxaca, Michoacán o de cualquier estado del país. Es por lo anterior que decimos con toda claridad, la delincuencia es el Estado.

Es por eso que no aceptamos la narrativa de los buenos y malos, lo que vemos es la intervención absoluta, no sólo cómplice, sino abierta del Estado en crímenes contra la población mexicana. En Guerrero, el Concejo Indígena y Popular de Guerrero Emiliano Zapata (CIPOG-EZ), todo el sexenio Andrés Manuel, denunciamos al grupo narco-paramilitar los ardillos, que secuestraron, torturaron, descuartizaron, asesinaron a 63 habitantes de las comunidades de la Montaña Baja de Guerrero, además de desaparecer a otros 22 hermanos y hermanas, desplazar y cercar a estas comunidades. Se le dijo al mismo Andrés Manuel en su cara cuando fue interceptado por el CIPOG-EZ en octubre de 2022, en la carretera que va de Chilapa a Tlapa: “¡NOS ESTÁN MATANDO! Evelyn Salgado, (gobernadora del estado de Guerrero) sabe quienes son y dónde están los ardillos, los presidentes municipales trabajan con los ardillos, fiscales y jueces del estado trabajan con ellos, policías municipales y estatales son ardillos, Bernardo Ortega Jiménez actual diputado por el PRD es jefe de los ardillos junto a sus hermanos, Chilapa, Quechultenango, Tixtla, Colotlipa, Acatepec. etc., son municipios controlados por los ardillos”.

Pese a todo lo anterior, el pasado 13 de noviembre, de forma triunfal Harfuch anunció la detención de Vicente Gerardo el “Garza” en Querétaro (hasta allá fueron a cazar ardillos, sabiendo dónde operan), jefe de plaza de los ardillos. Tal como si hubiese erradicado el mal del estado de Guerrero, anunciaron su detención y lo vinculan a la decapitación del presidente municipal de Chilpancingo, a la desaparición y asesinato de la familia de Mochitlán, al control de amplias regiones de Guerrero tales como Tecoanapa, Ayutla de los Libres y San Marcos, etc., tal como si él fuera un jefe de los ardillos; pero nosotros sabemos y hemos denunciado donde están los verdaderos jefes de este grupo criminal, basta preguntarse por qué no detienen a Bernardo Ortega Jiménez, diputado por el PRD en Guerrero y jefe de los ardillos, o a Jesus Parra García, expresidente municipal por el PRI de Chilapa, hoy en día diputado local en el congreso de Guerrero y que sabe como operan los ardillos, donde operan, cómo se financian las campañas para que personas como él, queden como diputados o accedan a un cargo público; entonces, basta preguntarse porqué detienen a delincuentes menores y no a los que dirigen a las organizaciones delictivas para entender que la violencia no terminará en Guerrero pues esta deviene del mismo Estado, en todas sus estructuras y el Estado no puede atacarse a sí mismo, por lo que lo más cómodo es simular acciones, crear realidades y mantener la estructura criminal intacta. Paz como discurso, violencia como realidad.

Es por todo lo anterior, que responsabilizamos directamente a Claudia Sheinbaum, Evelyn Salgado, Harfuch, presidentes municipales y a las corporaciones de seguridad por la violencia que se vive en el país y por la muerte de las personas que a diario son víctimas de la violencia por el desprecio del grupo gobernante. Los responsabilizamos por la seguridad de nuestro hermano Jesus Plácido Galindo, promotor del CIPOG-EZ y demás autoridades comunitarias, quienes han sido amenazados de muerte por los ardillos sin que ustedes les hayan brindado las mínimas condiciones de seguridad; sabemos porqué.

Hacemos un llamado a la sociedad a poner en duda, a cuestionar a los medios de comunicación a través de los que pretenden convencernos de que el gobierno de Morena, está desarticulando a la delincuencia y trabajando por la seguridad del pueblo, cuando lo único que está asegurando es la entrega de los bienes naturales del país al capital y su permanencia en el poder por muchos sexenios. Llamamos al magisterio, a los intelectuales, a visibilizar desde el pensamiento crítico, la realidad del país y la construcción de los discursos desde el poder. Hacemos también un llamado a campesinos, organizaciones sociales, estudiantes y al movimiento popular de Guerrero a organizarse, por la defensa de la vida de sus comunidades y por la defensa del territorio, pues de arriba nunca vendrá la justicia. A los pueblos y comunidades de México, las llamamos a mantenernos en alerta, pues el escenario que describimos no sólo ocurre en Guerrero, sino en todo el país, los asesinatos y detenciones continuarán, porque alargar la permanencia de Morena en el poder y posicionar políticamente a Harfuch, personaje de tétrico pasado (abuelo Militar asesino de estudiantes en 1968, padre torturador de la Dirección Federal de Seguridad durante la Guerra Sucia y él mismo artífice junto a otros personajes de la llamada “verdad histórica”, en el caso de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa), como un personaje central en el próximo sexenio, implica limpiar el camino y reordenar el territorio, a las fuerzas económicas, políticas y sociales en México, asesinando inocentes y defensores de la vida y del territorio, destruyendo historias para imponer la suya propia, la del vencedor, lo cual nos pone en evidente vulnerabilidad. A los organismos de derechos humanos solidarios, a la sexta nacional y a la Otra Europa, esa que no claudica, les pedimos que sigan al pendiente de nosotros y nosotras, como de por sí lo han hecho hasta hoy.

A 114 años del inicio de la Revolución Mexicana, reivindicamos la lucha de Emiliano Zapata, de Francisco Villa, de Magón y de todos aquellos y aquellas que lucharon por la vida y por la construcción de una realidad sin tiranos y explotadores, con libertad, justicia y democracia.

Abrazamos a nuestros hermanos y hermanas del EZLN por sus 41 años de larga rebeldía y resistencia. Como CIPOG-EZ, seguimos en resistencia, sin rendirnos, sin vendernos y sin claudicar.

¡ALTO A LA GUERRA CONTRA LOS PUEBLOS DE MÉXICO Y DEL MUNDO!

atentamente:

Concejo Indígena y Popular de Guerrero Emiliano Zapata.