Por Ñaní Pinto | Avispa Midia

Corporaciones financieras de los Estados Unidos son las principales financiadoras de la expansión de la explotación minera en territorios indígenas en la Amazonia brasileña.

El estudio Complicidad en la Destrucción, realizado por la Articulación de los Pueblos Indígenas del Brasil (Apib) y la Amazon Watch, en conjunto con el proyecto Amazônia Minada, revela que, juntas las gestoras Capital Group, BlackRock y Vanguard invirtieron 14.8 billones de dólares en empresas mineras con intereses en tierras indígenas en la Amazonia brasileña y con histórico de violaciones a los derechos humanos.

En noviembre de 2021, Amazônia Minada identificó en el sistema de la Agencia Nacional de Minería (ANM) 2,478 solicitudes para actividades mineras en 261 tierras indígenas. Estos procesos están en nombre de 570 empresas mineras, asociaciones de empresas mineras y grupos internacionales que requieren explotar un área de 10 millones de hectáreas, lo que equivale al tamaña de Inglaterra. Casi la mitad de los pedidos (1,085) son para buscar depósitos de oro.

Las principales empresas que han solicitado realizar actividades mineras en tierras indígenas son: Vale, Anglo American, Belo Sun, Potássio do Brasil, Mineração Taboca – Mamoré Mineração e Metalurgia (ambas del Grupo Minsur), Glencore, AngloGold Ashanti y Rio Tinto.

Considerando la suma de los préstamos, suscripciones, inversiones en acciones y en títulos, el estudio identificó que las empresas mineras recibieron un total de 54,1 billones de dólares. Además de las corporaciones financieras de los Estados Unidos, bancos privados internacionales también destacan por sus inversiones en estas empresas, tales como la Crédit Agricole (Francia), el Bank of America y Citigroup (Estados Unidos), el Commerzbank (Alemania) y el SMBC Group (Japón).

La minera Vale es la empresa que atrajo los mayores valores en préstamos con 4,1 billones de dólares, seguida por la Anglo American con 3,94 billones de dólares; Glencore 2,2 billones de dólares; Rio Tinto, 1,1 billones; Anglo Gold Ashanti, 465 millones de dólares y Minsur, 289 millones de dólares.

Las tierras indígenas más impactadas por estas empresas son la Xikrin do Cateté y Waimiri Atroari, ambas con 34 requerimientos cada una. La tierra indígena del pueblo Munduruku – Sawré Muybu con 21 y Apyterewa con 13, ambas en el estado de Pará.

El pueblo más impactado por los requerimientos es el Kayapó, con un total de 73 peticiones. Siguen los Waimiri Atroari con 34, los Munduruku con 25, los Mura con 14 y Parakanã con 13. Por lo menos cinco solicitudes están en áreas donde viven indígenas en aislamiento voluntario de la etnia Apiaká.

Aumenta extracción en la pandemia

Lejos de frenar el ímpetu extractivista, la pandemia impulsó aún más el sector, que alcanzó récord de producción en Brasil. En general, fueron producidos más de 1 billón de toneladas de minerales, resultando en una ganancia de 42 billones de dólares en 2020, un aumento de 36% en relación al año anterior.

Un estudio de Mapbiomas, proyecto de mapeo del uso de tierra en Brasil, mostró que en 2020 el área bajo explotación minera creció seis veces en comparación a 1985, llegando a 206 mil hectáreas. Tres de cada cuatro hectáreas bajo explotación están en la Amazonia, representando el 72,5% del área en explotación en el país.

Proyecto de Ley

El gobierno brasileño ha trabajado para facilitar la explotación de tierras indígenas. Uno de los ejemplos es el proyecto de ley 191/2020, el cual puede liberar la explotación minera en tierras indígenas. Según investigadores, la aprobación del proyecto por el Congreso nacional puede causar la pérdida de 160 mil km² de bosque amazónico.