Lo que el zapatismo cosechó
Por Sandra Suaste y Luis Suaste
Ciudad de México, 24 de septiembre.
Entre la gente se escuchan algunos murmullos anecdóticos sobre el zapatismo. Dentro de esta manifestación de centenares de personas surgen muchas respuestas. Aunque nadie hizo ninguna pregunta específica, pero las historias de vida suenan, como un murmullo alterno al mitin frente a la Secretaría de Gobernación. En colectivo, las voces bajitas dan respuesta a esto: ¿Qué significa estar ahí?
Todas las personas llevan en su memoria algún acontecimiento: el levantamiento armado de 1994; las caravanas de ayuda humanitaria de 1998; la marcha de los 1111 zapatistas; la marcha del color de la tierra; La otra campaña, el festival de La digna rabia, el estruendoso silencio de 2012 con la marcha en San Cristóbal de las Casas, Chiapas; la Escuelita Zapatista, los festivales de ConCiencia y CompArte; el Encuentro de mujeres y ahora, la Gira en Europa.
¿Y tú cuál llevas en tu corazón? Es algo que -si eres simpatizante- seguramente ya te respondiste.
La marcha es multicolor. Es una pequeña cosecha de la siembra de 27 años de vida del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Ninguna presencia es casualidad. A lo lejos una mujer de la población adulta mayor se acerca. Lleva cubrebocas, careta y evita acercarse mucho a las demás personas. Confiesa que desde que inició la pandemia es la primera vez que sale a una actividad organizativa. Muestra preocupación, pero no podía quedarse sin hacer alguna acción de solidaridad con el EZLN, afirma.
En el tiempo de confinamiento las manifestaciones multitudinarias están casi extintas, aunque poco a poco la violencia física, económica, paramilitar, estructural y las amplias desigualdades hacen que las personas dejen a un lado el miedo y salgan a las calles.
En este día, la consigna es exigir un alto a la violencia en contra de las comunidades zapatistas. La guerra en Chiapas no cesa. Los ataques de grupos paramilitares son una constante en los pueblos autónomos y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) es de los principales responsables, de acuerdo con las declaraciones del EZLN.
El 24 de septiembre de 2021 se realizó esta manifestación en solidaridad tras una serie de ataques por parte de la Organización Regional de Cafeticultores de Ocosingo (ORCAO), que mantuvo secuestrados a José Antonio Sánchez Juárez y Sebastián Núñez Pérez, integrantes de la Junta de Buen Gobierno (JBG) y fueron liberados después de que párrocos de San Cristóbal de las Casas y Oxchuc intervinieran como mediadores.
En un comunicado, el Subcomandante Insurgente Galeano señala que se trata de una organización paramilitar financiada por el gobierno de Chiapas y le dice al titular, Rutilio Escandón, que dejen de jugar con la vida, libertad y bienes de los chiapanecos. “Dejen de jugar con fuego porque se van a quemar” y advierten que en la siguiente ocasión no habrá palabras sino hechos, pues Chiapas está al borde de la Guerra Civil.
De manera alterna a la movilización, se tomó la casa de representación del gobierno de Chiapas. Las muestras de apoyo no solo fueron en la Ciudad de México. En el interior del país se realizaron diferentes protestas en Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Baja California. En Europa se movilizaron en 46 ciudades. Y en Brasil y Estados Unidos también se realizaron actos de apoyo. Además de una convocatoria en redes para un “twittazo masivo” y para enviar cartas a los consulados mexicanos en las que se exija un alto a la guerra.
No es casualidad ver a los contingentes con una gran diversidad de colores: pensamientos, ideologías, edades, organizaciones, color de piel, cabello, formas de vida, municipios, ciudades, países. Esta jornada es resultado de el esfuerzo de las mujeres y hombres. Es lo que el zapatismo cosechó.