Pronunciamiento de La Plataforma para la Construcción de Paz
San Cristóbal de Las Casas,
a 27 de octubre de 2025
La Plataforma para la Construcción de Paz en México es una articulación conformada en 2020 por organizaciones mexicanas y aliadas internacionales, con el propósito de enfrentar los desafíos de la violencia generalizada en el país y sus consecuencias. En los últimos años, Chiapas ha experimentado un repunte de violencias, lo que ha exigido a la Plataforma mantenerse atenta a lo que ocurre en el estado como parte del compromiso adquirido, concretando este acercamiento en su Primer Encuentro Presencial, realizado en 2022. Hoy celebramos el Cuarto Encuentro de la Plataforma para la Construcción de Paz en México, reafirmando nuestro compromiso colectivo de seguir impulsando la paz.
Los días 20 y 21 de octubre del año en curso, sucedieron varios eventos en Chiapas que demuestran que la paz sigue siendo un concepto a debatir para implementar estrategias que respondan con profundidad al anhelo de tantos. Mientras el gobernador de Chiapas, Eduardo Ramírez Aguilar, convocaba a una marcha en Chicomuselo titulada “la paz que ha regresado”, clamores de justicia y paz se estuvieron escuchando en otras partes del estado.
En los Altos de Chiapas, miles de feligreses convocados por el Pueblo Creyente de la diócesis de San Cristóbal de Las Casas peregrinaron en San Andrés Larrainzar a un año del asesinato del padre Marcelo Pérez Pérez, una voz que en todo su sacerdocio luchó por la paz, la verdad y la justicia, motivo por el que fue asesinado. En la peregrinación se corearon consignas como “queremos paz, no simulación”, “alto al crimen organizado”, “fuera cárteles de Chiapas”, “basta de tanta impunidad” y “basta de tanta corrupción”…
Mientras tanto, en Tuxtla Gutiérrez, las compañeras de la colectiva Madres en Resistencia seguían en su plantón frente a la Fiscalía del estado exigiendo respuestas sobre sus familiares víctimas de feminicidio o desaparecidos, y doña Edith Domínguez enterraba a su hijo desaparecido en junio pasado, cuyo cuerpo había sido finalmente encontrado.
Aunque nos referimos a ejemplos concretos, para quienes defendemos los derechos humanos y la paz; y documentamos situaciones de violencia y violaciones de derechos humanos en Chiapas o en otras latitudes, no cabe duda que la paz sigue siendo un pendiente y un horizonte todavía lejano para la mayor parte de la población aquí, y en otros lugares.
En el caso de Chiapas, si bien podemos observar otra forma de atender las situaciones de violencia estructural con nueva estrategia del gobernador Eduardo Ramírez, consideramos que ha sido basada en una lógica de pacificación y en acciones coercitivas que pueden tener resultados parciales. Sin embargo, no han permitido acabar de desmantelar, desarmar o judicializar a los grupos delictivos, o de implementar otras acciones en clave de justicia que permitan romper con los pactos de impunidad. Si bien ha habido una reducción de los enfrentamientos armados, mayor libertad de tránsito y se han detenido a algunos presuntos delincuentes, vemos acciones de contención más que solución. Vemos comunidades desplazadas, sin condiciones de seguridad para regresar a sus territorios debido a la presencia de grupos delictivos. Vemos víctimas que no se atreven a denunciar por miedo a represalias, lo cual pone en tela de juicio las declaraciones gubernamentales en el sentido de que Chiapas se ha vuelto el segundo lugar más seguro del país. Además varias de las acciones que se llevaron a cabo conllevaron violaciones a derechos humanos, incluyendo detenciones arbitrarias y tortura. Por otro lado, aunque han bajado la cantidad de homicidios (registrados) siguen aumentando los casos de desaparición y desaparición forzada. Observamos con especial preocupación las cifras de desapariciones de niños, niñas y adolescentes en el estado.
El discurso de “paz” oficial invisibiliza los problemas estructurales vigentes. Más que un contexto de paz, la mayor parte del estado se está volviendo nuevamente una zona silenciada. En este sentido, vemos con preocupación la omnipresencia de cuerpos de seguridad en todo el estado que pueden acabar de inhibir la expresión de legítimas preocupaciones y demandas.
Como organizaciones acompañantes, reafirmamos nuestra convicción de que la verdadera paz no se construye desde la contención ni el silencio, sino desde la verdad, la justicia, la reparación y la participación activa de las comunidades. Apostamos por una paz que no sea solo la ausencia de violencia, sino la presencia plena de derechos, de condiciones de vida dignas y de un Estado que escuche y proteja a su gente.
En este Cuarto Encuentro de la Plataforma para la Construcción de Paz en México, renovamos nuestro compromiso con ese horizonte de esperanza: una paz que no se imponga, sino que se teja colectivamente desde la memoria, la organización y la vida.
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