Festival de cine Puy ta Cuxlejaltic – Cartelera, Cideci/Universidad de la Tierra
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Las luces se apagaron en el gran Cine Comandanta Ramona en las montañas del sureste mexicano, y más de mil veladoras se prendieron. Acabábamos de asistir al estreno de Roma, la nueva película de Alfonso Cuarón, ante un público de casi 2 mil zapatistas, este primer día del festival de cine “Puy ta cuxlejaltic” (“Caracol de nuestra vida”), que se realiza del 1 al 9 de enero en el Caracol de Oventic, Los Altos de Chiapas.
La larga fila de veladoras salió del auditorio y se dirigió hacia el enorme altar de muertos instalado en el templete de la explanada del caracol. Así, en la oscuridad de la noche, el respeto y el cariño llamaron a los muertos –a los muertos caídos en combate el 1 de enero de 1994, a los muertos en el transcurso de estos 25 años de lucha, a los muertos caídos en Nepantla en febrero de 1974–. Los zapatistas saben de muertos. Pero también de vida, y hoy, este 1 de enero, los muertos regresaron para poblar los corazones, para reavivar la memoria.
Este primer día del festival “Puy ta cuxlejaltic” comenzó y terminó con la memoria. El Primer Encuentro Internacional Político, Artístico, Deportivo y Cultural de Mujeres que Luchan estuvo presente con el documental Las mujeres que luchan, con dirección de Rocío Martínez Ts’ujul.
Texto: Radio Pozol
Foto: Regina López
Audios: Radio Zapatista
San Cristóbal de las Casas, Chiapas. 14 de octubre. “En colectivo tejemos la vida, es la encomienda que recibimos de nuestros antepasados. Nuestra palabra es espejo de nuestra madre tierra, de su latido”, expresaron los pueblos originarios al término de la Segunda Asamblea Nacional entre el Concejo Indígena de Gobierno (CIG) y los pueblos que integran el Congreso Nacional Indígena (CNI).
“Como CIG-CNI, no pretendemos que sean como nosotr@s, ni tampoco queremos decirles qué hacer. Eso que tejemos le llamamos organización”, especificaron los indígenas mexicanos al anunciar próximas articulaciones con diferentes sectores del campo y la ciudad. Es por ello que llamaron a hacer de sus diferencias “nuestra fuerza”. “Cada paso depende de lo que mero abajo se acuerde. No serán pasos rápidos ni fáciles”, enfatizaron.
Con la presencia de más de 500 asistentes nacionales e internacionales, se llevó a cabo la clausura del encuentro CIG-CNI. Una de las primeras participantes fue Doña Ilda Hernández, mamá del estudiante César Manuel González desaparecido de Ayotzinapa, quien agradeció la invitación del CIG-CNI, y a quienes reconoció su “compromiso genuino con los de abajo”. Estos cuatro años han sido “de remar a contracorriente”, aseguró, con respecto a la búsqueda de los normalistas. “Nos desgarra el alma no verlos”, externó, al mismo tiempo que señaló a “los cuerpos de seguridad del Estado mexicano”, como responsables de la desaparición de los 43 jóvenes, por lo que exigió que se conforme una Comisión de la verdad, para la presentación con vida de sus hijos.
Desde Nicaragua también se hicieron presentes campesin@s en resistencia contra megaproyectos, quienes explicaron que desde el 2013, luchan en contra de que se “entregue la soberanía nacional”. Su movimiento “no es por una ideología, es por el derecho a vivir”, recalcaron. El pasado 18 de abril se manifestaron contra la nueva ley del seguro social, y se solidarizaron contra el movimiento estudiantil. Desde el pasado 20 de abril comentan que levan contabilizados más de 450 muertos; 500 presxs políticos; 1300 desparecidxs y más de 30000 desplazados, por parte del gobierno de Daniel Ortega.
Desde Mezcala, Jalisco también llegaron representantes a compartir su resistencia. Denunciaron que el “capitalista” Guillermo Ibarra Moreno, los quiere despojar de su territorio, en contubernio con los tres niveles de gobierno. El pueblo Coca exige justicia ya que en más de 20 años por la defensa de su tierra, ya han tenido compañeros asesinados y detenidos. De la misma forma los originarios de Azqueltán, asistieron al encuentro para exponer su lucha contra los megaproyectos, e invitaron al 5º aniversario de su movimiento para el próximo 10 de noviembre.
Desde Zacualpan Colima, también llegaron voces de denuncia. Los pueblos Chinantecos y circunvecinos, originarios de Oaxaca, se pronunciaron por la defensa del Rio Papaloapan. De Loma de Vácum, Sonora denunciaron la imposición de un Gasoducto de proveniente de Estado Unidos. Libertad de su compañero Fidencio Aldama Pérez, exigieron los también integrantes de la Tribu Yaqui, así como justicia para sus dos compañeros asesinados. De Tlanixco Edomex, arribaron para exigir la libertad de sus pres@s políticos por defender el agua, encarcelados desde hace 15 años. Desde Texcoco también arribaron integrantes que denuncias el ecocidio por el Nuevo Aeropuerto de la ciudad de México. “Nos están arrancando el corazón. En el lago de Texcoco nació la nación y merece ser salvado”, afirmaron. Indígenas de Ostula Michoacán, se pronunciaron contra la mina “providencia”, y de Cohuirimpo Sonora llegó “un grito desesperado”, ante la situación de despojo que están sufriendo.
Durante el final del encuentro de igual forma se anunció una consulta sobre lo que denominaron “los dolores de la disidencia sexual”, así como un censo de aquellxs que padecen alguna discapacidad. Así también se dio a conocer futuros “puentes o bisagras”, con los movimientos migrantes frente al capitalismo. Y campañas por la libertad de presxs políticxs. Por su parte el Comandante Zevedeo a nombre del EZLN, hizo un llamado a no rendirse y a seguir resistiendo y organizándose.
(Lee/escucha el Pronunciamiento de la Segunda Asamblea Nacional del Congreso Nacional Indígena – Concejo Indígena de Gobierno.)
Pronunciamientos, clausura:
Participaciones, cartas:
(Lee la carta completa del Concejo Tradicional Kanienke’ha’ka (Mohawk).)
Relatorías, acuerdos por consultar:
Chiapas, México. 10 de octubre. “Nuestro caminar sigue. Y la diferencia fundamental con las etapas anteriores es que ahora somos más pueblos originarios caminando juntos, y, LO MÁS IMPORTANTE, ahora somos más personas, grupos, colectivos y organizaciones orientadas a buscar en nosotr@s mism@s las soluciones que, lo sabemos, no vendrán nunca de arriba”, afirman comunidades y organizaciones sociales quienes este próximo jueves asistirán a la segunda Asamblea Nacional entre el Concejo indígena de Gobierno (CIG) y los pueblos que integran el Congreso Nacional Indígena (CNI); a realizarse del 11 al 14 de Octubre de 2018 en el CIDECI-UniTierra, de San Cristóbal de las Casas, Chiapas.
Las y los integrantes del CNI, indican que el motivo de su reunión es porque “cada día que pasa se crece más la guerra capitalista en contra de la madre tierra, de nuestros pueblos y de tod@s l@s de abajo, sin que de arriba, de los capitalistas y de sus capataces que malgobiernan a México y el mundo, recibamos otra cosa que no sean mentiras, explotación, despojo, desprecio y represión”.
En un comunicado el pasado seis de septiembre, los pueblos originarios explicaban el contexto en el que se dará el encuentro que iniciará mañana 11 de octubre: “La iniciativa para conformar el Concejo Indígena de Gobierno (CIG) y proponer a su vocera, Marichuy, como candidata a la Presidencia de la República, lanzada por el Congreso Nacional Indígena (CNI), cumplió una etapa más. La primera etapa consistió en la determinación que tomó el Quinto Congreso Nacional Indígena, en su XX Aniversario, durante el mes de octubre de 2016, de consultar en todos sus pueblos y comunidades la iniciativa antes descrita. La segunda etapa consistió en la consulta al interior del CNI de la iniciativa para conformar el CIG y nombrar a su vocera entre los meses de octubre a diciembre de 2016. La tercera etapa culminó en la Asamblea Constitutiva del CIG y el nombramiento, por consenso de dicha Asamblea, de su vocera María de Jesús Patricio Martínez, en el mes de mayo de 2017. La cuarta etapa consistió en la recaudación de las firmas a favor de nuestra vocera Marichuy, proceso que concluimos este año, sin que por ello hayamos detenido nuestro proceso de resistencia, rebeldía y organización”.
CONGRESO NACIONAL INDÍGENA
CONVOCATORIA
Considerando que:
PRIMERO.- La iniciativa para conformar el Concejo Indígena de Gobierno (CIG) y proponer a su vocera, Marichuy, como candidata a la Presidencia de la República, lanzada por el Congreso Nacional Indígena (CNI), cumplió una etapa más. La primera etapa consistió en la determinación que tomó el Quinto Congreso Nacional Indígena, en su XX Aniversario, durante el mes de octubre de 2016, de consultar en todos sus pueblos y comunidades la iniciativa antes descrita. La segunda etapa consistió en la consulta al interior del CNI de la iniciativa para conformar el CIG y nombrar a su vocera entre los meses de octubre a diciembre de 2016. La tercera etapa culminó en la Asamblea Constitutiva del CIG y el nombramiento, por consenso de dicha Asamblea, de su vocera María de Jesús Patricio Martínez, en el mes de mayo de 2017. La cuarta etapa consistió en la recaudación de las firmas a favor de nuestra vocera Marichuy, proceso que concluimos este año, sin que por ello hayamos detenido nuestro proceso de resistencia, rebeldía y organización.
SEGUNDO.- Nuestro caminar sigue. Y la diferencia fundamental con las etapas anteriores es que ahora somos más pueblos originarios caminando juntos, y, LO MÁS IMPORTANTE, ahora somos más personas, grupos, colectivos y organizaciones orientadas a buscar en nosotr@s mism@s las soluciones que, lo sabemos, no vendrán nunca de arriba.
No matarán la flor de la palabra. No aquí ni ahora, no con tanta lucha por delante. No con tanta muerte acechando. Tras once días de conversar con música, baile, foto, cine, cartel, silencio atento y palabras, anoche concluyó en el CIDECI-Unitierra un encuentro que resignifica y redefine mucho. Una Comisión Sexta que celebra a su nuevo integrante (el Comandante Pablo), ha planteado una vez más la importancia de la organización mientras propone cuidar la “pedagogía” del mensaje a transmitir. No hay “propiedad privada de la lucha”, dice el Sup Galeano, hay “una nueva semilla que es de todos, todoas, todas y no es de nadie”.
Al presentar a detalle sus vivencias de los meses recientes, cuando se lanzaron a la búsqueda de apoyos para Marichuy y el CIG, integrantes de su Red de Apoyo se hacen voz colectiva que describe el proceso de aprendizaje-trabajo-información vivido por muchos rincones de México. Aunque escuchamos solamente a colectivos de Chiapas y de la Ciudad de México y zonas cercanas, lo que narran podría narrarlo cualquiera de ellxs. Son “colectivo de colectivos”, esfuerzo conjunto aunque disperso. Son fractales de resistencia. Sus voces coinciden cuando nos transmiten la emoción, el frío, la confianza, el agotamiento, el ánimo, el ansia y, sobre todo, la convicción. Recuerdan a Marco Antonio Jiménez, “activo auxiliar de Marichuy”, maestro de la Sexta que “ya no se encuentra aquí entre nosotros”. Recuerdan también a Eloísa Vega Castro, de la Red Sudcaliforniana de apoyo al CIG. Pero en realidad recuerdan todas las muertes y las desapariciones, todos los encarcelamientos y los abusos, todos los feminicidios, todo el despojo y el racismo, pues durante meses se dedicaron a recordárselos a cada persona que se acercó a sus mesas de recolección de apoyos. “También vivimos la tormenta”, nos dicen. “Cada firma era un diálogo que permitía visibilizar la lucha de los pueblos indígenas”, pero para visibilizarla tenían que verla ellxs mismxs. Con gran elocuencia, Raúl Romero presenta sus tres miradas de ese proceso: lo que llamó a juntar firmas (el diagnóstico), lo que pasó juntando firmas (las experiencias) y lo que es este semillero (la esperanza).
En sus intervenciones durante la clausura, tanto el Comandante Pablo como los Subcomandantes Moisés y Galeano replicaron el “efecto Marichuy” y los pueblos originarios al insistir en que nuestra lucha es por la vida. Según lo narraron a lo largo de estos días, cada participante de este Conversatorio-Semillero recibió una invitación del EZLN que les preguntaba “¿cómo está tu corazón?”. Cada quién dio su respuesta. Pero por lo que nos enseñaron y por la fuerza organizada de quienes convocaron, todo indica que el corazón está listo.
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Esta tarde clara en el auditorio del CIDECI, Néstor Quiñones ha explicado que llevamos por dentro una batalla ardua entre pulsiones ya sea destructivas o impulsivas hacia la vida. En el arte, explicó, nuestras sumas de obsesiones, deseos y dolores toman partido por alguna de estas opciones: lo sano (optar por la vida) o lo patológico (optar por morir). En Los Adioses proyectados de Natalia Beristáin, habíamos visto a Rosario Castellanos reencontrar a su pareja, jugar entre las sábanas e intentar desnudarse aunque al final se arrepentía y se cubría el cuerpo tenuemente. “Me cuesta trabajo estar desnuda frente a ti”, le explicaba a un señor Guerra incapaz de contener su impulso creativo, de controlarla y de poseerla. “¿Sabes cuál ha sido tu problema siempre? Sientes mucho todo”, intentaba articular y justificar sus impulsos e incapacidades su pareja, un señor Guerra protagonizado por Daniel Giménez Cacho, quién tras presentar un cortometraje sobre la búsqueda de Salomón Aceves, Jesús Díaz y Marco Ávalos, los estudiantes de cine desaparecidos desde el 19 de marzo pasado cuyos cuerpos fueron disueltos en ácido sulfúrico según declaró este lunes 23 de abril la Fiscalía de Jalisco, protegió y exaltó que el Arte tiene la enorme y particular belleza de conseguir mostrar las heridas sin caer en la victimización, de provocar la escucha activa -dejarse tocar por el otrx- y por lo tanto de hacer el amor, ese “querernos como resultado de ir hacia el otrx”, ese querer desnudarse y brindarse que tanto quiso Rosario pero el México de hoy, vencido por su impulso patológico, quiere incluso disolver. Por ello, Yásnaya Aguilar irrumpió en el auditorio del CIDECI como un huracán dispuesto a sanar las heridas y la enfermedad contemporánea con el irreductible y originario remedio de la libertad. Si tomamos la domesticación del maíz como nuestro origen, lo alusivo a lo indígena apenas haría referencia a 200 de los 9,000 años transcurridos desde entonces, pues esta gran categoría fue creada por los Estados-Nación para encasillar, conjuntar y encapsular en un cajón único y supuestamente común distintas prácticas de vida y organización cuyo rasgo compartido era precisamente la negación a aceptar la idea de pertenecer a un Estado, es decir, a formar parte de algo mayor encima de los pueblos y practicar un estar juntxs falso e inocuo lejano al amor y cercano al impulso patológico de la muerte. Así, del torrente de palabras, miradas y escuchas compartidos por Yásnaya -lxs zapatistas de plano le pidieron su texto para seguirlo descubriendo con calma-, emergió ayer de nuestras heridas físicas y patológicas una pista enorme y vital para sobrevivir juntxs. “Eso que entiendo que los caracoles, que los compañeros zapatistas ya están haciendo, y disculpen si los contradigo, más que buscar un <<nunca más un México sin nosotros>>, están creando ya el nosotrxs sin México”, sonrió Yásnaya.
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Dando continuidad a lo que sucedió el sábado, cuando don Pablo González Casanova fue nombrado Comandante y pasó a integrar el Comité Clandestino Revolucionario Indígena, el EZLN anunció ayer, en voz del Subcomandante Galeano, la formación de un nuevo ejército insurgente. Un ejército “con el cabello cano, o sin cabello, en silla de ruedas o en bastones o muletas, que no escucha bien, que no ve bien, al que le tiemblan las manos pero no de miedo, sino de impaciencia”; un ejército que “no traerá armas de fuego ni bombas… sino algo más mortífero, más letal y más poderoso: memoria e historia”.
Es armado con historia y memoria que el zapatismo, al igual que el CNI y el CIG, se propone a enfrentar la muerte en que estamos sumergidos. Porque, como apuntó Sergio Rodríguez Lazcano, bajo el cemento de la ciudad está la tierra; o sea, la historia de los pueblos. Así, el caminar del CIG y de Marichuy fue y es un encuentro de raíces entretejidas que bordan caminos preguntando y siembran semillas de un mundo otro capaz de resurgir de entre los escombros de éste que se está derrumbando.
Los síntomas de ese derrumbe en el panorama político mexicano fueron esbozados con precisión por Sergio Rodríguez, mostrando con datos el callejón sin salida de la política de los de arriba, en un momento en que la ideología fue abandonada y de lo que se trata ahora es de ganar espacios de poder, cueste lo que cueste. El despojo (palabra derivada del latín despoliare, que significa “quitarle la piel a la tierra”), como bien lo ha expresado el CNI una y otra vez, constituye un verdadero proceso de genocidio en el que, literalmente, los pueblos están amenazados de desaparecer. Pero es justamente ante la inminencia de la muerte colectiva que los pueblos organizados en el CNI deciden conformar el CIG y pasar a la ofensiva.
La valoración de lo que ha sido el caminar del CIG está en proceso, no sólo al interior del CNI, sino incorporando las miradas y las voces de todas y todos. Así escuchamos a Rafael Castañeda, quien hace un recuento de lo que fue la experiencia del Partido de los Comunistas en la recaudación de firmas para Marichuy. Entre las diversas anécdotas, está la de quienes hablaban con quienes se acercaban durante minutos u horas, y sólo al final preguntaban si tenían credencial de elector, dejando claro así que de lo que se trataba no era simplemente de recolectar firmas, sino de dar cauce a la rabia hacia la organización y la lucha colectiva.
De la misma manera Magda Gómez se refirió al “efecto Marichuy” como un despertar que entraña la práctica de otra forma de hacer política. Compartió que temió en su momento que se perdiera el punto de encuentro entre la recolección de firmas y su verdadero objetivo, encarnado en el caminar de Marichuy y del CIG, pero que en definitiva ese encuentro había quedado muy claro.
Tanto Magda como Bárbara Zamora hablaron del desencuentro entre las formas de la justicia propia de los pueblos originarios y las instituciones del Estado, que se fundamenta en un desencuentro de visiones y la imposición de una sobre la otra. Y ambas, como abogadas, apuntaron a la lucha jurídica como un espacio útil y a veces necesario, a pesar de reconocer que en ese lugar no van a ocurrir las transformaciones a las que aspiramos.
Pero, si nos están matando, como tan visceralmente nos dieron a entender Gabriela Jáuregui y Abraham Cruz el día anterior, y si los espacios de la institucionalidad no son ni serán camino para la vida, entonces ¿qué?
“Los estamos llamando a destruir el mundo totalmente”, dijo el SupGaleano, y a construir otro desde abajo, buscando la vida. ¿Que si estamos soñando? “Cuando planteamos el horizonte”, dijo el Sup, “no estamos soñando; estamos recordando”. ¿Que si es posible? La probabilidad es mínima, dijo… es casi imposible. Pero es imprescindible “aferrarse a esa millonésima de probabilidad”. Una probabilidad tan minúscula, recordó el SupGaleano en su breve genealogía del zapatismo, como lo fue que, tras el levantamiento de 1994, sucediera lo que sucedió. Y en este camino, el nombramiento del Comandante Pablo Contreras y el llamado a conformar este nuevo ejército insurgente de la memoria conlleva un mensaje muy claro: “Estamos llamando a las filas de la lucha a la historia, a los muertos, a los desaparecidos, a los olvidados”. Y tal vez entonces se abran las tumbas y quienes murieron vuelvan a caminar, y los desaparecidos reaparecerán.
En el octavo día de conversatorio en el CIDECI predominó la escucha, su arte, su fuerza, su urgente necesidad. Una escucha que también llega mirando, o en silencio, o soñando incluso. La mañana comenzó con la presentación del documental Ayotzinapa, el paso de la tortuga, dirigido por Enrique García Meza y coproducido por Bertha Navarro y Guillermo del Toro, entre otros, y donde los jóvenes de Ayotzinapa y sus familiares hablan de sus más íntimos dolores tras lo ocurrido en Iguala en septiembre de 2014. Al final, Bertha Navarro describió el documental como “nuestra aportación para la reflexión”, como una entrega de las voces de los jóvenes estudiantes normalistas “tan llenos de luz” que nos ayuda a “conocernos más entre nosotros”.
Tres integrantes de Fundar, Centro de Análisis e Investigación, A.C., presentaron de manera muy sentida los resultados de su informe “Yo sólo quería que amaneciera. Impactos psicosociales del Caso Ayotzinapa”, publicado en septiembre de 2017 por un grupo muy amplio. Ximena Antillón Najlis, Mariana Mora Bayo y Edith Escareño Granados partieron de lo más íntimo para explicar lo que vivieron en la recopilación de dolores y rabias de estudiantes y familiares de la Normal Rural de Ayotzinapa. Narraron lo que viven las niñas y las niños en el entorno de las desapariciones de decenas de muchachos y los esfuerzos de sus familias por construir normalidad. La profundidad de sus palabras nos deja marcas.
Mauricio González González y John Gibler describieron a detalle sus trabajos de escucha de los dolores de Ayotzinapa, de todos los hechos que han documentado. Mauricio se acercó desde la antropología y la psicología, John describió su trabajo periodístico Una historia oral de la infamia. Los ataques contra los normalistas de Ayotzinapa (2016). El periodismo, la antropología, la medicina, la psicología tratando de explicar la barbarie. El Sup Galeano cerró la sesión matutina pensando si todas estas “historias que estremecen”, esos relatos que nos agarran “el corazón”, ese “dolor alargado” que, como planteó Mauricio, flota “en el aire”, pueden volverse rabia organizada, una especie de “dolor confederado” donde “lo otro” sea una fortaleza y no una debilidad.
La sesión vespertina abrió con cine entrelazado a Juan Rulfo, sus Cien años y un corto cinematográfico basado en un cuento suyo. El despojo (1960), dirigido por Antonio Reynoso y con fotografía de Rafael Corkidi, quizá pensado para reflejar la flexibilidad del tiempo, se volvió atemporal en el auditorio del CIDECI-Unitierra. Juan Carlos Rulfo, hijo del escritor y cineasta, preguntándose qué hacer con todos estos relatos, dónde ponerlos. Abraham Cruzvillegas y Gabriela Jáuregui ensamblando sus voces y sus vidas para tejer en arte cualquier dolor. Enrique Serna historiando las décadas recientes con sencillez y erudición. Juan Villoro insistiendo en la escucha y leyéndonos un cuento futurista pero no ciencia-ficción, un cuento que nos evoca “el efecto que puede tener la voz del otro”, así sea “La voz del enemigo”. La Comisión Sexta cerrando la sesión con otro ensamble. Defensa Zapatista y la pequeña Esperanza enmarcando al Sup Galeano en su lectura del sueño de Ixmucané, la que no descansa, la que viene de la montaña. Ya con el día siendo noche, la escucha terminando con la lógica indescriptible de un sueño, acaso rulfiana, retratando la flexibilidad del tiempo.
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