Por Jeny Pascacio

Personas en movilidad humana que buscan regularizarse bajo las leyes migratorias de México se enfrentaron el martes (22) contra elementos de la Guardia Nacional en las oficinas del Instituto Nacional de Migración (INM) en Tapachula, Chiapas, frontera entre México y Guatemala.

Desde hace varias semanas, las protestas contra las autoridades migratorias han puesto los ojos del mundo, de nueva cuenta, en la frontera sur de México. De manera pacífica, incluso costurándose los labios, son las formas en que pidieron solución a sus trámites.

Pero este martes la desesperación los invadió. Encontraron sus documentos tirados como basura a las afueras de las oficinas de regulación migratoria, situación que desató inconformidad, luego empujones, rompieron el cerco de seguridad y, después, comenzó la trifulca.

Elementos de la Guardia Nacional con equipos antimotines intentaron intimidar a la turba enardecida de personas de origen haitiano y africano. Lanzaron piedras a los uniformados, mientras éstos respondieron con gas lacrimógeno.

En los videos se observa que la Guardia Nacional regresaba las pedradas a los migrantes que no tenían ningún tipo de protección. De acuerdo a las organizaciones de la sociedad civil, varias personas resultaron con lesiones leves.

Para Irineo Mujica Arzate de Pueblo Sin Fronteras, las personas en contexto de movilidad no confían en las autoridades mexicanas que buscan cansarlos sin respetar acuerdos internacionales ni la propia Ley de Migración.

“No hay ninguna intención de resolverles y nada más los engañan. Esta frustración se está llevando con actos de violencia, mientras el INM no realiza un solo acto para cambiar la situación”, mientras más personas siguen llegando a la frontera, incluso las que fueron deportadas días antes.

Para Mujica Arzate, la Guardia Nacional debería tener acciones para calmar los ánimos y no responder con provocaciones.

Niñez en situación de calle

En Tapachula los albergues están rebasados y no tienen apoyo de las instancias gubernamentales, “la mayoría de las personas que están ingresando a México por esta frontera están en situación de calle, incluyendo la niñez”.

Hace una semana Pueblo Sin Fronteras y el Centro de Dignificación Humana interpusieron alrededor de mil amparos para que los solicitantes de asilo no sean detenidos mientras esperan el trámite.

“Pero migración no respeta ni estos amparos” y los extranjeros son detenidos y deportados violando sus derechos humanos y el derecho a la protección internacional.

Al respecto, el defensor de los derechos humanos, Luis García Villagrán, considera que la representante en Chiapas del INM, Paola López Rodas, tiene tácticas de contención migratoria más duras.

“Es una persona dura, no le importa si hay menores de edad”, mientras en medios de comunicación y redes sociales se desataron discursos ‘antimigrante’, aunados a la negación de bienes y servicios, incluso señalamientos de propagar el Covid-19 que solo incrementan la xenofobia.

La mayoría de las familias con niñas, niños y adolescentes, duermen en los parques como el Bicentenario, donde consideran que se encuentran por lo menos 300 personas en espera de respuestas a sus trámites migratorios.

Ambos defensores coinciden en que ni la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) ni el INM tienen la capacidad para atender a cientos de personas que diariamente hacen fila, solo en esta ciudad, Tapachula.

Para el proceso del trámite las personas deben esperar hasta cinco meses y en caso de que les otorguen el asilo, aplazan la estancia hasta un año para acceder, “y la ley no dice eso”, señala Mujica.

La mayor parte de las personas deben esperar estos protocolos sin oportunidades laborales, sin vivienda y sin acceso a la salud, a pesar de ser un derecho, pues les piden una CURP (documento de identificación mexicano) y para lograrla tarda otro lapso de cinco meses.

“La ley no se respeta, ni las armonizaciones. Solo las plasman en papel y ahí se quedan. Para este nuevo gobierno la ley es selectiva, saben qué usar y que no; y esto se convierte en un infierno”, insiste Irineo Mujica.

Por lo pronto consideran que no es momento para una nueva caravana de migrantes, pues en tiempo electorales, la población en movilidad será utilizada con fines políticos, incluso en Estados Unidos.