¿Cómo es un pueblo libre? Primer aniversario de la autonomía de Tila
Por Alejandro Reyes
Colectivo Radio Zapatista
Los primeros rayos de la alborada se insinúan apenas tras la iglesia recortada en la cumbre del cerro, puntuado por cientos de luces minúsculas que centellean en la penumbra indecisa de la madrugada. Entonces entran los principales a la sala donde dormimos, acompañados de unas 40 personas, para prender las velas del altar y entonar los cánticos de agradecimiento al Señor de Tila por este año de autonomía y para pedir sabiduría, juicio, criterio, para enfrentar las dificultades por venir. El humo del copal llena la sala mientras las voces de decenas de personas resuenan en lengua chol, recordando la larga lucha del Ejido Tila por su tierra y su libertad.
Es el 16 de diciembre de 2016, y un día como éste, hace exactamente un año, los ejidatarios, cansados de la injusticia de la mal llamada “Justicia” mexicana, hicieron realidad una lucha de casi un siglo. Tres meses antes, el 16 de septiembre de 2015, miles de ejidatarios habían marchado de la casa ejidal a la plaza central del poblado de Tila. Allí colocaron una escalera en la fachada del edificio del Ayuntamiento, varias personas subieron a los balcones, colgaron una manta recordando a los desaparecidos de Ayotzinapa y exigiendo la salida del Ayuntamiento y el cese a los hostigamientos policiales y paramilitares. Desde el balcón, las autoridades ejidales dieron el grito de la Independencia. Y abajo, miles de voces indignadas repetían una y otra vez: “¡Si no hay solución, habrá demolición!”.
Tres meses después, el 16 de diciembre de 2015, la consigna se volvió realidad. Hartos de décadas de atropellos y la inacción del Estado mexicano, los ejidatarios decidieron expulsar por su cuenta al Ayuntamiento, ubicado ilegalmente en su territorio desde mediados del siglo XX, y recuperar las 130 hectáreas que el gobierno municipal ha intentado arrebatarles desde entonces. El Ayuntamiento, que tanto daño hizo durante tanto tiempo, fue destruido. El gran reloj en lo alto de la fachada quedó hecho pedazos y así se detuvo el tiempo kaxlán, el tiempo de la imposición mestiza, el tiempo del despojo y la violencia institucionales. Así comenzó otro tiempo, el tiempo indígena chol, el tiempo de la libertad. El milagro de Tila se había realizado.