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La weychafe mapuche Moira Milán presenta su primera novela “El tren del olvido”
Este próximo miércoles, 14 de agosto, la weychafe mapuche Moira Milán presentará en Buenos Aires su primera novela, El tren del olvido, publicada por la Editorial Planeta.
En la novela, Llankaray cuenta la historia de su bisabuela Fresia Coliman y de su abuela Pirenrayen, nacida en 1900 en la Puelwillimapu, la Patagonia. Sangre mapuche y tehuelche corre por las venas de la narradora, que ha decidido dar testimonio de su comunidad y de sus raíces indígenas, para que la memoria le gane la partida al olvido que quieren imponer los promotores del progreso. Con el fin de extender el ferrocarril por el sur argentino, una compañía inglesa lleva adelante la apropiación del territorio mapuche, y las familias se ven obligadas a abandonar sus rukas en busca de otros lugares donde asentarse.
En la misma época, en Irlanda, nace y crece Liam O’Sullivan. De niño juega en las vías del tren y sueña con ser ingeniero ferroviario. A pesar de las diferencias históricas y culturales que los separan, Pirenrayen y Liam son testigos, en sus respectivos territorios, de la opresión que padece su gente bajo el avance del poder británico. Tras un enfrentamiento con la policía inglesa, Liam debe exiliarse y se embarca hacia la Argentina. En ese punto, los pasos de Pirenrayen y de Liam comenzarán a acercarse.
El tren del olvido es, a la vez, una conmovedora historia de amor y el relato de un pueblo valiente, que no está dispuesto a rendirse. Brillante debut de Moira Millán como escritora, de esta weychafe —guerrera y cuidadora de su pueblo— dueña de una fructífera imaginación y de un lenguaje cargado de simbolismo y poesía.
Moira Millan nació el 20 de agosto de 1970 en El Maitén, provincia de Chubut. Es hija y nieta de ferroviarios. En 1992, junto con su hermano Mauro Millán, fundó la Organización Mapuche-Tehuelche 11 de Octubre. Su acción logró evitar desalojos y la recuperación de los territorios de varias comunidades. En 2002, formó parte de las luchas y marchas contra la megaminería en la Patagonia. En Esquel, provincia del Chubut, fundó en 2011 el Movimiento Lucha por Trabajo (MLT). En 2013-2014, inició una caminata por la Argentina para convocar a todas las hermanas a movilizarse, lo que dio origen a la primera Marcha de Mujeres Originarias por el Buen Vivir realizada en 2015. Un año después, la MMO se consolidó como una organización gestora de derechos. En 2018, la autora organizó el Primer Parlamento de Mujeres Indígenas, donde se acordó llevar adelante la campaña por la plurinacionalidad del encuentro de mujeres. En los últimos años, su activismo cobró mayor visibilidad a raíz de la fuerte represión que tuvo lugar en la Patagonia. Por su continua participación en la defensa del pueblo mapuche, recibió reiteradas amenazas contra ella y su familia.
Como representante de su comunidad, Moira Millán ha dado conferencias y seminarios en diversas universidades del mundo. En su faceta creativa, ganó en 2012 la tercera edición del Concurso DOCTV Latinoamérica como coguionista de Pupila de mujer, mirada de la tierra, que permitió la realización del documental protagonizado por ella y dirigido por Flor Copley. Participó con su texto «Ausencia de la voz indígena» en el libro colectivo Ni una menos. Vivxs nos queremos (Milena Caserola, 2015), compilado por Karina Bidaseca. En 2018, ganó el Certamen Periodístico Internacional de Intercontinental Cry sobre temáticas indígenas con su artículo «La maternidad mapuche en tiempos de Benetton», publicado después por la revista Incomindios.
Se celebra Encuentro en Los Ángeles por los 25 anos del zapatismo
En la Universidad Estatal de Los Ángeles, California, se celebró este 26 y 27 de abril el Encuentro 25 años de zapatismo, a través del tiempo y el espacio. Allí se reunieron activistas, académicos, militantes y miembros de organizaciones y colectivos de los Estados Unidos que han estado luchando por la autonomía, la justicia y la dignidad en ese país, muchos de ellos inspirados por el levantamiento zapatista. Allí estuvieron presentes también concejalxs del Concejo Indígena de Gobierno, los intelectuales Raúl Zibechi y Gustavo Esteva, via internet, y otros activistas y periodistas de México, quienes dieron cuenta de la situación que se vive en el país y la organización de la resistencia y la rebeldía.
Desde el levantamiento del 1º de enero de 1994, y sobre todo desde el Encuentro Chican@-Zapatista en agosto de 1997, el zapatismo ha sido inspiración para un gran número de colectivos y organizaciones en Estados Unidos, sobre todo chicanos, migrantes y en general de gente de color, que han adoptado formas de lucha zapatistas para resistir la violencia del Estado, el racismo y la represión contra los pueblos de color, el encarcelamiento masivo, el aburguesamiento de las ciudades y el desplazamiento sistemático de los de abajo, la explotación laboral, las deportaciones, las redadas y mucho más. Así, a lo largo de estos 25 años, han surgido grupos artísticos (ver, por ejemplo, nuestro documental sobre el movimiento musical chicano-zapatista, Ritmos de Zapata), experiencias de autonomía alimentaria, espacios comunitarios, colectivos de medios libres, grupos de académicos que proponen epistemologías otras, organizaciones de autodefensa, intercambios y delegaciones de jóvenes militantes en Chiapas, grupos de mujeres, etc.
Este encuentro, por lo tanto, fue una oportunidad para intercambiar experiencias y conectar luchas, al mismo tiempo que se reflexionó sobre los cambios en el propio zapatismo a lo largo de estos cinco lustros, la crisis civilizatoria por la que atravesamos y la situación para los pueblos bajo el gobierno mexicano actual.
De fundamental importancia en este encuentro fue la participación de lxs concejalxs Betina Cruz Velázquez y Fortino Domínguez Rueda, del Congreso Nacional Indígena – Concejo Indígena de Gobierno (CNI-CIG). Desde su lugar como miembro del pueblo Zoque, Fortino nos condujo en un viaje por los caminos del CNI hasta la creación del CIG y su relevancia para los pueblos originarios de México y del mundo, en el contexto de la devastación provocada por el capitalismo actual. Betina Cruz, por su vez, hizo un análisis contundente y cuidadosamente documentado de esa devastación, ahora encabezada por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y su supuesta “cuarta transformación”.
Esto se complementó con los análisis de Raúl Zibechi y Gustavo Esteva, quienes también dieron cuenta de la relevancia del zapatismo para los movimientos sociales latinoamericanos (o “sociedades en movimiento”, como prefiere Zibechi) y, de nueva cuenta, la amenaza que el actual gobierno mexicano representa para los pueblos originarios y para la construcción de la autonomía zapatista. También vía internet, desde México, las activistas María Laura Orozco y Evangelina Ceja y el periodista Arturo de Dios hicieron un análisis del uso de la desaparición forzada como herramienta del Estado, a partir de casos específicos. Y un compañero de Radio Zapatista explicó lo que para los zapatistas significa la tormenta y la crisis civilizatoria que nos acomete.
Desde la educación, se discutió la influencia del levantamiento zapatista al interior de la universidad en los Estados Unidos y las aportaciones de la educación zapatista para un pensamiento decolonial y desescolarizante en ese país. Las temáticas de las fronteras, las identidades, las naciones y los Estados orientaron varias de las mesas, así como el patriarcado, el feminismo y la subversión queer. Ex miembros de la ya extinta organización Estación Libre compartieron la experiencia de los esfuerzos por conectar las luchas de la gente de color en Estados Unidos y las ideas y prácticas del zapatismo. De la misma manera, Emory Douglas, Caleb Duarte y Rigo 23, de Zapantera Negra, hablaron sobre la conexión artística entre el movimiento de las Panteras Negras y el movimiento zapatista. La justicia alimentaria estuvo presente en la compartición de experiencias autonómicas desde abajo en California, como la Granja Sur Central (South Central Farm), Zapotepec y el Semillero de Oxnard.
El Encuentro incluyó también un festival de cine, una exposición de arte, un recital de poesía, una noche de CompArte en el Centro Floricanto y un animado fandango en el espacio cultural y organizativo chicano Eastside Café.