¿Quién especula sobre el éxodo? Primeras reflexiones al salir de Chiapas
Por Marcela Libera
Fotos: SubVersiones/Avispa Midia
Independientemente de cómo y por qué haya sido organizada la salida de los migrantes el pasado 13 de octubre desde San Pedro Sula en Honduras, es cierto que el proceder de la caravana ha desbordado cualquier previsión y expectativa.
Miles de personas han ido sumándose a lo largo del camino, desde Honduras, Guatemala, El Salvador y México, conscientes de la especial protección que les proporciona caminar todos juntos en el intento de atravesar las fronteras que se interponen entre su lugar de residencia y Estados Unidos. De hecho, así es, ya que ni las autoridades guatemaltecas ni las mexicanas han logrado parar su rápido paso hasta ahora.
Desde la llegada a la orilla del rio Suchiate, que separa físicamente México y Guatemala, hasta la entrada en el estado de Oaxaca, las instituciones federales han adoptado diferentes estrategias de contención y represión, fundamentalmente con el fin de detener y debilitar la gran masa de personas decididas a llegar a la frontera norte de México.
El 27 de octubre, en el km 32 de la carretera federal 200, tramo Arriaga–Juchitán de Zaragoza, 200 efectivos antimotines de la Gendarmería de la Policía Federal bloquearon el paso a la caravana justo en la entrada del estado de Oaxaca. Este despliegue de fuerzas antimotines fue una réplica del realizado en la frontera entre Chiapas y Guatemala y durante el primer día de camino rumbo a Tapachula. En esos primeros momentos en Chiapas, las amenazas de represión física estaban vinculadas al caso de no aceptar las opciones de regularización migratoria ofrecidas por el gobierno mexicano; en Oaxaca, la presión estaba relacionada al plan “Estás en tu casa”, divulgado por el presidente saliente Enrique Peña Nieto el día anterior.