EZLN
SOLIDARIDAD TOTAL CON LA COMUNIDAD OTOMÍ RESIDENTE EN LA CIUDAD DE MÉXICO, ALTO A LA CAMPAÑA DE MENTIRAS Y SILENCIO EN SU CONTRA
Al pueblo Otomi en resistencia desde el INPI
Al pueblo de México
A los pueblos del mundo
Desde el Congreso Nacional Indígena/Concejo Indígena de Gobierno, enviamos un saludo fraterno a la Comunidad Otomi Residente en la Ciudad de México, que ocupa las oficinas del que se hace llamar Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) en exigencia de que sean atendidas sus justas demandas, buscando el diálogo y fijando una fecha para hacerlo, el 3 de noviembre próximo, e invitamos a las organizaciones y comunidades indígenas de la Ciudad de México y del país a acompañar y fortalecer su lucha en esa fecha y de manera permanente.
Como Coordinación del CNI-CIG nos sumamos a su exigencia porque sabemos que en su lucha, mientras el arma ha sido siempre la palabra, los gobiernos han respondido con agresiones, desalojos y criminalización. Nos sumamos a sus tiempos, porque mientras arriba los toman como un plazo, abajo ese diálogo ha tardado muchos años, en los que los pueblos originarios que en colectivo construyen organización desde las ciudades, no son escuchados ni vistos.
Saludamos la organización de los pueblos originarios radicados en la Ciudad de México, que, luchando, están haciendo territorios donde puedan vivir con dignidad y derechos, materializados en sus exigencias de vivienda, trabajo y justicia. Mismas que hacemos nuestras, porque en todas las geografías, somos criminalizados por mostrar lo que somos, por vivir en la ciudad y por vender nuestro arte; porque para el gobierno sobramos, estorbamos y por lo tanto mandan a sus represores a sacarnos, a golpearnos para quitarnos nuestras mercancías, a destruir nuestro trabajo, a encarcelarnos. Entonces, resulta que nuestros derechos humanos son los que no importan, los que, si acaso registra la comisión de derechos humanos, es por rutina y con una carga de desprecio.
Abajo, los representantes del pueblo Otomí, que florece en comunidades en tres predios de la ciudad de México, resisten el desalojo violento, con el que los gobiernos garantizan que el dinero de las empresas inmobiliarias sea el que manda y reordena la ciudad al servicio del gran capital; siembran el desprecio, contratan golpeadores para desalojar y violentar a hombres, mujeres, niños y ancianos. Mientras, en nuestras comunidades, hacen grupos de choque, guardias blancas, grupos paramilitares, sembrando el desprecio, consolidando el despojo y la represión.
Por eso somos uno en la exigencia que nuestros hermanos y hermanas, desde el INPI, hacen a los gobiernos y llevan con fuerza a todo el mundo, de que dejen de formar, alentar, armar y proteger a esos grupos en el estado de Chiapas donde arrecia la guerra contra nuestros hermanos y hermanas del EZLN, así como a lo largo y ancho del país.
En ese sentido, denunciamos la campaña de discordia y linchamiento que, al viejo estilo priísta, los cabecillas del INPI y sus clientelas han estado realizando, llegando a nuestros pueblos, comunidades, barrios y organizaciones indígenas, para solicitar que se hagan documentos en los que nos opongamos a la movilización de nuestras y nuestros compañeros que resisten en el INPI. Lo suyo, del gobierno, es el desprecio, la división y la confrontación.
Se refieren para chantajear, a los “apoyos o programas” que maneja el INPI, como si así de fácil se resumieran décadas, siglos de abandono, desprecio, despojo, explotación y represión contra nuestros pueblos. Hacemos un respetuoso llamado a todos los pueblos de México, a no caer en esa campaña de mentiras. Pues el odio de los mandones, de los capataces, será contra cualquiera que reclame, luche y ejerza sus derechos.
O sea, hermanas y hermanos de la Comunidad Otomi Residente en la Ciudad de México, su lucha es nuestra porque somos pueblos que en colectivo, en el campo y en las ciudades, abrimos con resistencia y rebeldía los caminos que arriba nos cierran y nos niegan.
Llamamos a los pueblos originarios, a los colectivos y organizaciones conscientes, a los medios de comunicación alternativos, a estar atentos y solidarios con nuestras hermanas y hermanos del pueblo Otomi en la Ciudad de México, así como a las acciones y respuestas que pretendan los gobiernos.
Atentamente
Octubre de 2020
Nunca Más un México Sin Nosotros
Coordinación del Congreso Nacional Indígena/
Concejo Indígena de Gobierno
Fotografía: Rafael Lozano
Cuarta Parte: MEMORIA DE LO QUE VENDRÁ
Traducione Italiano
Deutsch Übersetzung
English Translation
Tradução em portugês
Cuarta Parte: MEMORIA DE LO QUE VENDRÁ.
Octubre del 2020.
Es hace 35 octubres.
El Viejo Antonio mira la fogata resistiendo a la lluvia. Bajo el chorreante sombrero de paja enciende, con un tizón, su cigarrillo forjado con doblador. El fuego se mantiene, escondiéndose a veces bajo los troncos; el viento le ayuda y con su aliento aviva las brazas que enrojecen de furia.
El campamento es el nombrado “Watapil”, en la llamada “Sierra Cruz de Plata” que se yergue entre los húmedos brazos de los ríos Jataté y Perlas. Corre el año de 1985 y octubre recibe al grupo con una tormenta, presagiando así sus mañanas. El alto almendro (que renombrará a esa montaña en la lengua insurgente), compasivo mira a sus pies a ese puñado pequeño, pequeñísimo, insignificante, de mujeres y hombres. Rostros demacrados, pieles enjutas, brillante la mirada (tal vez la fiebre, la porfía, el miedo, el delirio, el hambre, la falta de sueño), las ropas marrón y negro desgarradas, las botas deformes por los bejucos que pretenden mantener las suelas en su sitio.
Con palabra pausada, queda, apenas perceptible entre el ruido de la tormenta, el Viejo Antonio les habla como si a sí mismo se llamara:
“Para el color de la tierra vendrá de nuevo el Mandón a imponer su palabra dura, su YO asesino de la razón, su soborno disfrazado de limosna.
Vendrá el día en que la muerte vista sus ropas más crueles. Adornados sus pasos con engranes y chirridos, la maquina que enferma los caminos, mentirá diciendo que trae bonanza mientras siembra destrucción. Quien se oponga a ese ruido que aterra a plantas y animales, será asesinado en su vida y su memoria. Con plomo la una, la otra con mentira. La noche será así más larga. Más dilatado el dolor. Más mortal la muerte.
Los Aluxo´ob alertarán entonces a la madre y así dirán: “Viene la muerte, madre, matando viene”.
La tierra madre, la más primera, se despertará entonces -sacudiéndose el sueño de loros, guacamayas y tucanes-, reclamará la sangre de sus guardianes y guardianas, y, dirigiéndose a su prole, así dirá:
“Vayan los unos a burlar al invasor. Vayan las otras a llamar a la sangre hermana. Que no les espanten las aguas, que no los desanimen fríos ni calores. Abran caminos donde no los hay. Remonten ríos y mares. Naveguen las montañas. Vuelen lluvias y nubes. Sean noche, día sean, de madrugada vayan y alerten al todo. Que muchos son mis nombres y colores, pero uno es mi corazón, y mi muerte será también la del todo. Que no se avergüence entonces su piel del color que le he dado, ni de la palabra que en sus bocas he plantado, ni de su tamaño que cerca me tienen. Que yo les daré luz en la mirada, abrigo en sus oídos y fuerza en sus pies y brazos. No teman los colores y modos distintos, no los caminos diferentes. Porque uno es el corazón que les he heredado, uno el entendimiento y una la mirada”. (Continuar leyendo…)





