Esas piedras que provoquen esas chispas
A mediados del 2011, en el Lagartijero de la Escuela Nacional de Antropología e Historia de la Ciudad de México, durante la presentación del libro “La rabia, el amor y la lucha contra el silencio” de Lalo Cisneros (1984-2008), el padre de Alexis Benhumea adelantó justo cuando nos inundaba la indignación y el dolor que en México seguiría habiendo jóvenes asesinados. “Eso se los puedo asegurar”, lanzó el balde de agua helada. Se refería a jóvenes brillantes, chispeantes y chingones como su hijo, asesinado al acudir al llamado para acompañar a los ejidatarios de Atenco en 2006, y como Lalo, abatido por policías de Chalco, Estado de México. Como Lalo y Alexis, otrxs tantxs jóvenes, adultos e incluso niñxs han caído estos años durante la brutal y desenfrenada guerra por el control de divisas (drogas, capital, mercancía humana) desatada por las elites empresariales nacionales, esas elites que a su vez dependen y trabajan para grupos y mafias transnacionales aún más violentas, racistas y genocidas.