Por Renata Bessi y Santiago Navarro F para Avispa Midia y CONNECTAS

Son las 3 de la madrugada. Un ruido extraño toma por asalto a Iván Ruiz, un joven de 18 años que vive con su madre. Ambos se levantan asustados y se percatan de que por los contactos de luz salen chorros de agua. Se quedan sin energía eléctrica y todo está obscuro. Iván siente miedo y rabia, pero comienza a grabar con su teléfono. El agua empieza a encharcar su casa, que está en las faldas de la famosa zona arqueológica de Monte Albán, a veinte minutos del centro de la ciudad de Oaxaca. Junto con él, al menos una docena de familias denuncian la misma problemática en sus hogares.

Los escurrimientos provienen de una red de tuberías construida recientemente con recursos que son parte de una deuda millonaria que el gobierno de Oaxaca adquirió con el Banco Mundial. El préstamo fue de 55 millones de dólares y beneficiaría a 19 municipios a través del Programa de Modernización del Sector de Agua y Saneamiento del Estado de Oaxaca (MAS Oaxaca). Esta es la primera vez que el estado recibe recursos directamente de un financiador internacional sin recurrir a la intermediación del gobierno federal.

No fue casualidad que se eligiera a esta entidad como beneficiaria de esta deuda. Es el tercer estado mexicano con los niveles más bajos de cobertura de agua potable, detrás de Chiapas y Guerrero, de acuerdo con un diagnóstico del Banco Mundial. La realidad es que muchos oaxaqueños viven con la incertidumbre de nunca saber qué día tendrán este servicio. En el mejor de los casos, lo reciben cada 15 días por algunas horas.

Video de los escurrimientos tomados por el vecino Iván Ruiz.