Palabras de Marichuy, vocera del CIG, en Tila. 16 diciembre 2017
Al pueblo chol del ejido Tila.
Al pueblo de México.
A los pueblos del Mundo.
A la Sexta Nacional e Internacional.
A los medios de comunicación.
Para el Congreso Nacional Indígena y el Concejo Indígena de Gobierno hoy es un día importante en la memoria de los pueblos originarios de este país, ésa que se hace soñando y luchando por el fin de la guerra de exterminio y el inicio de una nueva conciencia.
El pueblo Chol del ejido Tila, que ha sido históricamente olvidado, resurgió en su autonomía con el esfuerzo de muchas y muchos.
La autonomía, en el ejemplo de dignidad que es el ejido Tila, fue el paso necesario tras mas de 50 años de lucha jurídica, de los amparos ganados que nunca fueron ejecutados, de la violencia institucional desde los malos gobiernos ante los pasos que la organización iba logrando para reconstituirse sin esa enfermedad que son los malos gobiernos.
Es entonces, hermanas y hermanos de Tila, grande el honor para nosotras y nosotros del Concejo Indígena de Gobierno, estar para conmemorar junto con ustedes ese 16 de diciembre. Para celebrar y conmemorar el ejemplo del pueblo Chol del ejido Tila, su palabra y su conciencia.
Sabemos que no ha sido fácil su camino, que su determinación y organización ha crecido en medio de la hostilidad por parte de los malos gobiernos y sus grupos paramilitares, como los que usan los poderosos en todo el estado de Chiapas para tratar de acabar con las luces de esperanza, que es la organización autónoma de los pueblos originarios.
Hoy nos duele la situación que viven nuestras hermanos y hermanos que viven amenazas y agresiones armadas por parte de grupos paramilitares apoyados por los malos gobiernos, desde los primeros días de noviembre en los municipios de Chalchihuitán y Chenalhó y que operan con impunidad en los altos de Chiapas, produciendo el desplazamiento de 5mil compañeras y compañeros del pueblo Tzotzil que viven ya una crisis humanitaria causada por tener que huir de la agresión paramilitar.
Es la guerra que vivimos los pueblos originarios y sólo en la organización se miran los caminos, pues la guerra contra todos y todas es el plan de los capitalistas, o sea esos que ambicionan nuestras tierras y recursos naturales, los que ambicionan nuestro trabajo para su beneficio y que temen a la organización de los abajo. Esa organización que en Tila, así como en otras geografías del México indígena y no indígena, ha derribado los muros capitalistas para sembrar sobre ellos.
Ante la pretensión de la clase política de imponer la llamada Ley de Seguridad Interior, como pueblos, naciones y tribus originarias del Congreso Nacional Indígena, manifestamos lo siguiente:
En nuestras comunidades la militarización por los malos gobiernos es para mantenernos inmóviles, divididos y con miedo mientras caciques, gobiernos, empresas o narcos acaban con los territorios, invaden nuestras tierras, se llevan los recursos naturales, destruyen los ríos, los bosques, extraen el petróleo, el gas y acaban las áreas de cultivo.
Para violentarnos, la ocupación militar se apoya con paramilitares y sicarios. Si pedimos seguridad y ayuda nos mandan más militares y el número de presos por defender sus derechos, muertos y desaparecidos aumenta de inmediato.
A esa agresión política, económica, militar, paramilitar y narcoparamilitar en nuestra contra que cada día genera despojo, miedo, terror y luto, le llamamos guerra, la misma que ahora con su ley de “seguridad interior” pretenden extender a todo el país.
Para los gobiernos capitalistas que mandan en el mundo de arriba, los seres humanos pensando, actuando y organizándonos somos problemas de seguridad interior, ya no sólo los pueblos indígenas, sino todas las sociedades urbanas y campesinas. De ese tamaño es el descontento que los de arriba prevén porque de ese tamaño es la embestida que engendran.
Ante ello, el Congreso Nacional Indígena y el Concejo Indígena de Gobierno manifestamos nuestro profundo repudio a la ley de seguridad interior y llamamos a organizarnos porque:
1. En las comunidades indígenas tenemos claro que la violencia y la impunidad siempre se agravan con la presencia de las fuerzas armadas que se hacen cómplices al servicio de los políticos corruptos, caciques, narcotraficantes, talamontes o mineros, y cuando nos organizamos responden con violencia en nuestra contra, disparan y matan sin importar si muere gente inocente, incluso niños.
2. Junto a la militarización de nuestros territorios, se agudiza el despojo, la represión se vuelve más violenta y la impunidad es garantizada por los propios asesinos. Así se empoderan las corporaciones de la delincuencia organizada y los grupos paramilitares.
3. El mal gobierno es represivo y autoritario para defender los intereses de los poderosos que reprimen a los pueblos desde la clase política, sean partidos o gobiernos, junto con las empresas trasnacionales tanto legales como ilegales.
4. Estamos, quizá, frente a la última oportunidad que tenemos de cambiar este país de manera civil, organizada y pacífica y no en medio de la guerra interna capitalista, generalizada y desenmascarada.
Para quienes conformamos el CNI, que hemos crecido de la memoria y camino andado, las fuerzas armadas deben responder a la autoridad civil, que en los lugares donde nuestros pueblos gobiernan en su seguridad y justicia como la montaña y costa de Guerrero, en la meseta y costa de Michoacán y otras geografías, es una autoridad colectiva, a la que llamamos asamblea, la que toma las decisiones sobre nuestras policías comunitarias y guardias comunales. Sólo de esa manera, haciendo que el pueblo mande y nuestras fuerzas de seguridad obedezcan, es que hemos podido acabar con el terrorismo de Estado y de las bandas de la delincuencia organizada. Sólo así hemos logrado proteger a nuestras familias y nuestro territorio, construyendo la paz con la organización.
Como parte de esa misma guerra, que los malos gobiernos anuncian para todos en este país y que está declarada desde hace años contra los pueblos indígenas, exigimos:
– Que cese el hostigamiento, amenazas y agresiones armadas por parte de grupos paramilitares apoyados por los malos gobiernos, desde los primeros días de noviembre en los municipios de Chalchihuitán y Chenalhó.
– Que sean liberad@s l@s compañer@s del pueblo nahua de San Pedro Tlanixco, que se encuentran secuestrad@s en el penal de Santiaguito, en Almoloya de Juárez, Estado de México, por defender con dignidad el agua que es la vida para cualquier pueblo, sentenciados en el mes de noviembre a 50 años de prisión por delitos que les fueron fabricados, luego de que el gobierno cometiera actos de terror y persecución en contra de tod@s los comuneros y comuneras.
– Que sean canceladas las órdenes de aprehensión en contra de los comandantes de la guardia comunal y policía comunitaria de Santa María Ostula, Michoacán, Cemeí Verdía Zepeda, Germán Ramírez Sánchez y otros comandantes y líderes de autodefensa de la sierra costa michoacana, por el delito de construir con la lucha la paz en la región, con la organización de miles de hombres y mujeres, mientras los gobiernos protegen y dan impunidad a los militares asesinos del niño Hidelberto Reyes García, y los responsables del asesinato de 34 comuneros y la desaparición de 6.
Desde este digno territorio del ejido Tila, decimos que es urgente parar esta guerra de los de arriba contra los de abajo. Hacemos un llamado respetuoso a los pueblos, comunidades, colectivos y organizaciones de abajo, a la Sexta nacional e internacional y a las organizaciones honestas de derechos humanos a manifestar nuestro rechazo a esta ley capitalista represiva, así como a tejer abajo la resistencia que nace de la autonomía y de la dignidad.
De organizarnos y prepararnos es el tiempo.
¡Viva el pueblo indígena del ejido Tila!
¡Viva el Congreso Nacional Indígena!
¡Viva el Concejo Indígena de Gobierno!
Por la reconstitución integral de nuestros pueblos.
Diciembre de 2017, desde el Ejido Tila, Chiapas.
Nunca Más un México sin Nosotros.
Congreso Nacional Indígena
Concejo Indígena de Gobierno