CUANDO LOS MUERTOS CALLAN EN VOZ ALTA.
(Rebobinar 1)
(En el que se reflexiona sobre l@s ausentes, las biografías, narra el primer encuentro de Durito con el Gato-Perro, y habla de otros asuntos que no vienen al caso, o cosa, según irá dictando la posdata impertinente)
Noviembre-Diciembre del 2013.
Me parece que hemos confundido mucho esta cuestión de la Vida y la
Muerte. Me parece que lo que llaman mi sombra aquí en la tierra es mi
sustancia auténtica. Me parece que, al mirar las cosas espirituales, somos
demasiado como ostras que observan el sol a través del agua y piensan que
la densa agua es la más fina de las atmósferas. Me parece que mi cuerpo
no es más que las heces de mi mejor ser. De hecho, que se lleve mi cuerpo
quien quiera, que se lo lleve, digo: no es yo.
Herman Melville “Moby Dick”.
Desde hace un buen de tiempo que sostengo que la mayoría de las biografías no son más que una mentira documentada, y a veces, no siempre, bien redactada. El biógrafo promedio tiene una convicción previa y el margen de tolerancia es muy reducido, cuando no inexistente. Con esa convicción comienza a hurgar en el rompecabezas de una vida que le es ajena (por eso su interés en hacer la biografía), y va recolectando las piezas falsas que le permitan documentar su convicción propia, no la vida reseñada.
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