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El Concejo Indígena de Gobierno y Marichuy en Candelaria, Campeche
El pasado 17 de diciembre el Concejo Indígena de Gobierno y su vocera, Marichuy, visitaron las comunidades de La Peregrina y Balancax, en el municipio de Candelaria, Campeche. Allá, como en las diferentes geografías del país, las comunidades presentes denunciaron las diferentes formas de despojo de la tierra y el territorio, y las concejalas y concejales presentaron la propuesta del CIG como alternativa de organización desde abajo ante el despojo de arriba. Como ha sido el caso en los diferentes lugares por donde ha pasado el CIG en el país, se hizo énfasis en la unión. “Tenemos que olvidarnos de los diferentes colores que nos han dividido en nuestras comunidades”, dijo Marichuy en La Peregrina. “Nos han partido en pedacitos (…) porque eso le conviene al poder, tenernos divididos y peleados entre nosotros para ello facilitar el despojo”.
Ante las divisiones provocadas por los partidos políticos, ante el despojo de tierras y recursos naturales, ante la mentira y la burla por parte de la clase política, la alternativa es la organización desde abajo. Fueron los representantes del Ejido Tila quienes compartieron un ejemplo de lo que esto significa en la práctica, describiendo la larga lucha de ese pueblo chol por la tierra, que hace dos años culminó con la destrucción del ayuntamiento impuesto en su territorio y que tanto daño causó, y, desde entonces, la construcción firme y perseverante de la autonomía: “Nosotros no tenemos presidente”, dijeron. “Nosotros mismos somos los policías, nosotros nos defendemos del crimen organizado. No queremos nada con el gobierno, somos los que mandamos en nuestro pueblo. Así me gustaría ver en Campeche, en los otros pueblos que tienen aquí cerca”, concluyó.
“Cada vez que escucho y caminamos las diferentes comunidades”, dijo Marichuy en Balancax, “queda claro que todos estamos sufriendo. ¿Y si todos estamos sufriendo por qué no logramos organizarnos? ¿Por qué no hacemos algo fuerte desde abajo para que los de arriba se caigan? Solamente nosotros organizados lo podemos hacer.”
Y en La Peregrina, citando a una concejala, dijo Marichuy: “¡Nos cortaron esos troncos, esas ramas! Pos ahora lo que vamos a hacer es que florezcan esos troncos, que florezcan esas ramas, que vuelan a retoñar nuestros pueblos. ¿Y cómo van a retoñar? Como las plantitas: de abajo para arriba.”
Escucha los audios de La Peregrina, Candelaria, Campeche:
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Memoria y vida frente a la muerte: Acteal en el 20 aniversario de la masacre
Qué afan de recordar, de seguir removiendo la herida, se diría a primera vista.
El gran espacio cubierto donde se lleva a cabo el evento mira hacia la inmensidad de las montañas, que nos empequeñecen con su grandeza. Allí, en cierto momento, una sobria pieza de teatro recrea la masacre cometida aquí hace 20 años por paramilitares armados y entrenados por el Estado mexicano, conforme dictaba el Plan de Campaña 1994 de la Sedena para combatir al EZLN.
Entre los asistentes están muchos que sobrevivieron a la masacre, muchos que perdieron a familiares, que presenciaron una violencia impensable, que cargan con el dolor que los marca y marcará por el resto de sus días. Las miradas son intensas mientras se desarrolla la pieza de teatro, imposible decir qué sucede al interior de quienes vivieron ese horror en la piel.
Y sin embargo en el ambiente hay una alegría inexplicable, una contenida pero evidente jovialidad. ¿Por qué?
Don Raúl Vera, Obispo de Saltillo, quizás dio en el clavo. A lo largo de estos 20 años, Acteal se ha convertido en símbolo de la lucha por la vida en medio de un sistema de muerte, inspiración para seguir construyendo una sociedad nueva con dignidad y alegría.
El propósito de la masacre, dijo don Raúl, fue desmoralizar, no sólo al pueblo organizado de Acteal, sino también al EZLN y a todos quienes dicen NO al sistema de muerte e intentan construir otra sociedad. No lo lograron.
“Nadie esperaba el renascer de Acteal”, dijo don Raúl. La masacre no sólo no apagó esa llama de la resistencia y la dignidad, sino que convirtió a las víctimas y a los sobrevivientes en símbolos de vida nueva. Luchar como Acteal, imaginar como Acteal, caminar con dignidad como Acteal.
Es impensable el horror vivido y sin embargo aquí están. Parte del comunicado de la Mesa Directiva de Las Abejas y los sobrevivientes dice así:
Nosotras las mujeres sobrevivientes, nos sigue doliendo, y nunca olvidaremos a las mujeres embarazadas que les fueron abierto sus vientres, sacándoles a sus bebés como un mensaje de querer acabar con la semilla. Porque las mujeres somos dadoras de vida, somos las que traemos al mundo nuevas generaciones para que los ciclos de vida continúen, por eso murieron más mujeres, niñas y niños.
La Masacre cometida por el gobierno mexicano, es como si cortara un árbol, sus hojas, sus ramas, sus flores y sus frutos, pero, no pudo arrancar la raíz y esa raíz somos nosotras y nosotros y hemos renacido en retoños. Como dice un fragmento del canto del Coro de Acteal, Nos mataron pequeños e indefensos, pero, renacimos gigantes…
Por eso queremos que nuestros jóvenes sepan bien lo que pasó, tenemos que compartirles y formarlos para que sigan el ejemplo de nuestra lucha y así la Memoria de nuestro pueblo, esté floreciendo por siempre.
A pesar del dolor y de la impunidad, Acteal se convirtió en Tierra Sagrada. Acteal es Memoria. Acteal, es palabra digna ante el mundo. Acteal, es consuelo y sanación. Acteal, es dignidad y grandeza. Acteal es camino de la verdad, porque nunca piensa en venganza. Acteal es Justicia. Acteal es conciencia.
Este 20 aniversario de la masacre se conmemora mientras allí cerca, en las montañas, entre Chalchihuitán y Chenalhó, casi 6 mil indígenas tsotsiles viven en condición de desplazados, al igual que los entonces desplazados en Acteal. Al igual que entonces, un grupo paramilitar fuertemente armado y equipado, al servicio del Estado, mantiene en condiciones infrahumanas a miles de sus hermanos y hermanas, condiciones que ya cobraron la vida de once personas.
Es por eso que preservar la memoria es tan importante. Para evitar nuevos Acteales. Mientras el Estado insiste en negar su responsabilidad por la masacre y en mantenerla impune, los pueblos insisten en recordar el pasado para construir el futuro.
Aquí, en Acteal, frente al altar con las 45 cruces inscritas con los nombres de los masacrados, todos los presentes se pusieron de pie y repitieron la sentencia del pueblo:
- Ernesto Zedillo Ponce de León, ex Presidente de México: ¡CULPABLE!
- Emilio Chuayffet Chemor, ex Secretario de Gobernación: ¡CULPABLE!
- General Enríque Cervantes Aguirre, ex Secretario de la Defensa Nacional: ¡CULPABLE!
- Julio César Ruiz Ferro, ex Gobernador de Chiapas: ¡CULPABLE!
- General Mario Renán Castillo, ex comandante de la Séptima Región Militar en Rancho Nuevo, Chiapas: ¡CULPABLE!
- Homero Tovilla Cristiani, ex Secretario de gobierno de Chiapas: ¡CULPABLE!
- Uriel Jarquín Gálvez, ex Subsecretario de gobierno de Chiapas: ¡CULPABLE!
- Jorge Enríque Hernández Aguilar, ex Director de la Seguridad Pública del estado de Chiapas: ¡CULPABLE!
- David Gómez Hernández, ex Subprocurador de Justicia Indígena: ¡CULPABLE!