En el marco de las acciones que diversas organizaciones, colectivos y redes nacionales e internacionales están realizando desde el pasado mes de mayo para denunciar la creciente militarización en territorio zapatista y la guerra narcoparamilitar declarada a los pueblos del CIPOG-EZ (Concejo Indígena y Popular de Guerrero-Emiliano Zapata) en Guerrero; el pasado 13 de junio tuvo lugar en el Café Zapata Vive de la Ciudad de México, un “Conversatorio contra la militarización”.

En dicho evento participaron las Madres y Padres de Ayotzinapa, el CIPOG-EZ los colectivos Decolonize This Place y Semillas Collective de Palestina y Nueva York, la Coordinadora Metropolitana Antipatriarcal con el CIG y compañeras de la comunidad Otomí radicada en la colonia Roma de la CDMX.

La línea que atravesó la mayor parte de las participaciones reveló que “la militarización no tiene fronteras” y que sus incursiones obedecen a intereses estratégicos del capital.

Particularmente, se advirtió sobre la estrategia de seguridad nacional impulsada por el gobierno actual de Andrés Manuel López Obrador (Guardia Nacional) y las graves repercusiones para los movimientos que resisten en este país. Se mencionó que, contrariamente a los discursos de democracia, libertad y justicia que pregona AMLO en su Cuarta Transformación, atrás se esconde la continuidad de un capitalismo manchado de sangre y “una estrategia contrainsurgente y paramilitar dirigida, financiada y estructuralmente diseñada, en contra de los movimientos sociales”.

Sobre la incursión militar y crisis actual en el estado de Guerrero, se recordó, a más de 56 meses de la desaparición forzada de los 43 estudiantes normalistas, la participación del ejército, así como los recientes asesinatos de los compañeros del CIPOG- EZ Julián Cortés Flores, José Lucio Bartolo Faustino, Modesto Verales Sebastián, Bartolo Hilario Morales e Isaías Xanteco Ahuejote y el cerco narcoparamilitar en el que se encuentran sus comunidades por defender su territorio y luchar por la autonomía de su pueblo. También se recordó al compañero Samir Flores Soberanes, activista opositor al PIM (Proyecto Integral Morelos) asesinado el mes de febrero.

Don Melitón Ortega, de los Padres/Madres de Ayotzinapa, intervino para expresar la realidad que se vive en el estado de Guerrero y el papel represivo del ejército en la historia de nuestro país con intenciones de sofocar “todo intento de resistencia de los pueblos de México”, de acuerdo a la lógica del Estado y sus instituciones de “controlar e imponer, a como dé lugar, su modelo neoliberal”. También mencionó el papel del ejército en la vigilancia e infiltración de los movimientos.

Igualmente, uno de los estudiantes normalistas de Ayotzinapa mencionó la situación tan preocupante que viven los estudiantes y cómo, de manera particular, el Estado los ataca para “meter miedo a las personas que quieran entrar a estudiar a la normal”. Tal fue el gravísimo ataque en el que desaparecieron y asesinaron a sus compañeros: “Es triste recordar al pueblo esta situación que hizo el Estado en contra de nosotros como normalistas aquella noche del 26 y madrugada del 27. Es injusto”. E invitó como estudiantes y pueblos a mantenernos atentos desde una posición crítica ante los gobiernos y el Estado, no sólo en Guerrero sino en todo el país.

Los representantes del CIPOG-EZ que asistieron compartieron su reflexión y la crítica situación de sus comunidades, manifestando que “hay una guerra de exterminio en contra de los pueblos que resisten”. Hicieron un llamado a alzar la voz y decir NO a la guerra de exterminio a los pueblos originarios desde las iniciativas promovidas por el CNI-CIG; asímismo, a participar en una CARAVANA que reivindique la vida y la dignidad de los pueblos originarios y rompa el cerco narcoparamilitar en el que se encuentran, pues éste ha ocasionado graves repercusiones humanitarias. También hicieron un llamado a los organismos internacionales de derechos humanos “para que cumplan con su labor de vigilancia para que no se ejecute ni masacre a los pueblos originarios y a las organizaciones sociales”. Afirmaron, al igual que sus predecesores en la participación, “que en Guerrero la cosa está muy grave, vivimos una etapa desastrosa e inhumana”.

Por su parte, los colectivos “Decolonize this Place” y “Semillas Collective” compartieron la situación que se vive en Palestina debido a la militarización. En voz de uno de sus integrantes, denunciaron la ocupación ilegítima por más de 100 años de los territorios palestinos y que, al igual que las luchas de resistencia aquí en México, allá también luchan por la vida y en contra de una guerra que “combina neoliberalismo, colonialismo, apartheid, corrupción, guerra, crimen, todo en el nombre de la defensa de la ley y el orden del Estado y los partidos”. Y lanzaron la pregunta: ¿De qué manera es posible luchar contra esa maquinaria de muerte? A lo que respondieron: “De todas las formas posibles”. Con la digna rabia, creando sistemas propios de defensa y de solidaridad y uniendo las luchas para “amplificar nuestras voces”.

Una compañera de la India compartió su reflexión en torno al “mismo enemigo colonizador de Palestina” y la importancia para otras luchas de la cosmovisión zapatista y los principios del CNI. Aseveró que, como en México y muchos otros países, la India tiene partidos que se revisten de izquierda pero no lo son, y ello se observa en la lucha constante de los pueblos originarios contra la minería, problema que también afecta a aquellos territorios. Al igual que en Chiapas o en Guerrero, allá también se ha utilizado la militarización y la paramilitarización para reprimir las resistencias.

Como parte del contexto local, se reconoce que en la CDMX también se libra una lucha contra el despojo y la discriminación, misma que la comunidad Otomí radicada en la colonia Roma ha librado desde hace más de 20 años. En palabras de compañeras representantes de la dicha comunidad: “Tenemos que organizarnos y defender lo que es nuestro porque eso es lo que pelearon nuestros antepasados desde muchos años atrás. Desde hace más de 500 años estamos sufriendo lo mismo: el despojo y la discriminación. Por eso hemos venido caminando, porque nos sentíamos igual que los zapatistas: solos”.

Los testimonios compartidos por los participantes en el conversatorio sirvieron para reflexionar y comprender el papel de la militarización en esta etapa neoliberal del capital. Su presencia se traduce en desaparición y desplazamiento forzado, asesinatos y un sin fin de violaciones a los derechos humanos. Urge pues “desmontar esta guerra de los poderosos en contra de la vida y de la humanidad”.

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