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COP27: Vinculan a industria de hidrocarburos con promesas de “cero emisiones”
Fuente: Avispa Midia
Por Aldo Santiago
En portada: Refinería de petróleo, propiedad de Exxon Mobil, es la segunda más grande de Estados Unidos ubicada en Baton Rouge, Luisiana.
Poco antes del inicio de la COP27, reunión anual para las negociaciones climáticas promovida por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), organizaciones ambientalistas advierten que las iniciativas mundiales para alcanzar las “cero emisiones netas” tienen profundos y preocupantes vínculos con los mayores contaminantes a nivel global.
El documento “Un conflicto más allá de la credibilidad” analiza tres de las más destacadas iniciativas de “cero emisiones netas” que han revelado normas o publicaciones. Es el caso del Consejo de Integridad para el Mercado Voluntario del Carbono (Consejo de Integridad), el Grupo de Expertos de Alto Nivel sobre los Compromisos de Emisiones Cero de las Entidades No Estatales (HLEG) y la campaña Race to Zero (Carrera a Cero en español) impulsada por las Naciones Unidas.
El caso del Consejo de Integridad, quien se describe a sí mismo como “un órgano de gobierno independiente para el mercado voluntario de carbono”, tiene como objetivo el garantizar que dicho mercado aplique normas de referencia globales definitivas “basándose en la mejor ciencia y experiencia disponible, de modo que los créditos de carbono de alta calidad movilicen eficazmente la financiación hacia la mitigación urgente y el desarrollo resiliente al clima”.
No obstante, el Consejo está integrado por ejecutivos con historiales de escasa supervisión reguladora e incluso, con vínculos a las mayores corporaciones de combustibles fósiles como ExxonMobil, Petrobras, China National Offshore Oil Corporation, Institute of International Finance, Blackrock, Standard Chartered Bank, BP, BNP Paribas, Cargill, Chevron, Drax, Shell y Total.
Entre sus integrantes destaca Annette L. Nazareth, presidenta del Consejo, quien además trabaja como consejera principal de un bufete de abogados que asesora a grandes empresas contaminantes como ExxonMobil, Petrobras, la China National Offshore Oil Corporation y el proveedor de servicios petrolíferos Baker Hughes. De acuerdo al análisis, en su anterior etapa en la Comisión de Valores de Estados Unidos fue acusada de estar “demasiado asociada a la débil supervisión federal que contribuyó al colapso bancario”.
Sonja Gibbs, miembro del consejo de administración del Consejo es responsable de finanzas sostenibles del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), entre cuyos miembros se encuentran 33 de los 50 principales financiadores de combustibles fósiles del mundo. Solo en los últimos tres años (2019-2021), estas 33 instituciones han dirigido más de 2 mil millones de dólares hacia los combustibles fósiles, lo que supone más del 86% de la financiación de combustibles fósiles del mundo.
El análisis de las organizaciones ambientales subraya la preocupante credibilidad de los tres representantes del mercado que asesoran al Consejo: David Antonioli, director general de Verra, un organismo de certificación de compensaciones de carbono cuya metodología fue criticada por los expertos en 2021 por estar “basada en un sistema defectuoso” y tener un “importante problema de credibilidad”. Además, señalan también a Jeff Swartz, director de clima de British Petroleum y a Chris Leeds quien trabaja para la financiera de combustibles fósiles Standard Chartered.
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“Los tres representantes del mercado del Consejo de Integridad sugieren el preocupante escenario de que los principales financiadores de combustibles fósiles y las empresas de petróleo y gas pueden aumentar la financiación y la expansión de los combustibles fósiles mientras certifican y compensan sus emisiones de gases de efecto invernadero para mejorar su imagen pública, en lugar de reducir realmente las emisiones en origen”, denuncia el informe.
En cuanto al grupo de expertos del HLEG, el análisis destaca la participación de Catherine McKenna, ex ministra de Medio Ambiente canadiense quien apoyó la operación del multimillonario oleoducto Trans Mountain y autorizó el vertido de 8 mil millones de litros de aguas residuales. Helena Viñes Fiestas, quien durante su mandato en sostenibilidad de BNP Paribas Investment Partners, entre los años de 2016 y 2020, se convirtió en el mayor financiador de combustibles fósiles en la Unión Europea.
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Para las organizaciones es particularmente preocupante que la campaña Carrera a Cero, convocada por las Naciones Unida, la cual integra entre sus miembros a bancos que invirtieron más de 500,000 millones de dólares en combustibles fósiles solo en 2021 y presionaron con éxito a la iniciativa para debilitar los criterios para la eliminación de proyectos de extracción de carbón.
“Este análisis solo araña la superficie de lo profundamente conflictivas que son estas iniciativas de ‘cero emisiones’”, dijo Sara Shaw, coordinadora del programa internacional de justicia climática y energía de FOEI. Acorde a Shaw, los promotores de este discurso obstruyen otras políticas de combate al cambio climático, al mismo tiempo que intentan ganar credibilidad en su imagen ecologista.
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Por su parte, Rachel Rose Jackson, directora de investigación y política climática de Corporate Accountability, señaló que la manera en que se coloca a las industrias contaminantes y sus financiadores para dirigir y dar forma a las estrategias de “cero emisiones” es un claro lavado de cara de la industria.
Según las agrupaciones, evidenciar estos vínculos cobra relevancia frente al inicio de la COP27, a realizarse en Egipto, donde esperan que las corporaciones lancen “su próxima ofensiva de relaciones públicas” para promover las “cero emisiones”. Ante esto, miles de organizaciones de todo el mundo abogan por un marco de rendición de cuentas para la CMNUCC. En un caso, más de 425 organizaciones de la sociedad civil han hecho un llamado para frenar el acceso de los grandes contaminadores, a través de estas iniciativas y de otras, a las conversaciones anuales sobre el clima. “Durante tres décadas, los mayores contaminadores del mundo han tratado la CMNUCC como una feria comercial. Patrocinadores corporativos para las conversaciones políticas. Cientos de grupos de presión de la industria trabajando en los pasillos. Un sinfín de anuncios para iniciativas corporativas no vinculantes e ineficaces. Ya es suficiente, la captura corporativa de este espacio debe terminar y los grandes contaminadores no pueden tener más voz en la CMNUCC”, compartió Coraina de la Plaza, del GFC.
Energías renovables: reconfiguración del despojo en la región latinoamericana
Fuente: Avispa Midia
Por Santiago Navarro F
En portada: Detonaciones en la mina San Xavier, propiedad de New Gold, en el cerro de San Pedro, San Luis Potosí, México. La empresa canadiense, que comenzó la explotación desde 2007, actualmente maneja el discurso de la “minería responsable con el medioambiente”, pese a que sus operaciones desplazaron a la mayoría de los habitantes de los alrededores. Foto: Aldo Santiago.
La transición energética es una de las políticas económicas de urgencia que han implementado la mayoría de los gobiernos en el planeta, para hacer frente a lo que han llamado como “cambio climático”. Aunque los territorios y la división internacional del trabajo se vienen reconfigurando de diversas formas en el planeta, en América Latina se siguen reproduciendo los viejos esquemas del despojo y el saqueo.
Las altas temperaturas han tomado por asalto a diversas poblaciones del planeta. Otras más se han visto inundadas de forma inusual. Las pérdidas van desde inmuebles, cosechas, cientos de fallecidos y bosques enteros arrasados por el fuego o el agua. Mientras que algunos han sentido el infierno en la piel, para otros más, esta realidad les queda remotamente distante de su confort. La idea que se ha vendido sobre el “cambio climático” o “calentamiento global” es que el mercado lo resuelve todo, claro, con renovadas cadenas productivas de mercancías y servicios que se enmarcan en lo que hoy se conoce como “desarrollo sostenible o sustentable”.
Desde organizaciones ambientalistas, gobiernos, círculos académicos, pero principalmente el mundo empresarial, atañe el problema a la vieja matriz energética de los combustibles fósiles y como solución se plantea la implementación de las llamadas “energías renovables”. Es decir, en nombre del “cambio climático” se ha comenzado a perfilar una nueva cadena de montaje que pretende cambiar todo para que todo siga igual. Ya que, como lo describe Samir Amin, el principio de la acumulación capitalista, aunque se pinte de sustentable, es sinónimo de “crecimiento exponencial”, y éste, “como el cáncer, lleva en sí la muerte” (Amin, 2009).