represión
CNI: La ofensiva de arriba, ante el movimiento de abajo
Los que somos el Congreso Nacional Indígena; pueblos, naciones, tribus y barrios indígenas de este país, hacemos un llamado a los pueblos de México indígenas y no indígenas, a las organizaciones honestas de derechos humanos, a los medios de comunicación, a la comunidad científica e intelectual a repudiar la escalada represiva contra compañeros y compañeras de nuestros pueblos donde se han estado nombrando concejales para la integración del Concejo Indígena de Gobierno para México, lo que representa para nosotros una agresión en contra del CNI y de nuestra propuesta que hemos lanzado a toda la nación, por lo que denunciamos y señalamos que:
En Chiapas, crece la hostilidad y grave tensión que los malos gobiernos han generado en el ejido Tila, por caciques ligados grupos paramilitares en su intento por que regrese el mal gobierno a la comunidad, como es el líder paramilitar de Paz y Justicia Arturo Sánchez Sánchez y su hijo Francisco Arturo Sánchez Martínez, quienes realizando disparos y acompañado por mas personas pertenecientes a su organización cerraron el acceso al pueblo de Tila; recientemente el día 5 de junio de este año, bloquearon la carretera que va de Tila a Salto de Agua frente al hospital integral de Tila y otra parte en la carretera Tila a Yajalon, incluso bloqueando caminos dentro de terrenos ejidales con personas encapuchadas y armadas. La escalada de hostigamientos se agudizó a partir una movilización que este grupo realizó el pasado 2 de junio en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez encabezada por partidistas y paramilitares de Paz y Justicia.
Responsabilizamos al mal gobierno en sus tres niveles de lo que pueda ocurrir y llamamos a la solidaridad con nuestros hermanos y hermanas en el ejido Tila.
En el mismo estado, los ricos pretenden arrebatar nuevamente la tierra dignamente recuperada por nuestros hermanos de la comunidad San Francisco, municipio de Teopisca, miembros del grupo de trabajo Semilla Digna, como es el hostigamiento realizado por los ricos Juan Hernández Molina, Pedro López Girón y Pedro Hernández Espinoza. El pasado 4 de junio del presente año se presentó el señor Pedro López Girón, acompañado por un grupo de aproximadamente de 50 personas que destruyeron violentamente la tranca, alambres de púas y la cerca del potrero que delimita las tierras recuperadas el pasado 19 de septiembre del 2016. Ese día amenazaron a las compañeras con violaras sexualmente y amenazaron con desalojar por la noche acompañados por la fuerza pública. Condenamos estos cobardes ataques, y exigimos pleno respeto al territorio recuperado por nuestros hermanos de San Francisco y la cancelación definitiva de las seis ordenes de aprehensión existentes contra nuestros compañeros.
También en Chiapas, el pasado 28 de mayo fue allanada la casa de la compañera Alejandra Padilla, del grupo de trabajo Semilla Digna, robando una computadora portátil de su habitación, en la cual resguardaba información sobre el acompañamiento que ha hecho a comunidades indígenas del CNI en sus luchas, así como parte que es del equipo de trabajo del CIDECI- UNITIERRA.
El 22 de mayo de este año a las 05:20 horas, un grupo paramilitar que se identifica como Nuevo Guadalupe Victoria, atacó con armas de grueso calibre a un grupo de compañeros y compañeras de la comunidad de Cruztón, participantes en el CNI, a las 07:00 horas, nuestro compañero Rodrigo Guadalupe Huet Gómez, salió del lugar donde se resguardaba del ataque para verificar si los agresores se habían retirado, cuando recibió un impacto de bala en la sien. Los agresores fueron identificados como provenientes del ejido Guadalupe Victoria.
Madres de Mayo – “Del luto a la lucha”, pues “nuestros muertos tienen voz”
Por Célia Reis
(Leia en português embaixo)
Poema “Mães de Maio” em português: (Descarga aquí)
Poema “Madres de Mayo” en español: (Descarga aquí)
En enero de 2006 me mudé con mi familia a la capital del estado de São Paulo, Brasil. En mayo de ese año, más de 500 jóvenes de las periferias fueron asesinados en matanzas realizadas por grupos de exterminio, con sospechas de participación de agentes de seguridad pública del Estado de la Policía Militar.Una verdadera masacre contra la sociedad civil, un crimen de Estado, según las Madres de Mayo (formado por familias de jóvenes asesinados) y de muchos otros.
Hablo de los Crímenes de Mayo, como son conocidos, vinculados a los atentados del Primer Comando de la Capital (PCC), una facción criminal que nació en los presidios de São Paulo, como reacción, entre otras cosas, a la llamada Masacre de Carandiru, en la que fueron asesinados 111 presos por la Policía Militar del Estado de São Paulo en 1992. El PCC atacó bases policiales, delegaciones y otros agentes identificados como responsables por la seguridad pública, resultando en la muerte de 59 personas, entre policías, bomberos, carceleros y otros. Eso causó pánico en la ciudad de São Paulo, lo cual en su ápice, entre rumores y noticias de ataques, hizo que todo el comercio, la industria, las instituciones públicas y las escuelas cerraran sus puertas, decretando un toque de queda informal el 15 de mayo. Hasta mi escuela despidió a todos los alumnos, profesores y funcionarios. Eso provocó un caos en la ciudad, con personas tratando de regresar a casa aterrorizadas, con miedo de ser víctimas de un posible ataque.
Pero fueron las familias de las periferias las que más sufrieron en ese episodio, pues la acción de grupos de exterminio con fuertes sospechas de participación de policías militares, cuando no la acción directa de la propia PM, durante diez días de retaliación, acabó con la vida de jóvenes de forma indiscriminada, produciendo una estadística macabra de 564 muertes.
De ahí surgió el movimiento Madres de Mayo, cuyas familias tuvieron a sus hijos muertos en esa acción impensable. Indignadas, acudieron a la justicia, acusando al Estado de responsabilidad por esa masacre. Desde entonces, bajo el lema “del luto a la lucha”, han estado denunciando los Crímenes de Mayo, exigiendo que sean investigados, que los culpados sean juzgados y condenados y que las familias sean indemnizadas. El movimiento se volvió así una referencia en la lucha contra los crímenes de Estado.