CNI
300. Tercera y última parte: UN DESAFÍO, UNA AUTONOMÍA REAL, UNA RESPUESTA, VARIAS PROPUESTAS, Y ALGUNAS ANÉCDOTAS SOBRE EL NÚMERO “300”. Subcomandante Insurgente Moisés, SupGaleano
300.
Tercera y última parte:
UN DESAFÍO, UNA AUTONOMÍA REAL, UNA RESPUESTA, VARIAS PROPUESTAS, Y ALGUNAS ANÉCDOTAS SOBRE EL NÚMERO “300”.
¿Qué sigue?
Remar contra corriente. Nada nuevo para nosotras, nosotros, nosotroas, zapatistas.
Nosotros queremos refrendar -lo consultamos con nuestros pueblos-: cualquier capataz va a ser enfrentado, cualquiera; y no sólo quien propone una buena administración y una correcta represión -o sea, este combate a la corrupción y el plan de seguridad basado en la impunidad-; también quienes detrás de sueños vanguardistas pretendan imponer su hegemonía y homogeneizarnos.
No cambiaremos nuestra historia, nuestro dolor, nuestra rabia, nuestra lucha, por el conformismo progre y su caminar detrás del líder.
Tal vez el resto lo olvide, pero nosotros no olvidamos que somos zapatistas.
Y en y sobre nuestra autonomía -con esto que se está manejando de que sí se va a reconocer, o no se va a reconocer-, nosotros hicimos este razonamiento: la autonomía oficial y la autonomía real. La oficial es la que reconozcan las leyes. La lógica sería ésta: tienes una autonomía, ahora la reconozco en una ley y entonces tu autonomía empieza a depender de esa ley y ya no sigue sosteniendo sus formas, y luego, cuando va a haber un cambio de gobierno, entonces tienes que apoyar al gobierno “bueno”, y votar por él, promover el voto por él, porque si entra otro gobierno van a quitar la ley que te protege. Entonces nos convertimos en los peones de los partidos políticos, como ha pasado con movimientos sociales en todo el mundo. Ya no importa lo que se esté operando en la realidad, lo que se esté defendiendo, sino lo que la ley reconozca. La lucha por la libertad se transforma así en la lucha por el reconocimiento legal de la lucha misma. (Continuar leyendo…)
300. Segunda parte: UN CONTINENTE COMO PATIO TRASERO, UN PAÍS COMO CEMENTERIO, UN PENSAMIENTO ÚNICO COMO PROGRAMA DE GOBIERNO, Y UNA PEQUEÑA, MUY PEQUEÑA, PEQUEÑÍSIMA REBELDÍA. Subcomandante Insurgente Moisés, SupGaleano
300.
Segunda parte:
UN CONTINENTE COMO PATIO TRASERO, UN PAÍS COMO CEMENTERIO, UN PENSAMIENTO ÚNICO COMO PROGRAMA DE GOBIERNO, Y UNA PEQUEÑA, MUY PEQUEÑA, PEQUEÑÍSIMA REBELDÍA.
Del mundo bajamos al continente.
Si miramos hacia arriba…
Vemos los ejemplos de Ecuador, Brasil y Argentina, donde no sólo desplazan a los gobiernos supuestamente progresistas, sino que también los persiguen jurídicamente y, en su lugar, ascienden gobiernos entrenados como buenos capataces, o capataces obedientes al capital (aunque, seamos justos, son bastante torpes aún en su cinismo) para el nuevo reacomodo de la finca mundial, que son como Temer en Brasil, Macri en Argentina y en Ecuador, el que era bueno porque lo puso el ahora perseguido Correa (el de la “revolución ciudadana” –“de izquierda”, así lo vendió la intelectualidad progresista-) y ahora resulta que es de derecha, que es Lenin Moreno -paradójicamente se llama Lenin-.
Bajo la vigilancia del Estado que se ha convertido en el policía de la región -Colombia-, y desde el cual se amenaza, se desestabiliza y se planean provocaciones que justifiquen invasiones de “fuerzas de paz”, en toda Sudamérica se vuelve a los brutales tiempos de la Colonia, ahora con el “nuevo” extractivismo, que no es sino el ancestral saqueo de recursos naturales, tipificados como “materias primas”, y que, en los gobiernos progresistas de la región, se avala y promueve como un “extractivismo de izquierda” -que viene siendo algo así como un capitalismo de izquierda o una izquierda capitalista o a saber qué quiere decir eso-, pero igual destruyen y despojan, sólo que es por una “buena causa” (¿?). Cualquier crítica o movimiento opositor a la destrucción de los territorios de los originarios es catalogada como “promovida por el Imperio”, “de aliento derechista”, y demás equivalentes a “es un complot de la mafia del Poder”.
En suma, en el continente, el “patio trasero” del Capital se extiende hasta el Cabo de Hornos.
Pero si miramos hacia abajo…
Vemos rebeldías y resistencias, en primer término, de los pueblos originarios. Sería injusto nombrarlos a todos, pues siempre se correría el riesgo de omitir algunos. Pero su identidad resalta en su lucha. Ahí donde la máquina encuentra resistencia a su avance depredador, la rebeldía se viste de colores nuevos de tan antiguos y habla lenguas “extrañas”. El despojo, también disfrazado de renta de la tierra, trata de imponer su lógica mercantil a quienes se refieren a la tierra como la madre.