Comitancillo: una comunidad laboratorio de la ZEE del Istmo
Por Sare Frabes y Ñaní Pinto
Con la perspectiva de que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador no solo va a apoyar las Zonas Económicas Especiales (ZEE), sino que va a trabajar para hacerlas «más grandes», como dice Alfonso Romo, futuro jefe de la oficina de la presidencia planeado para el periodo de Obrador, el presente reportaje expone las formas en que se van implementando estos grandes proyectos y los conflictos generados principalmente en territorios indígenas. En esta ocasión abordamos específicamente la comunidad zapoteca de San Pedro Comitancillo, en el Istmo de Tehuantepec, Oaxaca, uno de los puntos clave para la ZEE de Salina Cruz y para el Corredor Transístmico, que conectará en un eje industrial a los océanos Pacífico y Atlántico.
La Garza es un cerro sagrado para el pueblo zapoteca de San Pedro Comitancillo, en el Istmo de Tehuantepec, Oaxaca. La imponencia de la montaña está grabada en el imaginario y la cotidianidad de la comunidad, plasmada en manifestaciones artísticas en muros del centro del pueblo.
El carácter sagrado del cerro no es de hoy. También lo era para los antepasados zapotecas que vivieron en la región 1500 años a.C. y fue documentado por antropólogos del Instituto Nacional de Antropología y Historia (INAH). «Encontramos un abrigo rocoso con pintura rupestre, lo que habla de una veneración hacia el Cerro de la Garza como cerro sagrado», revelan los antropólogos Marcus Winter y Roberto Zárate en el documento, obtenido por el equipo de este reportaje, titulado Proyecto de Salvamento Arqueológico.
Winter y Zárate realizaron un trabajo de registro y rescate de sitios arqueológicos a lo largo de los 80km de construcción de la carretera Salina Cruz-La Ventosa, que se inició a finales del 2001. «La meta inmediata del salvamento fue registrar los datos en peligro de desaparición», dice el documento.
El registro permitió identificar diez sitios ubicados en los carriles de la autopista. Uno de ellos, descrito como de «principal interés para el proyecto», fue el sitio Biaza Barranca, localizado entre los cerros La Garza y El Cordón del Indio Dormido, también en Comitancillo, donde se localiza el Río Guiguchuni.
Las laderas y pie de monte del Cerro de la Garza de donde derivan muchos escurrimientos de agua producto de los nacimientos que se ubican en la zona alta del cerro y las planicies situadas entre Tehuantepec y Comitancillo, también fueron zonas habitadas en tiempos prehispánicos. «Las poblaciones se distribuyen en las laderas y en las planicies extremas de los arroyos, como los sitios Nizashoga, La Poza; cercanas a los nacederos, como el sitio Las Pilas, en el Cerro la Garza», evalúan los investigadores.
De acuerdo con los antropólogos, el área donde se construyó la carretera reúne características favorables para el asentamiento humano de tiempos prehispánicos: aluvión para el cultivo, agua dulce de los ríos y manantiales y acceso fácil a las montañas. «Sabemos que hubo ocupación humana continua en el Sur del Istmo desde por lo menos 1500 años antes de Cristo, que la población fue creciendo a través del tiempo y que existían culturas distintas en el área con rasgos culturales propios».
«Varios sitios arqueológicos y algunas montañas sagradas fueron afectados por la construcción de la carretera y por la extracción de material para revestimiento», denuncian los investigadores sobre la construcción de la carretera.
La carretera, por un lado, dividió el territorio de Comitancillo, dificultando el acceso de la comunidad al Cerro La Garza. «Se limitó el acceso a la principal riqueza de nuestro territorio», sostiene una vecina de la comunidad. Por otro lado, de acuerdo con el punto de vista de los que creen que los megaproyectos traen desarrollo, la obra sacó a Comitancillo del aislamiento con lo que se considera los centros económicos, ya que facilita la conexión con ciudades como Salina Cruz, que se tornó el centro de la Zona Económica Especial (ZEE) en el estado de Oaxaca. «Nos dejó bien ubicados para recibir inversiones», dice una autoridad ejidal de Comitancillo que no será identificada por cuestiones de seguridad.
La construcción de la carretera era así el anuncio previo de la llegada de otros proyectos al territorio de Comitancillo. El municipio es considerado estratégico para los planes de desarrollo económico proyectados para la región del Istmo de Tehuantepec. Uno de estos planes es el Corredor Transístmico, una plataforma logística que se edificara a lo largo de la carretera Salina Cruz-Coatzacoalcos, que conecta los océanos Pacífico y Atlántico.
De acuerdo con el documento «Corredor Transístmico Plataforma Logística Salina Cruz-Coatzacoalcos, elaborado por la Secretaria de Comunicaciones y Transportes (SCT), el proyecto busca aprovechar la infraestructura existente para que el puerto de Salina Cruz reciba insumos y bienes intermedios de Asia para transformarlos en los parques industriales que acompañen el trayecto de la carretera, desde donde los productos finales serían exportados a Europa o hacia Estados Unidos, vía marítima o ferroviaria.
“Prometer no empobrece, dar es lo que aniquila”. A un año del sismo la costa de Chiapas sigue en emergencia
“Prometer no empobrece, dar es lo que aniquila”. A un año del sismo la costa de Chiapas sigue en emergencia
“Si estas paredes pudiesen hablar”, solemos decir pensando en cuántas historias se quedan escondidas entre los muros de nuestras casas. ¿Pero qué pasaría si de repente nuestras paredes callaran de verdad, y para siempre? Años de vida, de secretos, de chismes, de llantos y risas, de niños que se asoman a este mundo y abuelos que lo dejan. Las casas no son sólo tejas, ladrillos y cemento, tienen algo de alma y cuando una se derrumba, también un pedacito del corazón de quien la habita, se hace escombros con ella.
El estado de Chiapas fue de los más afectado por el sismo de magnitud 8.2 que en la noche del 7 de septiembre de 2018 sacudió el sureste mexicano, dejando heridas que, a un año de distancia, están lejos de haber sanado. Según datos del gobierno estatal, el terremoto dejó más de 200 heridos, 16 fallecidos y un sinfín de daños a viviendas (80 mil 508 las afectadas, entre daños parciales y totales), escuelas, unidades médicas, iglesias e infraestructuras. En otras palabras, un estado entero por reconstruir.
Mapa de las principales comunidades en la costa afectadas por el sismo del 2017.
Leyendo el quinto informe del gobernador Manuel Velasco Coello, parece que las muchas necesidades de la población fueron atendidas ordenadamente y con una gestión transparente y efectiva de los millones de pesos que el Fondo de Desastres Naturales (Fonden) desbloqueó para 97 de los 107 municipios chiapanecos censados.
En el documento, la descripción de las operaciones de reconstrucción y acompañamiento a la población restituyen la imagen de un estado eficiente y a lado de los ciudadanos. En realidad, muchas de las exigencias de los damnificados todavía no han sido atendidas, tanto las materiales como las emotivas. Y la repartición de los recursos, que en el informe aparece como una operación totalmente exitosa, sigue siendo fuertemente cuestionada por la población.
En la costa de Chiapas, uno de los lugares más afectados, la gente de Tonalá y Pijijiapan se pregunta cuántos fondos habrán sido realmente destinados a la reconstrucción y con qué criterio habrán sido repartidos, ya que en muchos lugares atestiguaron clientelismos, preferencias e inversiones sin sentido. Cuántos de estos fondos serán efectivamente otorgados, es otra pregunta que atormenta la población, ya que muchos de los beneficiarios han recibido sólo una parte de la suma anunciada y, en casos límites, ni siquiera eso. En el informe del gobernador la emergencia se acabó, pero para la gente sigue.
1. Casas destruidas por el sismo en Paredón, Tonalá; septiembre 2017. 2. Tras el sismo se levantaron casas provisionales que eran un par de maderas con una lamina para pasar las noches mientras llegaba la ayuda.
Escombros en Tonalá, agosto de 2018.
La muchas caras de la reconstrucción
Después de un año, los expedientes abiertos para la reconstrucción de viviendas y edificios públicos en Tonalá y Pijijiapan están todavía en el caos. Platicando con la gente, se descubre un variado abanico de experiencias vividas con respecto a este tema. Están los que entraron en el censo de damnificados del Fonden y obtuvieron los recursos, pero les falta una parte. Luego, están los que entraron pero nunca recibieron las tarjetas, o las recibieron vacías, o clonadas por el Banco del Ahorro Nacional y Servicios Financieros (Bansefi), como se supo con el escándalo de enero de este año. Finalmente, están los que no fueron reconocidos como beneficiarios y, tal vez, estos últimos sean los que más suerte tuvieron, ya que la necesidad de organizarse independientemente del apoyo del gobierno, les hizo encontrar soluciones más rápidas y oportunas para sus problemas de viviendas.