resistencia
(Español) Ostula: la seguridad comunitaria no es tema de negociación
Por Rafael Camacho
Hace ya varios meses que a través de diversos comunicados, autoridades de la comunidad indígena de Santa María Ostula, Pómaro y San Juan Huizontla, así como habitantes, Policías Comunitarias y Grupos de Autodefensa de los municipios de Aquila, Coahuayana y Chinicuila, han denunciado una escalada de violencia en la región costa-sierra del estado de Michoacán.
Dicha escalada, señalan, se debe principalmente a la reagrupación de células del crimen organizado vinculadas con Los Caballeros Templarios, cártel que después de la retirada provocada por el surgimiento de los Grupos de Autodefensa en 2013 y 2014 se ha visto nuevamente fortalecido desde la llegada de Silvano Aureoles a la gubernatura del estado. El plan de seguridad pública, cuya primera medida había sido la implementación del Mando Único en el estado hace poco más de un año, se ha revelado de hecho un rotundo fracaso.
A la par del aumento de la violencia, se ha registrado también un alza en el hostigamiento que realizan la Marina, el Ejército, la Policía Federal y la Policía de Michoacán en contra de la comunidad de Ostula y las comunidades aledañas. El evidente reacomodo de fuerzas y las órdenes de aprehensión contra el comandante comunitario y Director de Seguridad en el municipio de Aquila, Germán Ramírez Sánchez, y del Director de Seguridad en el municipio de Coahuayana, Héctor Zepeda Navarrete, han encendido las alertas en las comunidades y en la región.
Pobladores, Grupos de Autodefensa y Policías Comunitarias de Santa María Ostula, Pómaro, San Juan Huitzontla y Aquila, así como de Coahuayana y Chinicuila, han iniciado desde el 2 de noviembre pasado una serie de acciones, entre las que destacan la toma de las alcaldías de Aquila, Coahuayana y Chinicuila, así como un bloqueo permanente en la carretera federal 200.
(Español) De Tahrir a Nuit Debout, la resaca de las plazas
Resaca:
1. Movimiento de las olas del mar al retirarse de la orilla, en especial cuando tiene fuerza.
2. Limo u otros residuos que quedan en la orilla del mar o de los ríos después de una crecida de agua.
3. Malestar que se siente al despertar al día siguiente de haber bebido alcohol o haber tomado algún tipo de narcótico.
4. Período de adaptación a la normalidad después de un acontecimiento o situación especiales.
Se cumplen ahora cinco años. El 15 de octubre de 2011 se convocó una exitosa jornada de acción global. En más de mil ciudades de 90 países se produjeron movilizaciones de distinto tipo convocadas por estructuras recién creadas como Democracia Real Ya o el 15M. Fue un momento para celebrar juntos en la calle la reapertura del juego de la historia que trajeron las plazas, fue un momento para volver a conjurar la energía.
En Nueva York, un viejito saluda el paso de la gran manifestación de Occupy Wall Street, entonces en pleno apogeo, con una hermosa pancarta que dice: “Welcome to the new paradigm” (Bienvenidos al nuevo paradigma). Un paradigma que consiste en el deseo y la práctica de una política accesible a cualquiera, no troceada ni instrumentalizada por los partidos políticos y que busca reapropiarse de la posibilidad de hacerse cargo en común de los asuntos comunes.
Lo que no nadie dijo es que el camino sería fácil, ni rápido, ni en línea recta, ni por acumulación de victorias, ni que se conseguirían todos los logros a través de un único golpe decisivo. Más bien es lo contrario: la búsqueda y la invención de nuevas formas de la política de emancipación será un proceso largo, difícil, tortuoso, plagado de incertidumbres y contragolpes del poder establecido. Con seguridad fue siempre así, pero quizá nunca había sido tan fuerte como hoy la pregnancia social de una concepción hollywoodiana del tiempo: acción-clímax-desenlace. Es preciso inventar nuestra propia temporalidad, con sus mareas altas y bajas como todo lo que vive.















