El efecto ‘Hodor’ que paraliza la izquierda estadounidense
En entrevista con Anna Curcio, Álvaro Reyes, miembro de El Kilombo, Carolina del Norte, analiza la situación actual en los Estados Unidos bajo la administración Trump, el resurgimiento de la supremacía blanca y el neonazismo, en particular a partir de los eventos en Charlottesville, así como las resistencias en el país.
El efecto ‘Hodor’ que paraliza la izquierda estadounidense
Anna Curcio: ¿Podría darnos un breve resumen de los eventos ocurridos en Charlottesville y ayudarnos a entender su contexto?
Alvaro Reyes: Como algunos de sus lectores sabrán, el 11 y 12 de agosto del presente año, unos 500 neonazis y supremacistas blancos marcharon por las calles de Charlottesville, Virginia, como parte de una manifestación que llamaron “Unir la Derecha” [Unite the Right]. El propósito de la marcha fue protestar contra el plan del gobierno local de retirar un monumento en honor a Robert E. Lee, el general que lideró al ejército de los Estados Confederados –el bando que defendía la permanencia de la esclavitud– durante la guerra civil estadounidense. Los organizadores de “Unir la Derecha” aclamaron a la manifestación como la mayor reunión de supremacistas blancos en varias décadas.
En respuesta, cientos de manifestantes antifascistas también convergieron en esa ciudad para repudiar lo que denunciaron correctamente como “terror racista”. En la tarde del día 12, James A. Fields, un neonazi vinculado al grupo de supremacistas blancos “La Vanguardia de América” (Vanguard America), atacó a los antifascistas, atropellándolos con su carro (una táctica que, como sabemos, las organizaciones de derecha promovieron en Internet durante los meses anteriores), hiriendo a 35 personas y matando a Heather Heyer, de 32 años, miembra de los Socialistas Democráticos de América (Democratic Socialists of America, DSA).
El furor suscitado por el asesinato de Heyer fue tal que por todo el país se extendió la exigencia de que de una vez por todas se removieran todos los monumentos a los confederados. El lunes 14 de agosto, aquí en Durham, Carolina del Norte, los manifestantes tomaron las calles y derrumbaron una estatua de un soldado confederado, tirándola de su pedestal al piso. La exigencia de retirar los monumentos confederados se ha propagado como incendio por el país y ha crecido hasta incluir una amplia gama de monumentos que conmemoran a figuras vinculadas a la esclavitud, el genocidio de los pueblos indígenas y la masacre de mexicanos en los Estados Unidos, e incluso monumentos del pasado más reciente: por ejemplo, un movimiento importante se ha formado en Filadelfia para exigir el derrumbe de una estatua en honor a Frank Rizzo, el comisario general de la policía y alcalde de esa ciudad de finales de los 1960 a principios de los 80, quien aterrorizaba a los filadelfianos negros y latinos con una política de “disparar primero, preguntar después”.
Creo que es importante señalar que, tanto para las fuerzas fascistas como las antifascistas, la lucha sobre estos monumentos tiene que ver no sólo con las formas de contar la historia, sino con dos visiones distintas de lo que deberíamos hacer con relación al extraordinario nivel de racismo presente hoy en el país. Los fascistas señalan a estos monumentos como un recordatorio de la supremacía blanca sobre la cual los Estados Unidos fueron constituidos, y argumentan que este precedente fundacional justifica plenamente la encarcelación de los negros, la criminalización y deportación de los migrantes latinos y la exclusión de los musulmanes. Mientras tanto, las fuerzas antifascistas señalan a los monumentos para argumentar que, a menos que enfrentemos la naturaleza fundacional de la supremacía blanca en este país –una supremacía blanca que, cabe recordar, sirvió como inspiración directa, aunque raras veces mencionada, para el fascismo hitleriano–, no podremos explicar de manera adecuada el auge contemporáneo del extremismo racista. Dicho de otra manera, es como si sólo en el momento en que las condiciones globales de posibilidad para este proyecto llamado Estados Unidos se desvanecen rápidamente, estuviéramos obligados a ver a ese proyecto por lo que verdaderamente es y sigue siendo.
El sismo de nuestra lucha por nuestros 43 hijos
Ayotzinapa, Guerrero a 26 de septiembre de 2017.- A tres años de la desaparición forzada de nuestros 43 hijos, los Padres y Madres de los normalistas, seguimos de pie, presentes en el corazón de la Patria para refrendar nuestra lucha al lado de las familias damnificadas, que en medio del desastre, buscan también a sus seres queridos. El dolor y la indignación nos han unido y en este abrazo solidario, enfrentamos a un gobierno que no atiende nuestros reclamos. Desde aquella noche funesta del 26 de septiembre, no hemos dado tregua al gobierno que mantiene intocado un pacto de impunidad con los perpetradores del estado coludidos con la delincuencia organizada. Nuestras noches de insomnio y los días de incertidumbre han marcado un nuevo derrotero en nuestras vidas; somos ahora un movimiento volcado a dar la batalla para desmontar la verdad histórica urdida por la PGR para dar con el paradero de nuestros hijos.
Las autoridades insensibles, displicentes y corruptas se han empecinado en mantener como conclusión de la investigación una mentira. Pese a que su verdad histórica ha quedado destruida científicamente y que no existen bases legales que la sustenten, en cada oportunidad que se presentan, se empeñan en golpearnos para obstruir el avance en las líneas de investigación propuestas por el GIEI. Así lo hicieron Roberto Campa Cifrian Subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, en el marco de la audiencia pública de la Comisión Interamericana el día 18 de marzo y Tomás Zerón de Lucio Secretario Técnico del Consejo Nacional de Seguridad Pública en los primeros días de este mes. Esas actitudes mezquinas y de desprecio por la justicia de las autoridades, ha querido desangrar más la herida causada por las 43 desapariciones
A tres años la investigación de la desaparición de nuestros hijos hemos peleado palmo a palmo con el gobierno para contener su arremetida impuesta con su versión inverosímil de la incineración de los 43 estudiantes en el basurero de Cocula. Nuestra lucha ha estado marcada por cuatro etapas muy difíciles con resultados que no satisfacen nuestras demandas de verdad y justicia:
- La primera, que abarca los últimos meses del año 2014, una investigación lenta con una intervención tardía de la Federación que concluyó con lo que denominaron la “verdad histórica” una tesis basada en cinco testimonios de personas que recibieron torturas y malos tratos y que peritajes de gran rigor científico mostraron la imposibilidad de un fuego capaz de quemar 43 cuerpos en un espacio abierto como el basurero de Cocula. Con esta conclusión oficial se pretendía cerrar el caso Ayotzinapa.
- La segunda etapa abarca el año 2015, la lucha de los Padres y madres de los 43 por revertir la verdad histórica, lo que se logró de manera contundente en el mes de septiembre con el primer informe del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) y se afianzaría con un ulterior peritaje del Equipo Argentino de Antropología Forense.
- La tercera Etapa que comprende el 2016 que estuvo marcada por el intenso trabajo del GIEI por indagar nuevas líneas de investigación y la campaña de desprestigio que desplegó el gobierno para medrar el trabajo de los Expertos, campaña sucia que se extendió hasta los Padres de los 43 y sus representantes legales y que orilló al GIEI a salir del País.
- La cuarta etapa comprende el año 2017 y se caracteriza por una lucha de los Padres para que el Estado Mexicano retome, profundice y dilucide las cuatro líneas de investigación a saber: el ejército mexicano, Huitzuco, la telefonía celular y el trasiego de droga de Iguala a Chicago como móvil del crimen.
Las cuatro líneas de investigación son el último reducto de esperanza para dar con el paradero de nuestros hijos, pero el gobierno se ha negado a avanzar. En las últimas reuniones que hemos sostenido los resultados que han presentado son ínfimos porque no hay resultados concretos y más bien siguen obstruyendo el camino de la justicia, porque hasta la fecha no han realizado las detenciones de los policías de Huitzuco ni de los policías federales. Se resisten también a llamar a cuentas al Ejército.
La conformación del Mecanismos Especial de Seguimiento ha sido un gran impulso para las líneas de investigación propuestas por el GIEI, sin embargo, la misma Procuraduría se niega a corregir las irregularidades en la investigación detectadas por el GIEI. Hoy en día el gobierno quiere colocarnos contra la pared, pisoteando nuestros legítimos derechos de acceder a la verdad y la justicia, al mantener estancadas las líneas de investigación.
Compañeras y compañeros a 3 años de los crímenes de Iguala sufrimos el dolor indescriptible que nos provoca la incertidumbre de no saber el paradero de nuestros 43 tesoros y el dolor y rabia que nos provoca la insensibilidad de un gobierno corrupto que nos niega el derecho a la verdad y la justicia.
Sin embargo les decimos no nos doblegaremos ante la represión, las amenazas y la indiferencia del gobierno, seguiremos luchando hasta encontrar con vida a los 43 y miles más. Cada 26 escucharán nuestras voces en las calles y las plazas públicas de nuestro País exigiendo la presentación con vida de nuestros hijos y todos los desaparecidos del País.
Por ahora los Padres y Madres de familia hemos decidido posponer nuestra marcha nacional y las protestas que se realizarían en la ciudad de México y dedicarles nuestra palabra y nuestra solidaridad a las víctimas del sismo del 19 de septiembre. A todos ellos les decimos de todo corazón que nos unimos a su dolor. Su dolor es nuestro, que los entendemos porque hemos caminado en esta ruta sorteando innumerables obstáculos, pero sobre todo enfrentando a un gobierno que se ha coludido con los perpetradores y se ha empeñado en sostener su verdad histórica, como la forma más efectiva y segura de que el pacto de impunidad con los responsables no se resquebraje.
Llevamos tres años buscando a nuestros hijos, tres años derramando lágrimas por no saber dónde están. Pero son lágrimas que han sembrado esperanza, que han robustecido nuestro espíritu y que ha abierto el camino para enlazar nuestras luchas y generar una conciencia social de no permitir que en nuestro país se siga desapareciendo a más personas
Las madres y padres de los 43 y la normal de Ayotzinapa los abrazamos en estos momentos marcados por la tragedia. Sentimos muy hondo su clamor y nos hermanamos también en su búsqueda para que se remuevan los escombros de la injusticia y encontremos a las personas que amamos. Sabemos que el gobierno tratará de sacar ganancia política de su dolor. Recuerden que solo el pueblo ayuda al pueblo. Es el pueblo quien ha sostenido nuestra lucha y que en momentos difíciles nos ha ayudado a levantarnos.
Nos pronunciamos porque el gobierno agote las labores de búsqueda y permita la libre organización de la sociedad civil que se apresta a ayudar y que se destinen los presupuestos suficientes para la reconstrucción de los daños ocasionados por el sismo.
FRATERNALMENTE
¡Porque vivos se los llevaron vivos los queremos!
Comité de padres y madres de los 43
¡Por la liberación de la juventud y la clase explotada, venceremos!
Comité Estudiantil “Ricardo Flores Magón” de la Normal Rural de Ayotzinapa, Guerrero.