encuentros
Un bosque de mujeres – Texto de Sylvia Marcos para el Conversatorio “Miradas, escuchas, palabras: ¿prohibido pensar?”
“UN BOSQUE DE MUJERES”
Carta a las compañeras zapatistas, a su voz colectiva en la voz de la Insurgenta Erika en Morelia el 8 de Marzo 2018.
Sylvia Marcos
“Nos dimos cuenta, que no solo no nos entendían, sino que su propuesta era mejor.”
(Sub Marcos, comentario sobre el inicio del levantamiento zapatista)
Queridas compas,
A traves de esta carta quiero hacer comentarios que me tocan muy profundo, al escuchar su discurso de apertura en el Primer Encuentro Internacional, Politico, Artístico, Deportivo y Cultural de Mujeres que Luchan. Palabras dichas en nombre de las mujeres zapatistas. Como la insurgenta Capitana Erika lo enfatizó varias veces: era “la voz colectiva de las zapatistas” y añadió con énfasis “a mí me toca leer, pero esta palabra la acordamos en colectivo” y todavía insistió “…con todas las compañeras que son organizadoras y coordinadoras en este Encuentro”. (Se hablaba de un colectivo de aprox. 1,000 mujeres) De a de veras un discurso colectivo que se logró, entre todas.
Compañeras zapatistas, les escribo esta carta a ustedes que me han convocado, interpelado, corregido, retado con sus palabras.
Desde mi rumbo, desde mi mundo, desde mi tiempo, desde mi modo.
Al momento de escucharlas se agolparon en mi mente tantas interconexiones! tantas experiencias de años con mujeres luchando por la justicia. Tambien referencias a lecturas estudiosas de teoría psicológica, sociológica, antropológica, histórica, feminista, de mujeres, de género. Ando interconectando varios caminos teóricos “Piense y piense” como dice Defensa Zapatista, para mejor entender este mundo y luchar para cambiarlo, transformarlo, para que las mujeres, 🙁 ese bosque de mujeres, que ustedes describieron y concibieron tan bien), podamos colaborar a crear ese mundo nuevo que todas deseamos… y no solo libres de todas las formas de violencia sino felices, plenas y creativas en nuestras vidas. Siento que lo mejor que puedo hacer ahora es comentarles lo que fui pensando al escucharlas.
Las escuchamos decir:
“Porque una cosa es ser mujer, otra ser pobre, y una muy otra es ser indígena. Las mujeres indígenas que me escuchan lo saben bien…., y otra cosa, muy otra, y más difícil, es ser mujer indígena zapatista.”
“…las invitamos para encontrarnos como diferentes y como iguales”
(Las grandes transformaciones no empiezan arriba, ni con hechos monumentales y épicos sino con movimientos pequeños en su forma y que aparecen como irrelevantes para el político y analista de arriba (SCIMarcos 2009, 33)
¿Un nosotrxs sin México? – Día 10, Conversatorio “Miradas, escuchas, palabras: ¿prohibido pensar?”
Esta tarde clara en el auditorio del CIDECI, Néstor Quiñones ha explicado que llevamos por dentro una batalla ardua entre pulsiones ya sea destructivas o impulsivas hacia la vida. En el arte, explicó, nuestras sumas de obsesiones, deseos y dolores toman partido por alguna de estas opciones: lo sano (optar por la vida) o lo patológico (optar por morir). En Los Adioses proyectados de Natalia Beristáin, habíamos visto a Rosario Castellanos reencontrar a su pareja, jugar entre las sábanas e intentar desnudarse aunque al final se arrepentía y se cubría el cuerpo tenuemente. “Me cuesta trabajo estar desnuda frente a ti”, le explicaba a un señor Guerra incapaz de contener su impulso creativo, de controlarla y de poseerla. “¿Sabes cuál ha sido tu problema siempre? Sientes mucho todo”, intentaba articular y justificar sus impulsos e incapacidades su pareja, un señor Guerra protagonizado por Daniel Giménez Cacho, quién tras presentar un cortometraje sobre la búsqueda de Salomón Aceves, Jesús Díaz y Marco Ávalos, los estudiantes de cine desaparecidos desde el 19 de marzo pasado cuyos cuerpos fueron disueltos en ácido sulfúrico según declaró este lunes 23 de abril la Fiscalía de Jalisco, protegió y exaltó que el Arte tiene la enorme y particular belleza de conseguir mostrar las heridas sin caer en la victimización, de provocar la escucha activa -dejarse tocar por el otrx- y por lo tanto de hacer el amor, ese “querernos como resultado de ir hacia el otrx”, ese querer desnudarse y brindarse que tanto quiso Rosario pero el México de hoy, vencido por su impulso patológico, quiere incluso disolver. Por ello, Yásnaya Aguilar irrumpió en el auditorio del CIDECI como un huracán dispuesto a sanar las heridas y la enfermedad contemporánea con el irreductible y originario remedio de la libertad. Si tomamos la domesticación del maíz como nuestro origen, lo alusivo a lo indígena apenas haría referencia a 200 de los 9,000 años transcurridos desde entonces, pues esta gran categoría fue creada por los Estados-Nación para encasillar, conjuntar y encapsular en un cajón único y supuestamente común distintas prácticas de vida y organización cuyo rasgo compartido era precisamente la negación a aceptar la idea de pertenecer a un Estado, es decir, a formar parte de algo mayor encima de los pueblos y practicar un estar juntxs falso e inocuo lejano al amor y cercano al impulso patológico de la muerte. Así, del torrente de palabras, miradas y escuchas compartidos por Yásnaya -lxs zapatistas de plano le pidieron su texto para seguirlo descubriendo con calma-, emergió ayer de nuestras heridas físicas y patológicas una pista enorme y vital para sobrevivir juntxs. “Eso que entiendo que los caracoles, que los compañeros zapatistas ya están haciendo, y disculpen si los contradigo, más que buscar un <<nunca más un México sin nosotros>>, están creando ya el nosotrxs sin México”, sonrió Yásnaya.
Escucha/descarga los audios (para descargar, haz clic con el botón derecho del mouse sobre la pista deseada):