EZLN
La tormenta ya llegó – El Concejo Indígena de Gobierno en La Garrucha
En la selva cuando llueve parece que el cielo se cae. La explanada del Caracol de La Garrucha se había convertido en un campo rojinegro de pasamontañas y paliacates enmarcado por el verdor de las montañas, la alegría resaltada por los murales retocados o recién pintados que decoran todos los edificios del caracol. En el gran templete, las concejalas y concejales del Concejo Indígena de Gobierno y Marichuy, su vocera, observaban a esa multitud festiva mientras la Junta de Buen Gobierno y la Comandancia General del EZLN daban la bienvenida.
Y entonces, cuando Marichuy tomó la palabra para cederla primero a tres concejalas del CIG, empezó la lluvia. Un torrente violento que opacó las voces de las concejalas, de Marichuy y de la Comandanta Rosalinda del Comité Clandestino Revolucionario Indígena – Comandancia General del EZLN. El campo rojinegro se transformó entonces en un mar de paraguas y lonas de plástico, bajo los cuales las bases de apoyo zapatista y los delegados del CNI se mantuvieron impávidos, gritando vivas, resistiendo la tormenta no con resignación, sino con alegría y determinación. Un niño que no tendría siquiera un año, arropado en un rebozo y protegido de la lluvia por un paraguas, limpiaba con cariño las gotas que salpicaban el brazo de su madre.
“Decíamos que se acerca la tormenta”, dijo Marichuy en su discurso, “pero creo que ya llegó”. Desde hace más de dos años, el EZLN ha estado advirtiendo que la tormenta se aproxima. En abril de 2015, el Subcomandante Galeano explicaba: “… subimos a lo alto de la ceiba para tratar de ver más lejos, no lo que pasó, sino lo que viene. Bueno, pues lo que vemos no es nada bueno. Vemos que viene algo terrible, más destructivo si posible fuera”. Por eso, porque los zapatistas veían llegar la tormenta, es que organizaron el seminario “El pensamiento crítico frente a la hidra capitalista” en mayo de 2015, al que acudieron pensadores de muchas partes de México y del mundo, para reflexionar sobre el contexto actual. Allí, los zapatistas compartieron su “mirada hacia la hidra”, y también su “mirada hacia adentro”, explicando cómo se organizan las comunidades zapatistas en términos de economía política, cómo la resistencia y la rebeldía son sus principales armas para enfrentar la tormenta y cómo, en ese contexto, luchan las mujeres zapatistas.
En febrero de 2016, los Subcomandantes Moisés y Galeano compartieron un análisis de la situación en las comunidades “partidistas”, a partir de datos específicos e historias de comunidades que ellos han observado. Después, en otro comunicado, hicieron un detallado recuento de cómo viven y se organizan las comunidades zapatistas para enfrentar la tormenta. El mensaje fue claro: quienes en vez de organizarse van por la vía del asistencialismo gubernamental, son despojados, desalojados, humillados.
Fue también para enfrentar la tormenta que el EZLN organizó el festival de arte “CompArte por la Humanidad” y la compartición de ciencias “ConCiencias por la Humanidad”. Durante ésta última, en un texto titulado El gato-perro y el Apocalipsis, el Sup Galeano escribió esto:
“Según nuestros análisis (y hasta ahora no hemos visto a nadie ni nada que los refute, antes bien, los confirman), estamos ya en medio de una crisis estructural que, en términos coloquiales significa imperio de la violencia criminal, catástrofes naturales, carestía y desempleo desenfrenados, escases de servicios básicos, colapso energético, migraciones, hambre, enfermedad, destrucción, muerte, desesperación, angustia, terror, desamparo. En suma: deshumanización. Un crimen está en curso. El más grande, brutal y cruel en la breve historia de la humanidad. El criminal es un sistema dispuesto a todo: el capitalismo. En términos apocalípticos: es una lucha entre la humanidad y el sistema, entre la vida y la muerte. (…) En resumen; digan no a la muerte y sí a la vida. Pero no se engañen. Van a tener que luchar todos los días, a todas horas y en todo lugar. En esa lucha, tarde o temprano, se darán cuenta de que sólo en colectivo tendrán posibilidades de triunfar.”
Es a partir de ese mismo análisis, esta vez desde los pueblos indígenas de México, que nació la iniciativa del Concejo Indígena de Gobierno, durante el 20 aniversario del Congreso Nacional Indígena.
Y es ante la tormenta que las comandantas, concejalas y la vocera han insistido tanto, durante estos encuentros, en la necesidad de unir fuerzas entre las comunidades, divididas como están por la ofensiva gubernamental a través de los proyectos asistencialistas, y entre el campo y la ciudad.
Como dijo Marichuy:
”Es el tiempo de los pueblos, es el tiempo de que nos unamos, es el tiempo de que juntos saquemos a estos grandes capitalistas que han por años despojado nuestras tierras. Nos han dividido, nos han hecho pelear entre nosotros. (…) Ahora es tiempo, hermanos, de unificar, de pensar juntos qué vamos a hacer, cómo vamos a ir construyendo ese México nuevo.”
Ahora, al escribir estas palabras, en este intervalo de la tormenta, la música inunda el caracol y el baile anima. Pies en botas, sandalias o huaraches chapotean alegremente en el lodo mientras la noche deja caer su manto sobre la selva. Es el tiempo de los pueblos.
Escucha los audios:
Llegada del Concejo Indígena de Gobierno y su vocera Marichuy:
(Descarga aquí)
Bienvenida por parte de la Comandancia General del EZLN (lee aquí):
(Descarga aquí)
Bienvenida por parte de la Junta de Buen Gobierno de La Garrucha (lee aquí):
(Descarga aquí)
Concejala del pueblo tzeltal:
(Descarga aquí)
Concejala del pueblo otomí:
(Descarga aquí)
Concejala del sur de Veracruz:
(Descarga aquí)
Observación: La calidad de los siguientes dos audios se vio comprometida por la tormenta que cayó sobre La Garrucha.
Palabras de Marichuy (lee aquí):
(Descarga aquí)
Palabras de la Comandancia General del EZLN en voz de la Comandanta Rosalinda (lee aquí):
(Descarga aquí)
Palabras de la Comandanta Miriam en el Caracol de Morelia
PALABRAS DE LA COMANDANTA MÍRIAM, a nombre del Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del EZLN, el día 15 de octubre del 2017 en el Caracol de Morelia, Chiapas
Escucha la primera parte aquí: (Descarga aquí)
Escucha la segunda parte aquí: (Descarga aquí)
A los compañeros y compañeras del Congreso Nacional Indígena.
A los compañeros de la Sexta nacional e internacional.
A los compañeros y compañeras del Concejo Indígena de Gobierno.
En especial a la compañera María de Jesús Patricio Martínez, vocera del Concejo Indígena de Gobierno de México.
A los hermanos y hermanas que por primera vez han llegado a conocernos.
Hermanos y hermanas:
En el nombre de los compañeros bases de apoyo zapatistas hombres, mujeres, niños, niñas, ancianos y ancianas aquí presentes me permito el uso de la palabra.
El habernos encontrado en este centro de encuentro rincón del México y del mundo no porque es un gusto es porque sabemos que todos y todas es una serie de necesidades que nosotros nos toca luchar para ponerlos en su lugar como queremos nosotros los trabajadores del campo y de la ciudad.
Voy a hablar un poco o platicar un poco de la historia de las mujeres, de las abuelas de nuestros bisabuelos, de nuestros tatarabuelos que fueron explotados en las fincas. Antes, cuando estaban los finqueros, los rancheros que decimos, nuestras abuelas fueron explotadas, discriminada, porque nunca lo tomaron en cuenta, que la mujer no sirve para nada, que la mujer no vale nada, que la mujer sólo sirve para tener hijos, para cuidar la casa. Nuestras abuelas sufrieron durante mucho tiempo de la esclavitud porque ellos están sometido de tantos trabajo por los patrones, nuestras abuelas se levantan muy temprano para hacer todo el trabajo necesario de la casa, porque saben al amanecer tiene que ir a trabajar en la casa del patrón.
Nuestras abuelas cuando se enferman el patrón nunca le da permiso a que descanse sino que es obligado, tiene que trabajar y cuando se van en las hacienda en el trabajo a él lo maltratan, lo humillan, lo desprecian por ser pobres y por ser mujeres. Nuestras abuelas cuando trabaja en casa del patrón tiene que dejar listo lo que comen sus hijos y su esposo, cuando llega a la casa del patrón ahí ella tiene que agarrar un trabajo de lavar la ropa, de barrer la casa, lavar los platos y todo lo que le dicen el patrón tienen que hacer.
Las mujeres jóvenes trabaja con el patrón, le obligan que quiere que lo atendiera pues cuando llega el patrón, le quita los zapatos, lo sacan, o sea lo llevan todo lo que necesitan para ir a bañar, es lo que hacen las muchachas y a veces ahí así son violadas. Y así fue el sufrimiento de nuestras abuelas por que ellos a veces les dan el trabajo duro, el más duro trabajo es que muelen la sal del ganado, le dan por tarea y cuando es tiempo de cosecha de café las mujeres se van por que le dan un costal de café despulpado para quitar la cáscara, todo el día tiene que trabajar ahí nuestras abuelas, y el día de descanso que dicen los patrones que no llegan a la casa grande del patrón a trabajar porque se turnan las abuelas.
No es porque descansan sino que tienen que ir a la milpa a cargar el maíz, a cargar la leña, a limpiar la milpa porque nuestros tatarabuelos nunca pudieron pagar su deuda porque cada mes, cada vez, cuando rentan un pedazo de terreno tienen que pagar en el trabajo del patrón, no tuvo tiempo para limpiar sus milpas por eso nuestras abuelas son ellas que tienen que trabajar duro.
Es lo que pasó con nuestras abuelas, pero hay otros que son los mozos, los criados que dicen que siempre está dentro de la casa del patrón, que no tienen familia sino que el patrón lleva a la casa grande los niños huérfanos y son los mozos o los criados del patrón y esos que llegan ahí los niños o niñas del patrón son dueños del patrón, porque lo explotan, porque ahí no tiene libertad para jugar. Ellos cuidan los animales, los puercos, los perros, las gallinas, cargan agua, cargan leña, desgrana maíz, si son niños chicos, si no pueden desgranar el maíz, la patrona llega donde están las hormigas y le meten la mano los niños aunque lloran los niños, nadie lo defiende, nadie lo escucha y así sufrieron muchos años, compañeros.