México
Comisiones de la verdad: un atlas de esfuerzos por la memoria y la justicia
Texto de Aldabi Olvera. Fotografía de portada: Luis Suaste
A raíz de la propuesta del Ejército Zapatista de Liberación Nacional para impulsar una movilización que detone la creación de una Comisión de la Verdad, algo que familiares y organizaciones exigen al menos desde el 2018, compartimos un Atlas sobre diversos esfuerzos de búsqueda de justicia en el mundo que podrían inspirar la experiencia mexicana.
Al finalizar dictaduras militares, guerras civiles y periodos de violencia inusitada, organizaciones sociales y civiles de diversas latitudes del mundo han impulsado la creación de instrumentos e instituciones llamadas de “justicia transicional” para esclarecer crímenes de lesa humanidad perpetrados por Estados y otros actores.
“Son periodos donde la verdad ha sido ocultada. Y la verdad es un elemento clave para la transformación de un conflicto, la sanación de las víctimas y poder enfrentar realmente las consecuencias de esas violaciones.”
Así lo explica Carlos Beristáin, psicólogo con una larga trayectoria en investigación de violaciones de derechos humanos y actual integrante de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición que comenzó a operar en Colombia en 2018.
Beristáin, quien también fue parte del Grupo Interdisciplinario de Expertas y Expertos Independientes (GIEI) para el caso Ayotzinapa en México, detalla que una parte esencial de estos mecanismos de búsqueda de justicia son las Comisiones de la Verdad, órganos que tienen la facultad de investigar y determinar responsabilidades colectivas y de lanzar recomendaciones para la reparación y no repetición de posibles violaciones a derechos humanos.
Normalmente, estas comisiones son integradas por expertos a los cuales se le encarga la recolección de testimonios de las víctimas de la violencia, sistematización, análisis y publicación, explica el documento Romper el silencio, el cual hizo en 2018 una propuesta de Comisión de la Verdad y la Memoria Histórica que esclarezca la guerra desatada durante los sexenios de Calderón y Enrique Peña Nieto en México.
Alrededor de 43 países han instalado comisiones de este tipo con mayor o menor éxito. Una de las pioneras fue la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas argentina, encabezado por el escritor Ernesto Sábato. De 1983 y 1984, la comisión argentina recopiló testimonios de víctimas de las juntas militares. Al final de su trabajo vio la luz el informe Nunca Más, el cual detalla la desaparición de 8,961 personas entre 1976 y 1983.
En nuestro continente abundan otras experiencias como la Comisión Nacional de la Verdad y la Reconciliación de Chile (1990-1991), el Proyecto lnterdiocesano de Recuperación de la Memoria Histórica (REMHI, 1995-1998) y la Comisión para el Esclarecimiento Histórico (1997-1999) de Guatemala o la Comisión de la Verdad y Reconciliación del Perú (2001-2003).
Yolanda Aguilar es antropóloga y terapeuta feminista. Sobreviviente a la dictadura militar de Guatemala, se integró como redactora del informe REMHI, publicado hace ya 20 años. Este proyecto es una excepción, pues no fue iniciado y conducido por la sociedad civil. Su principal objetivo, relata Aguilar, fue “crear confianza en las personas acerca de la importancia de hablar de lo que había sucedido en el conflicto armado.”
“Los retos fueron vislumbrar la dimensión del conflicto, los números y patrones de la violencia, la corrupción vinculada con las estructuras del gobierno” relata Aguilar.
La iniciativa partió de la iglesia católica y organizaciones de base. Esto le dio un carácter nacional necesario al proyecto pero enraizado a nivel local. Conformada con personas de las comunidades más afectadas llamados promotores o animadores de la palabra, el trabajo de la REMHI fue básico para la posterior Comisión para el Esclarecimiento Histórico bajo el mandato de la Organización de Naciones Unidas.
Se reportan diez indígenas Yaqui desaparecidos en la ultima semana
Foto de portada por Santiago Navarro F
Por Vanessa García Navarro y David Milán
En Sonora, el pueblo Yaqui de Loma de Bácum, uno de los ocho pueblos que forman la Tribu Yaqui, denunció el pasado miércoles 14 de julio, la desaparición de varios miembros de su comunidad. Desde entonces la incertidumbre continúa latente, pues, los familiares ignoran en qué condiciones se encuentran las víctimas de este acontecimiento.
En la denuncia pública, hecha por la comunidad, figuran los nombres de siete personas: Martín Hurtado Flores, Braulio Pérez Sol, Eladio Molina Zavala, Juan Justino Galaviz Cruz, Fabian Sombra Miranda, Leocadio Galaviz Cruz, y Fabian Valencia Romero (cuyas edades oscilan entre los 27 y 66 años); sin embargo, en esa misma fecha, también se reportó la desaparición de Artemio Arballo Canizalez, Benjamín Portela Peralta y Gustavo Acosta Hurtado. Son diez indígenas que hasta el momento se encuentran en calidad de desaparecidos.
Se informa que siete de ellos fueron vistos por última ocasión mientras se disponían a llevar vacas para efectuar una celebración en una población aledaña. La comunidad se enteró de las desapariciones el mismo día que ocurrieron, por tanto, la guardia tradicional de esta comunidad decidió proceder con cautela antes de tomar acciones. Al día siguiente, al ver que sus hermanos no volvieron, la vigilancia tradicional y algunos voluntarios partieron rumbo a la sierra a bordo de cuatro camionetas para buscarlos. Lamentablemente los escasos hallazgos fueron “sólo el equipaje esparcido de tres de ellos, una piola y una vaca quemada,” como indicaron los familiares en la denuncia pública.
Otro miembro del pueblo, que por razones de seguridad prefirió solo presentarse como Felipe, explicó las circunstancias de la desaparición y, la situación peligrosa en la que se encuentran, ya que desconfían del Estado y de la presencia del narco en la región, los cuales muchas veces no se sabe distinguir. “Ellos cuidaban vacas. Eran parte de un rancho que se llama Agua Caliente. Iban por unas reses para las fiestas tradicionales del siguiente pueblo, que se llama Bataconsica, que está a cinco kilómetros de nuestro pueblo que se llama Loma de Bácum”, dijo Felipe.