
Mundo
Una montaña para “artellarnos” – Diálogo con miembros de Xira pola Vida, Galiza
Una charla con Fernando y Denis de XirapolaVida, Galiza
Junio, 2021
Por Colectivo Radio Zapatista
Vives donde comienza y termina tu continente, donde amanece y oscurece al final. Luchas desde la zona templada a la que abrazan una zona frígida y una tórrida. Habitas aquella región que se pensó la Finisterre. Mientras contemplas el ocaso en el poniente oceánico, tu mirada apunta allende el mar para imaginar que vislumbras, a más de siete mil kilómetros, esa gigantesca isla continental de la que ha zarpado una “Montaña” en travesía por la vida. Antes, un poco más cerca, a unos doscientos kilómetros, tu memoria se nubla con el horror del hundimiento del buque petrolero Prestige, con su marea de chapopote que bañó de muerte dos mil kilómetros de costas atlánticas y cantábricas hace dos décadas. Pero estás en Galiza y sabes de resistencia. También recuerdas a la marea humana que se organizó para lavar miles de toneladas de petróleo y empapar de vida las playas turbias. Hoy que la gente ha llegado al puerto de Vigo desde muchos lugares para recibir al Escuadrón 421 que agrupa a Lupita, Carolina, Ximena, Yuli, Bernal, Felipe y Marijose, lees una manta provocadora que les llama a despertar y les apresta a levar anclas para zarpar hacia una travesía colectiva en su propia tierra, articulando experiencias tan diversas como olas. Así que es posible que veas la llegada de la “Montaña” como un reto “hermoso, grande y necesario” que nos anima a “artellarnos (articularnos, unirnos) territorialmente”, como lo plantean Fernando y Dennis, “artellados” en decenas de Colectivos de la Coordinadora Galega da Xira Zapatista pola Vida.
La comunidad autónoma de Galicia es una de las 17 que existen en el Estado Español. Las ahora cuatro provincias galegas (Pontevedra, Ourense, Lugo y A Coruña) se distribuyen en una cartografía que históricamente fue reduciéndose pero que aún abarca una gran extensión de tierra y territorios costeros, mareños y numerosas aldeas, además de centros urbanos, que albergan narraciones que dan sentido a su pasado común. Desde ahí cuidan su cultura, sus tradiciones, su lengua, su vida. Desde aquí se organizaron para recibir al zapatismo en el puerto de la ciudad de Vigo.
Fernando y Dennis nos comparten sus experiencias de lucha, organización y resistencia.
Fernando: Trabajo en varios colectivos, casi todos de una forma u otra ligados a la defensa del territorio. Con Dennis coincidí en las brigadas deseucaliptizadoras en Froxán (Galiza). Esto porque Galicia tiene un problema importante con el eucalipto como una especie invasora plantada cada vez más masivamente por los intereses de la industria papelera, de la celulosa. Y hay una iniciativa de las brigadas deseucaliptizadoras que nacieron del Monte Vecinal de Froxán y de la Asociación Ecologista de VerdeGaia (http://verdegaia.org/brigadas/) que es como un voluntariado ambiental para apoyar a los Montes Vecinales, que es una propiedad comunal de los pueblos, y a particulares que quieran eliminar el eucalipto de sus tierras y poner especies autóctonas. Porque el eucalipto empobrece el suelo, favorece los incendios, chupa mucha agua. Es un problema medioambiental. Igualmente me vinculo con la lucha de los Montes Vecinales en Mancomún. En Galicia permanece esta figura legal de propiedad de los montes que son del colectivo, de la comunidad, no se pueden vender ni partir. Es algo previo a la lógica capitalista. Las vecinas y vecinos, simplemente por el hecho de vivir en el sitio, tienen derechos de uso pero no de propiedad mercantil. Entonces es una forma muy extendida que ocupa una cuarta parte de Galicia. Este problema en Galicia en las últimas décadas, desde hace unos 50 años, se ha acrecentado sobretodo con la entrada en la Unión Europea, ha habido políticas capitalistas que se han ido imponiendo y que fomentan el abandono rural. Políticas que buscan romper las comunidades labregas, la autosuficiencia, la cultura campesina, e ir ‘vaciando el campo’, para dejarlo en manos de los intereses de las grandes empresas. De hecho, relacionado con el eucalipto, también hay un serio problema de acaparamiento de tierras en Galiza por empresas de la celulosa y del papel, o bien, directamente, hay acaparamiento del uso, aunque la propiedad siga siendo de particulares. Sobre los Montes Comunales, y debido al abandono, el mal gobierno está planeando leyes para poder obligar a una cesión de gestión a empresas privadas. Pero hay otros lugares en donde si se mantiene una comunidad viva, que quiere gestionar el territorio y defenderlo hay proyectos muy interesantes como el de las brigadas de Froxán. Donde yo vivo, estamos luchando por un monte donde aún tenemos que recuperar la titularidad de los vecinos. El ayuntamiento lo usurpó en los años sesenta, en tiempos de (Francisco) Franco. Ahí estamos en esa lucha, y estamos también enfrentándonos a una ola tremenda en este último año de proyectos eólicos que arrasarían una gran parte de los montes gallegos, por no decir todos. En Galiza hay 4,000 eólicos instalados en los montes de compañías eléctricas privadas, algunas de ellas que están operando en el Istmo de Oaxaca (México, como Naturgy, Fenosa, Endesa o Iberdrola).
Nos identificamos con los problemas del extractivismo:
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Denis: Yo estoy trabajando en construir Bravos Foundry (Ferrería de Bravos, http://bravosfoundry.com/es/), un proyecto con una aldea abandonada, pero yo no soy gallego (viene de Berlín, Alemania), es una lucha menos local. El objetivo principal de Foundry es crear espacios, o liberar espacios del neoliberalismo, crear espacios afuera del ámbito de estado y capital. Soy académico y no me gusta trabajar en una universidad, pero me gusta investigar y quería crear un espacio donde se pueda hacer de otra manera. Llegando a Galicia ‘el campo te come’. Ya no haces tanto trabajo académico. Estás con el monte, estás con la tierra. Yo no veo una contradicción ahí. Creo que liberar estos espacios del neoliberalismo se trata de construir una infraestructura que funcione fuera de este ámbito. Y la autonomía comienza con la tierra, con la autosuficiencia, con la defensa de la tierra. Lo que yo defiendo tal vez es menos concreto que las luchas que dibuja Fernando ahora pero es parte. Tal vez sea más una “tierra mental” o algo así, pero el neoliberalismo también nos coloniza mentalmente. Para liberarse de eso hay que tener espacios liberados y tejer redes entre ellos. Y trabajar para construir infraestructuras afuera del capitalismo que nos destruye. También estoy involucrado en un proyecto que se llama freeingspace.com (https://freeingspace.com/) que es un mapa sin ánimo lucro, sin estados, sin discriminación, proyecto manejado de manera democrática. Creo que lo más importante es tejer redes entre ese tipo de espacios para crear otro tipo de mundo, como suelen decir los zapatistas, “un mundo en que quepan muchos mundos”, no sé si lo digo bien.
Construir espacios liberados y tejer redes entre ellos:
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RZ: Pues vemos muchas similitudes con los múltiples rostros del despojo. Nos gustaría conocer más a profundidad qué tipo de acciones, qué personas están involucradas en crear estos espacios y tejer estas redes como un movimiento hacia la Xira.
Fernando: ¿Cómo hacemos aquí en Galiza con la Xira? Cada uno aportando lo que podemos y lo que sabemos. La vemos como una oportunidad de reconectarnos, de reconocernos, de aprender de las otras luchas (…) Es muy interesante que estamos gente ligada a movimientos rurales contra megaproyectos, colectivos feministas, LGTB, organizaciones obreras, anarcosindicalistas, colectivos antifascistas, organizaciones por la recuperación de la memoria histórica (que vivieron la represión tras la guerra civil), proyectos autogestivos de educación. Es la muestra de un mundo donde quepan muchos mundos.
Las reconexiones y cómo nos organizamos:
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Denis: Aquí vivo en la aldea y hay ese sentido de apoyo mutuo, toda la gente se conoce y la gente se apoya en enfrentar cosas muy concretas que trascienden las divisiones partidarias. El sentido de proyecto de Montes Comunales es para las generaciones que vienen. Y ese sentido es súper importante. La gente siente la necesidad de construir eso. (La delegación zapatista) va a llamar a Europa La Tierra Insurgente, pero aún no existe, está por construir, la gente lo quiere. Estamos en un camino de muerte y destrucción mundial. Y hay que construir esta tierra comunal. La Xira trata de trabajar para esto. Esta red se trata no sólo de mostrar solidaridad con los zapatistas sino de hacer las redes.
Los Montes Comunales son para las generaciones que vienen:
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Es a partir de esa necesidad de construir redes que los colectivos organizados en torno de la llegada zapatista a Europa se identifican con el mensaje y la práctica cotidiana de las comunidades indígenas rebeldes. Dennis agrega que “los proyectos de estos movimientos y colectivos parten de cosas muy concretas”, como por ejemplo la lucha contra los eólicos, el trabajar junto con los vecinos. “Eso nos junta, poco a poco podemos construir burbujas de autonomía para poder autogestionar nuestros territorios, nuestros barrios, nuestras vidas, nuestros cuidados”, agrega Fernando.
La importancia de reconstruir la comunidad local:
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RZ: ¿Qué tanto se ha logrado la vinculación? ¿Cuáles son los desafíos?
Denis: Un desafío es entender que lo que enfrentamos globalmente -la hidra y sus cabezas y sus manifestaciones, con su poder de metamorfosis y sus bichos expansivos- siempre quiere más, junto con el Estado que es expansivo y quiere poder. El desafío es fomentar una conciencia de que en varias luchas estamos afrontando el mismo bicho, pero al fin es un bicho. ¿Cómo hacerlo? Conectándonos, no sé, haciendo mesas redondas. Es muy difícil. El enemigo es global, eso es cierto, la lucha es global. Hace cien años había un internacionalismo. Hoy es otra cosa, la globalización de hoy es la del capital, es la de Facebook, es otra cosa, de hecho nació un nacionalismo nuevo. No tengo una respuesta buena.
Fernando: El reto que afrontamos es muy grande ahora mismo, estamos ante la gran tormenta y la definen muy bien los compas. Llevamos doscientos años de combustibles fósiles que han permitido la expansión del capitalismo para llegar a esta destrucción y ahora se acaban y el sistema va hacia un colapso. Y tiene una capacidad de mutar para conseguir el beneficio, el poder y la explotación. Yo veo que la excusa de la pandemia, en Europa, se usa como doctrina del shock. La gente está preocupada. Si es para tanto o no es discutible. Pero se está usando para incrementar el control sobre la población. Hay medidas represivas y empobrecimiento de sectores populares (por desvío recursos hacia grandes empresas). Vamos hacia otra fase del capitalismo. Los compas lo están viendo claro. ¿Cómo reaccionar ante esto? Acá es difícil por lo desestructurado de las comunidades. En las aldeas a veces por el despoblamiento se deja de celebrar la fiesta, pero hay que intentar de múltiples maneras. Debe haber múltiples respuestas porque son múltiples las realidades. La izquierda convencional, partidista, está totalmente perdida, no quiere ver cuál es la situación histórica a la que nos enfrentamos. Se sueña con los tiempos del estado bienestar, ferramenta inútil, y si se dice (lo que ocurre) no hay votos.
El reto es grande, hermoso y necesario:
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Aquí agrega Dennis que hay otro desafío, que es conectar todas las luchas. Parte del objetivo de la Xira por la Vida es eso y de hecho ya se está logrando. Nos cuenta que ya estaba anunciado y que, con la preparación para la llegada del escuadrón zapatista, comenzaron a conectarse, aunque el desafío no termina.
Crear comunidad haciendo cosas conjuntamente:
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RZ: En la preparación de la gira, más allá de lo local, ¿cómo lo ven en lo europeo?
Denis: Lo que ha llamado la atención ante el anuncio de la gira es la conformación de comités a nivel nacional y luego subcomités. Creo que hay mucho contacto entre colectivos que antes no lo tenían y eso es bueno. Yo conozco un montón de proyectos que no conocía y tienen más contacto que antes. Toda la gente está haciendo lo que puede.
Fernando: ¡Yo es que flipo!, cuando ves en la Escuelita (iniciativa zapatista de 2013) su capacidad organizativa y observas que tienen todo el rodaje de treinta años de organización. En Europa no lo tenemos. Llegan y nos hacen un reto muy hermoso pero nos muestran nuestras incapacidades. Yo no sé si estar muy de acuerdo con Dennis acerca de la burocracia en los comités. Nos falta mucho que aprender para ser operativos, pero nos falta porque no tenemos costumbre de trabajar colectivamente. Decía una compañera del sindicato labrego que no hay un espacio común de movimientos sociales en Europa, como mucho la Marcha Mundial de las Mujeres y la Vía Campesina. Pero no había cuando los compas lanzan esta maravillosa ‘proposta’ de la XirapolaVida, no hay ese espacio. Al principio desde Galiza estábamos esperando un poco qué es lo que se organiza desde Europa y tal. Y me acuerdo que nos decía un compa en una reunión: “es que no hay a quién dirigirse en Europa, tenemos que tejerlo nosotros con Europa”. El reto es muy grande, es muy hermoso y es muy necesario. Es difícil, no partimos de cero, partimos de menos diez y es muy necesario. Creo que los compas nos dan un ejemplo de abajo arriba y ellos lo hacen así, en asambleas en comunidades, los MAREZ (Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas), las Juntas de Buen Gobierno. Aquí en Galicia hemos intentado establecer grupos locales, comarcas, ciudades y artellarnos (articularnos) territorialmente. Aquí en el Estado Español se pretende un poco así, que a veces es poco operativo, farragoso, pero bueno, por lo menos vamos caminando e intentando mejorar.
RZ: Y para esta Gira por la Vida, ¿qué necesidades hay en cuestiones operativas, teniendo en cuenta que es el primer puerto?
Fernando: Hay un equipo de gente trabajando. En Vigo tenemos prevista la llegada, recibimiento, acto primero en el puerto. Antes de que llegue La Montaña llegarán las delegaciones europeas para recibirlos, tenemos espacios para alojamiento de la delegación zapatista pero también un espacio para el trabajo, el encuentro y para delegaciones europeas. Hay muchas comunidades de montes y algunas tienen instalaciones muy buenas y nos han ofrecido la de Taneiga, el Centro Sociocultural y Deportivo las Pedriñas (Caracol Base de la Europa Zapatista que se reúne para recibir a la Montaña) y otras más.
Los colectivos articulados en la Xirapolavida han organizado un equipo de comunicación y trabajan en la difusión por redes sociales, como Facebook, Twitter y un blog. Recogen las acciones en la calle, en mesas informativas, foros, seminarios, con acciones de recaudación de fondos. Desde el punto de vista más logístico, trabajan en comisiones y grupos de trabajo, con una comisión legal, una de logística, de finanzas, de alimentación para la llegada y el recibimiento para la delegación zapatista, así como para las delegaciones europeas y del Estado Español.
Fernando: Habrá fiesta y acto político, porque van juntas, quien quiera acercarse puede poner sus necesidades de alojamiento, alimentación, etcétera, y lo que se puede aportar, actos, actividades, menaje de cocina, para que el equipo logístico sepa lo que se necesita y lo que se cuenta. Aquí tenemos una lengua, hermana del portugués, hay diferentes lenguas y pueblos en el Estado Español como en Catalunya o Euskadi. Los enlaces estarán en galego.
Para cerrar la charla, Fernando narra la que recuerda como “una de las cosas más bonitas” que alguien le ha dicho en la vida. Fue algo que escuchó en uno de sus viajes a México. Ocurrió en la Escuela Normal de Cherán (municipio autónomo en el estado de Michoacán) cuando él estaba hablando de la realidad de Galicia, cuando contó que eran un pueblo que estaba perdiendo su lengua por la fuerza del castellano, cuando contó que eran un pueblo campesino, marinero. Uno de los niños le respondió “¡Es que no sabíamos que en Europa hubiera pueblos indígenas!” Fernando comenta que “el 99.9 por ciento de los gallegos no se identificarían con esa definición de indígena” y propone “buscar en esa raíz común indígena que creo que todos los pueblos tenemos de conexión con la tierra” mucho más viva en Latinoamérica que en Europa, quizá, nos dice, porque “ustedes llevan quinientos años de represión, pero nosotros llevamos dos mil, por lo que ese pozo de raíz indígena aquí está mucho más borrado”.
Denis, para despedir la conversación, nos cuenta que se está preparando una exhibición “Samir Vive”, a más de dos años del fallecimiento del defensor de la tierra y del agua Samir Flores Soberanes, comunicador asesinado en la puerta de su casa en Morelos, México, en febrero de 2019.
Hay muchas historias por contar sobre las tormentas que han sorteado estas tierras en su empeño antifascista y republicano. El legado de los núcleos de resistencia de mujeres libertarias que se “artellaron” en A Coruña en 1936 está por cumplir un siglo. Ese legado es lucha que continúa, incluso al interior de las organizaciones anticapitalistas. La migración, el arraigo inadvertido, el dolor de la invisibilidad que excluye a personas migrantes y racializadas son heridas abiertas, también al interior de las organizaciones anticapitalistas, como sueños pendientes.
Hace 528 años que Cristóbal Colón, los hermanos Pinzón y sus marineros volvieron a Europa de su primer viaje al Caribe. Mientras Martín Pinzón tocó puerto en Bayona con La Pinta, Colón regresó por Lisboa. Llevaba en La Niña a un grupo de diez pobladores taínos capturados en La Española (hoy Haití y República Dominicana), aunque sólo cuatro sobrevivieron la travesía. Siguiendo una ruta similar, el capitán Ludwig y su tripulación, en medio de una pandemia, han llevado a buen puerto en Vigo a la delegación marítima zapatista “Escuadrón 421”, gente libre que se embarcó en la Isla Mujeres, la Finisterre del sureste mexicano.
Siete compas que navegaron por miles llevan la fuerza de las batallas comunitarias libradas dignamente. Acaban de renombrar un continente (Slumil K’ajxemk’op, Tierra Insumisa, la que no se resigna) tras desplegar un mensaje que se ancló en Vigo en pleno solsticio de verano: “DESPERTAD”. Pisaron este nuevo continente en plenilunio. Con la profundidad histórica que “artella” la conexión de Galiza con la vida, la lengua, la tierra y el trabajo, si vives o luchas o habitas en colectivo este confín, el pronóstico anuncia que volverás a sortear el barlovento.
Fotografías: Xira pola Vida
Pueblos de la Amazonia denuncian invasiones del capital verde
Por Aldo Santiago
El contexto de la pandemia por la Covid-19 facilitó aún más la destrucción acelerada de la selva, la violencia e invasión por parte de los madereros, terratenientes y empresas, aunado al peligro que representan los proyectos de economía verde impuestos en la Amazonia.
Dicha denuncia fue realizada por miembros de seis pueblos indígenas y de comunidades extractivistas, agricultoras campesinas, ribereñas y quilombolas, quienes se reunieron en el evento “Amazonia sitiada: Entre violencia y golpe ‘verde’. Pueblos del bosque en defensa de la Madre Tierra y contra las invasiones del capital”.
Entre los conflictos que denunciaron las comunidades se encuentran: apropiación ilegal e invasión de tierras indígenas, deforestación de grandes superficies, envenenamiento con agrotóxicos de fuentes de agua; así como amenazas, desplazamiento forzado y asesinato de sus habitantes, lo cual representa un escenario de proporciones inéditas en la Amazonia ante las políticas anti indígenas del actual gobierno brasileño.
Junto a integrantes de movimientos y organizaciones sociales de Brasil y otros países, l@s participantes del encuentro hicieron un llamado a los pueblos de todo el mundo para defender los territorios amazónicos de megaproyectos de antaño y la nueva embestida pintada de verde.
L@s participantes del encuentro señalaron también la violencia indirecta del capitalismo verde mediante los programas REDD+ (Reducción de las Emisiones por Deforestación y Degradación Forestal), PSA (Pagos por Servicios Ambientales), y más recientemente, los proyectos de compensación de carbono forestal, de biodiversidad y las llamadas “Soluciones basadas en la Naturaleza”.
Las comunidades participantes del encuentro enfatizaron que, por el hecho de vivir en contacto directo con la tierra, la afectación derivada por el cambio climático es mas fuerte que en otras geografías, como lo demuestran “las respuestas de la Madre Tierra como inundaciones, sequías, extinción de varias especies de plantas y animales y aparición de nuevas enfermedades como la COVID-19”.
Colonialismo verde

Mediante carta, l@s participantes del encuentro señalaron que desde el año de 1999, el gobierno brasileño impuso al estado de Acre como un escenario en la vitrina mundial de la economía verde, con lo cual atrajo enormes cantidades de dinero de bancos y agencias de desarrollo.
“Su intervención en los territorios causó división y provocó un retroceso en nuestra lucha colectiva por la tierra y los derechos. A pesar de la gran cantidad de dinero, ningún territorio indígena fue demarcado. Por el contrario, la convivencia de la comunidad con el bosque fue restringida, poniendo en riesgo nuestra supervivencia física, cultural y espiritual. Mientras tanto, la extracción de madera, la ganadería y la deforestación avanzaron”, denuncian integrantes de comunidades campesinas, afrodescendientes y de los pueblos indígenas Apurinã, Huni Kuim, Jaminawa, Shanenawa, Xavante y Yawanawa.
Para los miembros de los pueblos indígenas y campesinos, uno de los primeros obstáculos frente a los programas de economía verde son las complicadas denominaciones y términos técnicos que acompañan a los proyectos, los cuales evitan la transparencia y su participación efectiva en ellos.
Aunado a ello, para l@s denunciantes, dicha estrategia oculta la intención real de dichas políticas internacionales, pues solo legitiman la contaminación y destrucción de las industrias, sobre todo en países como Alemania, Reino Unido y Estados Unidos, quienes son sus principales promotores.
“La palabra ‘secuestro’ en este contexto no se refiere tanto al tan mencionado carbono, sino más bien a la Amazonia como espacio de vida y diversidad. Mientras los promotores e intermediarios de estos proyectos lucran, a nosotros se nos imponen reglas y restricciones para el uso de la tierra, y si es que existe la tal llamada ‘distribución de beneficios’, esta se limita la donación de algunos bienes de consumo”, denuncia la carta final del encuentro, donde enfatizan que aceptar dichos programas representa renunciar a su autodeterminación como pueblos.
También señalan el peligro que representa que dichas políticas públicas y programas gubernamentales faciliten la creación de leyes para la transformación de la Amazonia en sumidero de carbono, pues “gradualmente controlan, criminalizan y expulsan a los pueblos del bosque: el programa REM (siglas en inglés de ‘REDD Early Movers’) del gobierno alemán, apoyó durante años la implementación del Sistema de Incentivos para Servicios Ambientales (SISA) por parte del ‘Gobierno del Bosque’ en Acre”.
Entre las consecuencias negativas de SISA se encuentra el avance de la ganadería, la extracción de madera y la deforestación. Además, los pueblos y comunidades denuncian que hasta la actualidad no se sabe con detalle cómo se ejecutaron dichos recursos monetarios.
“Hoy en día el programa REM busca imponer los proyectos REDD en Mato Grosso, principal estado para el agronegocio brasilero, y tememos que los principales beneficiarios de estos recursos serán las oligarquías vinculadas a este sector. Tanto en Acre como en Mato Grosso, el programa REM no incluye un apoyo, ni mucho menos garantías para la demarcación de tierras indígenas”.
Mercantilización de la naturaleza

Para los pueblos y comunidades de la Amazonia, uno de los mayores peligros de los proyectos de economía verde es el comercio de créditos de carbono bajo el programa REDD.
Desde el año de 2010, los gobiernos de Acre (Brasil), California (EE.UU.) y Chiapas (México) firmaron un acuerdo con el objetivo de generar un mercado de créditos de carbono mediante el cual la conservación de los bosques en Acre y Chiapas permitirían la reducción de las emisiones contaminantes de una de las mayores industrias del mundo.
“Una vez que estas industrias, como por ejemplo las refinerías de California, ganan su ‘derecho de contaminar’, las comunidades urbanas que viven en las cercanías siguen siendo afectadas directamente por las emisiones de gases nocivos. Declaramos nuestra solidaridad con estas comunidades y, desde ya, rechazamos cualquier ‘beneficio’ de tales negocios”, anunciaron los pueblos y comunidades participantes del encuentro.
Leer también → EEUU: California intenta revivir proyectos REDD+ alrededor del mundo
A su vez, destacaron que los programas como REDD y los PSA coinciden con el actuar de aquellos encaminados a la implementación de infraestructura para el transporte de los productos del agronegocio, puesto que ninguno de ellos respeta el derecho de las comunidades a una consulta libre, previa e informada.
“A veces convocan a dos o tres personas a una reunión para después decir que hubo consulta”, puntualizan en el documento sobre la actuación de mala fe de quienes organizan reuniones sin legitimidad de las comunidades.
Como ejemplo de esta situación, refieren el caso de la ONG Comisión Pro-Indio, la cual utiliza el testimonio de mujeres indígenas sin reconocimiento de sus comunidades para legitimar su participación en el “programa indígena” del Fondo Verde para el Clima (GCF, por sus siglas en inglés).
“Este protagonismo no existe, y esta mujer no nos representa. Si el GCF realmente tuviese en cuenta las voces de las mujeres indígenas, frenaría sus intentos de imponer los proyectos REDD en nuestros territorios”, denuncia la carta.
Según la denuncia, otro ejemplo de como el Estado es cómplice del saqueo se evidencia con el Catastro Ambiental Rural, cuya implementación desde 2012 junto al nuevo código forestal, acompañado de leyes, decretos y programas oficiales para “regularizar” las tierras, ha facilitado los actos de apropiación indebida como los proyectos de REDD.
Estos programas vienen acompañados de prohibiciones de caza y del uso de madera, además de que se implementan sistemas de vigilancia ambiental en territorios donde se agrava la crisis alimentaria y habitacional.
“Las compañías aéreas y petroleras que se benefician de este proyecto pretenden ‘compensar’ sus emisiones de carbono pero, obviamente, no compensan la violencia de los desalojos que provocan a través de proyectos REDD en la Amazonia”, señala el documento del encuentro para contrastar la publicidad de las empresas que argumentan proteger los bosques mientras los pueblos y comunidades de la selva sufren las consecuencias negativas de su imposición.
Frente a esta situación, los pueblos y comunidades anunciaron que fortalecerán sus procesos de reflexión y resistencia contra los “golpes verdes” que amenazan la Amazonia.
“Nuestra esperanza está puesta en mantener nuestra presencia en los territorios. En lugar de aceptar ‘beneficios’ y ‘oportunidades’ inmediatos, que nos hacen rehenes de los intereses ocultos de los proyectos del ‘capitalismo verde’, tomaremos nuestras decisiones a largo plazo, pensando en las vidas de las generaciones venideras”, finaliza el documento mediante el cual invitan al mundo entero a solidarizarse con su lucha y rechazar las falsas soluciones verdes al colapso ambiental.