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Contra la violencia criminal, solidaridad desde Italia con los barrios y con las luchas sociales desde abajo.
El miércoles 8 de septiembre nuevamente San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, volvió a ser escenario de la violencia armada que sacude todo México desde hace 15 años, es decir desde el inicio del así llamada “guerra al narco”.
Alrededor de la 5pm, en el anillo periférico oriente, entre los barrios populares de Molino Los Arcos y Cuxtitali se desató una balacera entre dos nutridos grupos armados que se prolongó hasta la medianoche y que terminó con un saldo de dos muertos, varios heridos, una tortillería y varias casas incendiadas. Decenas de balas perdidas y varias explosiones sembraron el pánico entre la población de los barrios y colonias afectadas (Molino Los Arcos y Cuxtitali, especialmente en sus secciones del Romerillo y el Roble) que quedó a la merced de los grupos armados ya que el operativo montado por la Guardia Nacional y los demás cuerpos policiacos no hizo otra cosa que quedarse al margen del conflicto y, aún así, hay testimonios de vecinos sobre la violencia de los uniformados en contra de gente inocente. También las quemas de casas provocaron un incendio en el bosque que conlinda con estas poblaciones, muy cerca de algunas casas, que las autoridades se negaron a apagar argumentando que no había condiciones de seguridad. Solamente gracias a la lluvia que estaba cayendo en ese momento fue que el incendio no tuvo mayores consecuencias.
Las organizaciones sociales independientes de la sociedad civil de San Cristóbal llevan años denunciando la total impunidad de los grupos delictivos y de sus organizaciones de fachada, cuales Sentimientos de la Nación, Almetrach y otras de corte paramilitar quienes con sus grupos de choque no sólo lucran y viven de negocios ilícitos sino también se han vuelto mercenarios al servicio de la clase política para acosar, amenazar y reprimir a los y las luchadoras sociales de la entidad. Especialmente desde hace años han salido denuncias sobre la presencia de grupos delictivos en la zona norte-oriente de la ciudad responsables de ecocidio, secuestros y violencia en general contra la población y l@s activistas ambientales de la zona.
EZLN: Comando Palomitas
Fuente: Enlace Zapatista
Comando Palomitas.
Septiembre del 2021.
Yo no lo sé de cierto, pero la leyenda ubica la gestación de esta unidad de élite del ezetaelene hace algunas lunas.
Aunque la comandancia general zapatista ha negado una y otra vez su existencia, y clasifica esas maledicencias en la carpeta de “Mitos Geniales y No” (junto con las leyendas del Sombrerón, la Xpakinté y las recetas gastronómicas del finado SupMarcos), los rumores ubican el nacimiento del ahora famoso Comando Palomitas en el Caracol de Tulan Kaw, a finales del año del 2019.
Según esto, el autodenominado SupGaleano había acaparado todo el maíz palomero del suroriental estado mexicano de Chiapas. Y, aunque el susodicho alegó después que su plan era sabotear las grandes cadenas de cine y obligarlas a reducir el precio de tan preciado artículo -así como que se prohibieran las absurdas variaciones que ofrecen palomitas con sabor a frituras rancias-, investigaciones posteriores abundaron en la hipótesis planteada por el fiscal (un ser extraordinariamente parecido a un escarabajo), quien en el juicio planteó el móvil del crimen: el SupGaleano quería atascarse de palomitas él solo. La súbita e incomprensible escasez de salsa picante aumentaba las sospechas.
El fiscal llamado Don Durito –que se vestía como el Fiscal de Hierro de los hermanos Almohada (no confundir con los Almada, ésos son otros)-, desplegó una brillante pieza de oratoria llena de referencias cinematográficas que, hay que reconocerlo, a ratos recordaban a Al Pacino, a Tom Cruise, a John Travolta, y a Matthew McConaughey (cfr. las películas de estos actores y temática de jurisprudencia). El acusado, fungiendo como su propio abogado, no fue menos y, además, agregó referencias al arte dramático. Estaba el susodicho argumentando como Shui Ta / Shen Te frente a los dioses (“La Honesta Persona de Sechuan”. Bertold Brecht), cuando llegó la hora del pozol y el jurado en pleno se ausentó.
Viendo que no se haría justicia y el malvado SupGaleano se saldría con la suya, la banda de Defensa Zapatista, con la colaboración del Gato-Perro, tomó por asalto la champa del SupGaleano y “expropió” no sólo varios costales de maíz palomero, también no pocos cartones de salsa picante. El amado Amado hacía entonces sus primeras incursiones en la banda de Defensa Zapatista (aunque ya había debutado en Oventik en 2018, en el primer festival de cine, cuando le robó cámara a Gael García Bernal), así que formó, con su amigo Chinto, una especie de sucursal de la horda de Defensa Zapatista.
En la nueva pandilla se auto reclutó la Verónica, hermanita del Amado y de quien se dice es el “ala radical” del Comando (suele llevar tatuajes hasta en los labios cuando le toca el caramelo agridulce que los contiene). El Chuy y la Cintia fueron reclutados después. Durante un tiempo, la Esperanza dirigió a la tropa, pero no tardó en incorporarse, junto con Defensa, al equipo de fútbol femenil de las milicianas. Entonces el amado Amado quedó como mando.
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Corrían los meses de abril y mayo. La unidad que después sería bautizada como “La Extemporánea”, se preparaba por centenares en el Semillero “Comandanta Ramona”.
El SupGaleano recibió entonces la orden de evitar que los niños molestaran a sus mamaces mientras tomaban el curso de Escucha y Palabra. El susodicho enfrentó ese nuevo reto organizativo y diseñó una reforma a la inexistente ley orgánica del ezetaelene. Su objetivo: darles una estructura militar e instruirles en el difícil arte del sabotaje, la destrucción indiscriminada y los chillidos coordinados y secuenciados.