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Ecuador, el país que poco a poco exterminan. Miradas tras el paro nacional
Esta es una serie fotográfica acerca de lo acontecido en el Paro Nacional; corren ya varios días y prácticamente en todas las provincias ha habido agitación, bloqueos, cierre de vías principales –como la carretera Panamericana– y acceso a ciudades, toma de pozos petroleros, como el caso de la provincia de Orellana en plena Amazonia; más de 136 detenidos, aproximadamente 70 heridos incluidos niños, madres embarazadas, cateos por parte de las Fuerzas Armadas del Ecuador a comunidades indígenas y una larga cadena de judicialización y violación a los derechos humanos por parte del Estado ecuatoriano que no cesa.
En Quito, la capital, el paro mantiene un campamento muy cerca del Centro Histórico, en un espacio público que se conoce como «El Árbolito», lugar con mucha carga simbólica de luchas y movimientos sociales; ahí se encuentra la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) organizando las actividades en la capital y coordinando las acciones a nivel nacional.
El Paro Nacional, es un esfuerzo político impulsado por el movimiento indígena para organizar acciones en la calles y mostrar al mundo que lo que viene promoviendo Rafael Correa en el exterior, no se ve reflejado en la sociedad ecuatoriana. Tan es así que sectores políticos contrarios al partido político que encabeza el gobierno nacional (Alianza País) se han sumado de diferentes formas desde el 2 de agosto hasta ahora.
Mujeres y capitalismo. Una reflexión a tres “erres”.
Eugenia Gutiérrez. Colectivo Radio Zapatista. México, agosto de 2015.
A la memoria de Nadia Dominique, Olivia Alejandra,
Yesenia Atziry y Milé Virginia.
A la entereza de Mirtha Luz.
Nuestras distintas miradas
El pensador y artista británico John Berger lo dibuja con enorme claridad. En sus estudios sobre las formas en que nos miramos como personas, particularmente en Ways of Seeing (Formas de ver), Berger ha observado que, en nuestras sociedades contemporáneas, no es lo mismo mirar a un hombre que mirar a una mujer. Si un hombre aparece, miramos en él lo que nos puede hacer o lo que nos puede dar. Si una mujer aparece, miramos en ella lo que podemos o lo que no podemos hacerle (Berger, 1990: 45-46). En nuestra interpretación de lo dicho por Berger, calculamos, medimos, hacemos cuentas y nos acomodamos para sobrevivir. Si se trata de un hombre, tendrá nuestro miedo, nuestro respeto en función de lo que él tenga. Si se trata de una mujer, no tendrá nada. Pensaremos o sentiremos lo que tenemos para ella y haremos cálculos sobre qué tanto puede permitirnos hacerle. Si el hombre no tiene nada y no puede lastimarnos ni beneficiarnos, decidiremos si lo despreciamos o lo ignoramos. A la mujer la despreciaremos o la ignoraremos en automático. El miedo o el respeto que ella nos infunda dependerá de lo que diga o haga… tal vez.














