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Actualización de éxodo migrante – 26 de octubre 2018
Costa de Chiapas, 26 de octubre 2018
Las más de seis mil personas que componen el grueso del Éxodo migrante recorrieron hoy el tramo más largo hasta el momento en su paso por Chiapas, entre las localidades de Pijijiapan y Arriaga. Desde las tres de la mañana comenzaron su camino a orilla de carretera, esperando por largas horas algún medio de transporte que les facilitara recorrer más de 100 kilómetros de distancia. En las primeras horas del trayecto las personas permanecieron con limitado acompañamiento institucional de atención humanitaria, seguridad y protección de derechos humanos. Al amanecer observamos un mayor despliegue de atención humanitaria y logística por parte de los ayuntamientos de Pijijiapan, Tonalá y Arriaga. Aun así, la solidaridad de comunidades, organizaciones sociales y religiosas sigue siendo el mayor soporte ante el desgaste físico y emocional de las personas que componen el éxodo.
Al igual que en los últimos dos días, personas y familias que decidieron retornar por agotamiento, desinformación y las difíciles condiciones ambientales e institucionales del éxodo, se exponen a la ausencia de protocolos de acompañamiento para la repatriación por parte de ayuntamientos, consulados e instituciones encargadas de la atención a grupos vulnerables, como es el caso de la niñez. Esta ausencia se traduce en largas esperas en espacios sin garantía de seguridad, alimentación y sanidad.
Hemos observado algunas expresiones locales de rechazo y xenofobia hacia la población migrante, reforzada por algunos medios de comunicación y redes sociales. Ante esto exigimos la intervención institucional para identificar y sancionar actos que promueven la discriminación hacia las personas migrantes.
Caravana de migrantes a su paso por Pijijiapan y Tonalá, Chiapas
Madrugada. Aún no son las dos de la mañana y una luna casi llena ilumina las calles de Mapastepec. La pequeña ciudad duerme, pero en la plaza central, en el patio de la iglesia y en las calles aledañas algunos grupos se desperezan ya y empiezan a arreglar sus pocas pertenencias. Una hora más tarde el movimiento ya es intenso y muchos ya emprendieron el camino. Se organizan en grupos de 10, 20, 30 personas. Los niños pequeños van en brazos de sus madres o padres, pero la mayoría, a pesar del sueño y del cansancio, camina.

Al llegar a la carretera giran rumbo a Pijijiapan, con la esperanza de que algún vehículo los recoja. Muchos lo hacen, sobre todo a partir de las 6 de la mañana, cuando los camiones y combis empiezan a circular. Avanzan algunos kilómetros y luego, al aproximarse a algún retén (migración, policía federal, ejército), se detienen y los migrantes bajan, pues los conductores temen tener problemas con las autoridades. Los migrantes atraviesan los retenes a pie sin interferencia de las autoridades (de hecho, en algunos, como el militar, el personal está ausente), esperando que otro conductor se solidarice más adelante.
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