
Francia
500 años de resistencia indígena, acción de protesta en París, Francia, Slumil K’ajxemk’op el 13 de agosto 2021
París, Francia. Activistas cantaron el himno zapatista en un puente sobre el río Sena en París, en apoyo a las luchas de resistencia de los pueblos originarios, respondiendo a la convocación del Congreso Nacional Indígena y el movimiento zapatista de México, 500 años después del sometimiento de los mexicas de Tenochtitlán ante las tropas de los conquistadores españoles conducidos por Hernán Cortés, dando inicio a cinco siglos de resistencia al colonialismo y al racismo. Al pie de la Torre Eiffel, se escucharon gritos de protesta: “¡500 años ya basta! ¡Resistencia indígena!” (500 ans ça suffit ! Résistance indigène !).
En una toma de palabra frente al museo del Quai Branly, donde 20 toneladas de piedras labradas por manos olmecas están exhibidas, afirmaron que “el 13 de agosto 1521, Tenochtitlán cayó en manos de los conquistadores de Hernán Cortés, pero hoy 13 de agosto 2021 las zapatistas están en Madrid y se trata esta vez de un viaje por la vida, y no de conquista y de muerte, sino de intercambios y solidaridad. ¡Zapata Vive, la lucha sigue!”.
Música: Himno Zapatista, por Flor de Fango (2000).
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Ofrecen en Francia flores de los Jardines a Defender a la delegación marítima del EZLN
París-Aubervilliers, 16 de julio de 2021. El Escuadrón 421 recibió el sábado pasado flores salvajes cultivadas en los Jardins À Défendre (JAD) d’Aubervilliers, un municipio conurbado de París administrado ahora por un partido derechista, después de ser un bastión comunista durante más de medio siglo en el cinturón rojo (banlieue rouge) que rodea las orillas del nordeste de la capital francesa. Estas flores simbolizan una invitación a tomar la palabra y a poner el cuerpo para defender un territorio insumiso ante las amenazas del capitalismo.
Los siete integrantes de la primera delegación zapatista escucharon en su acto público de bienvenida la intervención de María, una compañera franco-mexicana quien es profesora de español y defiende su huerto junto a su familia desde hace un año. “Somos parte del pueblo que lucha para la defensa de las tierras de cultivo en las zonas urbanas en Aubervilliers y Pantin, donde todavía hay siete hectáreas de huertos”. Cuatro hectáreas de parcelas familiares están siendo despojadas por los intereses de la industria cementera del país galo. Desde mayo, están ocupando el lugar con sus cuerpos y su inteligencia colectiva, “por lo que se ha creado una JAD, es decir, Jardines para Defender”. Estas siglas hacen eco a otras Zonas A Defender como la ZAD de Notre-Dame-des-Landes en Bretaña que invitó a finales de julio a las mujeres a reunirse entre ellas antes de la celebración anual de su encuentro intergaláctico.
“Compas Zapatistas, nos encontramos con su presencia frente a un espejo de esperanza, que refleja sus luchas y las nuestras. ¡Viva S’lumil K’ajxemk’op!”, declaró María ante el Escuadrón 421. Los jardineros parisinos afirman que no son los únicos defensores de los huertos urbanos en la región de París. Desde su creación, estos jardines se han distribuido entre las familias de la clase trabajadora, y desde entonces tienen una función alimentaria. Después de haber alimentado decenas de generaciones de parisinos desde hace muchos siglos, las tierras de la Plaine des Vertus han sido gradualmente absorbidas por una urbanización indecente y sin sentido. Durante casi cien años, los Huerto Obreros (Jardins Ouvriers) de Aubervilliers han prolongado siglos de historia campesina de la horticultura en el departamento suburbano de Seine-Saint-Denis (93) donde se encuentran los barrios más pobres del país.
Actualmente, más de 10.000 m² de parcelas de jardines están amenazadas en Aubervilliers. Un megaproyecto inútil para los preparativos de los Juegos Olímpicos de 2024. Precisamente una piscina de entrenamiento para nadadores profesionales además de un solárium, con baño turco y sauna, lo cual amenaza con destruir gran parte de esta inmensa zona verde ubicada al pie del Fuerte d’Aubervilliers. Esta fortificación defensiva fue construida en los años 1840 alrededor de París por Adolphe Thiers, un conservador monarquista quien luego fue el jefe de gobierno que reprimió de manera sangrienta a la Comuna de París en la primavera de 1871.
Quienes heredan hoy el espíritu de rebeldía de las mujeres communardes que fueron asesinadas y encarceladas hace 150 años, tienen el rostro de jardineras insumisas que se volvieron defensoras tenaces de hortalizas, flores y árboles, al organizarse en el Colectivo de defensa de los jardines obreros de Aubervilliers (Collectif de défense des jardins ouvriers d’Aubervilliers). “Cultivar es resistir” (Jardiner c’est résister) indica una pintura sobre la pared de una cabaña de un huerto amenazado de destrucción total. Los huertos obreros están preparándose también para resistir a un proyecto de complejo hotelero y a una nueva estación de transporte urbano.
Los vecinos y las personas que se solidarizan con las causas de las mujeres y hombres « jardinières et jardiniers » han decidido resistir activamente construyendo cabañas para cultivar y pernoctar para vigilar y defender día y noche este oasis en medio de los edificios austeros y del tráfico capitalino. De acuerdo con una compañera fotógrafa que ocupa el sitio de la JAD, “esta semana es muy crítica para los jardines, la amenaza de expulsión es más palpable, desde un correo que envió un agente judicial para decir que nos teníamos que mover de ahí a partir de este fin de semana. Es por eso que convocamos a todos para movilizarse, a venir físicamente, con vuestros cuerpos defender esas tierras, donde hemos creado lindas cosas desde que ocupamos esos jardines.”
Ante riesgos severos de una expulsión violenta por parte de la fuerza policiaca, el jardinero Hugo nos confiesa su tristeza ante una probable e inminente destrucción de sus verduras y árboles, como el gran ciruelo lleno de frutas rojinegras deliciosas que probaron los Medios Libres con deleite. En entrevista, Hugo comenta con orgullo que es albañil y padre de una familia franco-portuguesa, y que llega de repente a las seis de la mañana a su cabaña en medio de su huerto que le sirve también como oficina donde trae su laptop y prepara cotizaciones de obras para sus clientes parisinos. Para el jardinero Hugo, su pequeño huerto representa un espacio íntimo de trabajo, muy personal y amoroso, pero también una zona de respiro y de diversión, tejiendo lazos de ayuda mutua en el corazón de un hermoso patrimonio de biodiversidad y humanidad.