La obstinada lucha por el territorio y la dignidad en el TIPNIS, Bolivia
Militarización, hostigamiento y la obstinada lucha por el territorio y la dignidad en el TIPNIS
I PARTE:
El año 2014, posterior a la Novena Marcha Indígena en defensa del Tipnis y a la resistencia a la Ley 222 de “consulta previa” , circulaba un proyecto de Ley que tenía la clara intención de anular la Ley 180 de protección a ese territorio. La dirigencia no sabía quién lo había escrito, ni el verdadero peligro que éste representaba para el Tipnis. Según Emilio Noza, para entonces presidente de la Subcentral Sécure, había salido de alguna instancia gubernamental para que alguna dirigencia paralela la pudiese presentar al órgano legislativo.
El documento, según algunos comunarios del Tipnis, había sido filtrado por la dirigencia paralela afín al gobierno central.
Finalmente, el 3 de julio de 2017, indígenas afines a Evo Morales hicieron entrega del Proyecto de Ley de protección, desarrollo integral y sustentable del territorio indígena – TIPNIS, el cual anula la intangibilidad y da luz verde a la rechazada carretera que parte en dos el corazón de su territorio.
Los indígenas del Tipnis, habían sido traicionados por el presidente de su ente matriz, Domingo Nogales Morales. Nadie entendía que pasaba, y cómo Nogales Morales se pudo volcar tan rápido contra sus hermanxs.
La iniciativa de Nogales fue a título personal, dice el resto de dirigentxs de la Subcentral del Tipnis, no hubo consulta con la dirigencia y menos con las comunidades del territorio. Alguna hermana dice que hubo muchas “fichas”, ( dinero), que convencieron a Nogales a tomar semejante decisión.
El colectivo Chaski Clandestinao, había entrevistado a Nogales los años 2012 y 2014. Según sus palabras, aquel entonces él seguía manteniendo una postura de rechazo a la carretera y su posición “firme” en la defensa de su territorio.
El año 2012, en plena resistencia de las comunidades del Tipnis a la consulta fraudulenta[1] y la construcción de la carretera, nos decía lo siguiente:
El efecto ‘Hodor’ que paraliza la izquierda estadounidense
En entrevista con Anna Curcio, Álvaro Reyes, miembro de El Kilombo, Carolina del Norte, analiza la situación actual en los Estados Unidos bajo la administración Trump, el resurgimiento de la supremacía blanca y el neonazismo, en particular a partir de los eventos en Charlottesville, así como las resistencias en el país.
El efecto ‘Hodor’ que paraliza la izquierda estadounidense
Anna Curcio: ¿Podría darnos un breve resumen de los eventos ocurridos en Charlottesville y ayudarnos a entender su contexto?
Alvaro Reyes: Como algunos de sus lectores sabrán, el 11 y 12 de agosto del presente año, unos 500 neonazis y supremacistas blancos marcharon por las calles de Charlottesville, Virginia, como parte de una manifestación que llamaron “Unir la Derecha” [Unite the Right]. El propósito de la marcha fue protestar contra el plan del gobierno local de retirar un monumento en honor a Robert E. Lee, el general que lideró al ejército de los Estados Confederados –el bando que defendía la permanencia de la esclavitud– durante la guerra civil estadounidense. Los organizadores de “Unir la Derecha” aclamaron a la manifestación como la mayor reunión de supremacistas blancos en varias décadas.
En respuesta, cientos de manifestantes antifascistas también convergieron en esa ciudad para repudiar lo que denunciaron correctamente como “terror racista”. En la tarde del día 12, James A. Fields, un neonazi vinculado al grupo de supremacistas blancos “La Vanguardia de América” (Vanguard America), atacó a los antifascistas, atropellándolos con su carro (una táctica que, como sabemos, las organizaciones de derecha promovieron en Internet durante los meses anteriores), hiriendo a 35 personas y matando a Heather Heyer, de 32 años, miembra de los Socialistas Democráticos de América (Democratic Socialists of America, DSA).
El furor suscitado por el asesinato de Heyer fue tal que por todo el país se extendió la exigencia de que de una vez por todas se removieran todos los monumentos a los confederados. El lunes 14 de agosto, aquí en Durham, Carolina del Norte, los manifestantes tomaron las calles y derrumbaron una estatua de un soldado confederado, tirándola de su pedestal al piso. La exigencia de retirar los monumentos confederados se ha propagado como incendio por el país y ha crecido hasta incluir una amplia gama de monumentos que conmemoran a figuras vinculadas a la esclavitud, el genocidio de los pueblos indígenas y la masacre de mexicanos en los Estados Unidos, e incluso monumentos del pasado más reciente: por ejemplo, un movimiento importante se ha formado en Filadelfia para exigir el derrumbe de una estatua en honor a Frank Rizzo, el comisario general de la policía y alcalde de esa ciudad de finales de los 1960 a principios de los 80, quien aterrorizaba a los filadelfianos negros y latinos con una política de “disparar primero, preguntar después”.
Creo que es importante señalar que, tanto para las fuerzas fascistas como las antifascistas, la lucha sobre estos monumentos tiene que ver no sólo con las formas de contar la historia, sino con dos visiones distintas de lo que deberíamos hacer con relación al extraordinario nivel de racismo presente hoy en el país. Los fascistas señalan a estos monumentos como un recordatorio de la supremacía blanca sobre la cual los Estados Unidos fueron constituidos, y argumentan que este precedente fundacional justifica plenamente la encarcelación de los negros, la criminalización y deportación de los migrantes latinos y la exclusión de los musulmanes. Mientras tanto, las fuerzas antifascistas señalan a los monumentos para argumentar que, a menos que enfrentemos la naturaleza fundacional de la supremacía blanca en este país –una supremacía blanca que, cabe recordar, sirvió como inspiración directa, aunque raras veces mencionada, para el fascismo hitleriano–, no podremos explicar de manera adecuada el auge contemporáneo del extremismo racista. Dicho de otra manera, es como si sólo en el momento en que las condiciones globales de posibilidad para este proyecto llamado Estados Unidos se desvanecen rápidamente, estuviéramos obligados a ver a ese proyecto por lo que verdaderamente es y sigue siendo.