Chiapas
Presos de Chiapas inician huelga de hambre
Seis presos de tres distintos penales de Chiapas iniciaron este viernes, 15 de marzo, una huelga de hambre indefinida para exigir su libertad, con el apoyo de otros presos organizados de otros penales del estado. Los seis presos en huelga de hambre fueron detenidos arbitrariamente, torturados, acusados de delitos fabricados y forzados a firmar declaraciones autoinculpatorias bajo tortura. Han pasado muchos años de su vida tras las rejas por delitos que no cometieron. Ellos son, como tantos otros, víctimas del sistema de “justicia” mexicano, cuyo principal método de “investigación” es la tortura y la incriminación de personas inocentes.
En los siguientes audios, los presos comparten la dolorosa historia de su prisión:
La huelga de hambre se dio a conocer en una conferencia de prensa realizada en la Plaza de la Catedral en San Cristóbal de Las Casas, una hora después del inicio de la huelga, a las 11 de la mañana del viernes 15 de marzo de 2019.
Escucha los audios de la conferencia de prensa:
Lee el Comunicado de acción en solidaridad con la huelga de hambre de los Solidarios de la Voz del Amate
Lee el Comunicado del ex preso Alfredo Gómez López en solidaridad con la huelga de hambre
Lee el Pronunciamiento del Grupo de Trabajo No Estamos Todxs:
Simulada Alerta de Género incrementa violencia contra las mujeres en Chiapas
Informe de la Campaña contra la violencia hacia las mujeres y el feminicidio en Chiapas sobre la Declaratoria de Alerta de Género.
Las organizaciones que solicitamos y hemos dado seguimiento puntual a las medidas derivadas de la Declaratoria de Alerta de Violencia de Género (AGV) en Chiapas, exigimos este 8 de marzo (2019), el cese de su engañosa aplicación. Consideramos que las limitadas acciones emprendidas e informadas por el gobierno, a más de un año de su aplicación, lejos de detener la violencia, han resultado ser una simulación y una burla para las mujeres violentadas y asesinadas. Así mismo denunciamos que, las autoridades responsables de cumplir y hacer cumplir el derecho que tenemos las mujeres a la seguridad de nuestras vidas, es decir a vivir una vida sin violencia, han generado impunidad y han mostrado indiferencia, negligencia, desconocimiento y hasta complicidad con los perpetradores.
La violencia de género tiene causas múltiples y complejas, todas ellas ligadas a las relaciones de dominación/subordinación sobre las mujeres que histórica y culturalmente se han naturalizado como parte del imaginario colectivo patriarcal, colonial y sexista que prevalece tanto en las ciudades como en las zonas rurales del país. Ese carácter estructural de la violencia, abonado con la pobreza extrema y la desestructuración de la vida campesina que la modernidad neoliberal impuso oficialmente en Chiapas desde de los 80s, ha propiciado la idea de que las mujeres somos objetos no sólo de explotación y uso sexual del poder masculino, sino que, violando todos nuestros derechos, nos han convertido en objetos desechables a través de múltiples formas de violencia feminicida y victimización, incluyendo los feminicidios, que van aumentando y formando modelos de agresión, como sucede en bares, cantinas y antros en donde se prostituye, emborracha, droga, viola tumultuariamente, asesina y después arrojan al descampado o a la vía pública los cuerpos de niñas indígenas, como ha sucedido en 4 de los últimos casos de los que tenemos documentados. Lo anterior es ejemplo de que las autoridades no toman su responsabilidad en la política pública de seguridad para las mujeres, impidiéndonos el pleno goce y ejercicio de nuestros derechos.
Pretextando que la AVG no es un instrumento que se avoque a combatir el carácter estructural de la violencia, las acciones que se han realizado y que se reportan en el informe que el Gobierno del Estado de Chiapas presentó en la última sesión del Grupo Interinstitucional y Multidisciplinario (GIM) en noviembre de 2018, son tan inocuas, superficiales e insuficientes que sólo han vulgarizado el concepto de género mostrando no sólo la incapacidad del gobierno para abordar el problema, sino también el carácter patriarcal obtuso de las instituciones y su funcionamiento. Estos hechos nos reafirman en nuestro posicionamiento de que no es sólo la presión al Estado lo que va a desaparecer la violencia de género hacia las mujeres, sino que somos los pueblos y especialmente las mujeres, quienes tenemos que luchar por nuestra autodeterminación personal y nuestra autonomía política, quienes podremos transformar el carácter patriarcal de la sociedad y hacer una lucha efectiva contra la violencia de este régimen neoliberal.