Policía asesina a maestros y pobladores en Nochixtlán, Oaxaca
Por Alejandro Reyes
En la mañana de este domingo, 19 de junio de 2016, elementos de la policía federal llegaron a la localidad de Nochixtlán, Oaxaca, para desalojar el bloqueo que miembros de la CNTE, estudiantes y padres de familia y personas solidarias mantenían desde hace ocho días. Con extrema violencia, la policía atacó a los maniestantes primero con gas lacrimógeno y balas de goma y después con armas de fuego durante varias horas. En la refriega perdieron la vida ocho personas.
Además, según información de la CNTE, más de 60 personas resultaron heridas, entre docentes y pobladores, a los cuales la policía les negó el acceso al hospital local. Los heridos fueron atendidos por la población en una iglesia y finalmente trasladados a otros hospitales. Según información de los Servicios de Salud de Oaxaca, 31 heridos de gravedad se encuentran ahora en el Hospital General “Pilar Sánchez Villavicencio” de Huajuapan de León y en el Hospital General “Benito Juárez” del IMSS en la ciudad de Oaxaca.
Se reporta también un número indeterminado de niños y niñas que se perdieron de sus padres y madres al momento de la represión, y cuyos familiares los siguen buscando.
Más de 20 personas fueron detenidas y hasta el momento se reportan 22 personas desaparecidas.
Según información de Regeneración Radio, Radio Pozol y Emeequis, los fallecidos son:
EZLN: Apunte sobre la guerra contra el magisterio en resistencia: (La Hora del Policía 3).
Apunte sobre la guerra contra el magisterio en resistencia:
(La Hora del Policía 3).
Junio del 2016.
Del cuaderno de apuntes del Gato-perro:
.- No sabemos si en el resto del país, pero al menos en Chiapas, los de arriba están perdiendo la guerra mediática.
Hemos visto a familias enteras, en el medio rural y el urbano, apoyar al magisterio. Y no nos referimos a apoyos del tipo “este puño sí se ve”, “el pueblo unido, jamás será vencido”, y las consignas que, a pesar de las distancias en calendarios y geografías, siguen siendo las mismas, porque abajo sigue siendo de elemental principio la solidaridad. Si en movilizaciones anteriores del magisterio rebelde, la “ciudadanía” (ese término que oculta la desigualdad) se mostraba hastiada y molesta, ahora las cosas han cambiado.
Cada vez más son las familias que socorren a l@s maestr@s, los apoyan para sus viajes y marchas, se angustian cuando son agredid@s, les ofrecen alimentos, bebidas y refugio. Son familias que, según la taxonomía de la izquierda electoral, estarían “embrutecidas” por la televisión, “son come tortas”, “están alienadas”, “son acarreadas”, “no tienen conciencia”. Pero al parecer, la descomunal campaña mediática en contra del magisterio que resiste, ha fracasado. El movimiento de resistencia contra la reforma educativa se ha convertido en un espejo para cada vez más gente-gente (es decir, no la de organizaciones sociales y políticas, sino gente común). Como si se hubiera despertado un sentimiento colectivo de urgencia ante la tragedia que viene. Como si cada golpe de tolete, cada bomba de gas, cada bala de goma, cada orden de aprehensión, fueran consignas elocuentes: “hoy la ataco a ella, a él; mañana iré por ti”. Tal vez por eso, detrás de cada maestro hay familias enteras que simpatizan con su causa y con su lucha.
¿Por qué? ¿Por qué un movimiento que ha sido ferozmente atacado por todos los frentes sigue creciendo? ¿Por qué, si son “vándalos”, “holgazanes”, “terroristas”, “corruptos”, “opositores-al-progreso”, mucha gente de abajo, no poca de en medio, y hasta alguna de arriba, saluda, así sea a veces en silencio, al magisterio que defiende lo que cualquier persona defendería?