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Debora Cerutti/la Tinta

Compañera del colectivo La Tinta narra su detención en un Centro para Migrantes de México-2a Parte

En el mes de marzo, La tinta viajó a México a realizar la cobertura del “Primer Encuentro internacional, político, artístico y deportivo de mujeres que luchan”. En un operativo policial en la ruta que une Ciudad de México con San Cristóbal de las Casas, Chiapas, retuvieron a una de nuestras cronistas, Débora Cerutti. Aquí la segunda parte de un relato de primera mano sobre las 13 horas de detención en un Centro para Migrantes.

Por Débora Cerutti para La tinta

El encierro y el tiempo

Tras una noche encerrada con tres hombres en una habitación bajo llave, me trasladan a la madrugada al pabellón de mujeres, donde me toman las huellas digitales, me fotografían y me sacan las pertenencias. Me vuelven a encerrar, esta vez, en una habitación con dos mujeres, una de ellas con su niño de dos o tres años.

El kit: un cepillo de dientes, un jabón, una pasta de dientes, papel higiénico. Y “agarre su colchoneta, señorita”. Para las madres que allí estaban, un par de pañales estaba incluido.

No puedo identificar cuánto tiempo pasó desde ese momento hasta que nos llamó la guardia cárceles a desayunar. Crucé un gran patio con un mural en el centro con motivo de los derechos de lxs niñxs. “Por lo menos hoy la comida tiene sal”, exclama una de ellas, mientras le da salchichas con ketchup a su niño, como parte del menú provisto por las cocineras de ese lugar a eso de las ocho de la mañana.


Me siento mirada por las mujeres. “Nunca había visto a una argentina” me dice Roxy, guatemalteca de veinticinco años que iba con David, su niño de cuatro años cuando la agarraron en Tampico, a seis horas de la frontera con Estados Unidos. Mientras intento dibujar América Latina, Nelly me dice algo del color de mis ojos y de los marrones que se ven por su tierra. Las tonalidades de iris varían si se tiene el caribe cerca o las sierras cordobesas, parece. Me cuenta que es hondureña y me presenta a su hija Melody, de diez meses. A Nelly, de diecinueve años, la migra la agarró en Veracruz, cuando intentó atravesar México camino a Estados Unidos, huyendo de los golpes de su marido. Me dice que no va a intentar cruzar nuevamente, que no quería volver a exponer a su niña, a pesar de que el pago que le había realizado el coyote le garantizaba dos intentos más.


La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) lanzó una cifra escalofriante: en 2017 se registraron 412 muertes de migrantes, cruzando la frontera entre los Estados Unidos y México. Ese mismo año, según las estadísticas del Instituto Nacional de Migraciones (INM), Estados Unidos ordenó la repatriación de 166 mil 986 mexicanas/os, mientras que México, en ese mismo año, deportó 80 mil 353 extranjeros provenientes de Guatemala, Honduras y El Salvador.

Desde hace algunos años, las madres y padres llevan adelante la Caravana de Madres Centroamericanas en busca de sus hijos e hijas migrantes desaparecidxs, organizada por el Movimiento Migrante Mesoamericano (MMM). En una búsqueda interminable, atraviesan México con el fin de encontrar a sus familiares desaparecidos.

Recorren caminos y huellas invisibles. Cuando descansan, van a las plazas de los pueblos que atraviesan en la caravana y ponen un calzado encontrado en la frontera con los Estados Unidos y una foto de ese cuerpo que no se sabe dónde está.

Llámame cuando llegues

Las guardia cárceles, mujeres que hacían tareas administrativas y abrían y cerraban las puertas de los pabellones, me dijeron que iba a tener que esperar para hacer mi llamado, el que me correspondía, que podía marcar una vez, y que si no me podía comunicar, iba a tener que esperar hasta la semana siguiente. Me decían que esperara. Que estaban ocupadas. Que estaban desayunando. Que ya vendría el momento de llamar. Me mienten. Me frustro. Me enojo.

Un par de mujeres detenidas que estaban cerca oyen la conversación. Cuando quieren empezar a tranquilizarme me saltan las lágrimas de bronca, de impotencia. Se abren a contarme sus historias. El tránsito por ese lugar durante esos días. Las risas y anécdotas compartidas como forma de matar el tiempo. Sus llantos hasta la resignación de la espera. Las visitas de los cónsules prometiéndoles una rápida salida de vuelta a sus países. Las historias convertidas en mitos carcelarios. El llanto de un niño con fiebre en la noche anterior y la falta de cuidados y atención médica.

Un cartel muy grande en uno de los pasillos, indica un cero ochocientos para “derechos humanos” me explican algunas compañeras migrantes. Hay unas cabinas telefónicas que tienen tono, pero requieren de tarjetas para usarlas. Nadie tiene tarjetas. Así hubiese posibilidad de adquirirlas, nadie tiene dinero. Nos lo sacaron junto a nuestras pertenencias. Para el cero ochocientos de derechos humanos, no hace falta tener tarjeta ni dinero, pero me aclaran que nunca funciona. Nadie atiende del otro lado de la línea.

Foto:Carlos Maruri

Protégenos

Mientras estamos intentando comunicarnos con alguien que nos dijera algo, que nos diera una herramienta para que se respetaran nuestros “derechos humanos”, me llaman por mi nombre y apellido. Un hombre vestido de traje y una mujer guardiacárceles me piden que los acompañe a las oficinas de arriba. Dos mujeres y un hombre vestidos con un chaleco turquesa se presentan ante mi. Me dicen que son de ACNUR, la organización de la ONU encargada de brindar refugio, asilo, apoyo legal, psicológico y protección a migrantes.

Se retiran. Quedo con el hombre vestido de traje. Me toma los datos. Mientras subíamos las escaleras me había dicho que sabía que ese lugar no era para mi nivel académico (sic), que esperaba que no me hubiesen tratado mal. No entiendo a qué se debe su comentario. Le respondo que ese lugar no es para nadie.

En menos de diez minutos, envía un mail y recibe una respuesta con todos mis datos. Pasaporte, fórmula migratoria, fecha de ingreso al país, fecha de salida, número de vuelo. Estoy libre. Debo buscar mis cosas.

Les regalo a Nelly y a Roxi la imagen de la virgen Rebelde que me traje del caracol Morelia del Encuentro de mujeres, que tenía guardadas en mi cuaderno. Lo pude conservar conmigo cuando me sacaron el resto de las pertenencias. Se sorprendieron que me dejasen pasar una lapicera. Se las dejo también y la esconden rápidamente para que no se la quiten.

Una de las mujeres entra a la habitación recién bañada y pregunta quién le podía hacer una trenza. Me ofrezco. Comienzo a armarla y una guardiacárceles viene a llamarme. Las compañeras de celda esconden rápidamente el peine de plástico. Me dictan algunos números telefónicos que habían memorizado para que cuando yo saliera les avisara a sus familiares que ellas estaban bien. Que pronto (esperaban) las iban a deportar. Algunas hacía ya dos semanas que estaban incomunicadas.

Foto:Colectivo Manifiesto

Retén mental

Logré salir gracias a las redes tejidas con compañeras y docentes que cuando se enteraron ese día a las seis de la mañana donde estaba, comenzaron a movilizarse y activar contactos. Supe que la presencia de ACNUR en ese lugar no era casualidad sino que era parte de uno de los contactos movilizados por Mariana y Luciano, docente que había conocido mientras cursaba una estancia de investigación en México tiempo atrás. El consulado, Sin Fronteras y el mismo Centro de Migrantes recibieron llamados por mi caso. Las compañeras migrantes con las que estaba alojada se sorprendieron de la rapidez. Nadie está menos de una semana en esa cárcel. Me sentí incómodamente privilegiada.

Logré desbloquear una serie de imágenes mentales cuando salí del Centro de Migrantes. Pude visualizar dónde estaba mi pasaporte guardado. Me veo a mi en la carpa, guardándolo en una bolsa de nylon junto a unos libros y materiales zapatistas, dentro de la mochila grande donde tenía mi ropa, para que no se humedezca con el rocío del bosque de Morelia en el encuentro zapatista. Me culpo inmensamente de lo que me pasó. Pienso la posibilidad (nunca certera) de haber evitado todo este relato. No dejo de preguntarme cómo operó el miedo en mi memoria.

Derribar muros

Googleo la palabra del lugar donde me tuvieron detenida. Alrededor de 57 mil resultados de la búsqueda. Los primeros tres resultados me remiten a Global Detencion Project, Observatorio de Migración y una noticia de julio del 2017 de un diario que se llama Liberal. El texto se titula “Estación Migratoria de Acayucan, un peligro para los migrantes”.

Hace un tiempo, en Acayucan hubo un motín de migrantes, precisamente en el lugar donde estuve detenida. Denunciaban el trato violento, la comida en pésimas condiciones, la incomunicación con sus familias. Los cuerpos policíacos estatales y federales ingresaron al lugar y arremetieron a golpes contra ellas y ellos. El albergue continúa siendo el principal violador de los derechos humanos de los migrantes que atraviesan México hacia Estados Unidos.

El periodista Gumaro Pérez Águilando fue asesinado en una escuela primaria ubicada en Acayucan. Hombres armados entraron hasta el salón de clases donde se encontraba con motivo del festival navideño de su hijo. Su nombre se sumó a la lista de los reporteros asesinados en el año 2017 en México: 12 muertos. Con él suman 39 homicidios de periodistas en lo que va de la administración del presidente Enrique Peña Nieto.

De acuerdo con el informe de la Unidad de política migratoria, en la estación “se presentaron” en el primer bimestre de 2017, 1350 migrantes, y en el mismo período del año 2018, 2312 migrantes. La capacidad de “albergue” del lugar, es para 836 personas.

El Centro de Migrantes, figura como un centro de detención de inmigración de tipo administrativo, según la ley el Instituto Nacional de Migración (INM). Sin embargo, opera como institución policial de seguridad nacional. Encarcela, incomunica y violenta migrantes. Cuenta con cárceles disfrazadas de albergues transitorios. Criminaliza a las migrantes indocumentadas.

En Acayucan desaparecieron mujeres. En Acayucan torturaron a migrantes. En Acayucan mataron a balazos a un alcalde. En Acayucan asesinaron periodistas. En Acayucan no hay paz ni tranquilidad para el pueblo ni para quienes por él transitan.

Foto:Colectivo Manifiesto

Carne de cañón

Me siento a comer carne enchilada en un local de comidas. La cocinera y dueña del local junto a una mujer más joven, que luego supe era su hija, empiezan a conversar, me preguntan qué hacía allí. Les cuento que me detuvieron la noche anterior en un retén y me trasladaron al Centro de Migrantes. Que ahora estaba esperando que se hiciera la noche para tomar el colectivo que me llevaría a Ciudad de México, que estaba alojada en la oficina de ACNUR que se encuentra en Acayucan.

La señora me dice que desde hace 12 años, el pueblo se puso feo. Ella y su hija sueltan la lengua y comienzan a contar historias. De ellas llevándoles comida a personas detenidas en el Centro de Migrantes. De ellas escuchando gritos de mujeres que venían desde adentro de los muros. La más vieja narra situaciones de extorsión. De violencia sexual hacia las detenidas. De maltrato y violación de los derechos humanos.

Acayucan también se convirtió en un pueblo donde existe una de las redes más grandes de trata de personas en México. Cientos de mujeres son desaparecidas o asesinadas. En los últimos 32 años, en México hubo 52. 210 asesinatos de los cuales 29.8 por ciento, es decir 15.535 feminicidios, sucedió desde 2011, según el estudio “La Violencia Feminicida en México, aproximaciones y tendencias 1985-2016”.

Me hablan de Edwin Rivera Paz, periodista hondureño asesinado el 11 de julio de 2017 en Acayucan. Minutos después, una de ellas con su facebook abierto me dice “ves, acaban de amenazar a uno”. Ernesto Granados, reportero del Diario de Acayucan, había recibido por redes sociales un ultimátum a cambio de su silencio.

Sigo comiendo. Una de las mujeres sale a hablar por teléfono y vuelve llorando. Ambas sentadas en mi mesa. La más joven, me cuenta que hacía poco tiempo, una financiera sacó un anuncio buscando personal y ella quedó seleccionada para trabajar, vendieron créditos en las comunidades cercanas. La financiera se dio a la fuga. Ella empezó a recibir amenazas de muerte. Un niño sentado en la mesa de al lado la mira con preocupación cuando ella pronuncia la imposibilidad de llevar a su hijo a la escuela, o de volver a dormir en su casa por miedo. Me atraganto. Me enchilo. Las abrazo. Me voy.

La rabia se enciende en tiempos de cacería.

Foto de portada: Colectivo Manifiesto

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Agencia SubVersiones

Haitianos cambian rutas de migración tras crisis en Brasil

Por Avispa Midia. Texto: Renata Bessi / Fotografías: Anderson Barbosa y Renata Bessi

Brasil fue el país que más recibió los haitianos luego del trágico terremoto de 2010.
Pero ¿cómo están los haitianos ahora con la crisis por la cual pasa Brasil,
agravada por el golpe de 2016?

Caminar por las calles de la región central de São Paulo, principal centro económico financiero de Brasil y de América del Sur, siempre se ha presentado como una explosión de experiencias sensitivas, justamente por la concentración de diversidad cultural que se hace presente en este lugar. Con la llegada de los africanos y principalmente con la entrada masiva de haitianos en este país en los últimos años, esta experiencia se ha intensificado con nuevas formas, sonidos, colores y fragancias, que se expresan en sus puestos de venta de comida, en sus vestimentas, en las obras y artesanías que vendan en las calles. El misticismo que encierran sus rituales religiosos atrapan la atención de los transeúntes en las principales plazas publicas.

Desde el año 2010 hubo un cambio radical en los flujos migratorios hacia Brasil. Anteriormente, era un flujo predominantemente sudamericano, especialmente de bolivianos, paraguayos y peruanos, que llegaban a este país para trabajar en el sector de la industria textil. Después de 2010, una oleada masiva de personas de origen haitiano comenzaron a llegar, personas que no tuvieron otra opción tras la destrucción de su país con el terremoto en el año 2010. También aumentó el flujo de migrantes provenientes de África tras las restricciones migratorias que les impuso la Unión Europea. Sobre todo los haitianos, estuvieron vinculados en pequeñas ciudades en el interior de los estados de Santa Catarina, Río Grande del Sur y sobretodo Sao Paulo, en el sector agro-alimentario, principalmente en el procesamiento de la carne a escala industrial y la construcción civil.

De a cuerdo con el diagnostico realizado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y por el Instituto de Políticas Publicas en Derechos Humanos (IPPDH) del Mercosur, hasta finales del año 2016 fueron emitidas 67 mil autorizaciones de residencia permanentes y temporales para haitianos en Brasil. Pero en general se estima que al menos 98 mil haitianos ya habían ingresado entre los años 2014 y 2015.

Hacia la frontera norte de Brasil

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Línea 84/Somos el medio

Las hijas del mercado

Por “Linea 84”, Colectivo de periodismo etnográfico y acción comunitaria (Vía Somos el medio)

Con unos pantalones blancos pegaditos, pegaditos, pegaditos, una blusa roja carmesí embarradita al cuerpo, tres chelas en cada mano y al ritmo del reguetonero papi de estos tiempos ¡Luis Fonsi! la hermosísima y muy, muy, muuuuy joven Yuleni se acerca a nuestra mesa y le grita como ametralladora a su compañera trans –la Nicol– de cabello güero pintado, delgada y con el mejor estilo para barrer despacito:

“¡Vos si no te apurás a alzar las mesas, vamoa dejarte acompañando al cliente ese que dice que viene de Australia en un crucero!”.

Rápidiiiiito la Yuleni levanta la ceja izquierda con la que señala una de las mesas al fondo de este agujero; híjole, nos asomamos porque la Zaira nos tapa la vista y vemos una cabeciiiita chiquitita y una cosa grande que parece como pico de zopilote con dientes anclados en la orilla de la mesa ¡Jajajajajajaja! Soltamos de un solo las carcajadas y la Yuleni me dice, casi atragantada de la risa mientras se sienta “es que así se detiene cuando se pone bolo, mirá, así pone su bracito en escuadra, apoya la cabecita, abre la boca y ¡zaz! ¡jajajajjaa!

La Nicol pela los ojos de asco y mira los pantalones orinados del cliente que viene de Australia. Ese es el apodo del medio-viejo paliducho que se orina cuando se embriaga y paga lo que sea  pa’ que alguien se siente en sus piernas. Por eso la Nicol se apura como si hubiera llegado la Santísima Muerte antes de que le toque ir a deshacerse del australiano.

Esto es un tugurio bien hecho

Estamos en El Patio, el tercer agujero que pertenece a Don Francisco –un viejo que hace negocio con los cuerpos de centroamericanas. Pero también es uno de tantos de estos lugares donde los hombres de Tenosique vienen a beber y a buscar ficheras. El lugar deprime. Por fuera parece que se cae a pedazos y por dentro tiene la decoración exacta para darle la bienvenida a cualquier rufián; el blanco de las paredes es hostil, huele a orín y en la puerta hay un matón, no es un guardia de seguridad, no; es un matón. El Patio está en la esquina de la calle…. y tiene dos plantas; la de abajo es grande y le caben varias mesas. A un lado está el bar… bueno, sólo es un rincón con refrigeradores llenos de cervezas. La planta de arriba es un lugar pequeño, sucio, se ve el block de las paredes carcomidas, hay mucha humedad y un cuartucho donde esta el diyei. Arriba se baila, hay ambiente y las chicas parecen estar más en una discoteca –si no fuera porque el lugar es una ruina.

Ya son las tres de la mañana y es la hora de salida de estas chicas centroamericanas que trabajan en este congal de muerte lenta. Estamos tomándonos las últimas cervezas de la noche mientras terminan de decirme cómo acabaron en este pueblo productor de azúcar y ceniza para el pulmón, además de trabajar de ficheras para los borrachos internacionales de los cruceros australianos que vienen a Tenosique. Esta vez fui sola, la Raquel no me acompaña. Ella fue mi cómplice y aliada para ir a olfatear estos agujeros donde están las anclas de la esclavitud sexual. La Raquel ya conocía este mundo. Así comenzó todo.

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Empiezo a recordar: me lo habían dicho antes “Tenosique es agua mansa, pero si te metes al río que lo atraviesa empiezas a sentir la corriente”. Es verdad, pienso. Son las once de la noche y  caminamos por una calle poco alumbrada, somos cinco, el calor sofoca. Delante de mi va la Raquel –la Raqueta de tenis o la Morena como le digo yo– caminando con estilo de conquista absoluta, va moviendo las caderas, menea los brazos y azota como látigo su largo cabello negro mientras le grita y le truena besos a los hombres que van pasando:

¡¡¡MMMMMMUUUUUUAAA!!!! ¡Ven aquí que te acabo de criar!

¡¡Jajajaa!! Todos nos reímos.

La Raquel es una fiera, no se deja de nadie. Viene de Centroamérica y le ha costado a punta de cuchillo ser transexual. Es tenaz, habla franco y sin rodeos y cuando la amenazan por ser quien es, canta los tiros como navaja. Cuando la miro y me sonríe con dulzura yo pienso que ya se ha destripado a dos o tres. Además la Raquetita es una mujer de deporte. Cuando llegó, después de haberse roto los pies para llegar a Tenosique, logró medio establecerse.

Caminó, caminó, caminó y caminó. Recorrió el pueblo –a veces con tacón, a veces con zapatos de piso– y buscó en cada rincón un trabajo. Pero la discriminación aquí no tiene misericordia para los extranjeros que no son güeros Australianos y vienen en crucero, muchísimo menos si son transexuales. La nacionalidad y la sexualidad muchas veces empujan a mujeres y miembros de la comunidad LGBTI a entrar en el peligroso mercado de la explotación sexual en el que operan los negocios de las redes de trata. Pues así es como La Raquel, después de pedir y pedir trabajo sin éxito, se lanzó a conocer todos los bares, legales y clandestinos, esquinas y rincones de este pueblo que se funde en el vapor y la ceniza del ingenio cañero.

Ella es alta, morena y muy sensual.

“Vamos, por allá está.” Nos dice con esa voz suave y dulce.

El lugar está escondido, está a la par de las vías, pero como abajo de ellas, es una casita que parece que sale de las brasas. Se ve desde la calle por donde caminamos. Hay que bajar unos escalones. Hay un chico sentado afuera de la puerta en un banco de plástico, es un matón. La música sale del lugar como si fuera humo. No hay ningún letrero con el nombre del lugar, nada. Hay que conocer estos mundos para llegar aquí. Todos bajamos armando la fiesta, haciendo bulla y platicando. Entramos a La Vía del Amor, así se llama el tugurio y es el primero al que decidimos venir. Hay varias chicas hondureñas y parecen menores de edad.

Nos sentamos sonriendo, bailando y pidiendo cervezas. Las chicas se acercan. La música suena en ese salón pintado de azul con barcos y sirenas, hay que poner música en la rocola. Hay otras dos mujeres más que se gritan bromeando mientras se sientan en las piernas de sus clientes. El acento es fuerte, se combina con el reggeaton, también son hondureñas, se ríen, van y vienen a la barra por caguamas que están en la esquina. El lugar huele a meados y los baños huelen a un concentrado de orines de 100 perros. Hay por lo menos 5 mesas, todas con hombres sentados, algunos con sombrero y las chicas rondan. Las jovencitas en nuestra mesa son dos. Raquel les sonríe, las saluda y empezamos. ¿De dónde son? Les pregunto.

De Honduras.

¿Y cómo les va aquí?

Mmmm… pues… ahí la llevamos.

¿Y cómo se llaman?

Una mujer con mucho cabello chino, justo a un lado de la barra, se nos queda viendo. Está gordibuena. Tiene ojos chiquitos y malignos. Raquel me mira y yo le digo “¡pues una ronda para todas!”. Raquel me sonríe y con su cabello de látigo voltea, se para y se va por las chelas.

Así conocimos a Yuleni y a Zaira. Les digo a las chicas que las dos son muy jóvenes y que con suerte podrían encontrar otro tipo de trabajo. Ellas se miran. Les pregunto si tienen papeles y me dicen que no con la cabeza.

La Raqueta de tenis grita desde la rocola “¡¡¡¡¡¡uuuuuuuuuuiiiiiii!!!”, acaba de poner una rola reguetonera, saca a bailar a la Zaira, a la gordibuena se le sale la panza, pero le vale madres, da unos pasitos de perreo y nos trae la botana por la ronda de caguamas. Sus ojos ya no son tan malignos y hasta nos sonríe cuando deja los platitos con pepinos radioactivos que seguro regaron con las aguas negras del Usumacinta. Y así se va la noche, de chela en chela, botana en botana, rola en rola, hasta que la Raqueta lanza la última pelota con sus ojos diciéndonos a todos que es hora de irnos. Le digo a Yuleni que me pase su número, lo anoto rápido, y nos vamos como llegamos, haciendo bulla, hablando, y al ritmo de la fiesta.

Son las tres de la tarde y le llamo a la Yuleni, le digo que nos veamos mañana cerca de la parroquia de Tenosique para rezar y pedirle a Diosito en el cielo que la gordibuena siga moviendo su pancita y nos dé más horas de felicidad. Aprovechando podemos comer un pollo por ahí. Aquí son buenos los pollos rostizados, asados, a la barbacoa y yo creo que hasta crudos.

Nunca llegan. Les llamo y no contestan. Raquelita me mira con su cara de “el partido no está perdido, todavía tenemos el pollo” y alza el bultito caliente para que me anime.

LOS NEGOCIOS DE DON FRANCISCO

En Tenosique hay organizaciones civiles locales de distinto tipo y a veces, algunas, en su labor diaria, se cruzan con el tema de la migración. Ya llevaba más de una semana llamando a uno de los directores de una organización, que digamos, se ha topado con el inevitable tema de la trata de personas. Ya me había contestado el teléfono, pero cancelaba y cancelaba nuestra reunión.

Por fin me concedió verlo para hablar. Me dijo por el teléfono: “ahora estoy trabajando, pero va a ir alguien por ti en una moto al malecón. Lleva un casco azul y la moto es blanca y amarilla. Llega ahí a las 5 de la tarde, no vayas a faltar.”

Llego antes de la hora, en cuanto veo al conductor de casco azul me subo a la moto. No pregunto nada, el conductor tampoco. Vamos hasta las vías del tren, damos varias vueltas y paramos en un taller mecánico. Ahí esta Pedro con otros más, todos estan trabajando.

Pedro Ramírez es un hombre de corta estatura y de mirada astuta. Me mira de pies a cabeza y me dice “Bueno ¿qué puedo hacer por ti?”. Ya habíamos platicado por teléfono sobre su organización, así que, al igual que él, sólo buscaba hablar en un ambiente más seguro. A ver, aquí la trata de personas está a la orden del día. Todo mundo sabe que hay muchísimas hondureñas en las cantinas, bares y tugurios que están aquí porque alguien de la población saca dinero vendiendo sus cuerpos como un objeto cualquiera, pero se lavan la conciencia diciendo que “les gusta esa vida”. Claro que no conocen a mis jóvenes amigas que tiene que soportar a los tipos como el australiano del que es mejor reírse. Todo mundo sabe, en este mundo de la farándula, quiénes son los dueños de estos negocios. Por eso Pedro sabe que hablar sobre ellos o meterse en sus negocios puede costarle un buen susto, un balazo, la muerte o todas las anteriores. Sólo puedo decir, para guardar su anonimato, que él ya se ha enfrentado a algunas de esas cosas.

“Vengo a preguntarte algo.” le respondo. Se limpia las manos y me ofrece sentarme. “Dime.”

“Conocí a unas muchachas muy jóvenes en un bar clandestino, se llama La Vía del Amor, ellas son hondureñas ¿de quién es el lugar?”

“Tiene varios lugares y el dueño no es de Tenosique. Ten cuidado él es peligroso.”

“Cuántos lugares de este tipo tiene ¿sabes?”

“Tiene unos legales y otros no. Sí, tú fuiste a uno clandestino. Con los bares legales hace como cualquier otro empresario, vende el lugar y compra otro cuando la cosa se pone caliente. Tuvo problemas con uno que es legal, no tiene mucho, así te puedes dar cuenta de qué hablo ¿me entiendes?”

“Perfectamente.”

Pedro empieza a levantarse del banco.

“Estas chicas son muy jóvenes y no las encuentro.”

Me mira y sonríe. “Hacen redadas y deportan a las muchachas, pero no detienen a nadie. Y mientras más jóvenes, mejor ¿te queda claro?”

“Como el agua.” La cosa es que Don Panchito mueve a las chicas de tugurio en tugurio para que la mercancía cambie de aparador. Así también evita el soborno para los de migración en caso de que se aparezcan por ahí. No le conviene porque son menores y ha de ser mucho lo que pide la migra. Incluso puede venderlas a otro dueño y llevarlas a otro lugar si la cosa se pone fea.

“Te van a ir a dejar al malecón. Me dio gusto conocerte.” me dice Pedro.

“¿Te puedo llamar?” le pregunto.

“Sí”.

Salgo del lugar. El conductor anónimo me esta esperando. Me subo sin más y bajo en el malecón. Le vuelvo a llamar a Pedro, pero nunca lo vuelvo a ver. Él sigue haciendo su trabajo y agradezco su ayuda y consejos .

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Llega la noche y la Raqueta se prepara para lanzarse al baile y mover sus peligrosas caderas por las calles de este infiernillo. La guapa se pinta las pestañas mientras me dice por teléfono con su linda voz “¿Ya estás?”

Espérame en la municipalidad, ahí te veo.

Voy caminando por la avenida principal de Tenosique. Todos los comercios están alumbrados, veo a la Raquelita que me saluda meneándose como alga marina y me sonríe toda contentota. Me río y nos ponemos a caminar hacia las vías del tren, hacia el fichero clandestino donde están las muchachas, de verdad el lugar parece como una raíz torcida de las vías que creció por un lado.

Llegamos y bajamos las escaleras, el matón ahora es una especie de cholo, nos mira, la Raqueta le lanza una bola sexy con su mirada, le truena un besote y ¡entramos con toda la actitud! Pero no hay nada. No hay musica. Solo está la gordibuena gritando y jugando a tirarse al piso con una flaca, está un güey atrás de la barra, dos clientes que miran el jaloneo de las comadres que se insultan y un sombrerudo sentado en una mesa que mira a la Raqueta con ganas de echarse un partido.

La Raque me lanza una bola curveada con los ojos y nos vamos a sentar. Pide una caguama, se hace el silencio, las comadres dejan de mandarse a la chingada y entre que sí y que no, todos nos clavan la mirada. La Morena se levanta a poner una rola. Llega la gordibuena con la caguama, nos ve con cara de perrito chihuahueño con ganas de morder. La Raque le dice “gracias” y le tira un latigazo con su melena, sirve la chela y me dice salud. Mientras nos empinamos la bebida me ve con ese par de pelototas de ojos que tiene, alza las dos cejas y ruueeeda la mirada hacia su vaso como diciendo “ésta y nos pelamos”.

“¿Dónde andarán?” Le pregunto a la More. “Tal vez en otro lugar…” me responde mientras llena los vasos. Llega la “gordi” con la botana radioactiva, nos mira feo, deja el plato y lanza la mordida “Y ustedes de donde son”. Está frente a mi, me mira con ojos saltones de chihuahua a punto de infarto. “¡Hay yo vengo de Suiza mi amor!” le dice la Raque. “¡Y yo de Panamá!”. La música se acaba, la gordibuena ojos de chihuahua se nos queda viendo. La Morena se despabila “¡Hay qué aburrido está aquí… uuush!” dice, y ve de pies a cabeza a la gordicomadre quien da media vuelta con su pancita y se va a su esquina a murmurar cerca de la barra. Yo sirvo los últimos tragos de cerveza, brindamos y la Morena me ve con cara de “Ahorita, ya. Zúmbatela que nos pelamos”. El sombrerudo borracho de la mesa y su nariz roja como un barro, le grita a mi compañera que quiere que vaya a hacerle no sé qué, la Raque le responde con esa voz dulce: “¡Chúpame un huevo, culero!”.

Nos vamos, salimos rápido.

“Vamos a otro, las muchachas han de andar en alguno de estos congales Raquetoña. Vamos al que fuimos con los compañeros la semana pasada, tomemos un taxi.” Hacemos la parada y nos trepamos a uno. Le hacemos al menso con el taxista y yo digo.

“Vamos a… ¿cómo es que se llama ese lugar mamita?”

“Ash no me acuerdo vos… mmm… ¡queremos baile, queremos más ambiente! Ash es que aquí se aburre una…”

El taxidriver se ríe. “Pues está El Patio, ahí hay más ambiente.” Le hago un gesto a la morena y le lanzo la pelota, entonces ella dice “ Pues ahí después, ahí es para el final, es que nos gusta como La Vía del amor, pero no, no sé…”

El taxidriver se vuelve a reír el muy cabrón, y nos mira por el retrovisor.

“Pues está La Cabaña y Río Verde aquí sobre las vías, todos son del mismo dueño, de Don Pancho, ahí está él, en el Río Verde. Ahí sí hay “más” ambiente”.”

Vamos ahí, le digo. Mi Morena se recuesta en el asiento, se acaricia su largo cabello negro y me sonríe.

DON FRANCISCO

¡FUE BRUJERÍA! ¡BRU-JE-RI-A! y hasta los ojos se le ruedan a la Zaira cuando lo dice. Como mis compañeros no me acompañan y ya es tarde para estar en la planta baja de El Patio, les invito las chelas a las chicas para que fichen en mi mesa.

Zaira y Yuleni tienen 17 y 18 años. Yuleni tiene un hijo en Honduras y vino acá pensando que iba a ser mesera. En su barrio de plano “llueven balas” cualquier negocio está extorsionado y estar acá “no está tan mal”.

“BRUJERÍA me hicieron y por eso un marero me andaba enamorando. ¡Ay viera cómo insistía! Entonces ejmmmm… pues entonces mi mami me dijo que mejor me fuera yo y además así la podía ayudar a ella… y pues mmm… ya después llegué aquí.

Pues eso dice la Zaira que está un poco chiflada, pero en realidad la Yuleni me dice que simplemente tuvo que irse antes de que el tipo la descuartizara.

“¿Y cómo llegaron aquí?”

“Puesnnn…mmm este, yo me enteré que acá había trabajo, pues así.” Dice la Zaira. Yuleni baja la mirada “pues son conocidos de uno que le van diciendo y así. La verdad aquí estamos bien.”

“¿Están BIEN aquí con el australiano?” le pregunto a Yuleni.

“Pues mire. Se pone seria la Yuleni y la Zaira se le queda viendo. Del “patrón” no podemos hablar mal no, no, no. Él nos trata bien. No deja que nos hagan nada. De aquí vienen a traernos y nos van a dejar a nuestros cuartos y cuando entramos a trabajar, van por nosotros. En pasaje no gastamos.“ Zaira está de acuerdo y me mira con sus ojos de brujería.

Yo sólo siento como las tripas se me retuercen cuando las veo convencidas de esta esclavitud disfrazada de benevolencia que le sale tan bien disfrazada a Don Francisco. Además, el negocio es redondo, claro. Don Pacho les renta los cuartos donde duermen y van por ellas… Don Panchito les cobra hasta donde duermen, las manda derechito y sin escalas a su casa después de trabajar y así las controla como si fueran los gladiadores de la película, pero en este caso nadie rompe con las esclavitud. Nadie reta al rey, nadie grita libertad porque esta esclavitud ya es el espejismo de la libertad. Aquí las esclavas no se salvan. El verdadero problema en nuestros países es que la justicia no existe: a Zaira la quieren descuartizar y no hay ley que le tire esquina, pero Don Panchito sí puede hacer su negocio con Zaira y Yuleni disfrazándose de oportunidad, sin que nadie lo moleste. No importa si explotamos jovencitas, ni que la mujer sea un objeto mientras esto dé ganancias. Y es más: si de donde vienen estas chicas, sus vidas están en constante peligro, entonces es más fácil que ellas solas se convenzan de que la esclavitud sexual es como cualquier otro trabajo y no está del todo mal.

El lugar está casi vacío. Les propongo a las chicas que volvamos a intentar vernos de nuevo mañana por la tarde para que podamos platicar sin problema.

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Llegamos a La Vía Verde, el segundo negocio de De Don Francisco. Nuestro taxidriver nos dice “ahí está la camioneta de Don Francisco” y se estaciona justo atrás de él. Ahí está Don Pancho sentado en una silla en la entrada de su congal. Tiene cara dura, viste un centro blanco, cinturón de hebilla y pantalones de mezclilla azul obscuro.

Don Francisco “el patrón” es un pez sombrerudo de las aguas más puercas del Usumacinta, es un tremendo ejemplar del viejo empresario renovado, del gordo renacuajo, se transformó en pez pejelagarto y líder regional en ascenso. Don Francisco es de Palenque, Chiapas, y además de su negocio de trata de personas, también tiene depósitos de cerveza donde vende drogas. Él es todo un jugador y cada vez se levanta más en este pueblo carcomido por los negocios sin ninguna norma más que la ganancia aunque los costos nos lleven a la ruina social. Don Pancho sabe que en Tenosique, así como él, los hombres que asisten a estos tugurios no les importa que las muchachitas que ahí trabajan sean menores de edad, tengan hijos, les lluevan balazos aquí o en sus países y que les truenen el cuerpo todos los días, las maltraten, las violen o que aparezcan muertas en el Usumacinta; lo que importa es que estén convencidas de que no son esclavas de la explotación sexual y que sólo prestan un servicio a la comunidad de australianos que llegan en crucero por el río… alguien tiene que hacer este trabajo. Y si hay demanda, pues que ellas sean la oferta. El problema es que en estas épocas nuestros gobernantes se empeñan en que la ley del mercado: la oferta y la demanda, sea la base del pensamiento social.

La Raqueta y yo nos bajamos del carro. Nuestro taxidriver no tiene cambio y le llama a Don Pancho. Yo miro a otro lado y entonces, la veo. Es ella. La informante clave, la pieza más importante de este tablero. Es La Reina. Se puede mover para todos lados en este mundo clandestino y en el de los negocios legales que lo esconden.

Yo la conocí en una de las circunstancias más desoladoras, de esas que quiebran el espíritu de cualquiera y arrastran al corazón humano hacia las emociones más obscuras. Lo recuerdo como si fuera ayer… yo estaba hincada frente a ella. Ella estaba sentada y alzó la cabeza; entonces la miré. Su mirada me pegó como un rayo, sabía que era verdad lo que me decía, era real, lo había vivido, sabía lo que le había pasado.

“No puedo, no puedo olvidar lo que me hicieron…”

Sí, no había nada que decir, su mirada rogaba olvido, el imposible consuelo.

Raquel ve a La Reina y me mira. Le hago señal con la cabeza de que vaya con ella. Yo me ocupo del cambio, del taxidriver y de Don Pancho. Cruzo mirada con ese viejo de piel curtida por el sol. Es un cowboy que transformó su ganado en mujeres. Él me da el cambio y vuelve a sus silla. Me voy con Raquelita que está con la Reina. “Mi Reinita chula, ¿te vas? ¿cuando nos vemos?” le pregunto. Pues ahí por donde te encontré el otro día ¿te acordás? Ahí te veo el viernes.

Nos despedimos y entramos al antro de Don Pancho sin mirarlo. Ahora él es el matón de la puerta. Lo primero que veo son mesas, una barra a mi izquierda, en la esquina; luego una puerta de vidrio frente a mí y a mi derecha hay un tubo y enfrente un cuarto para los bailes privados.  Este antro es un teibol. No veo ni a Zaira ni a Yuleni.

Raque va por dos cervezas y se sienta. “Aquí está vacío, voy a ver afuera a ver si están”. Se para y sale por la puerta de vidrio. Yo me quedo, Don Pancho entra y sale del privado. Salen risas de ese cuartucho. Don Pancho me mira y me mira. La Raque regresa, anda nerviosa. “Aquí no están, mejor termina y vámonos.”

En la mañana le llamo a Pedro hasta que me contesta el teléfono “Don Francisco es de Palenque, fui a buscar a las chamacas y no las encontré, ni ahí ni en su otro negocio.”. “Las mueve” me responde. “No sólo tiene uno, han de estar en otro, pero ellos las transportan y luego las llevan a sus cuartos. Los cuartos se los renta él, el negocio es redondo, ten cuidado, es un matón. Antes tenía un negocio conocido por ahí por las vías.” Está bien Pedro, eso lo sé, gracias.

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Finalmente tengo noticias de las chicas. Me llaman para decirme que las habían cambiado de lugar. Ahora estan en El Patio.

“Les estuve llamando en la noche.” le digo a Yuleni. “Sí, pero es que nos quitan los teléfonos cuando entramos. Entramos a las 10:00 de la noche y salimos como a las 3:00 de la mañana”. “Pues voy a verlas, pero voy sólo yo”. “Está bien, pregunte por nosotras en la entrada”.

Me preparo para ir. Nadie me acompaña. Llego al Patio, el tercer agujero de Don Francisco. Mi taxidriver me lleva. Ya es media noche, le pido que venga por mí más tarde y le digo al matón de la puerta que vengo a ver a Yuleni y a Zaira. Las morras me reciben brinque y brinque y, están contentas, ya me tienen una mesa y nos sentamos a platicar. Pido cervezas para todas, la Zaira va por ellas y pone la música. Después de proponerles otra vez que nos veamos fuera de este lugar, les digo: “Si ustedes tienen algún problema en Honduras como dice aquí la Zaira, tal vez haya forma de que les ayuden para no tener que soportar a los australianos o las gordibuenas.” Yuleni se queda pensativa.

“¿Por qué no nos acompaña mañana a donde vivimos y ahí platicamos?”. Desconfío de la propuesta, recuerdo mis conversaciones con Pedro “el negocio es redondo”.

“Sí, vamos. Pero hay que vernos por la tarde. Luego nos vemos en la noche y me voy con ustedes.”

“¡Vaya! Mire, le quiero presentar a alguien, pero está allá arriba.” Nos paramos y nos vamos. La Nicol se queda batallando para despertar al australiano orinado.

La música está fuerte y hay ambiente. Nos escurrimos hasta donde está el diyei, y la cabecita de la Yuleni va buscando y buscando.

“Mire, le presento a la Chiki”

La Chiki es muuuuuuuuuuy joven. Me saluda y baila y baila y baila reggeaton. Se tira unos pasos de temblor y sólo sonríe y sonríe. No dice nada, sólo nos mira y baila; va a las mesas y recoge un par de botellas, luego regresa y baila y sonríe. Parece como si estuviera alzando los platos sucios de un restaurante. Parece muy contenta de estar aquí. Ni Zaira, ni la Nicol, ni Yuleni, a pesar de buscar en la burla un poco de risa a esta vida horrenda, a pesar de pensar que el matón y padrote de Don Francisco es un “buen patrón”, nunca he visto en ellas un convencimiento absoluto de que esta esclavitud es un trabajo.

Yuleni se queda mirándola “ella es muy joven” me dice.

Después de esa noche, nunca más he vuelto a saber ni de Yuleni ni de Zaira ni de Nicol. No volvieron a contestar mis llamadas, tampoco mis mensajes.

LA REINA

Una semana después de la última comunicación con las chicas, logré entrevistarme con La Reina. Su vida en México está conectada con Don Francisco y con las jovencitas que jamás he vuelto a ver.

Para salvaguardar su identidad en este mundo de la farándula, sólo puedo decir que es hondureña y que desde los 17 años llegó a esta zona fronteriza mexicana y desde entonces se la tragó el mercado de la oferta y la demanda de los cotizados y mal pagados cuerpos centroamericanos.

Como bienvenida a México, la enganchó una red de trata y al escaparse le dieron la primera paliza que la dejó más de tres días en el hospital. Así empezó, fue su bautizo. Después pasó al mundo del ficheo, la prostitución, los tugurios legales e ilegales, y conoce a todos esos actores de la vida nocturna de esta región donde se localiza Tenosique. Ella es gran conocedora de lo cotidiano, del día a día, de todo lo que hace que ese mundo medio enterrado funcione. Conoce a la gente del diario; a los taxistas, a los matones-guardias de seguridad, a policías, a los distinguidos agentes de migración, a los pandilleros de allá, de acá y, por supuesto, a padrotes en ascenso como Don Pancho. Ella forma parte del mundo clandestino y es de las pocas que se mueve como pez en el agua. Ella habla con esa consciencia de formar parte de lo que no quiere. Habla con completo desencanto y desdén por nuestra especie; sin embargo, su humanidad no se ha quebrado.

Reinita, y el de Don Francisco, le digo.

“Sí, ese señor que le dicen “el patrón”, es peligroso, es de Palenque.”

“Ese día ahí estaba, el del sombrero, ¿vea?”

“Sí, es de peligro. Ese señor trae muchas hondureñas ilegales, la mayoría de las hondureñas que trabajan con él no tienen papeles. Él las manda buscar y les manda el pasaje para que se vengan acá. Tiene comprada a la ley. Mire, él y sus hijos son de allá, de Palenque, a él le mataron a un hijo en Palenque, él vendía droga, le dieron pa’ bajo. Se está levantando mucho aquí en Tenosique.”

“ Él tenía a unas chamacas ahí en El Patio ¿sabes dónde están?”

“ Sí, están niñas, ahí en ese Patio…  y no las he vuelto a ver.  … yo le pregunté a una que ya es vieja ahí  “¿y las chamacas que estaban bien bonitas?”. “Mirá que se desaparecieron, nadie sabe de ellas” me dijo.

““¡No manches!” le digo “estaban chamacas”. Desaparecieron. Dicen que unas estaban sacando sus papeles y ya no sabe de ellas. Ahorita sólo hay dos en El Patio, abajo. Una dice que era amiga de ellas y que ni en su cuarto… no llegó.”

Me quedo viendo a La Reina. Ella me dice que le gusta “el ambiente”, o sea que le gusta la fiesta y va seguido a todos los lugares donde hay centroamericanas. Conoce a mucha gente. Yo sé por otras fuentes, que La Reina se ha prostituido y ha fichado. Pero nunca ha dejado que ningún patrón o patrona controle su vida cotidiana. Pero esto no quiere decir que se salve de la explotación sexual porque verán, como les dije, en estas regiones del país, a las centroamericanas se les discrimina con esta idea de que sólo están aquí para prostituirse y que eso “les gusta”. Además, como bien dicen las personas de las distintas comunidades de esta zona fronteriza y el sabio Don Goyo, las autoridades de seguridad pública exigen, cada vez con más tiranía y sin justificación alguna, que no se les dé ni un vaso con agua a los centroamericanos que pasan por estos lugares bajo el pretexto de que son “indocumentados”. Esto es lo que orilla a las personas que migran a los mundos enterrados de los negocios inhumanos como el de Don Francisco. Porque al final ¿a quién le importa una bola de chamacas que nadie conoce y ante nuestros ojos solo son unas prostitutas? ¿A quién le importó la paliza y las crueldades que le han hecho a La Reina y que por más que quiera, el trabajo sexual sigue ahí presente en su día a día como si fuera una maldición? ¿Por qué orillamos a esas muchachitas a caer en ese mundo podrido de la esclavitud sexual?

“La necesidad es un negocio Reina.”

Ella observa el tramo del río Usumacinta que pasa por el malecón de Tenosique. Ahí donde se descargan las aguas negras del pueblo y huele a muerto. Sin mirarme, me dice:

“A mí me ha ofrecido trabajo Don Francisco, pero yo le he dicho que no. Cuando me ofreció y yo no quise, me dijo el viejo desgraciado:

“Cuando te tope el hambre, me buscas.”

 

radio
Ké Huelga Radio

Manifestaciones antifascistas en Italia

Este sábado 10 de febrero, miles de personas han salido a las calles de diferentes ciudades italianas, para mantener vivo el espíritu antifascista y responder con fuerza a la práctica y propaganda racista, promovida siempre más descaradamente por parte de las organizaciones de extrema derecha Forza Nuova y Casa Pound. La creciente acción racista y violenta hacia los inmigrantes que se encuentran en el país, ha sido avalada durante los últimos años por representantes institucionales y partidos políticos, de derecha así como de centro-izquierda, ahora todavía más interesados en instrumentalizar el tema migratorio en vista de las próximas elecciones nacionales que tendrán lugar el 4 de marzo de 2018.

Aproximadamente 30 mil personas han llegado desde todo el país a la ciudad de Macerata, en el centro de Italia, para brindar solidaridad a su población, donde hace una semana el fascista Luca Traini aterrorizó a la población un día entero disparando desde su coche a personas de origen africano e hiriendo gravemente a seis, que se encuentran todavía hospitalizados. El ultraderechista Triani, quien fue ex candidato a las elecciones regionales por el partido racista de la Lega Nord, ha declarado haber actuado para hacer justicia después del descubrimiento del cuerpo de una joven mujer supuestamente asesinada por un narco-menudista nigeriano.

En los días siguientes al atentado, la organización política neofascista Forza Nuova ha declarado su solidaridad al pistolero realizando un pequeño plantón en Macerata en contra de los migrantes. El alcalde Carancini, del Partido Democrático, solicitó suspender cualquier demostración pública, equiparando de hecho las manifestaciones fascistas con las antifascistas.

A pesar de la tensión creada por la prohibición a manifestarse, reforzada por la movilización masiva de fuerzas policiacas enviadas por el Ministro del Interior Minniti, que han blindado totalmente la ciudad durante los últimos días, la respuesta antifascista ha sido fuerte y masiva. La participación ha sido muy elevada no solo en la ciudad de Macerata, sino también en otras ciudades como Milán, Roma, Torino, Palermo y muchas más, en las cuales se han reunido miles de personas y activistas de organizaciones sociales, colectivos y sindicatos de base comprometidos diariamente en contrarrestar la destrucción del tejido social, el empobrecimiento y marginalización de una parte creciente de la población.

Las demostraciones realizadas hoy representan una reafirmación política fundamental de los valores de solidaridad y libertad heredados desde la resistencia al nazi-fascismo de hace un siglo, amenazados por la reorganización siempre más explícita de fuerzas políticas de extrema derecha en Italia y otros países de Europa. De hecho, esta emboscada racista no ha sido la única ocurrida en el país durante los últimos años. En el 2011, por ejemplo, dos personas originarias de Senegal fueron asesinadas por Gianluca Casseri, activista del grupo político neofascista Casa Pound y durante los últimos años muchas otras acciones violentas han sido dirigidas a inmigrantes de diversa procedencia, maltratados y golpeados fuertemente por grupos de ultraderecha en diferentes regiones del país.

Las prácticas de odio han sido alimentadas siempre más no solo por los partidos de derecha, sino también por la fuerza política de gobierno actual, supuestamente de centro-izquierda, que sobre todo en la última legislatura ha desarrollado iniciativas ultraderechistas y aberrantes en el tema de migración. Un ejemplo emblemático es la financiación directa de las patrullas líbicas, manejadas por el gobierno títere de Trípoli, para interceptar los barcos llenos de migrantes que salen de la costa africana de Libia y volver a encerrarlos en campos de concentración donde sufren todo tipo de tortura y violación. Dichos maltratos han sido documentados y denunciados por las mismas víctimas, periodistas y organizaciones internacionales de derechos humanos.

El discurso anti-migración ha tenido creciente éxito en fomentar la guerra entre pobres en el país, extremadamente útil para canalizar el descontento social en un contexto generalizado de creciente desempleo y empobrecimiento de la población.

Hoy miles de personas y activistas, de todo tipo de origen geográfico, han reiterado la efectiva responsabilidad de burócratas, emprendedores y mafiosos en alimentar una profunda crisis social y política, con la corrupción desenfrenada y la aplicación de medidas neoliberales de precarización laboral, destrucción del sistema de protección social, mercantilización del sistema educativo a todos niveles, privatización de servicios básicos y sectores industriales antes de propiedad pública. Todos juntos han derrotado el miedo, para marchar en toda Italia, gritando:

NO AL RACISMO, NO AL FASCISMO.
SÍ A LA ACOGIDA Y A LA SOLIDARIDAD ACTIVA.


De África toman todo: petróleo, gas, hierro, coltán, cacao, diamantes, pero rechazan a los seres humanos.

radio
Noticias de Abajo ML

Noticias de Abajo – 22 enero 2018

Noticias de Abajo ML es un noticiero mensual producido por los medios libres. Suscríbete al podcast aquí: Suscríbete con itunes RSS Feed

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INTERNACIONALES

HONDURAS. La represión militar sobre el pueblo antifascista durante el primer día de huelga general. Kaos en la Red

TURQUÍA: La aviación turca bombardea Afrin, una ciudad kurda en el norte de Siria, matando e hiriendo a varios civiles. Rojava Madrid

EEUU: A un año de la entrada de Trump a la presidencia, marchan mujeres contra Trump y su racista política migratoria como hace un año. Más voces

PALESTINA: 19 de Enero, Día del Pueblo de Gaza que recuerda la agresión israelí de 2009 que mató a 1400 palestinos, la mayoría civiles. Más voces

ARGENTINA: Las mujeres se manifiestan contra Trump, Macri y las políticas misóginas de los gobiernos del mundo: la Women´s March en Argentina. Anred

NACIONALES

MICHOACÁN: Comunicado del Concejo Indígena de Gobierno sobre el feminicidio de Guadalupe Campanur Tapia. KeHuelga

MICHOACÁN: Atentado a la caravana del CIG. KeHuelga

CDMX: Cansadas de simulaciones y omisiones madres de desaparecidos cumplen 5 días en huelga de hambre. Somos el medio

MICHOACÁN: Represion en Michoacan contra bloqueos popuares en todo el estado.

MÉXICO: Jornada de Solidaridad por los 43.

 

radio
Radio Zapatista

Concejo Indígena de Gobierno llega a Guadalupe Tepeyac

(Escucha los audios aquí.)

“Es la hora de unir nuestros dolores”, dijo Marichuy, vocera del Concejo Indígena de Gobierno (CIG), en el primer encuentro del CIG en territorio zapatista. Y eso resuena en los corazones de las y los zapatistas de esta comunidad de Guadalupe Tepeyac, caracol de La Realidad. En 1995, el gobierno del entonces presidente Ernesto Zedillo traicionó el cese al fuego y mandó al ejército a perseguir al EZLN. La comunidad entera tuvo que huir. Mujeres, hombres, niños y ancianos sobreviviendo en el monte, comiendo lo que pudieran encontrar. Cuatro años estuvieron afuera, hasta que en 1999 pudieron regresar.

Qué sienten, qué piensan, esos niños y niñas que en aquél entonces, caminando o en brazos de sus madres, llorando por el hambre y el miedo, con los helicópteros sobrevolando el territorio, emprendieron ese exilio para preservar sus vidas, amenazadas por la osadía de organizarse y luchar por las vidas de todos y todas. Qué sienten, qué piensan esos jóvenes, estando aquí, ahora, después de más de dos décadas de un largo caminar, recibiendo al Concejo Indígena de Gobierno, testigos y protagonistas de este fruto de su lucha, de su dolor, de su rebeldía.

La alegría, el fervor con que el CIG y los y las delegadas del CNI fueron recibidos dice mucho de ese sentir y ese pensar. Rodeados por las montañas de estas cañadas del sureste mexicano, en el verdor de esta naturaleza tan amenazada y tan perseverantemente defendida, este inicio de la gira del CIG por territorio zapatista es fiesta, es celebración. Celebración no de la conclusión de un camino, sino de un nuevo paso en este resistir que cuesta sangre: vida defendida con vidas, con dolor, con mucha rabia.

Varios miles de personas llegaron hasta este rincón de la Selva Lacandona desde muchas geografías del país. En el encuentro, la comandanta Everilda, hablando en nombre de la Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, hizo un análisis detallado de la situación que se vive en el país. Para los pueblos indígenas y campesinos, la privatización de tierras, la destrucción de la naturaleza, el pisoteo de las culturas. “La situación hoy es más grave que hace 23 años”, dijo, y demostró con datos. Y lo demostraron también la concejala del pueblo Mayo de Sonora, que habló del despojo que sufren los pueblos Yoreme, Yaqui y Mayo, y la concejala binnizá del Istmo de Tehuantepec, que habló de la voracidad del gobierno, que se aprovecha del dolor de la catástrofe provocada por el terremoto para privatizar, dividir y militarizar. Y todo eso hace pensar en el discurso oficial que intenta desprestigiar al zapatismo. Qué han logrado los zapatistas todos estos años, se preguntan los “analistas”. Están igual o peor que antes. Sí, el país está mucho peor que hace 23 años, porque el despojo, la violencia, la represión, la voracidad del capital que intenta acaparar las tierras y los recursos de los pueblos aumentan. Porque debido a esa incursión del capital, los productos de los pueblos cada vez cuestan menos, y lo que compran, cuesta más. Porque el crimen organizado se ha vuelo el brazo armado de un gobierno que, para beneficio del capital, mata, secuestra, encarcela, desaparece. Que lo digan los padres y madres de los normalistas desaparecidos de Ayotzinapa y los familiares de los miles de desaparecidos por todo el país.

En medio de eso, las y los zapatistas han construido sus sistemas de salud, educación, justicia, gobierno autónomos. Han forjado nuevas formas de producción colectiva. Han revolucionado la situación de las mujeres, históricamente las más pisoteadas, las que con más dolor han sufrido los atropellos de este sistema. Y han logrado entender, mejor que nadie, que la justicia y la venganza no son lo mismo.

“Los que mataron a Galeano”, dijeron los familiares del maestro asesinado en 2014, “son los mismos que desaparecieron a los 43 de Ayotzinapa”. El dolor y la rabia de la familia y de todos los zapatistas ante el asesinato y ante las continuas provocaciones de sus asesinos que siguen hostigándolos y amenazándolos, no se puede expresar en palabras. Pero no es dolor mudo ni rabia impotente. “Nuestra rabia y nuestro dolor hay que organizarlos con otras rabias y otros dolores en el mundo”, dijeron.

De eso se trata esto. De organizar los dolores. “Es la hora de unir nuestros dolores.” Por primera vez en la historia, existe un órgano de gobierno autónomo a nivel nacional, regido por los mismos principios de gobierno que las Juntas de Buen Gobierno zapatistas, que son los mismos principios que rigen al Congreso Nacional Indígena. “Para gobernar un pueblo, primero hay que aprender a obedecer para saber mandar.”

Esta iniciativa es una tentativa de unir los dolores en el país, no sólo de los pueblos indígenas y campesinos, sino también los muchos dolores de las ciudades. Precarización laboral, bajos sueldos, desempleo, explotación, violencia, represión. El análisis de la Comandancia General es contundente.

La iniciativa del Concejo Indígena de Gobierno es para todos y todas, es el impulso de un levantamiento pacífico nacional. Es utilizar la plataforma de la coyuntura electoral para compartir la palabra e invitarnos a participar en la construcción de otro país. Compartir la palabra porque “el silencio es cómplice del crimen”, como bien dijo la Comandanta Everilda.

Después de la palabra, un pequeño pero emotivo acto de música y danza, a cargo de las compañeras Alejandra y Nayeli, coordinadoras de arte y cultura.

El calor de la selva se reblandece al caer de la tarde, y en la relativa calma que parece ahora reinar, queda la impresión de que algo grande acaba de suceder. ¿Hasta dónde puede esto llegar? La respuesta no está aquí. La respuesta nos corresponde a todas y todos. En la encrucijada de la historia, la respuesta tiene que ver con otra pregunta, reiterada por los zapatistas una y otra vez en los muchos encuentros recientes: ¿Y ustedes, qué?

Escucha los audios del encuentro:

Palabras de la Junta de Buen Gobierno de La Realidad:
(Descarga aquí)  

Palabras de la Comandanta Aurora, Comandancia General del EZLN:
(Descarga aquí)  

Palabras de la familia del maestro Galeano:
(Descarga aquí)  

Palabras de Marichuy (lee aquí):
(Descarga aquí)  

Palabras de compañera del CNI:
(Descarga aquí)  

Palabras de concejala binnizá del Istmo de Tehuantepec:
(Descarga aquí)  

Palabras de concejala del pueblo mayo de Sonora:
(Descarga aquí)  

Palabras de la Comandancia General del EZLN en voz de la Comandanta Everilda (lee aquí):
(Descarga aquí)  

radio
La 72

SIETE AÑOS DE IMPUNIDAD: VII Conmemoración de la masacre de San Fernando, Tamaulipas

El 23 de agosto de 2010, México y el mundo entero amanecieron con la noticia de la masacre de 72 personas migrantes originarias de Centroamérica, Brasil, Ecuador y la India. Esta masacre mostró al mundo la barbarie por la que pasan las personas migrantes que atraviesan el territorio mexicano: robos, violencia sexual, secuestros, torturas, desaparición, muerte.

El próximo viernes 25 de agosto realizaremos diferentes actividades de memoria y de exigibilidad de justicia frente los 7 años de impunidad. Contaremos con la presencia de dos familias de las y los setenta y dos migrantes masacrados. A continuación les compartimos el programa:

Foro – Conversatorio: “Impunidad vs Justicia. Un llamado a la organización y solidaridad sin fronteras”
Participantes:
Fundación para la Justicia y el Estado Democrático de Derecho (FJEDD), Comité de Familiares, FUNDAR y La 72.
Lugar: Casa de la Cultura Jurídica, Plutarco Elías Calles 146, Col. Jesús García, Villahermosa.

Horario: 10:00 am a 12:00 pm.

Eucaristía en memoria de las víctimas
Lugar: Parroquia Franciscana de Tenosique.

Horario: 7:00 pm.

Representación de la masacre (por personas migrantes y refugiadas)
Lugar: Frente a la entrada de Parroquia Franciscana de Tenosique.

Horario: 8:00 pm.

Procesión de antorchas
Lugar: De la Parroquia Franciscana a La 72, Tenosique.

Horario: 9:00 pm.

Reciban un fraterno abrazo del equipo de La 72.
VII Aniversario San Fernando
radio
Regeneración Radio

Desplazadxs de Laguna Larga exigen ante la CIDH retorno, reparación y justicia

Retorno, reparación y justicia: exige Laguna Larga ante la CIDH

 Ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que realizó ayer una visita al campamento desplazado, habitantes de Laguna Larga, comunidad del Petén Guatemalteco desalojada forzadamente por el ejército y la policía de ese país, reiteraron su exigencia de retorno, reparación y justicia.

La reunión con la CIDH se realizó ayer, 1 de agosto, en el marco de la visita in Loco que esa organización internacional de derechos humanos realiza a Guatemala. Precisamente hoy, 2 de agosto, se cumplen dos meses del desplazamiento sin que el gobierno guatemalteco haya respondido por un desalojo realizado con particular saña, destruyendo y quemando las viviendas y propiedades de quienes llevaban 17 años viviendo en ese lugar, violentando derechos humanos y dejando en situación de riesgo a más de cien familias, cerca de 450 personas, que se encuentran en condiciones críticas en un campamento que no es adecuado para la vida y que ha ocasionado enfermedades a las decenas de niñas y niños que ahí se encuentran.

La destrucción del poblado recuerda los horrores de la política de tierra arrasada y los abusos del ejército contra los pueblos mayas en los tiempos de la guerra en Guatemala.

Las condiciones de emergencia humanitaria no son atendidas de acuerdo con la gravedad y los requerimientos de la situación. Tanto el gobierno de Guatemala como el de México tienen obligaciones de asistir humanitariamente a las familias desplazadas, establecidas en un campamento que los habitantes realizaron con sus propios recursos en la franja fronteriza entre Guatemala y México, cerca del ejido El Desengaño en el municipio de Candelaria, Campeche.

Esta situación, como los detalles del desalojo los plantearon los habitantes a integrantes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que realiza una visita in Loco a Guatemala.

¿Qué va a ser de nosotros, de nuestros hijos, cómo los alimentamos? Este no es un lugar para vivir expresó Ana, al narrar las condiciones del campamento y reiteró que exigen el retorno a su propia tierra y justicia por esta agresión del Gobierno de Guatemala que realizó un desalojo sin respetar derechos como pueblos originarios desplazados previamente y ahora desalojados sin respetar su derecho sobre esta tierra y sin diálogo o acuerdos previos, lo que es una grave violación a los derechos humanos.

El gobierno de Guatemala ha incumplido reiteradamente los compromisos, incluso lo mínimo acordado con la comunidad después del desalojo, como recolectar sus cosechas, y envía representantes de bajo nivel que no responden a la exigencia de retorno, reparación y justicia.

El relator de la CIDH para Guatemala, Luis Vargas, el Secretario Álvaro Botero, Joana Zylbersztajn, así como la representante de la Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos para Guatemala, Liliana Valiña, llegaron en helicóptero al campamento de desplazados cerca de las 10.30 de la mañana y estuvieron cerca de dos horas escuchando los testimonios de los habitantes de Laguna Larga así como de otras comunidades que enfrentan amenazas de desplazamiento como El Reloj y La Mestiza.

Previamente recorrieron el poblado destruido de Laguna Larga.

La 72 Hogar Refugio para personas migrantes y el Equipo Indignación estuvimos presentes en la visita y nos sumamos a la exigencia de la comunidad de Retorno, Reparación y Justicia. Estas organizaciones, junto con Voces Mesoamericanas y la Resistencia Civil de Candelaria, Campeche, solicitamos previamente a la CIDH medidas cautelares a favor de la comunidad de Laguna Larga. Al respecto la CIDH ha solicitado ya información al gobierno guatemalteco.

Pueden encontrarse fotos y videos en las páginas de Facebook de La 72 e Indignación

https://www.facebook.com/la72tenosique/

https://www.facebook.com/Indignacion-339814451000/

radio
Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas

Inmigrante hondureño continúa en detención prolongada e injusta

Manifestamos nuestra preocupación por la detención prolongada e injusta de Roberto Carlos Ruíz Hernández, inmigrante de origen hondureño en Chiapas.

preso

Escucha las grabaciones de la conferencia de prensa realizada en el FrayBa:

El Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas (Frayba), manifiesta su preocupación por la detención prolongada e injusta de Roberto Carlos Ruíz Hernández (Roberto Carlos), inmigrante de origen hondureño.

Roberto Carlos, es sobreviviente de tortura, fue detenido el 22 de mayo de 2013 y cuatro días después es encarcelado en el Centro Estatal de Reinserción Social para Sentenciado No. 13 (CERSS No. 13), en Tonalá, Chiapas, acusado de extorsión.

Peritos independientes realizaron valoraciones médicas y psicológicas con base en el Protocolo de Estambul teniendo como resultado que Roberto Carlos sufre de consecuencias físicas y psicológicas debido a hechos de tortura y/o tratos crueles e inhumanos durante su detención. A pesar de la denuncia de tortura ante el ministerio público, las violaciones al debido proceso durante el juicio y la falta de asistencia consular fue sentenciado en primer instancia a 7 años, dicha sentencia fue reducida a 5 años y 3 días en apelación. Desde el CERSS No. 13 ha denunciado su detención arbitraria, la tortura a la que sobrevivió, así como las violaciones a los derechos humanos que ha sido víctima dentro de la prisión.

(Continuar leyendo…)

radio
Roberto Carlos Ruiz Hernández

Denuncia del migrante hondureño Roberto Ruiz, preso injustamente en Chiapas

22 de Junio 2017.
CERESO 05, San Cristóbal de las Casas, Chiapas México.

A la Sociedad Civil
A los Centros defensores de derechos humanos.

Mi nombre es Roberto Carlos Ruiz Hernandez originario de Honduras. Me encuentro recluido en el CERESO numero 5 en San Cristóbal de las Casas. El motivo de mi denuncia es por que sigo encarcelado injustamente acusado de un delito de extorsión el cual nunca se me comprobó, ni se presentaron las personas que me acusaban.

Durante mi detención, el día 22 de mayo del 2013, fui torturado de las 6 de la tarde a las 3 de la mañana. Después de eso me llevaron a la procuraduría. Ahí me hicieron firmar a la brava. Después de ahí me llevaron al Palacio Municipal de Arriaga y me dijeron que me iban a presentar a las personas que me acusaban pero nunca se presentaron. Estuve incomunicado 7 días, sin llamadas y sin comida. A los 4 dias me llevaron al reclusorio numero 13 de Tonalá, Chiapas. Nunca me notificaron mi auto de formal prisión y por eso no pude apelar el auto de formal prisión al Tribunal Superior.

De ahí hice una huelga de hambre en 2015 con la boca costurada, Con esa huelga de hambre me bajaron a proceso y me volvieron a sentenciar a cinco años de prisión y tres días. Después apaleé al Tribunal y me confirmaron la sentencia de cinco años en el año del 2015. Durante este tiempo la Mesa de Reconcilacion llevo mi caso. Hasta febrero del año 2017 me dicen que me iban a liberar, pero hasta la fecha no me han liberado sigo aquí detenido el el CERESO 05 de San Cristóbal de las Casas.

Supuestamente me iban a liberar en marzo, paso abril y en mayo inicie la segunda huelga de hambre, también costurado, durante 10 diez días. Solo conseguí que me trasladaran al CERESO 05 de San Cristóbal de las Casas donde sigo actualmente. Exijo mi libertad al gobierno del Estado, al procurador y al gobernador. De lo contrario iniciare la tercera huelga de hambre y responsabilizo al gobierno del estado de lo que me pueda pasar. No me siento bien, no estoy bien de mi organismo por las dos huelgas de hambre pasadas.

Hago un llamado a la sociedad civil y centro defensores de derechos humanos a que estén atentos a mi caso.

Roberto Carlos Ruiz Hernandez.