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Planta extractora de aceite de la empresa Oleopalma es clausurada en Chiapas
Fuente: Avispa Midia
Por Sare Frabes
En portada: En febrero del 2022, miles de habitantes de Benemérito de las Américas, Chiapas, participaron para exigir el cierre de dos fábricas de aceite de palma que causan estragos en la salud y el medioambiente en la selva de Chiapas. Una de ellas es propiedad de Oleopalma. Foto: Jeny Pascacio
La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) en Chiapas impuso una clausura temporal parcial a la planta extractora de aceite de palma de Mapastepec, estado de Chiapas, de la empresa Industrias Oleopalma, por descargar más aguas residuales de las permitidas, anunció el órgano ambiental en un comunicado el domingo (27).
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Durante la visita de inspección realizada en los días 24 y 25 de abril de 2025, los funcionarios de Profepa constataron que Oleopalma descargó 31.8% más aguas residuales de las establecidas en su permiso ambiental, “lo que implica un riesgo para el medio ambiente, la salud pública y los habitantes de la zona”.
Además, pudieron constatar que Oleopalma no cuenta con un área de almacenamiento de lodos del sistema de tratamiento, como lo establece la ley ambiental.

El órgano ambiental impuso como medida de seguridad la clausura temporal parcial del área de generación de aguas residuales de la planta y del área de secado de lodos, además de ordenar la implementación de medidas correctivas urgentes para reducir el riesgo de daño ambiental.
“El exceso de descarga de aguas residuales industriales y la falta de disposición adecuada de lodos representan un riesgo para el suelo, los cuerpos de agua, la biodiversidad y la salud pública, al incrementar la contaminación por compuestos como nitrógeno, fósforo, materia orgánica y bacterias coliformes”, aclara Profepa en el comunicado.
En 2020, Oleopalma se convirtió en la primera empresa mexicana en obtener la certificación RSPO (Roundtable on Sustainable Palm Oil) para su planta procesadora de Palenque y sus plantaciones ubicadas al norte del estado de Chiapas.
Una investigación realizada por Avispa Mídia, publicada en marzo de 2022, reveló que, en 2021, se registraron deficiencias en la infraestructura sanitaria de Industrias Oleopalma. Trabajadores de la consultora IBD Certificaciones realizaron una visita a las fincas de la empresa, en el municipio de Mapastepec. En el lugar, encontraron que los trabajadores de la empresa no contaban con las debidas protecciones “para el momento de la aplicación de los agroquímicos”, como relatan en un informe. No obstante, se consideró esto como un incumplimiento menor y otorgó la certificación RSPO para cuatro plantaciones de la empresa ubicadas en la región de influencia de la Reserva de la Biosfera La Encrucijada.
Oleopalma forma parte de un conglomerado de 15 empresas que integran Grupo Oleomex. Este grupo es el principal vendedor de aceite de palma para las multinacionales Cargill, PepsiCo y Nestlé.
En el país existen 18 instalaciones de procesamiento de la palma; Chiapas concentra 12 de ellas. Siete de ellas están establecidas en la región de influencia de La Encrucijada donde también se encuentra la procesadora de Oleopalma.
Otras cuatro clausuras
El 22 de abril, Profepa anunció la clausura de otras tres plantas extractoras de aceite de palma en Chiapas.
El 14 de abril, funcionarios del órgano realizaron una visita de inspección a la empresa denominada Cooperativa Unión de Palmicultores de la Costa de Chiapas, ubicada en el municipio de Acapetahua, donde detectaron que no cuentan con permiso de descarga de aguas residuales, no tienen especificaciones técnicas del sistema de tratamiento, carecen de informes de monitoreo, no cuentan con medidores y puntos de muestreo y hay infiltración de aguas residuales no tratadas al suelo natural y terrenos aledaños.
Como resultado, se impuso una clausura temporal parcial a la planta extractora de aceite de palma; asimismo se dictaron diversas medidas de aplicación urgente con la finalidad de prevenir riesgos ambientales por el manejo inadecuado de aguas residuales industriales.
El 15 de abril, funcionarios de la procuraduría realizaron una visita a la empresa Pakal Consultores en Agronegocios del Sureste, ubicada en el municipio de Villa Comaltitlán y encontraron las siguientes irregularidades: no cuentan con permiso de descarga, no presentaron la documentación que acredite el adecuado tratamiento y monitoreo de calidad y volumen de descarga de las aguas residuales, son omisos en el pago de derechos y sus aguas residuales se infiltran al suelo natural.

Por eso, se impuso la medida de seguridad de clausura temporal parcial de las instalaciones en el área correspondiente a la fuente generadora de aguas residuales. Además, se le impusieron diversas medidas de aplicación urgente para la reducción del riesgo ambiental.
El 16 de abril, inspectores realizaron otra visita al establecimiento “Aceitera Chiapaneca La Palma Sociedad de Producción Rural de Responsabilidad Limitada”, ubicado en camino rural al Pataste al Ejido 15 de Abril, en el municipio de Acapetahua, Chiapas.
Durante la visita también detectaron irregularidades en el manejo de aguas residuales. Además, no cuentan con título de concesión, permiso de descarga, no tienen especificaciones técnicas de sistema de tratamiento, ni informes de monitoreo de aguas tratadas, no presentan los pagos de derechos federales ni cuentan con registros del volumen y calidad de las descargas realizadas entre enero de 2024 y abril de 2025.
Además, se constató que las aguas residuales industriales generadas por el proceso de extracción no están recibiendo el tratamiento adecuado, lo que ha provocado su infiltración y vertido al suelo natural, bajo la laguna de oxidación y en terrenos aledaños.
Ante estos hechos se impuso como medida de seguridad la clausura temporal parcial de las instalaciones, específicamente de la planta extractora de aceite de palma, y se dictaminó medidas de urgente aplicación para reducir los riesgos ambientales derivados del manejo inadecuado de aguas residuales.
El 7 de abril, Profepa también anunció la clausura de forma temporal parcial de la planta extractora de aceite de palma de la empresa Seopalma S.A. de C.V., ubicada en el municipio de Mapastepec, Chiapas, debido a irregularidades en el manejo de sus aguas residuales industriales.
Durante una visita de inspección realizada el 4 de abril de 2025, los inspectores de la Profepa encontraron que la empresa no contaba con la documentación legal y técnica para demostrar que las aguas residuales generas son tratadas de conformidad con la norma NOM-001-SEMARNAT-2021, además, se constató que la empresa vierte directamente sus aguas residuales al suelo, “lo que representa un riesgo grave para los ecosistemas y para la salud pública”, sostuvo el órgano.
La Profepa informó que dará seguimiento técnico y jurídico al cumplimiento de las medidas impuestas y “realizará la integración del procedimiento administrativo para la determinación de responsabilidades y sanciones conforme a la legislación ambiental vigente”.
EZLN, el espejo que me persigue

“El EZLN es el espejo que me persigue.” Eso nos dijo el artista oaxaqueño Lukas Avendaño durante el Encuentro (Rebel y Revel) Arte, realizado en el Caracol Jacinto Canek y en el Cideci/UniTierra Chiapas del 13 al 19 de abril de 2025. Pero no cualquier espejo, aclaró: el espejo humeante de Tezcatlipoca, el espejo de obsidiana que refleja tu verdadero ser, aunque no quieras verlo. Para él, como para tantas y tantos otros, el EZLN es un espejo donde ve reflejado su propio ser —en su caso, su ser indígena y su ser muxe— con dignidad; reflejo que lo impulsa a contribuir con sus performances y su vitalidad a la construcción de otra humanidad posible.
El Encuentro (Rebel y Revel) Arte fue eso: un espejo humeante que, a partir de la reflexión sobre la crisis global que atravesamos, nos interpela con la pregunta, sin duda incómoda, pero más que nunca necesaria: Y ustedes, ¿qué? Una pregunta que cobra fuerza a partir de la constatación de lo mucho que ellos y ellas, sobre todo los jóvenes y las jóvenas, hacen por enfrentar la tormenta que vivimos no sólo con fiereza y determinación, sino también con alegre rebeldía.

¿Cómo es posible que en esos espacios donde, durante una semana, se insistió por medio de todas las formas artísticas (poesía, teatro, música, danza, circo, performance, cine, artes plásticas, literatura y más) en el probable colapso de nuestro mundo ante la voracidad del capital, y en la muerte y el inconcebible sufrimiento que el proceso de dicho colapso implica e implicará para buena parte de la humanidad, lo que haya primado haya sido la alegría, la fiesta, la celebración de la vida?
Parte de la respuesta está en el contexto. Como confirma el informe del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas, Chiapas, en la espiral de la violencia armada y criminal, Chiapas vive desde hace años una gravísima situación de violencia armada, operación impune de grupos del crimen organizado, desaparición y reclutamiento forzados, militarización, asesinato, imposición de megaproyectos, criminalización y agresiones a defensores del territorio y mucho más. En ese contexto, las comunidades indígenas y campesinas sufren un proceso de descomposición social que impulsa a los jóvenes a abandonar la tierra, muchas veces migrando al norte o uniéndose a la delincuencia.
Es en ese contexto, en el que muchos “expertos” pronosticaban el fin del zapatismo, que las y los jóvenes zapatistas se manifiestan con fuerza, creatividad y alegría, incorporando la ética de defensa y amor por la vida impulsada desde hace más de tres décadas por el zapatismo. Ahí estaban las y los milicianos con su dignidad rebelde, los jóvenes artistas protagonistas de extraordinarias piezas de teatro, los artistas plásticos, los raperos, los poetas. Una juventud muy otra, rompiendo los moldes de lo que se entiende por juventud indígena, con la vitalidad de una tradición viva, con una mirada al futuro fundamentada en la conciencia del pasado. O sea, una esperanza de vida en medio de la tormenta.

El 15 de abril, en el Caracol Jacinto Canek, una centena de jóvenes provenientes de los 12 caracoles presentaron la obra “La naturaleza se revela y se rebela”. Ataviados con bellísimos disfraces, confeccionados por ellos mismos, de una gran multitud de animales, explican cómo les afecta la destrucción del planeta y la mercantilización de la vida. Habla también el agua, fuente de vida contaminada y cada vez más escasa, y finalmente la Tierra, que sufre por la minería, la contaminación, los agroquímicos y mucho más. Es entonces que los seres de la Tierra deciden organizarse y defender la vida en colectivo. Cuando los empresarios llegan con sus portafolios, su avaricia, su maquinaria y sus obreros, los insectos primero y después todos los animales los atacan y los ahuyentan. “La vida es común, común es la vida; ahora nos toca recrear y renacer otra vida, y eso debe ser en común”, dicen.



“El común”, nos dicen por medio de las obras de teatro, las músicas, los poemas, las artes plásticas, es el único camino frente a la maquinaria de muerte de un sistema cuya voracidad no tiene límites. La práctica de “el común” en el zapatismo no es nueva. De hecho, es el fundamento de su construcción desde los tiempos de la clandestinidad. La organización y el trabajo colectivos han sido desde sus inicios la base de todo el caminar zapatista y desde luego de la construcción de la autonomía, desde el autogobierno y la justicia autónoma hasta la salud y educación autónomas, la soberanía económica, la comunicación, la agroecología y todas las formas de resistencia y rebeldía. Pero es en tiempos recientes que “el común” se plantea explícitamente como el centro no sólo de los grandes cambios internos en curso en los últimos años, sino también de la interpelación del zapatismo hacia fuera, hacia nosotras y nosotros, en el contexto de la crisis global. Sin la acción colectiva de organizaciones, agrupaciones e individuos a lo largo del planeta, tanto en el campo como en la ciudad, no habrá vida posible ante la destrucción en curso, nos dice el zapatismo una y otra vez.
Cuando el EZLN hizo explícita la noción de “el común” por primera vez en diciembre de 2023, se refería específicamente a una propuesta radical de tenencia de la tierra: la “no propiedad”. O sea, tierras recuperadas que el EZLN declaraba “en común”, tierras de nadie y de todos en las que, tras común acuerdo por parte de zapatistas y no zapatistas de la región, cualquier individuo o colectivo podría trabajar en común, beneficiándose de su producción, pero sin ser propietario de la tierra ni de todo aquello que en ella se construyera. Defender la tierra, por lo tanto, no implica el reconocimiento oficial de su propiedad por parte del Estado, sino, al contrario, la abolición del concepto mismo de propiedad y el uso común de la tierra para beneficio colectivo. Pero la propuesta del común no abarca solamente a las comunidades indígenas zapatistas y no zapatistas de Chiapas: se abre al mundo ante la urgencia de enfrentar colectivamente la crisis global. Ante eso, se invitan a individuos y colectivos de cualquier geografía a trabajar en común para aprender a labrar la tierra y adquirir conocimientos que ayuden a sobrevivir la tormenta
Las piezas de teatro y demás creaciones artísticas presentadas durante las celebraciones del 30 aniversario del levantamiento zapatista en el caracol de Dolores Hidalgo, en diciembre de 2023 y enero de 2024, elaboraron aún más la idea del común. Y en la primera sesión de los Encuentros de Resistencia y Rebeldía en diciembre de 2024 y enero de este año, la comandancia, autoridades civiles y promotoras y promotores de educación y salud compartieron el sentido y la genealogía de la idea del común, que se deriva no del marxismo ni de cualquier otra teoría de origen europeo, sino de la experiencia de los abuelos y abuelas de los pueblos originarios.



Ahora, en este Encuentro (Rebel y Revel) Arte, la noción del común se abre a toda forma de colectividad organizada y radicalmente democrática. Así, la obra de teatro “El amor en la tormenta y el día después”, creada por jóvenes de los caracoles de La Realidad, Oventic, Garrucha, Morelia, Roberto Barrios y La Unión, explora la privatización de la tierra en comunidades hermanas, no zapatistas, que conduce a su subdivisión subsecuente generación tras generación, hasta que se vuelve imposible vivir de la misma. La obra explora también la exclusión de las mujeres de la propiedad de la tierra; la descomposición social, la delincuencia, la drogadicción, el alcoholismo y la prostitución; la migración y la venta de la tierra ante las deudas. Hacia el final de la obra, una comunidad hermana busca a los zapatistas, quienes los orientan con ideas y capacitación en la construcción de la autonomía en común. Así, la propuesta de “el común” va más allá de la no propiedad de tierras recuperadas. La colectividad de lo común se extiende a todos los aspectos de la vida: la salud, la educación, la justicia, el autogobierno, la creación y reproducción de mundos por doquier que sean semillas para el florecimiento de una humanidad otra “el día después” tras el colapso de nuestra civilización.
Este esfuerzo consiste también en la compartición “en común” de conocimientos y saberes que ayuden a enfrentar la tormenta. Así, jóvenes y jóvenas zapatistas de entre 12 y 20 años de edad compartieron conocimientos heredados de sus antepasados que permiten vivir de forma autónoma sin depender de avances tecnológicos a su vez dependientes de todo un sistema que no es sustentable. Fabricación de canastos, pigmentos, adobe, ollas y platos, calidra, cuerdas, etc., todo con materiales naturales.



Por otro lado, las muchas obras presentadas por las y los artistas no zapatistas nos invitaron a reflexionar y a soñar otras posibilidades desde una pluralidad extraordinaria de perspectivas en una gran variedad de contextos y geografías. En todo eso, evidentemente, Palestina, así como las buscadoras, estuvieron siempre presentes.
El último día, el 19 de abril, en el Cideci/Universidad de la Tierra, el encuentro cerró con una mesa coordinada por el Capitán Marcos en la que participaron Los Zurdos, Payasos en Rebeldía, Stefani Weiss, Antonio Ramírez, Luis de Tavira y el Subcomandante Moisés.

Cerramos aquí con algunas de las palabras de Iván Prado de Payasos en Rebeldía, quien nos dice que es en la infancia y la juventud donde se encuentra la esperanza de un nuevo amanecer: “Los niños mantienen un lugar de espontaneidad, de creencia profunda en la capacidad de vivir nuestros sueños: la fuerza de soñar. La capacidad del ser humano de construir mundos a partir de los sueños. La inocencia, conciencia y potencia que tenemos en la infancia tiene que ver con saber qué somos y dónde estamos. Somos la semilla de ese futuro, de ese día después. Lo que hemos visto estos días es la semilla de ese arte futuro que vendrá tras el colapso. Todas las artistas que hemos participado en este encuentro estos días estamos sembrando ese mañana, porque el mañana se siembra hoy”.
Mirándonos en el espejo de obsidiana que el arte y la creatividad zapatista nos colocan frente a los ojos, partimos de este encuentro confrontados con la provocación escrita en grandes letras en el templete del Caracol Jacinto Canek: “Despierten ya, pueblos del mundo”. Y con ella, la pregunta insistente que nos plantea el espejo zapatista: Y tú, ¿qué?

Ve también:
- Artes plásticas en el Encuentro (Rebel y Revel) Arte
- Audiovisuales en el Encuentro (Rebel y Revel) Arte
Algunos audios de las presentaciones, grabados por la KeHuelga, están disponibles aquí.
Entrevista a Lukas Avendaño: (Descarga aquí)
Entrevistas realizadas por los RZtitas, el comando infantil de RZ:
Payasos en Rebeldía: (Descarga aquí)
Mastuerzo: (Descarga aquí)
Entrevistas realizadas por la KeHuelga:
Delmar Penka: (Descarga aquí)
Errante Piratería Roja: (Descarga aquí)
Paz de Bitácora de Aguas: (Descarga aquí)
Titze Malambé: (Descarga aquí)
Mesa de cierre
Los Zurdos: (Descarga aquí)
Payasos en Rebeldía: (Descarga aquí)
Stefany Weiss: (Descarga aquí)
Antonio Ramírez: (Descarga aquí)
Luis de Tavira: (Descarga aquí)
Subcomandante Insurgente Moisés: (Descarga aquí)
Entrevistas en video realizadas por Armadilla del Sur para Radio Zapatista:
Fotorreportaje
























































































Foto de portada: Carlos Ogaz
















