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Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos “Todos los Derechos para Todas y Todos” (Red TDT)

El Estado mexicano debe garantizar la vida y seguridad del pueblo maya tsotsil en Aldama, Chiapas #AltoAlFuego

Desde la Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos “Todos los Derechos para Todas y Todos” (Red TDT), conformada por 86 organizaciones en 23 estados de la República mexicana, exigimos el cese inmediato de las agresiones armadas contra el pueblo maya tsotsil del municipio de Aldama, Chiapas, así como un alto al contexto de violencia e impunidad.

El Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas A. C. (Frayba) ha denunciado las constantes agresiones armadas que mantienen a 3,499 personas en desplazamiento forzado y en las que han resultado 29 personas heridas y 6 asesinadas, en al menos 997 agresiones armadas documentadas entre marzo de 2018 al 19 de noviembre de 2020.

La situación de desplazamiento forzado y agresión armada es alarmante, puesto que las personas son atacadas cuando se dirigen a sus labores cotidianas, se ven obligadas a abandonar sus hogares ya sea de manera intermitente o permanente. Los caminos se han vuelto peligrosos y se dificulta el acceso a la zona para las y los periodistas, personas defensoras de derechos humanos y personas que llevan ayuda humanitaria y víveres a las familias desplazadas, en el marco de una crisis alimentaria profunda. Es importante resaltar que los impactos de esta crisis son de tal gravedad que pueden equipararse a los efectos psíquicos, físicos y comunitarios generados por la tortura y los tratos o penas inhumanos o degradantes, debido a la angustia y desesperación provocadas por la impunidad y la continuidad de las violaciones de derechos humanos.

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Avispa Midia

En Chiapas, agresión paramilitar contra ayuda humanitaria para desplazados

Por Sare Fabres

El pasado miércoles 18 de noviembre, personas armadas agredieron a un grupo de ayuda humanitaria que se encontraba en la comunidad de Tabak, en el municipio de Aldama. De acuerdo a testimonios, los agresores eran civiles armados provenientes de Santa Martha, municipio de Chenalhó, en la región de los Altos de Chiapas.

Tabak es una de las poblaciones que conforman el municipio de Aldama y una de las más agredidas en una serie de sucesos violentos en el contexto de una disputa territorial por 60 hectáreas en la colindancia común al municipio vecino de Chenalhó.

En contexto ⇒ Continúa ataques paramilitares en comunidades de Chiapas

De acuerdo con un reporte de la Comisión Permanente de los 115 Comuneros Desplazados del municipio de Aldama, la última agresión ocurrió después del mediodía del pasado miércoles. En el ataque resultó herida por bala de alto calibre la religiosa María Isabel Hernández Rea, agente pastoral de la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas.

Impacto de bala contra automóvil utilizado por el grupo de ayuda humanitaria.

Las personas agredidas formaban parte de una comitiva de voluntarios, integrada por Cáritas de la Diócesis de San Cristóbal y el Fideicomiso para la Salud de la Niñez Indígena de México (Fisanim). Dicho grupo tenía como objetivo llevar víveres para las familias desplazadas desde hace meses debido a la violencia paramilitar en la región.

La denuncia enfatiza que “los ataques son todos los días sin excepción desde hace semanas” y son perpetrados por grupos en posesión de armas de uso exclusivo del Ejército. Recientemente, la Comisión también informo que durante la semana del 8 al 13 de noviembre de 2020, se intensificaron los ataques armados en contra de las comunidades tzotziles de Aldama, en el contexto del inicio de la temporada de cosecha de café, en medio de la Emergencia Sanitaria por COVID-19 y las afectaciones por las lluvias en el sureste mexicano.

La Comisión reportó ataques a las comunidades de Xuxch’en, Koko’, Tabak y San Pedro Cotsilnam, en Aldama. Los disparos provienen de los puntos conocidos como: El chino, Tocoy, Slumka, Telesecundaria, Tojtik, El Volcán, Tulantik, El Rancho, Alcantarilla y T’elemax, en Chenalhó.

Sólo entre julio y agosto de este año 2020, el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas (Frayba) reportó 54 ataques con armas de alto calibre en contra de diversas poblaciones de Aldama. Antes de las últimas agresiones y desde marzo de 2018, se contabilizaban más de 300 ataques contra las comunidades de Aldama.

Los integrantes de las familias desplazadas enfatizaron que los disparos mas recientes contra la comunidad de Tabak ocurrieron mientras elementos de la Guardia Nacional y la policía estatal se encontraban patrullando el área.

Leer también ⇒ En Chiapas, desplazamiento forzado con la complicidad de autoridades locales

A través de un comunicado el Pueblo Creyente de las siete zonas pastorales de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas,Chiapas de mandó que“Ya basta de solapar estas acciones violentas. Exigimos a los tres niveles de Gobierno que se esclarezcan los hechos y se castiguen a los responsables, intelectuales y materiales de este ataque, que se garantice la seguridad de la población vulnerable en las comunidades en el Estado de Chiapas, el desarme de estos grupos armados”.

Dos personas resultaron heridas por impacto de arma de fuego en la comunidad de San Pedro Cotzilnam, municipio de Aldama. Septiembre 2020. Foto de Frayba

La misma mañana del miércoles se reportaron balaceras en el poblado de Cotzilnam, Aldama y tras el ataque al grupo de ayuda humanitaria, también se registraron disparos contra la población de Xuxch’en.

Por su parte, la actriz Ofelia Medina, quien encabeza Fideo, enfatizó la gravedad de la emergencia humanitaria debido a los desplazamientos por la violencia paramilitar y ahora por las afectaciones climáticas provocadas por las lluvias torrenciales que han azotado al sureste mexicano y Centroamérica.

“Esta es una acción criminal, no habíamos podido acercarnos a llevarles tan necesitado alimento, la gente está en una situación de emergencia alimentaria porque los balazos son diarios sobre esta comunidad y todas las de Aldama. Ahora nos armamos de valor y dijeron las compañeras que iban. Se organizó el viaje, se entregó el alimento y fueron balaceados. Creo que debemos unir fuerzas e indignaciones para que esta situación se detenga ya.”

“Cabe señalar que los gobiernos estatal de Rutilio Escandón Cadenas y el federal de Andrés Manuel López Obrador han sido omisos ante los constantes llamamientos para cesar las agresiones armadas a comunidades del pueblo maya tzotzil de Aldama, las cuales sobreviven al asedio que incrementa la crisis de derechos humanos, especialmente la alimentaria y de salud”, manifestó el Frayba frente a la impunidad con la cual se mantienen operando los grupos paramilitares de la región.

Al cierre de la edición de esta nota continúan los reportes de ataques armados contra las comunidades de Yeton y Ch’ivit Aldama.

 

Foto de portada: Luis Aguilar / Frayba

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Radio Zapatista

Carta europea por el 37 aniversario del EZLN y en solidaridad con el CNI

ALTO A LA GUERRA CONTRA L@S ZAPATISTAS !
NO A LOS MEGAPROYECTOS Y AL PROYECTO INTEGRAL MORELOS !
VIVA LAS LUCHAS CONTRA LOS FEMINICIDIOS !
LIBERTAD PARA L@S PRES@S EN LUCHA Y PARA FIDENCIO ALDAMA PEREZ !
VIVA LA LUCHA DE LA COMUNIDAD OTOMI EN LA CIUDAD DE MEXICO !

COMPAS ZAPATISTAS Y DEL CNI: BIENVENIDOS EN EUROPA!

Al Ejercito Zapatista de Liberación Nacional y a las bases de apoyo
zapatistas
Al Consejo Indígena de Gobierno, a los comunidades, pueblos, naciones,
tribus y barrios indígenas integrantes del Congreso Nacional Indígena, A
la Sexta y a todas las redes de resistencia y rebeldía

A los pueblos nahuas en lucha de Morelos, Puebla y Tlaxcala
A las luchas contra los feminicidios
A l@s familiares de Fidencio Aldama Pérez y a la nación yaqui en
resistencia A la comunidad otomi en lucha y a tod@s l@s que ocupan la sede
del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas en la ciudad de México.

Hoy 17 de noviembre, mientras se festeja un año mas de la fundación del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, queremos denunciar la guerra y las represiones en curso en México, saludar a nuestr@s compas zapatistas que decidieron lanzarse a viajar hacia los cinco continentes, así como todos los pueblos indígenas de México en resistencia contra el despojo, el desprecio y la imposición de mega-proyectos capitalistas en sus territorios.

Antes que todo, desde Europa queremos expresarnos de manera fuerte : l@s zapatistas y el CNI no están sol@s, cuentan con todo nosotr@s! Aunque la situación en Chiapas siempre fue tenso, desde este verano no paren las noticias sobre la intensificación de la actividad de grupos de corte paramilitar : en el norte de Chiapas donde l@s compas de Tila denunciaron cercos, bloqueos, ataques e intimidaciones ; en la zona de los Altos, donde miles de personas originarias de los pueblos de Magdalana, Santa Martha, Chalchihuitan y demás pueblos tuvieron que huir de la amenaza de grupos paramilitares ; en la zona de Chilón, donde actúan grupos de corte paramilitar y donde se pretende construir un cuartel de la guardia nacional ; y, últimamente, en la zona del Ejido Moisés Gandhi y de la comunidad de Nuevo San Gregorio, donde la organización ORCAO destruyeron sembradíos de l@s compas zapatistas, cortaron tubería, electricidad, quemaron bodegas de café, hicieron destrozos en la Escuela Secundaria Autónoma y detonaciones de armas de fuego. Mientras tanto, las autoridades de Chiapas y el gobierno de López Obrador apoyan a los agresores y hacen como si no pasara nada. Este 10 de noviembre, un compañero zapatista fue detenido y secuestrado. Ya Basta !

Escuchando el grito de « SAMIR SIGUE VIVO ! », « AGUA SI, THERMO NO!, también queremos hacer eco a la campaña de información actual emprendida por los pueblos nahuas de Morelos, Puebla y Tlaxcala, y respaldar su lucha decidida en contra de la construcción de un gazoducto cuya peligrosidadfue mas que demostrada en esta región volcánica, de un acueducto que quiere despojar a los pueblos de su agua, así como de zonas industriales y de centrales termoeléctricas que contaminan su territorio y enriquecen a las empresas europeas.

Sabemos como varias multinacionales europeas aprovecharon y corrompieron a los gobiernos de México para maximizar sus ganancias, proponiendo construir obras de muerte a expensas de los pueblos indígenas y de todo nuestro planeta. En alianza con el actual máximo capataz de México, estas empresas europeas no dejan de pisotear a los derechos de los pueblos indígenas, imponiendo sus proyectos sobre el territorio y sin el consentimiento de los pueblos.

Señalamos a Andrés Manuel López Obrador, que traiciono abiertamente a los pueblos de Morelos, Puebla y Tlaxcala en lucha contra la Termoelectrica y el Proyecto Integral Morelos, a provecho de empresas europeas como Elecnor, Abengoa, Enagas, Bonatti, Saint-Gobain, y decenas de otros inversionistas capitalistas. Después de engañar e imponer una falsa consulta, dejo matar al compañero nahua y fundador de la radio libre Radio Amiltzinko Samir Flores Soberanes, sin que haya hasta hoy ninguna investigación, ni justicia. Obedeciendo de nuevo a las presiones de las transaccionales europeas, amenaza hoy en día de reprimir de nuevo a la resistencia de los pueblos. Que los pueblos de Morelos, Puebla y Tlaxcalasepan que estamos en contra de la devastación ambiental, de la represión y de la guerra, y que en la Europa de abajo a la izquierda, estamos de su lado. Esperemos conocer y encontrarnos !

Desgraciadamente, no son los únicos pueblos sufriendo de los atropellos de empresas europeas. En el istmo de Tehuantepec también, todas las grandes multinacionales de la energía, tal como Iberdrola, Gamesa, Electricidad de Francia y muchas demás se están apropiando miles de hectáreas de los pueblos para producir « electricidad verde » que revenden después a precio de oro al gobierno de México. Ahí se multiplican también los proyectos mineros, como en las selvas de los Chimalapas, y se pretende construir una decena de grandes parques industriales donde l@s campesin@s desposeid@s de sus tierras tendrán que vender su fuerza de trabajo, proyecto contemplado con mucho interés por la Union Europea y su Banco Europeo de Inversiones. Tal como el « tren maya », que pretende saquear el sureste del país y convertirlo en unas fotografiás exóticas y engañosas, vendidas después a l@s turistas occidentales. A todos los pueblos luchando en contra de estos despojos, expresamos nuestra solidaridad y nuestra voluntad de hermanarnos mas y conocer mejor todas sus resistencias.

Tambien, hacemos nuestra la lucha contra los feminicidios de Bianca Alejandrina Lorenzana Alvarado (Alexis) en Quintina Roo, de la joven Alma Itzel Romero García en Oaxaca, y de los mas de 1000 casos de mujeres asesinadas reportados el ultimo año en México. Denunciamos fuertemente la represión que sufrieron la marcha del 9 de noviembre pasado en Cancún, Quintana Roo, y la represión contra el tianguis sugestivo feminista en Oaxaca. Ni una mas, que sea en México o en el mundo !

Exigimos también la libertad inmediata del preso yaqui Fidencio Aldama Pérez, injustamente encarcelado desde el 27 de octubre de 2016 en el reclusorio de Obregon, Sonora, como consecuencia de la oposición de su comunidad a que se construyera el gazoducto « Sonora » pasando sobre el territorio yaqui. La construcción de este gazoducto, que tiene como propósito permitir la venta de gas natural desde Estados Unidos hacia México, se topo con la resistencia decidida del pueblo yaqui de Loma de Bacum, pero para aplastarla, intentaron quitar a las autoridades tradicionales en turno para imponer otra gente mas afines al proyecto. Ya son mas de cuatro años que Fidencio Aldama Pérez es secuestrado por el Estado mexicano, pero su lucha es la de tod@s nosotr@s también. Solidaridad con Fidencio !

Mandamos también nuestros saludos al compañero Fredy García, portavoz de la organización indígena CODEDI, encarcelado y luchando adentro del penal de Tanivet, Oaxaca desde mas de un año, y a tod@s los pres@s en resistencia, desde Chiapas hacia Sonora.

Saludamos y respaldamos también a l@s compas otomis de la ciudad de México, que ocupan desde el 12 de octubre pasado las oficinas del ilegitimo « Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas » de México, en el marco de la Jornada Nacional de Movilización en Defensa de la Madre-Tierra, contra la Guerra al EZLN, los Pueblos y las Comunidades Indígenas.

Bien hemos visto como este instituto, liderado por un traidor de la lucha de los pueblos indígenas de México, usa de su influencia en las comunidades indígenas para forzar la aceptación de mega-proyectos que despojan a los pueblos y destruyen el medio ambiente, como es el caso del Tren Maya, del corredor industrial del istmo de Tehuantepec, del Proyecto Integral Morelos, de la construcción de un aeropuerto internacional en Santa Lucia, Estado de México, de una refinería en Dos Bocas, Veracruz y de tantos proyectos mineros a lo largo y ancho del país.

Respaldamos las exigencias formuladas por los seis barrios de Santiago Mexquititlan, Amealco Querétaro, y denunciamos el desprecio, la represión y los desalojos que tuvo que sufrir la comunidad otomi radicada en la ciudad de Mexico. Exigimos también que se resuelva su situación de vivienda y que se respeta su trabajo !

Por fin, aunque habría tanto que seguir denunciando, en este nuevo aniversario de la fundación del EZLN, queremos manifestar a nuestr@s compas zapatistas y del CNI que es con gran placer y con mucha alegría que nos organizamos para recibirles en el próximo año 2021 ! Abajo y a la izquierda, en toda Europa, ya se empieza a correr la voz de su llegada, despertando atención e interés en muchos lados. Nos sentemos alegres, felices, con ganas de revertir el curso de la historia de los dominadores y, tejiendo redes de resistencias y rebeldías mundiales, lograremos armar los lazos entre los diferentes lados de este gran charco ! Gracias por compartirnos tantos sueños y horizontes, para que en todo nuestro planeta, nazcan y crezcan otros mundos mas humanos, mas justos y mas libres !

VIVA LA VIDA !
ABAJO LA REPRESION Y LOS MEGAPROYECTOS DE MUERTE !
QUE FLOREZCAN LOS PUEBLOS DEL MUNDO !
VIVA EL GRAN VIAJE ZAPATISTA !

Desde Europa, firman los colectivos : Comité de Solidaridad con los
Pueblos de Chiapas en Lucha (CSPCL), Paris, francia, Colectivo Paris
Ayotzinapa, Echanges Solidaires/Intercambios Solidarios (Francia), Espoir
Chiapas – Esperanza Chiapas, Mexico-Francia, Mut-Vitz 34 (Hérault,
Francia), CD Films – Francia, Comité de solidarité avec les Indiens des
Amériques
(CSIA-Nitassinan) – Francia, Groupe de soutien à Leonard Peltier
(LPSG-France) – Francia, Union syndicale Solidaires, Francia, Colectivo
Granos de arena (Francia-Mexico), Confédération Nationale du
Travail-France (CNT-f), chorale libertaire «La Rojinegra «,Pirineos,
Francia, Stop EDF Mexique, Collectif el cambuche, Toulouse, Francia,
Colectivo Chiapas-Ariège, Francia, asociasion Americasol de la Red
escargot-Francia, Groupe CafeZ y Casa Nicaragua, LIEJA, Bélgica, Collectif
8 mars Bruxelles – Belgica, Collectif pour l’accueil Zapatistas 2021 en
Bruxelas, Collectif ADES – Bruxelles (Belgica), Corsica Internaziunalista
– Córsega, Associu Sulidarità – sezzione in Pariggi – Córsega, Ya Basta
Moltitudia Roma, Italia, 20ZLN – Italia, Cooperazione Rebelde Napoli
-Italia, Comitato Chiapas «Maribel» – Bergamo, Italia, Associazione Ya
Basta! Milano, Italia, Ya Basta Bologna, Italia, la Pirata: – Colectivo
Zapatista de Lugano, Suiza, – Colectivo Nodo Solidale, Roma, Italia, –
Colectivo Nodo Solidale, México, – Adherentes Individuales Italia,
Alemania, Francia, Asamblea de Solidaridad con Mexico. Valencia, País
Valencia, Estado Español, ASSI – Accion Social Sindical Internacionalista.
Estado Español, Centro de Documentacion sobre Zapatismo (Cedoz). Madrid,
Estado Español, Confederación General del Trabajo (CGT). Estado Español, Y
Retiemble. Madrid, Estado Español, Adherentes a la Sexta Barcelona, Ass.
Solidaria Cafè Rebeldía-Infoespai, Barcelona, La Adhesiva, Barcelona,
Zapatisten Lagunak – Iparralde, Euskal Herria, TxiapasEKIN (Euskal
Herria), IPEH Antifaxista (Euskal Herria), Lumaltik (Euskal Herria),
Lumaltik Aragon, Asamblea libertaria autoorganizada Paliacate Zapatista,
Grecia, Espiral de solidaridad semilla de resistencia, Grecia, Chispa De
Solidaridad con l@s Zapatistas y los Pueblos Indígenas, Atenas, Grecia,
Colectivo “Ramona”, Chipre, Humanrights – Chiapas. Zurich, Suiza,
Solidaridad Directa con Chiapas Zurich – Suiza, Red Ya Basta Alemania,
Movimiento de cooperativas agricolas européas Longo maï, Foro Civico
Européo, Mujerxs de la Sexta en la Otra Europa – Red de Resistencias y
Rebeldias

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El Turbión

La paradoja sueca antidrogas en Colombia

Por: Andrés Gómez – noviembre 12 de 2020

Las mujeres del pueblo Awá, originarias del pacífico amazónico colombiano, han vivido los rigores del conflicto armado y temen por el nuevo rumbo del gobierno: retomar la guerra contra las drogas, es decir militarización y la fumigación con glifosato, un veneno muy nocivo para el delicado ecosistema amazónico y para su salud.

Esta realidad está conectada a Suecia en dos vías: primero, respalda la lucha contra las drogas y la criminalización de toda la cadena productiva; y segundo, porque al mismo tiempo apoya el proceso de paz colombiano, lo que implica atacar el problema desde la judicialización a traficantes y aplicando programas de prevención de consumo y sustitución voluntaria de cultivos.

La paradoja sueca de apoyar la guerra y la paz en el país hoy se hace relevante. El premio a los defensores de derechos humanos, organizado por la Embajada de Suecia en Colombia y la Iglesia Sueca y Diakonia, ha nominado a varias personas líderes, entre ellas Claudia Jimena Paí, líder del pueblo Awá y quien nos habla de los nuevos conflictos que ha traído la guerra contra las drogas.

La coca en territorio

Claudia Jimena Pai, líder del pueblo Awá que tiene la investidura de Consejera de Mujer y Familia en la organización UNIPA, que representa a más de 20 mil indígenas Awá en Colombia, y recuerda que cuando era niña, antes de finales de la década de 1990, podía caminar tranquila en la selva:

Mi abuelo siempre [me mostró] los linderos (…) cazaban ratón de monte, miraba cómo estaban los animales (…) y yo iba contenta con mi canasto mientras él revisaba la trampa.

A finales del siglo, indica que las cosas cambiaron:

(…) antes usted podía ir caminando y metiendo la cabeza en cualquier riachuelo,  pero desde el año 1999 que llegó la tala de árboles, [y] en el 2.000 los cultivos de uso ilícito, empezaron las afectaciones.

Terminando el año 2.000, miles de personas del vecino departamento del Putumayo huían de la guerra contra las drogas que se materializaba en fumigaciones, bombardeos y militarización. Muchas personas encontraron refugio en el pacífico nariñense, y a pesar de ser una zona con un déficit en recursos básicos, decidieron asentarse y tomaron tierras para cultivar coca. Además, la guerrilla de las FARC-EP convirtió la zona en una retaguardia estratégica y empezó a intervenir la economía de esta droga a través de impuestos y normas de control social.

Para 2.001 el cultivo se expandió,  no solamente por los que huían de la guerra, sino por la necesidad de suplir recursos básicos, Martha García, la Consejera de Administración y Finanzas de la UNIPA lo recordó así:

Por una arroba de maíz [no pagan] más de $ 2, si usted saca a vender un racimo de plátano grande : $1.8, $ 2, la gallina, se levanta, se saca a vender al pueblo pero no le dan todo lo que le toco a usted para criar, si le dan $ 4 [o]  $ 5 [y] eso no es suficiente(…) al llegar el cultivo ilícito al territorio, la gente lo que miraba era que tenía un poquito más , de plata, porque lo que sembraba en el campo no les daba, es decir no faltaba la comida pero a veces querían comprar otras cosas, como ropa (…)

Cambio sociales en la comunidad

Los cambios sociales creados por el cultivo de coca y la guerra han hecho que la violencia contra las mujeres aumente. La violencia sexual se convirtió en un grave problema, las mujeres awa empezaron a alertar a las niñas sobre la presencia del Ejército Nacional y las FARC-EP, algo que Dalia Bolaños, mujer awa de 21 años que trabaja con la Consejería de Mujer y Familia recuerda: “mi abuelo, mi mamá, mis tíos, tías, [nos decían] que no nos debíamos acercar a ellos [ejército o guerrillas] porque ellos eran mala gente, incluso nos decían que nos podían violar”.

La vida se volvió peligrosa. Dalia recuerda que cuando niña no solo temía de todos los que tuvieran armas, también temía de la aviación colombiana:

mire que pasaban avionetas [y siempre nos decían] que nos metiéramos a la casa por lo que decían que eso era peligroso, que de pronto tiren una bomba, siempre era uno prevenido, o cuando iba uno caminando y salía de repente una avioneta o un helicóptero siempre nos quedábamos quieticos en el árbol.

La militarización por parte del ejército resultó en combates con las FARC-EP, minas antipersonales, confinamiento, asesinatos y masacres. Pero, una de las estrategias militares del Estado colombiano que más ha afectado a las mujeres han sido las fumigaciones con glifosato. Claudia lo recuerda como un tiempo en el que desaparecieron alimentos y plantas medicinales:

En 2004 [y] comienzos del 2005 [comenzaron] a fumigar y  fue bastante duro porque habían enfermedades de piel como dermatitis y [las]compañeras en embarazo [tuvieron] hijos con deformidades; algunas plantas tradicionales también desaparecieron, [y]productos del pan coger como  plátano,  chile,  maíz que es muy sensible para estos químicos, muchas frutas; también los pescados y todo el ecosistema [se afectó], la biodiversidad, los ríos, quebradas, los sitios sagrados (…), cuando vinieron las fumigaciones, con el señor Álvaro Uribe con el Plan Colombia, nos perjudicó mucho el buen vivir, y la convivencia con  la naturaleza

Dalia, una niña en ese tiempo, recuerda que esos años fueron de hambruna, enfermedad, muerte y desplazamiento:

(…) había mucha escasez, no teníamos qué comer, mi familia decía: nos toca salir hacía la costa para poder sobrevivir y buscar alimentos (…)  en esa época murieron las plantas que tenían sembrado maíz, entonces nos vimos muy afectados y las enfermedades, yo no sabía por qué nos enfermábamos y la desnutrición, en esa época murieron muchos niños, algunas familias salieron y se fueron a vivir a otro lado, eso fue lo  más duro para mí.

Pero el narcotráfico y la guerra no solo ha afectado a las mujeres awa por la destrucción ambiental, los daños a su soberanía alimentaria y la violencia sexual, ocasionada especialmente por las Fuerzas Militares. Los hombres Awa también han cambiado, como lo recuerda Claudia:

A los hombre ahora les importa la plata, el que más bebe, el que más tiene mujeres, ha influido el narcotráfico, la mafia, que nuestros jóvenes también se estén suicidando por problemas de reclutamiento, por problemas de pareja, el consumo de sustancias psicoactivas, el alcoholismo, el que piensen que el ser hombres es tener muchas cervezas o el pegar, entonces esto [nos] ha afectado mucho.

Marta García, la Consejera de Administración y Finanzas, también recuerda con tristeza los cambios

Los hombres cambiaron, algunos dejaron a sus mujeres porque tenían plata, iban al pueblo y miraban mujeres y se fueron, independientemente de los hijos que tengan, incluso algunos sacaron [a sus parejas] de donde habían vivido y llevaban a la otra mujer, cosa que esa mujer se quedaba volando sin saber a dónde ir, le tocó ir con sus hijos por allá a trabajar, , los hombres  se desordenaron, no todos, pero si en su mayoría, incluso [hubo] enfermedades de transmisión sexual porque algunos hombres [iban a] prostíbulos  y después vinieron a estar con sus mujeres.

Sustitución voluntaria

Claudia Pai, quien considera que se debe optar por otras alternativas a la militar y en la que se incluya la “consulta previa con pueblos indígenas”, tal como lo exige el Convenio  Número  169  de  la  OIT.

Para Marta García, de volver a la fumigación se repetiría la historia, el pueblo Awá enfermaría, no tendría comida, y las personas con ahorros los gastaban en alimentos que antes producían. Cree, que la guerra contra las drogas no es una solución y pone como ejemplo el proceso de paz:

Yo diría que la mejor solución sería [el] diálogo, porque cuando estuvo el presidente Santos, hubo unos acuerdos que llegaron y yo digo que dialogando se pueden solucionar las cosas

Su posición va acorde a lo pactado en el acuerdo de paz entre las FARC-EP y el Estado Colombiano con la creación del Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos de Uso Ilícito (PNIS).

En 2020, según la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNDOC), entidad que supervisa la efectividad del PNIS, “casi 100.000 familias vinculadas en 56 municipios de 14 departamentos erradicaron 40.506 hectáreas, un nivel de cumplimiento de 95%. Además, el nivel de resiembra solo alcanzó 0.4%”. Demostrándose que son las estrategias de sustitución las que logran un cambio, ya que nunca la fumigación había conseguido dicha reducción.

Sin embargo, a pesar del éxito del PNIS, este programa fue suspendido y el Estado colombiano en febrero de 2020 detuvo el funcionamiento de UNDOC. Así, el diálogo y la sustitución no parecen ser la ruta que ha escogido el gobierno de Duque.

Enfrentando el exterminio

Aunque el PNIS constituye una política de avanzada, el pueblo Awá no había hecho parte del Programa porque no hubo proceso de consulta previa y las disidencias de las antiguas FARC-EP ejercen presión para que las comunidades no lo acepten.  Sin duda la situación del pueblo originario es dramática, y la guerra contra las drogas solo la agrava: como lo reconoció en 2011 la Corte Constitucional al declarar que el Pueblo Awá “se encuentra en peligro de exterminio físico y cultural”.

Claudia Paí, indica que para que no se consume el genocidio contra su pueblo, su identidad como mujer awa ofrece formar de pervivir y crear:

Lo que podemos dar [las mujeres awa] al mundo es decirles que estamos en defensa de nuestros derechos pero también de la madre naturaleza que ya se está quejando y ella sabe y tiene su momento y que si no miramos a nuestra naturaleza, van a llegar  momentos muy duros y afectaciones [como] el cambio climático, como mujeres tenemos que aportarle a la parte ambiental en defensa de nuestro Katsa su, nuestro territorio y la naturaleza.

La pregunta para Suecia es: va a apoyar la vía del presidente de Colombia Iván Duque, con el respaldo del gobierno estadounidense, con la militarización y la fumigación, o  cuestionará la efectividad de esa estrategia que ha demostrado ser ineficaz.

Siendo un país que aboga por el dialogo y con una agenda feminista, debería considerar la opinión de Dalia, Marta y Claudia y la experiencia de Colombia con el PNIS y tener en cuenta que la reducción de producción de coca es posible, siempre y cuando se cuente con la experiencia y participación de las comunidades, especialmente de los pueblos originarios.

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ArgMedios

Assata Shakur: La pantera más negra

Buscada por el FBI y la CIA. Evadida de una cárcel de máxima seguridad en Nueva Jersey. Perseguida por mercenarios y cazarrecompensas. Exiliada y acogida en Cuba como una heroína. Requerida a Fidel Castro por el Papa Juan Pablo II. Esta es la historia de Assata Shakur, la Pantera más negra y la mujer más buscada de los Estados Unidos.

Por Lautaro Rivara

Se busca

Es el día miércoles 2 de mayo del año 1973. Tres jóvenes negros viajan en un Pontiac blanco desde Nueva Jersey hacia el sur de los Estados Unidos. Son los tiempos duros de “la ley y el orden” de Richard Nixon, y los protocolos del programa de contrainteligencia del FBI exigen detener por faltas menores a los militantes o a los sospechosos de serlo. Negros, latinos, indígenas, pacifistas, socialistas, feministas. Da igual: todos son rotulados -y tratados- como criminales, terroristas y enemigos del Estado.

Las fuentes oficiales dicen que el automóvil tenía dañadas las luces traseras. Los oficiales Werner Foerster y James Harper deciden detenerlo, quizás informados ya de la presencia en el vehículo de tres militantes clandestinos del movimiento negro radical, o quizás sólo por que estos “conducían en estado de negritud”, según la ocurrente expresión de Mumia Abu-Jamal. En el vehículo viajan Zayd Malik Shakur, Sundiata Acoli y Assata Shakur, ex miembros del Partido Pantera Negra y por ese entonces integrantes del Ejército Negro de Liberación. Organizaciones sindicadas como “grupos de odio nacionalistas negros”, etiqueta que es aplicada de forma indiscriminada a agrupamientos de propósitos diversos como la Nación Musulmana, la República de la Nueva Afrika o el Comité Coordinador de Estudiantes No Violentos.

Pedido interestatal de captura del FBI por “asesinato”.

La escena, a partir de entonces, es rápida, confusa, trágica. La secuencia exacta de voces y movimientos es difícil de reconstruir, pero lo que sabemos es que ante los gritos de los policías Assata levanta instintivamente sus dos manos en el aire, cuando un disparo le destroza la clavícula. Sólo Zayd atina a defenderse y tomar una de las armas que están en el asiento trasero del Pontiac. Cae abatido y con él también uno de los oficiales de policía. Assata recuerda: “había luces y sirenas. Zayd estaba muerto. Mi mente sabía que él estaba muerto. El aire era como cristal frío. Se alzaban enormes burbujas y estallaban. Cada una parecía una explosión en mi pecho. Me sabía la boca a sangre y a tierra”.

Luego es sacada a rastras del vehículo. Parece no haber rastros de Sundiata. -Quizás haya logrado escapar- piensa, pero Sundiata será arrestado poco tiempo después. Mientras tanto más policías se aglomeran a su alrededor para darle una paliza. Uno de ellos le apoya el cañón de un arma reglamentaria en la sien. La acusan de haber disparado pero sus dedos, libres de pólvora según el test de activación de neutrones que le hacen en el acto, no dejan lugar a dudas. Su mano cuelga inerte, casi muerta. Assata no disparó. No pudo haber disparado con esa tira de carne flácida que le cuelga del cuerpo y supo ser su mano diestra. Ha recibido, en cambio, tres disparos: tiene un pulmón herido, una bala alojada en el pecho y un brazo completamente paralizado. Las ráfagas de dolor y una nueva tanda de golpes acaban por desvanecerla.

Una educación hostil

Antes de elegir el nombre de Assata Olugbala Shakur, su nombre de combatiente, fue bautizada como JoAnne Deborah Byron. Apellido que en nupcias cambió por el de su primer esposo Louis Chesimard, un activista del que separaría por exigir que ella se amoldara a los preceptos de lo que se suponía debía ser una mujer: la “santísima trinidad” de esposa-madre-ama de casa. Con el tiempo Assata consideraría a sus apellidos como “sus nombres de esclava”. Era frecuente en las décadas del ‘60 y ‘70 que los activistas negros se rebautizaran con nombres de inspiración africana y árabe, influidos por la revalorización del verdadero “viejo continente” producida por el poderoso movimiento musulmán negro y por el Black Power, aunque la huella del orgullo africano fuera visible desde los tiempos del movimiento Back to África y las teorías caribeñas de la negritud. Assata, como tantas y tantos otros, renegó de los apellidos legados a sus antepasados por sus dueños esclavistas, que en este caso se remontaban en la historia hasta la colonia francesa de Martinica. Otros ex esclavos, en cambio, recibieron o se adjudicaron un apelativo genérico, el casi universal apellido freeman -hombre libre-, con el que sus abuelos insistían en llamar a la playa en que se emplazaba su negocio familiar en Wilmington.

Assata nació en Jamaica, pero no en la isla caribeña, sino en la Jamaica del distrito de Queens en Nueva York. Curioso sitio, y con extraños vecinos. Apenas un año antes había nacido allí, a pocas cuadras de su casa, el nieto de un desertor y migrante ilegal llegado de Kallstadt, en la actual Alemania. Un tal Donald John Trump -o Trumpf, porque tal era el apellido familiar original-, quién sería a la postre presidente de los Estados Unidos. Es difícil imaginar trayectorias más divergentes que la de aquellos dos niños neoyorquinos.

Por lo demás Assata tuvo una infancia que llamaríamos normal si normales fueran las sociedades racistas y la educación segregada del tiempo de las leyes Jim Crow. Su niñez en el estado sureño de Carolina del Norte estuvo marcada por una educación familiar que buscaba inculcarle un fuerte sentido de la dignidad personal. Así lo recuerda en su autobiografía: “Mis abuelos me prohibieron estrictamente que contestara «Sí, señora» y «Sí, señor», o que me mirara los zapatos e hiciera gestos serviles al hablar con los blancos. «Cuando hables con ellos, mírales a los ojos», me decían. «Y habla en voz alta para demostrar que no eres tonta»”.

Entrada segregada para “personas de color” en un cine durante la vigencia de las leyes Jim Crow.

Pero la educación para la vida ruda que debían enfrentar las poblaciones afronorteamericanas también estaba mezclada con fuertes dosis de meritocracia, valores propios de la pequeña y alta burguesía negras educadas “a la Booker T. Washington”, una suerte de “Sarmiento negro”. Sus abuelos querían que su nieta fuera una persona laboriosa, que se integrara al selecto grupo de lo que llamaban “el diez por ciento con talento”, que se juntara “con niños decentes” y que no utilizara los idiolectos propios del inglés popular y sureño. Afortunadamente, Assata no tardó en encontrarse con el eslabón más rebelde de su genealogía familiar: su tío “Willie el salvaje”, un zambo de negra e indio Cherokee, una suerte de leyenda que en las primeras décadas del siglo denunciaba la explotación de las “personas de color” y desafiaba a boca de jarro las normas de la sociedad segregada.

En la escuela en el sur todo era de segunda mano: la educación, los sueldos de los profesores y hasta los libros, que llegaban usados y rotos después de ser descartados en las escuelas para niños blancos. Pero aún más complejo que el racismo institucionalizado, era el racismo auto-infligido por una educación que estimulaba prácticas auto-denigratorias que indicaban que lo negro era sucio, feo, malo y estúpido. Paradójicamente, Assata recordaría sinsabores equivalentes en la educación paternalista de las “escuelas integradas” de Nueva York en donde, siendo la única niña negra de la clase, era vista y tratada como una suerte de chimpancé parlante al que se le prodigaban condescendientes “sonrisitas para negritos”.

Una re-educación política

Años más tarde, el proceso de re-educación en el movimiento negro le llevaría a desandar todas las mitologías estatales de la historia norteamericana, desde la Guerra de Independencia hasta la Guerra de Secesión, desde la Conquista de América hasta la Guerra de Vietnam, en un país que se ha pasado guerreando 223 de sus 244 años de existencia. Una Assata urticante concluiría, por ejemplo, que el proceso por el que las Trece Colonias conquistaron su independencia respecto de los británicos fue una “mal llamada revolución” y que fue “liderada por unos cuantos niños ricos blancos que se cansaron de pagar impuestos elevados al rey”.

También sus ídolos de la infancia fueron demolidos uno a uno, desde el patriarca Abraham Lincoln, partidario de la deportación masiva de negros a Liberia, Haití o cualquier otro destino de África o el Caribe, hasta Elvis Presley, quién se refirió a que lo único que los negros podían hacer por él era comprar sus discos y lustrarle los zapatos, y que en 1970 se ofreció como soplón voluntario para el FBI.

Entre la venalidad de los arribistas negros y la banalidad del restringido y racializado American Way of Life, la joven Assata irá buscando a tientas un camino. Un hito importante será su encuentro con estudiantes africanos en la universidad, los cuales le revelarán un mundo más allá de los estereotipos en boga: el de los comunistas que en las tiras cómicas se vestían todos iguales y trabajaban invariablemente en las minas de sal, el de los africanos calibanescos que comían carne humana y andaban con taparrabos, o el del evangelio democratizador que se suponía que los marines norteamericanos -blancos y negros- estaban llevando a Vietnam. Se trataba de cepillar a contrapelo una educación plena de estereotipos y fantasías sobre el Tercer Mundo en un país que, como ninguno, ignora profundamente el mundo que domina. Assata concluirá en aquel período como estudiante: “Todo es mentira en amérika [sic] y lo que lo mantiene en marcha es que demasiada gente se lo cree”.

“El lugar de las mujeres es en la lucha”. Mural dedicado a Assata Shakur y otras “luchadoras por la libertad”.

Como muchos jóvenes, Assata llegó al movimiento negro radical después de un proceso de desencantamiento con los límites de la prédica no-violenta y del proyecto integracionista del movimiento por los derechos civiles. Integrarse, sí. ¿Pero integrarse a qué? ¿Cuántos y quiénes podrían hacerlo? ¿Qué pasaba con el “noventa por ciento sin talento”? ¿Cuál era el costo -político, ideológico, ético- de dicha integración? ¿Integrarse no implicaba negarse? ¿Era posible integrarse sin usufructuar parte de los dividendos de la política colonial? ¿No se asemejaban acaso las políticas que el Estado norteamericano implantaba en lo guetos de negros con la que exportaba a los países del Tercer Mundo?

Assata evoca las reuniones de la NAACP (la Asociación Nacional para el Progreso de las Gentes de Color), una veterana organización de la pequeña burguesía negra que predicaba la no-violencia y el “poner la otra mejilla”. Pero la violencia estatal continuó devorando por igual a pacifistas y beligerantes, mientras la lista de mártires se engrosaba por aquellos años: Viola Liuzzo, Imari Obadele, Medgar Evers, Martin Luther King, Malcolm X, Fred Hampton, Emmet Till, George Jackson, Nat Turner, James Chaney y un largo etcétera. Assata llegará a la conclusión de que “nadie en el mundo, nadie en la historia, ha conseguido nunca su libertad apelando al sentido moral de la gente que los oprimía” y que “el movimiento de los derechos civiles nunca tuvo ni la más mínima posibilidad de triunfar”.

El nacionalismo negro estaba entonces en pleno auge, y durante su estadía en el Manhattan Community College, Assata no tardará en participar en reuniones de la República de la Nueva Afrika, un movimiento que pretendía el establecimiento de una nación negra independiente en los estados sureños de Carolina del Sur, Georgia, Alabama, Mississippi y Louisiana. Lo que antes se conocía como el Black Belt o “cinturón negro”, una vieja propuesta que ya habían defendido comunistas como Harry Haywood. Sin embargo, Assata prescindirá de una participación activa hallando la idea sugerente pero inviable.

Entrará en contacto también con los Boinas Cafés, una organización revolucionaria de chicanos; con los maoístas chino-estadounidenses de la Guardia Roja en Chinatown; y visitará repetidas veces a los indígenas estadounidenses y canadienses que habían ocupado la Isla de Alcatraz en protesta por la desposesión de sus tierras. Y, finalmente, en ese hervidero que eran los Estados Unidos de finales de los ‘60 y principios de los ‘70, conocerá en Oakland al Partido Pantera Negra, con lo que su concepción política dará un giro internacionalista. A través del estudio de los procesos de liberación africanos llegará, indefectiblemente, a identificarse con el marxismo y el comunismo, en particular con los procesos y líderes del Tercer Mundo: Fidel Castro, Ho Chi Minh, Agostinho Neto, Carlos Marighella, Ernesto Che Guevara, etc.

Pantera

Su fascinación con las Panteras Negras, una organización fundada en 1966, había sido inmediata, aunque su incorporación a la organización ellas se hubiera demorado. En particular, le atraía el hecho de que sus militantes “no trataban de parecer intelectuales hablando de la burguesía nacional, del complejo industrial (…) Simplemente llaman cerdos a los cerdos. (…) Hablaban de los cerdos políticas racistas y de los perros racistas”. En particular, vio en la organización una estrategia coherente de autodefensa por parte de las propias comunidades, y un aceitado ejercicio de solidaridad con los movimientos y procesos de liberación del Asia, África y América Latina y el Caribe.

Pese a reflexionar en ese entonces en torno a la insuficiencia de las luchas estudiantiles, Assata continuó desarrollando labores en el medio universitario para el Partido. También se desempeñó en el equipo médico de la organización y en el Programa de Desayunos que la organización brindaba gratuitamente a más de 10 mil niños, rebasando las tradiciones prácticas de caridad eclesiástica y ensayando desde allí la organización política de las comunidades. Por ese entonces trabajó en la campaña para recaudar fondos por la liberación de las 21 panteras que habían sido encarceladas por el FBI.

Mujeres del Partido Pantera Negra en el Free Huey Newton Rally en 1968.

Eran tiempos frenéticos, apabullantes, con muchos nombres y muchos rostros que circulaban profusamente. Pronto el Partido y otras organizaciones entrarían en un espiral descendente en el que se confundirían y amplificarían los errores propios y las intrigas del COINTELPRO, el programa creado por el FBI para infiltrar y destruir los movimientos radicales. La campaña sistemática y masiva del programa incluía intrigas, rumores, cooptación, espionaje, infiltraciones, represión, tortura, asesinato y otros métodos non sanctos. Su resultado sería el desbaratamiento de organizaciones enteras, el encarcelamiento masivo de disidentes y el vuelco precario de miles de militantes a la clandestinidad.

Assata propone, en su autobiografía, un ejemplar ejercicio de crítica y autocrítica que incluye, entre varios elementos: el señalamiento del fetichismo armado de ciertos miembros del partido; la insuficiencia de los planes de formación política, en particular en lo que a organización y movilización refiere; un internacionalismo a veces algo abstracto que prescindía del análisis y la comprensión de la propia realidad nacional; un método de trabajo que en su versión más tosca se resumía en la fórmula portación de armas más asistencia social; el automatismo y la falta de pedagogía de ciertos procesos; el sexismo y el “culto al macho” reforzado por la propia lógica militarista; las dificultades para distinguir entre la lucha política legal y la lucha militar clandestina; el dogmatismo y las purgas de dirigentes y militantes valiosos; y, finalmente, el militarismo y la sustitución del trabajo político. Como resultante Assata y otros militantes abandonarían un partido ya casi reducido a su mínima expresión, y se integrarían a una organización más flexible y descentralizada: el Ejército Negro de Liberación.

Presa

“Hermanos y hermanas Negras, quiero que sepan que les amo y que espero que en algún lugar de su corazón tengan amor para mí. Me llamo Assata Shakur (…) y soy una revolucionaria. Una revolucionaria Negra. Con eso quiero decir que he declarado la guerra a todas las fuerzas que han violado a nuestras mujeres, han castrado a nuestros hombres y han mantenido a nuestros bebés en la miseria. (…) Soy una revolucionaria Negra y, como tal, soy una víctima de toda la ira, el odio y la maledicencia de la que ameŕika [sic] es capaz. Como a todos los otros revolucionarios Negros, amérika intenta lincharme”. Así comienza una cinta grabada el 4 de julio de 1973.

Los policías que la custodian en el hospital se saludan alternativamente con la venia militar o con el saludo nazi-fascista. Assata asegura que siempre los llamó nazis o “cerdos fascistas” en un sentido figurado, pero ahora se enfrenta a la dura constatación de la retórica. A partir de allí comenzará un largo periplo de seis años y medio por hospitales, tribunales, cárceles de alta seguridad y celdas de aislamiento. Será encontrada inocente en la inmensa mayoría de los cargos que se le imputan -portación ilegal de armas, asalto, secuestro, asesinato- incluso de aquellos por los que huía la noche de su captura.

A partir de allí será sometida a toda suerte de privaciones. A la libertad, primero, pero será muy clara sobre sus limitaciones históricas para las poblaciones negras de los Estados Unidos: “La única diferencia entre esto [la cárcel] y la calle es que una es de máxima seguridad y la otra es de mínima. La policía patrulla nuestras comunidades justo como aquí patrullan los guardias. No tengo ni la más remota de lo que se siente ser libre”. Será recluida en cárceles de hombres. Se le denegará el reposo y hasta la oscuridad, sometida a 24 hs diarias de vigilancia. Le será retaceada una atención médica adecuada, incluso durante su embarazo y su parto en el Hospital Elmhurts, en el que dará a luz atada a una cama y custodiada por policías armados. Durante nueve meses no dejará de preguntarse: “¿Cuántos lobos se ocultan en la maleza para comerse a mi hijo?”.

Luego será obligada a trabajar de forma gratuita en prisiones federales, una práctica rutinaria y “legal” a resguardo de la fatídica Decimotercera Enmienda de la Constitución. Se le confinará en aislamiento durante largos períodos hasta el punto de llegar a perder de forma temporal y parcial la capacidad del habla. Será agredida sexualmente y amenazada permanente con ser violada. Sufrirá juicios de carácter netamente político, con procesos inverosímiles, jurados casi exclusivamente blancos y jueces venales, pero no se le permitirá una defensa política de su vida y de su causa. Será linchada mediáticamente, y el juicio que finalmente la encontrará culpable de homicidio tan sólo rubricará la culpabilidad ya sentenciada por la prensa. Sufrirá todas las formas de tortura concebibles para al fin afirmar indoblegable: “yo tengo que ver con la vida”.

Fotografía tomada por el NY Daily News.

A esta altura de la pequeña saga conformada por nuestras bitácoras, es inevitable que la historia de los y las internacionalistas se atraigan, se acerquen, se rocen y en ocasiones hasta se abracen. En la cárcel de mujeres de máxima seguridad de Alderson, en Virginia Occidental, diseñada para “las mujeres más peligrosas del país”, Assata se topará con una mujer blanca entrada en años, con cabello entrecano, “de aspecto digno, de maestra de escuela”. Inmediatamente reconocerá en ella a Lolita Lebrón, la heroica independentista puertorriqueña. Nunca la sororidad tuvo un sentido más pleno que entre esas dos mujeres que pagaban con holgura el precio de su determinación. Lolita, valiente, inquebrantable, mística, llevaba ya un cuarto de siglo privada de su libertad, alejada de su patria y sus afectos y políticamente aislada, sostenida tan sólo por su fe y su pasión por la causa independentista boricua. Lolita marcaría también otro hito en el proceso de formación de Assata, al llevarla a reconsiderar aspectos como la religiosidad popular, los vínculos entre cristianismo y socialismo, y a conocer la corriente latinoamericana de la teología de la liberación.

Libre y sin color

“«Vas a volver pronto a casa (…) No sé cuándo, pero vas a volver a casa. Vas a salir de aquí.», le había dicho su abuela tras un sueño que sería un presagio. De esta vida llena de hiatos, clandestinidad y falsas identidades -Assata llegaría a tener más de 20 alias- nada resulta tan misterioso como su fuga, el 2 de noviembre de 1979, del penal de máxima seguridad del condado de Clinton. Lo poco que sabemos es que tres hombres negros armados irrumpieron en la prisión tomando a dos guardias de rehén, liberándola en una operación de precisión quirúrgica, sin bajas ni heridos. Se presume que se habría tratado de una acción de sus compañeros del Ejército Negro de Liberación largamente planificada. Después de cinco nuevos años de vida clandestina bajo las narices de la CIA y el FBI, Assata conseguiría pegar un salto de gacela hacia Cuba.

Allí verá, materializadas en aquel pequeño laboratorio insular, las tentativas de igualdad radical por las que siempre había luchado: “Aunque saben del racismo y del ku klux klan y del desempleo, ese tipo de cosas no entran en su concepción de la realidad. Cuba es un país de esperanza. Su realidad es tan diferente. Me impresiona cuánto han conseguido los cubanos en tan poco tiempo de Revolución”. En particular, le sorprendería la realidad y el tratamiento de la cuestión racial: “Se veía a Negros y blancos juntos por todas partes: en coches y paseando por las calles. Niños de todas las razas jugaban juntos.” “Un amigo cubano Negro me ayudó a entenderlo mejor. Me explicó que los cubanos daban por hecho su herencia africana. (…) Me dijo que Fidel, en un discurso, le había dicho a la gente: -Todos somos Afro-Cubanos, de los más paliduchos a los más morenos. (…) Aunque estaba de acuerdo conmigo, me dijo enseguida que él mismo no se veía a sí mismo como Africano: -Yo soy cubano”.

Aún más, aquel amigo suyo se refirió a un compatriota desembozadamente racista que se había opuesto, originalmente, al matrimonio de una de sus hijas con un negro cubano. Su razonamiento, ante el hecho, será inapelable: “Mientras apoye la Revolución, no me importa lo que piense. Me importa más lo que hace. Si realmente apoya la Revolución, cambiará. E incluso si no cambia, sus hijos van a cambiar. Y sus nietos cambiarán todavía más.” ¿Es qué acaso se ha establecido mejor definición de lo que es una revolución?

En otra ocasión Assata fue llamada “mulata” y llegó a sentirse profundamente ofendida: “-Yo no soy mulata. Yo soy una mujer Negra, y estoy orgullosa de ser Negra -le decía a la gente (…) Algunas personas entendían lo que quería decir, pero otros pensaban que estaba demasiado obsesionada con el tema racial. Para ellos, mulato era simplemente un color, como rojo, verde o azul. Pero para mí representaba una relación histórica.” De pronto, en aquella latitud caribeña, Assata Shakur, “la pantera más negra”, negra en lo que negro tenía de carga racista y estigmatizante, pero también de orgullo racial y autoestima combatiente, se encontraba en Cuba sin color. Quizás alguna vez se haya topado con aquel poema de Nicolás Guillén que rezaba: Aquí hay blancos y negros y chinos y mulatos. / Desde luego, se trata de colores baratos / pues a través de tratos y contratos / se han corrido los tintes y no hay un tono estable. / (El que piense otra cosa que avance un paso y hable.)

Assata Shakur, libre en Cuba.

Assata Shakur, a sus 73 años, lleva una vida discreta y sigilosa para no llamar la atención de los mercenarios y cazarrecompensas que buscan capturarla y colocarla en una lancha rumbo a la Florida, en donde el FBI, burlado una y otra vez, ha ampliado a 2 millones de dólares la cifra que ofrece por su captura. Alguna vez Assata preguntó: “¿Por qué merezco tal atención? ¿Por qué represento tal amenaza?”. La pregunta encabezaba una carta personal que envió al papa Juan Pablo II, quien había sido convencido de solicitar a Fidel Castro su extradición a los Estados Unidos durante su visita a Cuba en enero de 1998. Un inmenso cartel aparecido en la isla dió la respuesta lacónica de Fidel y el pueblo cubano: hands off Assata -las manos fuera de Assata-. Quizás Assata Olugbala Shakur represente aún hoy una amenaza por haber logrado comprender que correspondía a ella concretar los sueños que su abuela soñaba, “que los sueños y la realidad son opuestos” pero que “es la acción lo que los sintetiza”.

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Coordinación Metropolitana Anticapitalista y Antipatriarcal con el CIG y Radio Regeneración

Toma del INPI: Emplazamiento de la comunidad Otomi a las autoridades del INPI y el gobierno de la Ciudad de México

2a parte del 2do Emplazamiento de la comunidad Otomi a las autoridades del INPI y el gobierno de la Ciudad de México

VIDEO DEL ENCUENTRO 10 noviembre 2020

https://web.facebook.com/coordinacionmetropolitana/videos/358664442023703/

VIDEO COMPLETO DEL ENCUENTRO 10 NOVIEMBRE 2020

https://www.facebook.com/regeneracionradio/videos/652677562077409/

Coordinación Metropolitana Anticapitalista y Antipatriarcal con el CIG
2a parte del 2do Emplazamiento de la comunidad Otomi a las autoridades del INPI y el gobierno de la Ciudad de México

 

Comunidad otomí: “No hay excusa para no atendernos”, afirman.
#Diálogo desde el #INPI
Comunidad Indígena Otomí emplazó a Claudia Sheinbaum y Adelfo Regino.

VIDEO DEL ENCUENTRO 3 noviembre 2020

https://fb.watch/1xeX51mwvb/

Regeneración Radio
Diálogo desde el INPI Comunidad Indígena Otomí emplazó a Claudia Sheinbaum y Adelfo Regino. “No hay excusa para no atendernos”, afirman.

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Tres años de desplazamiento, lucha y resistencia por la vida y el territorio


 A tres años del asesinato de nuestro compañero Samuel Luna Girón y el desplazamiento forzado interno de 5023 personas ocurrido en octubre de 2017, las mujeres y hombres que integramos el Comité Chalchihuitle, reafirmamos nuestro lucha por la justicia y la defensa de la vida digna y del territorio.

 

El gobernador de ese entonces Manuel Velasco Coello, le dio la orden al Presidente Municipal de Chalchihuitán Martín Gómez Pérez para que obligara a las y los desplazados a retornar a sus casas, a través de engaños y amenazas, por lo que la mayoría retornó sin condiciones. Sólo nos quedamos en la lucha por la justicia y resistencia 289 familias, que somos 1237, y que nos organizamos en el Comité Chalchihuitle.

 

Durante estos tres años y hasta ahora siguen lat Chiapas Denuncia Pública.entes los ataques paramilitares de Chenalhó y el gobernador de ahora Rutilio Escandón Cadenas no ha cumplido con ninguna de nuestras demandas, ni las recomendaciones de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, ni de las medidas cautelares de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

 

Al gobierno de Andrés Manuel López Obrador y de Rutilio Escandón les exigimos que desarticulen, desarmen y castiguen a los grupos armados de Chenalhó, responsables de nuestro desplazamiento, del robo de nuestras pertenencias y la destrucción de nuestras casas, le exigimos el registro ante la Comisión de Víctimas y la indemnización de los daños ocas Chiapas Denuncia Pública.ionados por estos hechos de violencia.

 

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En este tiempo que llevamos de sufrimiento, entraron a despojar nuestras parcelas, los grupos armados del municipio de Chenalhó destruyeron y quemaron nuestras casas, robaron nuestros animales, cosechas y hasta la fecha no han cesado los disparos en la comunidades colindantes entre ambos municipios.

 

A pesar de las recomendaciones de la CNDH y de las medidas cautelares de la CIDH, no se han implementado protocolos eficaces de seguridad para salvaguardar la integridad física y psicológica de las y los desplazados. No hay avances sustantivos en la investigación de los hechos y de los responsables.

 

Queremos denunciar un segundo desplazamiento de 10 familias de la comunidad Cruzcacanam, por violencia generalizada, sin que hasta el momento funcionarios del Estado hayan realizado acciones de prevención, investigación y seguridad. Desde que fueron desplazadas las familias han recorrido diferentes instancias de gobierno, presentando denuncias, pero éstas han sido omisas.

 

Las familias de Cruzcacanam fueron expulsadas por estar organizadas y ser parte del Comité Chalchihuitle y por no querer retornar con los engaños del gobierno. Denunciamos que las familias están viviendo cerca de su comunidad de origen y los paramilitares de Chenalhó realizan disparos al aire con el fin de intimidar a las familias.

 

 

Como Comité denunciamos que los grupos armados paramilitares no sólo atacan con armas de fuego, sino que amenazan constantemente a nuestras compañeras y compañeros que viven en la colindancia con Chenalhó, siguen los intentos de querer invadir con armas de fuego a las familias cercadas a la colindancia.

 

Queremos decir que nuestros niñas y niños viven en constante temor de ser agredidos, la crisis sanitaria por el COVID-19 y nuestra condición de desplazamiento nos pone en un riesgo muy alto.

 

En Chiapas hay muchos grupos de desplazados por la violencia y represión del Estado y por grupos paramilitares. Les decimos que seguiremos luchando hasta que se haga justicia y se castigue a los responsables.

 

 

Agradecemos a los pueblos, organizaciones, al Fideicomiso para la Salud de los Niños Indígenas de México y colectivos que durante estos tres años han acompañado nuestro caminar. Les decimos que como hombres, mujeres, niñas y niños, como defensores de derechos humanos que somos, seguiremos en nuestra apuesta de lucha y resistencia por la vida y el territorio.

 

Comité Chalchihuitle.

 

Chalchihuitán, Chiapas

 

28 de octubre de 2020

Publicado originalmente en: Chiapas Denuncia Pública.

 

 

Fotografía: Marissa Revilla (Global Press Journal), Danny Alveal (Ruta 35) e Isabel Mateos (CuartoOscuro).

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Grieta Medio para Armar

Ante traiciones del gobierno, zoques impiden avance de empresa canadiense en los Chimalapas, Oaxaca

OAXACA, Oax.- Indígenas zoques de San Miguel Chimalapas recuperaron sus tierras comunales para impedir que Minaurum Gold Inc continúe con el megaproyecto “Santa Marta”.

La minera canadiense atenta contra la cuenca de los ríos Ostuta y Espíritu Santo, y de las lagunas superior e inferior del Istmo de Tehuantepec, Oaxaca.

Cuestionaron al gobierno federal por “los engaños, opacidad y “traición”.

El pasado viernes 30 de octubre de 2020, hombres y mujeres zoques se vieron obligados a dejar sus actividades normales.

“Nos movilizamos (y) nos posicionamos en nuestras tierras para verificar que dicha empresa no continúe realizando trabajos de exploración de manera ilegal”.

Denunciaron que la empresa minera ha incursionado en su territorio ilegalmente, porque la asamblea comunal no ha autorizado ningún permiso de exploración ni explotación.

De igual forma, denunciaron la complicidad gubernamental de la Cuarta Transformación.

El director de Minas, Eduardo Enrique Flores Magón y López, afirmó que “no existen concesiones mineras ahí” en la región de los Chimalapas.

La titular de Economía, Graciela Márquez Colín, aseguró “y mucho menos tienen una Manifestación de Impacto Ambiental.

“Para tener una Manifestación de Impacto Ambiental tienes que tener una concesión”, lo real es que existen.

Para reforzar su argumento, sostuvieron que “dicho documento sí existe y es la Manifestación de Impacto Ambiental con número 20OA2020MD038.

“Se encuentra en la SEMARNAT, de ser aprobada, le garantizaría a la empresa el permiso ambiental para avanzar sobre nuestras tierras”.

Por consiguiente, “desde nuestro territorio, señalamos el ocultamiento de la información por parte de la SEMARNAT, pues nos apersonamos en la delegación ubicada en la ciudad de Oaxaca para solicitar la MIA, y nos fue negada.

“Posteriormente hemos permanecido en la incertidumbre de conocer ¿Cuál es la resolución de SEMARNAT respecto al permiso ambiental solicitado por Minaurum Gold?”.

Exigieron a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales que dé a conocer la resolución respecto al permiso ambiental solicitado por Minaurum Gold Inc.

Y que dicho resolutivo se haga público, con negativa a los permisos de exploración para la empresa venida de Canadá.

Aclararon que “durante años hemos mantenido la defensa de nuestras tierras comunales que actualmente vemos amenazadas por este megaproyecto minero.

“Es por eso que este 30 de octubre de 2020 nos vemos obligados a posicionamos de nuestras tierras”.

“Nosotras mujeres y hombres angpøn (zoques) milenarios habitantes de San Miguel Chimalapas declaramos ante los pueblos de la región y el mundo que nuestro territorio ha sido y continuará prohibido a la minería”.

Insistieron que “en el ejercicio pleno de nuestro derecho al territorio y a la autonomía hacemos presencia en la congregación de La Cristalina.

“En el área denominada en los registros del Gobierno Federal como polígono de concesión minera “La Jackita” mismo que abarca 1,499 hectáreas.

“Cuyo número de título de concesión minera es el 225472 otorgada por la Secretaria de Economía a la empresa Minaurum Gold Inc.”

Ante la amenaza de que ríos, tierra y aire se contaminen por la exploración y explotación minera llamaron a las comunidades, pueblos y municipios zapotecas e ikoots.

Les pidieron estar atentos ante cualquier posible incursión de la empresa.

Sabemos que la activación de los proyectos mineros va de la mano con la imposición del mega proyecto del Corredor Interoceánico.

Como pueblos zoques, zapotecos e ikoots nos posicionamos a nivel regional en rechazo total al proyecto minero “Santa Marta”.

“Sabemos que no somos los únicos pueblos afectados por la ambición de las empresas en Oaxaca.

“Todas y cada una de las regiones padecen la incertidumbre y presión provocada por el avance de las mineras y los efectos de minas instaladas.

“Tanto en San José del Progreso del Valle de Ocotlán como en San José de Gracia”, añadieron.

Y agregaron que “sabemos también que mientras existan las concesiones mineras aprobadas y solicitudes en trámite no podremos tener paz y tranquilidad.

“Por eso nos declaramos territorio prohibido para la minería.

“¡Rechazo total a la entrada exploración y explotación de las empresas mineras!”.

Finalmente, exigieron “al gobierno federal, directamente la secretaría de Economía, la cancelación de todo tipo de concesión, solicitud o asignación minera en sus tierras.

“Lo hemos manifestado una y otra vez, no hemos permitido ni permitiremos la entrada de proyecto minero alguno en nuestras tierras”.

https://pagina3.mx/2020/11/ante-traiciones-del-gobierno-zoques-impiden-avance-de-empresa-canadiense-en-los-chimalapas/

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Coordinación Metropolitana Anticapitalista y Antipatriarcal con el CIG

CONVOCATORIA Encuentro de Resistencias y Rebeldías


CONVOCATORIA

Encuentro de Resistencias y Rebeldías
A 24 años de la fundación del CNI y a 528 años de resistencia indígena,
afrodescendiente y popular en nuestra América

Considerando

Que el sistema capitalista mundial bajo su actual modelo neoliberal, el cual se encuentra en una de sus más profundas crisis económica, política, sanitaria, ecológica, social, representa mayor despojo, racismo, desprecio, explotación a través de políticas que profundizan la extracción de la ganancia por diferentes vías; el patriarcado, como parte de su política de exterminio que se expresa en la alta tasa de feminicidios: La violencia sistemática del Estado aliado con la delincuencia organizada que se traduce en asesinatos, violaciones, desapariciones forzadas, a hombres y mujeres, a periodistas, a luchadoras y luchadores sociales

Que en nuestro país la política institucional que atiende los asuntos indígenas a través del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI), reproduce las mismas políticas asistenciales y clientelares, y sirve de parapeto justificando consultas a modo para imponer proyectos y megaproyectos que sólo benefician al gran capital, como lo son el mal llamado Tren Maya, el corredor transístmico, el Plan Integral Morelos, “Sembrando Vida”, el aeropuerto de Santa Lucía, entre otros

Que la expulsión progresiva de las comunidades indígenas de su tierra y territorio para apropiárselas el gran capital a través de políticas de Estado, sólo les ha dejado a muchas y muchos como alternativa de subsistencia migrar a las ciudades donde se recrudece el desprecio, el racismo y la precariedad en sus condiciones de vida negándoles derechos sustanciales y humanos como el de la salud, la educación, la vivienda, el trabajo, la cultura, la alimentación, etc.

Que la toma de las instalaciones del INPI por parte de la comunidad otomí residente en la ciudad de México, es un YA BASTA a la violación sistemática de sus derechos elementales, siendo este un ejemplo de dignidad que ha permitido denunciar las condiciones en las que viven los pueblos indígenas en las ciudades, permitiendo asimismo que otras resistencias hagan resonar su voz y evidenciar que como pueblos originarios son víctimas de políticas solo ven en ellos sujetos de caridad,
Que el mal gobierno sigue su paso contrainsurgente, incrementando los niveles de militarización y paramilitarización en todo el país, y particularmente en las comunidades zapatistas en Chiapas, impone  sus proyectos de muerte, genocidio y ecocidio en beneficio de los capitalistas, aprovechando la desmovilización por la pandemia de Covid 19 que para el pueblo trajo muerte y para ellos oportunidades, como “anillo al dedo”
Convocamos
A todos los que luchan, se organizan y resisten contra las imposiciones, el desprecio, la represión, la guerra de exterminio, la explotación, el despojo y la destrucción de la tierra y el territorio, a un

Encuentro de Resistencias y Rebeldías
(Presencial y Virtual)
El sábado 07 de noviembre de 2020, a partir de las 9 horas, en la toma otomí del INPI, avenida México Coyoacán No. 343, colonia Xoco, alcaldía- Coyoacán, ciudad de México, de manera presencial. Y de manera virtual en el enlace que más adelante se precisa:

De Acuerdo al siguiente REGLAMENTO:

Presencial: Dadas las condiciones sanitarias derivadas del COVID-19, quienes acudan a través de confirmar previamente su asistencia será con una pequeña comisión (2 ó 3 representantes) por comunidad, pueblo, colectivo u organización. El aforo máximo posible será de aproximadamente 40 compañer@s
Virtual:  Transmisión en VIVO por facebook.com/coordinacionmetropolitana

para la participación virtual pide informes al correo:  cmaa.cig@gmail.com

 

Intervenciones que se irán intercalando con las intervenciones presenciales
Tiempos de intervención: Por las razones expuestas, las  intervenciones tendrán un límite de entre 5 a 7 minutos máximo, por representación colectiva o individual.
PD: Si fuera posible, sugerimos que las intervenciones se presenten de preferencia por escrito, con objeto facilitar el contar con una memoria física del Encuentro.
Los trabajos se llevarán a cabo en plenaria y se abordará la discusión de acuerdo a la siguiente  temática:
1. Cómo nos organizamos y luchamos contra el sistema capitalista desde los pueblos y comunidades originarias, desde el campo y la ciudad
2. Cómo vinculamos y organizamos nuestras luchas desde abajo y a la izquierda, desde nuestras demandas particulares, locales y generales para seguir avanzando
3. Plan de Acción
Alto a la guerra contra el EZLN
Alto a la militarización del país.
Fuera paramilitares de Chiapas, de Guerrero y de todo México
Apoyo total a la digna resistencia y rebeldía de los otomíes del CNI en la Ciudad de México
No al tren maya
No al corredor en el Istmo de Tehuantepec.
No a los megaproyectos de muerte
Justicia para nuestros hermanos asesinados por defender el territorio y la Madre Tierra
Justicia para los asesinados del CNI y del CIPOG-EZ
Justicia para Alexis Benhumea
Justicia para Samir Flores
Justicia para Carlos Sinhué

P r o g r a m a

10.00 a 10.30                            Registro
10.00 a 10.30                            Bienvenida a cargo de representantes de la comunidad Otomí
10.30 a 14.00                            Discusión en plenaria, presencia y virtual
14.15 a 15.30                              Receso para comida
15.30 a 18.00                            Se reanuda la discusión orientada a establecer un Plan de acción

Coordinación Metropolitana Anticapitalista y Antipatriarcal con el CIG

radio
Radio Regeneracion

Reclamos de la Comunidad Indígena Otomí: El diálogo con el INPI

Sandra Suaste & Luis Suaste

Las sillas lucieron vacías hasta las 10:21 de la mañana. La Comunidad Indígena Otomí, que una semana antes, emplazó a varios funcionarios para entablar un diálogo a las afueras del edificio tomado del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI), instaló una mesa desde donde demandaron todas aquellas garantías que se les negaron durante décadas: respeto, vivienda, salud, educación, empleo; una vida digna.
A la reunión acudieron Alfonso José Suárez, secretario de gobierno de la Ciudad de México; Adelfo Regino, titular del INPI; Juan Gutiérrez Márquez, director general de Concertación Política, Prevención, Atención Social y Gestión Ciudadana; Josefina Bravo Rangel, de la Comisión para el Diálogo con los Pueblos Indígenas de México y Rodrigo Chávez Contreras, director ejecutivo de Operación del Instituto de Vivienda.
Ella es la primera en tomar la palabra, les reclama a las autoridades: «han sido ciegas, no nos han escuchado, no nos han mirado». Es Isabel Valencia, mujer residente en un predio de la colonia Roma, Zacatecas 74. «Hoy estamos aquí para decirles que no venimos a pedirles. Para exigirles que nos escuchen, que cumplan con sus trabajos, es lo que les corresponde».
Exigimos «esa vivienda digna, según las constituciones, según las leyes que ustedes a diario manejan», dice Valencia desde su mesa. Alrededor de ella hay mujeres con sus hijos en rebozos, niños, niñas, jóvenes y abuelas que escuchan con atención, en momentos asienten. Algunos bebés lloran.
Un llamativo tapete decorativo que estaba en la sala de juntas personal de Adelfo Regino-ahora afuera del INPI- fue colocado para la reunión. Sobre el tejido descansa una leyenda «La Comunidad Otomí no somos pieza decorativa». Las miradas irradian indignación. Siguen los reclamos: «mandaron a la muñeca Lele a recorrer el mundo y a nosotros nos han ignorado, a nosotros no nos ven, pero si presumen nuestras artesanías».
Los funcionarios escuchan, toman nota. Adelfo Regino baja la mirada. Josefina Bravo y Juan Gutiérrez Márquez revisan su dispositivo móvil de vez en cuando. Pero las mujeres otomíes con frecuencia les insisten en que las miren.
Maricela Mejía es concejala de el Concejo Indígena de Gobierno, (CNI-EZLN). Dirige sus palabras: «usted, Adelfo Regino, viene de un pueblo ¿No conoce qué quiere la madre tierra? ¡Paz!» La voz de Maricela no cesa, las pausas son pocas. Hay enojo. Los reclamos históricos se acumularon. Pero muchos son para esta administración:
«Ya basta, porque estamos hartos de engaño, de que usted venga y se presente y diga “hermano”, ¿hermano? ¡Por favor!», dice Mejía con enojo y tono de ironía. Continúa: «No se le roba al hermano. No se le despoja al hermano. No se le saquea. Se le olvidó de dónde vino, se le olvidaron los acuerdos que tenía con los hermanos zapatistas. No queremos ese tipo de hermanos».

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Filiberto Margarito, concejal del CIG, cuenta una historia, aunque los gobiernos «perfectamente la conocen». Es un relato de los otomíes en la Ciudad de México, desde que tuvieron que partir de Santiago Mexquititlán, desde hace más de 25 años, con la esperanza de que sus hijos tuvieran una buena educación, en busca de un sustento para las familias.
Pero la metrópoli fue cruel: «llegamos a la ciudad, nos ven con otra cara, no como comunidades indígenas, nos ven [como] personas raras o delincuentes». En 1997 se organizaron y tomaron Zacatecas 74, un sitio abandonado después del sismo que sacudió al Distrito Federal de 1985.
«Nosotros dormíamos en las centrales, nos dormíamos en las calles y en los hospitales donde teníamos que resguardarnos en la noche y en el día salir a trabajar». Filiberto hace referencia a su experiencia personal, pero también recuerda que hay algunos de sus compañeros que llegaron hace más de 50 años a la capital.
Margarita Margarito vive en un campamento afuera del edificio ubicado en Roma 18, colonia Juárez. En contra esquina está el museo de Chocolate y a unos cuantos metros más, se ubica el Museo de Cera. Ella denuncia la discriminación que vive en esta zona de la ciudad. La policía no la deja vender. En 2018 el “extinto cuerpo de granaderos” los desalojó y golpeó, pues el inmueble le interesa a una empresa inmobiliaria denominada Eduardo S.A. de C.V. Señala que están coludidos con el gobierno de la Ciudad de México.
Margarita empuña su mano cuando habla, para remarcar cada palabra, «trabajen con su sudor, no del sudor de los compañeros y compañeras que venimos aquí», dice mientras se toca la frente.
Siguen los reclamos. Los funcionarios continúan escuchando, no por buena voluntad, sino por el edificio tomado, por el que han mostrado preocupaciones materiales. Pero la comunidad ha vivido despojo, discriminación, abuso policial y no dejan la oportunidad de recordarlo. Es la primera vez que los escuchan y toman nota.
Es el turno de hablar de los funcionarios, comienza Adelfo Regino, habla en ayuuk. Menciona que hay disposición para atenderlos y acceden a reunirse en una semana.
Las exigencias son varias y deberán trabajarse en las mesas siguientes. En una semana se volverán a sentar para encausarlas: Una plaza de trabajo para vender artesanías, el decreto de expropiación de los predios de vivienda, la cancelación de los megaproyectos en Santiago Mexquititlán. Incorporación de Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno de la CDMX, a las mesas de trabajo, cuando su estado de salud lo permita.
Los otomíes afirman que pueden esperar, porque los pueblos indígenas llevan 528 años resistiendo en el olvido y décadas sin una vivienda, ni salud, ni trabajo. Termina la mesa, el espacio queda semivacío y algunas se abrazan, con sus compañeras, amigas y familiares. Esperarán. Mientras recuerdan a los capitalinos: “Nunca más una ciudad sin nosotras, ni nosotros”.

 

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