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Guerra

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Kurdistán América Latina

Diario de Afrin: No hay dignidad que esperar de los cobardes

En Afrin no llovieron gotas de lluvia sobre nosotros, sino bombas. Y en los canales de televisión, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, dijo: “Abrimos nuestros corazones a nuestros hermanos kurdos, no les tiramos bombas”. Eso no es ironía, es realidad, y este hombre dice eso como si creyera sus propias palabras. Todos los ocupantes son mentirosos. Ellos son ladrones, no tienen escrúpulos. Y si en el momento en que vives, la mentira tiene más peso que la verdad, entonces debes ser consciente de que estás experimentando tu último día. Estamos en el medio de esto, ahora mismo.

Me siento con las piernas cruzadas en el umbral del tiempo y pienso en ello, ya que una explosión se escucha después de un rugido inquietante. La fuerza aérea de los ocupantes turcos bombardeó nuestras tumbas. Nuestros huesos brotan de la tierra. Nuestra gente viviente fue puesta bajo la tierra, nuestros muertos fueron sacados de la tierra nuevamente. Nuestros cuerpos y almas no tienen paz ni por encima ni por debajo de la tierra.

Un anciano, con una mueca de dolor, busca los cadáveres de sus seres queridos, a quienes enterró en este lugar que solía ser un cementerio y ahora es un campo de escombros. Cómo desearía que hubiera otro mundo con el que tomar mi tierra y mi pueblo, cuyos corazones se rompieron un millón de veces; eso me digo a mí mismo. No puedo pensar en un término para describir al enemigo. Débil y cruel no es suficiente. La palabra correcta para la traición del enemigo aún no se ha inventado.

Los kurdos somos el agujero negro de este mundo. Kurdistán es un volcán escupiendo sangre en esta tierra. No deberíamos haber nacido en este momento, no encajamos, somos demasiado ingenuos para este momento. El enemigo para el que estamos destinados es demasiado amorfo.

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La Jornada

Estados Unidos: ¿Normalización?

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Donald Trump, presidente de Estados Unidos y comandante en jefe del ejército, quien había sido calificado de bufón populista, de repente ha sido aclamado como líder firme y decidido por haber lanzado una ofensiva militar contra una base aérea en Siria, en represalia por un ataque con armas químicas. En la imagen, el mandatario se despide de simpatizantes en Bingham Island, Florida, donde pasó el fin de semana. Foto Xinhua

Por David Brooks | La Jornada

El comandante en jefe ordenó el lanzamiento de 59 cohetes contra una base aérea en Siria y de repente todo pareció volver a lo normal. No había sucedido algo tan peligroso desde que Donald Trump fue electo.

Quien había sido calificado de aberración política, un bufón populista neofascista que amenazaba la democracia y los derechos humanos y civiles de todos, que repudiaba la ciencia y el derecho internacional, el que elevó la mentira y el engaño a niveles que asombraron hasta a los maestros de la farsa política en este y otros países, de repente ganó el elogio de la cúpula política de ambos partidos y de los medios tradicionales del país. Lo proclamaron normal.

Creo que Donald Trump se convirtió en presidente de Estados Unidos, declaró Fareed Zakaria, de CNN, quien había sido uno de los críticos de la política exterior de esta presidencia, al conocerse el ataque estadunidense contra Siria. Brian Williams, reconocido presentador liberal de MSNBC, fue más espeluznantemente lírico al reportar, viendo las imágenes proporcionadas por el Pentágono de los cohetes letales destruyendo objetivos, que había algo bello en estas imágenes y hasta citó un verso de la canción de Leonard Cohen, estoy guiado por la belleza de nuestras armas, sin reconocer que First we take Manhattan es todo menos un elogio a la guerra y la clase política.

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Red Voltaire

12 de abril de 2017: el mundo está de nuevo al borde de la guerra

por Thierry Meyssan

La Casa Blanca se alinea finalmente junto a la coalición de los neoconservadores alrededor del Reino Unido y de varias grandes transnacionales. Estados Unidos retoma la política imperialista que había adoptado en 1991 y reactiva la OTAN. La ruptura con Rusia y China se consumó el 12 de abril de 2017. El mundo se halla nuevamente al borde de la guerra nuclear.

Red Voltaire | Damasco (Siria) | 13 de abril de 2017
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En dos semanas de intensa lucha en el seno de la administración Trump, Estados Unidos atacó ilegalmente la base aérea de Shayrat, en Siria, y multiplicó posteriormente las señales contradictorias antes de mostrar sus cartas. En definitiva, Washington vuelve a su política imperialista.

En menos de 2 semanas, la administración Trump defendió 7 posiciones diferentes sobre la República Árabe Siria [1].

Estados Unidos realizó otro importante cambio de posición el 12 de abril de 2017.

Al mismo tiempo, el secretario de Estado Rex Tillerson viajaba a Moscú para intentar un último acercamiento pacífico mientras que el Consejo de Seguridad de la ONU se reunía en Nueva York y tomaba nota del enfrentamiento y el presidente Trump volvía a lanzar la OTAN contra Rusia.

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Resumen Latinoamericano

Snowden: EE.UU. bombardea los túneles en Afganistán, construidos con su propio dinero

Resumen Latinoamericano/RT/ 14 de abril 2017.-

La llamada ‘Madre de todas las bombas’ fue lanzada sobre terroristas del Estado Islámico en la provincia de Nangarhar, en el este del país y cerca de la frontera con Pakistán.

El exanalista de la CIA, Edward Snowden, quien actualmente reside en Moscú (Rusia), ha escrito en su cuenta de Twitter, que el complejo de túneles destruido este jueves por la bomba no nuclear más potente de EE.UU., denominada ‘Madre de todas las bombas’,  fue construido a expensas de Washington.

“¿Y estas redes de túneles de muyahidines que bombardean en Afganistán? Nosotros pagamos por ellos”, dice el mensaje de Snowden, acompañado con un fragmento de un artículo del periódico ‘The New York Times’ del 2005.

La nota afirma que la construcción de las llamadas cuevas de Tora Bora en la provincia de Nangarhar, en el este de Afganistán, fue financiada en la década de 1980 por la CIA. Washington entonces ayudó a los muyahidines a luchar contra las fuerzas del limitado contingente de tropas soviéticas desplegado en Afganistán.

Este jueves EE.UU. ha lanzado la poderosa bomba GBU-43/B (MOAB) sobre terroristas del Estado Islámico en la provincia de Nangarhar, en el este del país y cerca de la frontera con Pakistán. El lanzamiento de la bomba, de unas 9,5 toneladas, fue efectuado desde un avión MC-130 perteneciente a un cuerpo de operaciones especiales de la Fuerza Aérea de Estados Unidos. El secretario de Prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer, ha confirmado el lanzamiento.

 

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Equipo de apoyo y solidaridad con la comunidad indígena de Santa María Ostula

Acto político por la libertad del Cte. Cemeí Verdía en el DF

A la sociedad civil nacional e internacional.
A los pueblos del mundo.
A la sexta nacional e internacional.

Como es del conocimiento público desde el pasado primero de diciembre la comunidad indígena de Santa María Ostula emprendió diferentes movilizaciones ANTE LA FALTA DE VOLUNTAD POR PARTE DEL ESTADO MEXICANO EN TODOS SUS NIVELES PARA LIBERAR A CEMEÍ VERDÍA ZEPEDA, PRESO INJUSTAMENTE DESDE EL 19 DE JULIO DEL PRESENTE AÑO; Y PARA RESOLVER LA GRAVE PROBLEMÁTICA DE LA COMUNIDAD Y DE LA REGIÓN DE LA COSTA-SIERRA DE MICHOACÁN.

El próximo 14 de diciembre los órganos de justicia del estado de Michoacán desahogarán la apelación que interpuso la defensa de Cemeí Verdía para lograr su libertad. En esté marco hacemos un llamado a la solidaridad de la sociedad civil, las organizaciones sociales, medios libres, colectivos, y en general al pueblo de México y el Mundo; que por los medios que tengamos a nuestro alcance exijamos la libertad de Cemeí Verdía.

Por nuestra parte convocamos a un acto político el próximo 14 de diciembre en la oficina de representación del gobierno de Michoacán, Calle Kansas 48, Benito Juárez, Nápoles, 03810 Ciudad de México, a las 11 a.m., exigiendo:

1. La LIBERTAD INMEDIATA E INCONDICIONAL DEL COMANDANTE CEMEÍ

2. EL CASTIGO DE LOS MANDOS Y DE LOS INTEGRANTES DE LAS CORPORACIONES MILITARES Y POLICIACAS QUE ASESINARON AL NIÑO HIDELBERTO REYES GARCÍA el pasado 19 de julio.

3. PRESENTACIÓN CON VIDA DE LOS 6 COMUNEROS DESAPARECIDOS Y EL CASTIGO A LOS AUTORES INTELECTUALES Y MATERIALES DEL ASESINATO DE 34 COMUNEROS PERTENECIENTES LA COMUNIDAD DE OSTULA A LO LARGO DE LOS ÚLTIMOS CUATRO AÑOS.

Atentamente

Equipo de apoyo y solidaridad con la comunidad indígena de Santa María Ostula

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Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad

Palabras de Javier Sicilia en Oventic, Chiapas

Oventic, Chiapas, 16 de septiembre de 2011.- Quiero saludar este encuentro con unos versos que escribieron los zapatistas para celebrar el séptimo aniversario de su alzamiento: (…)/ Resistimos a la muerte que mata matando/ Resistimos a la muerte que mata olvidando/ Resistimos a la muerte/ Vivimos/ Aquí estamos/ Así está mandado por nuestros más primeros:/ Que el 7 se abra a nuestro latido/ Que eco se haga/ Y puente/ Y camino/ Y lugar/ Y casa/ Para que viva el corazón primero de esta patria/ Para que nunca más el silencio sea cómplice del crimen/ Para que la palabra no se pierda entre el ruido/ Para que la soledad sea derrotada y no haya fronteras para el esperanza/ Para que los pies de todos tengan el paso digno/ Para que nadie quede sin lugar para sembrar la memoria/ Para que todos puedan entrar y salir y las paredes no sean cárceles sino cobijo/ Para que este país llamado México nunca vuelva olvidar a quienes por ellos y con ellos es/ Para que quien antes estuvo fuera y perseguido dentro se esté y con todos y devuelva la memoria/ (…)/ El tiempo marca ya el tiempo de los más pequeños/ (…)”. Por la memoria de nuestros muertos que viven cuando resistimos al olvido, hagamos un minuto de silencio.

Hermanos y hermanas zapatistas, venimos desde hace 5 meses caminando, recorriendo el país, recogiendo dolores, consolando y consolándonos de tantos desprecios, de tantos agravios, gastando el alma y las suelas para encontrarlos y abrazarlos también a ustedes cuyos dolores y agravios son más antiguos que los nuestros.

Hace 17 años ustedes hicieron consciente a la nación de ese desprecio ancestral y al hacerlo, al mostrarlo con el símbolo de los sin rostro, no sólo nos hicieron sentir vergüenza de nuestro olvido, de nuestra deuda histórica con los más primeros de nuestros pobladores, sino que, con una dignidad ejemplar, llenaron de contenidos a una nación que, devorada por la esclavitud de lo económico y la administración institucional de la vida, había perdido de vista su dignidad y, como en otras épocas –en las épocas en que los barbados, los que vinieron del mar, los despojaron de su historia primera– los había dejado morir de enfermedad, de despojo, de hambre y de desprecio. Por desgracia, después de la vergüenza, del entusiasmo por devolverles su historia y aprender de ella, volvimos a olvidarlos. El gobierno traicionó los Acuerdos de San Andrés y nosotros, sin saber bien lo que habíamos mirado y nos habían revelado, volvimos a someternos al juego del Estado, a la corrupción de los gobiernos, a la simulación de una transición democrática que abriría el camino a los intereses globales y a la voracidad del mercado.

La consecuencia de ese olvido, de ese no haber entendido, desgarró aún más el tejido social de la nación, miserabilizó a todos, le cerró el presente a los jóvenes, fomentó el crimen y exaltó la corrupción. En esas condiciones, el gobierno, cuyo partido había enarbolado la bandera de la transición democrática, decidió, en nombre de los intereses globales de los norteamericanos y de su consumo de drogas, desatar una guerra contra el narcotráfico que nos ha costado más de 60 mil muertos, más de 10 mil desaparecidos y más de 120 mil desplazados criminalizados por un Estado que hasta recientes fechas no había querido asumir su responsabilidad. A los agravios ancestrales a los pueblos indios se han sumado ahora los agravios a toda la nación. El norte del país, hermanos y hermanas zapatistas, está balcanizado por el crimen y la corrupción de los gobiernos; el norte y parte del sur del país está destrozado por la muerte, los levantones, los secuestros, las desapariciones forzadas, los feminicidios, los cobros de piso del crimen organizado y por un ejército que, contra su vocación fundamental, ha sido sacado de sus cuarteles y ahora habita en nuestras calles. La herida abierta en la frontera norte del país, en Ciudad Juárez, se ha ido extendiendo por toda la nación como una gangrena que se está llevando a nuestros hijos e hijas y amenaza con devorarlo todo.

Desde hace 5 meses, sin embargo, queridos hermanos y hermanas zapatistas, después del brutal asesinato de mi hijo Juan Francisco y de sus amigos Julio, Luis y Gabo, nos pusimos a caminar, a mostrar que las “bajas colaterales”, las cifras con las que el gobierno quería enterrar en el olvido a nuestro muertos, tienen nombres, apellidos, familias, que muchos de ellos son inocentes y que todos, no importa que sean criminales –porque no se nace criminal– deben ser visibilizados, mostrados, recuperados en sus historias y en nuestra memoria, que debemos detener esta guerra y hacer una paz con justicia y dignidad donde, como ustedes no han dejado de repetir, se funde “un mundo donde quepan muchos mundos”, donde ningún hijo, hija, padre, madre, hermano o hermana de esta familia humana que habita México sea humillado, violado, asesinado.

Por eso decidimos, sobreponiéndonos a nuestro sufrimiento, caminar, abrazar, besar, dialogar, tocar el corazón y las conciencias de todos, hacer, sin perder la firmeza y la crítica, la paz. Porque creemos, como lo creía Gandhi, que no hay camino para la paz porque la paz es el camino, buscamos con nuestros gestos mostrarla, revelarla, hacerla presente en donde estamos.

Es tiempo, queridos hermanos y hermanas zapatistas, de hacer la paz, y la paz no puede hacerse sin todos y sin escuchar el latido del corazón de la patria, de ese corazón que late al norte, al sur, al este, al oeste, a la izquierda, a la derecha, abajo y arriba, en todas partes en donde un hombre y una mujer de buena voluntad han decidido refundar a la nación y, en el amor que sobrepasa al odio, crear un mundo en el que quepan muchos mundos. Por eso fuimos al norte, por esos nos sentamos a dialogar con todos y por eso venimos hasta aquí a saludar con toda humildad a los más primeros, a los que nos recordaron y nos recuerdan siempre que nada compensa la humillación de un ser humano.

Ciertamente, como alguna vez lo dijo Albert Camus, no podemos crear un mundo en donde ya no se asesine a los inocentes, pero juntos, con todos esas voluntades unidas, podemos hacer un mundo en donde su dolor y su muerte disminuya.

Además, no dejamos de seguir opinando y ahora exigiendo, que deben respetarse los Acuerdos de San Andrés.

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CENCOS

Palabras del Movimiento por la Paz al pueblo de Acteal


Difusión Cencos México D.F., 15 de septiembre de 2011

Comunicado
MPJD

Esta noche del 15 de septiembre, una noche en que la memoria de la libertad y de la independencia, está dolida y traicionada, quiero empezar con unos versos del poeta Alberto Blanco: “[…] pertenezco a la tribu/ de los que no tienen tribu;/ o a la tribu de las ovejas negras;/ o a una tribu cuyos ancestros vienen del futuro;/ una tribu que está por llegar/ […]/ […] grande/ […] fuerte, / una tribu donde nadie/ quede fuera de la tribu,/ donde todos,/ todos y siempre/ tengan su santo lugar”. Por esa tribu que somos nosotros y que esta noche traicionada carga con el dolor y la memoria de sus muertos que viven en nosotros pido un minuto de silencio.

Como en 1810, como desde hace 101 años, los mexicanos no hemos dejado de rememorar el grito de Hidalgo que, en medio del dolor y de la sangre, inició la independencia de nuestra nación. Sin embargo, desde hace 17 años, después de que los Acuerdos de San Andrés Larrainzar, que visibilizaron y dignificaron a aquellos con los que la independencia tenía un largo pendiente, se traicionaron y se coronaron con la infamante masacre de Acteal y con de de muchas de dulces y hermosas  Abejas, el grito se vació de contenido. Esa traición, en nombre del capital, del liberalismo económico, de los valores de cambio sobre los valores de uso, del dinero sobre los ámbitos de comunidad, fundados en la sacralidad de la tierra, en la proporción y la memoria; esa traición que ha reducido los territorios y las personas a “recursos materiales” y “recursos humanos” explotables, mmanipulables, miserabilizables, como presindibles, ha redundado en el horror de una guerra que, impuesta por el gobierno norteamericano para proteger su alto consumo de droga, y decretada y avalada irresponsablemente por el gobierno de México, tiene desgarrada a la nación.

En ella, los ciudadanos –que no la hicimos ni la queremos– hemos ido perdiendo, como ha sucesido en el mundo indígena, a nuestros hijos, a nuestros padres, a nuestros hermanos. Sesenta mil muertos, más de 10 mil desaparecidos, más de 120 mil desplazados, que se suman a los miles de muertos y de desplazados de los pueblos indios, y que día con día acrecientan su número –simplemente desde el diálogo que el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad sostuvo el 23 de junio con el Presidente de la República, al 9 de septiembre, es decir, menos de tres meses después, se han sumado a las miles de víctimas que visibilizamos, 2867 nuevos asesinatos– son el saldo de una guerra en donde, como un lodo en el que el agua y la tierra están mezcladas, se han borrado las fronteras entre los criminales y los gobernantes.

Bajo ese horror, el grito de independencia se ha vuelto impronunciable. Hoy no podemos gritar Viva México porque en nombre de los intereses globales de un país extranjero tenemos una guerra en donde se secuestra a nuestros hijos e hijas, se les desaparece, se les viola, se les asesina o se les corrompe; no podemos pronunciar el nombre de los héroes que nos dieron patria porque a falta de un tejido social, que la clase política y el desprecio de los poderes fácticos ha ido desgarrado, nuestros jóvenes y niños tienen destruido y cerrado su futuro, que es el futuro del país; no podemos gritar porque cargamos a cuestas el nombre de nuestros muertos que la frialdad del Estado –el más frío de los monstruos fríos– ha querido borrar bajo la criminalización, la estadística y el deprecio que insulta con el epíteto de “bajas colaterales”; no podemos gritar porque la corrupción de la clase política y la impunidad, ha perdido la vocación fundamental del Estado que es cuidar la seguridad de los hijos e hijas de la patria y a causa de ello millones de nosotros vivimos en el terror y en la miseria; no podemos gritar porque hoy ningún ciudadano puede transitar por sus espacios públicos o poner un negocio o cultivar su tierra sin correr el riesgo de ser levantado, extorsionado, despojado o asesinado; no podemos gritar porque los ministerios públicos no sólo no hacen justicia a la víctimas, sino que, bajo este lodo en el que se ha convertido el suelo del país, se les desprecia e incluso se les amenaza, porque la delincuencia que habita en muchos funcionarios y miembros de partido que han hecho de la noble palabra gobernar un forma de delinquir, de expoliar a la nación y de vincularse con el crimen organizado, permanecen impunes, protegidos por la propia clase política, mientras las cárceles están repletas en su mayoría de hombres y mujeres cuyos delitos son acaso faltas morales, delitos del hambre o disidencias políticas; no podemos gritar porque el gobierno, al igual que los delincuentes del crimen organizado, sólo tienen imaginación para la violencia y quieren militarizar el país como una falsa garantía de paz; no podemos gritar porque el latido del corazón de la patria está desacompasado y, hundidos en un pantano hecho de miseria y despojo, ya no sentimos su suelo bajo nuestros pies.

Por eso hoy, este 15 de septiembre de 2011, guardamos silencio, como lo hicimos durante la marcha rumbo a la Ciudad de México. Ese silencio grita que nuestra independencia está traicionada, que la sangre de nuestros héroes –en la sangre de los hijos y las hijas de la patria, que la corrupción del Estado y los señores de la muerte han negado– está humillada, que los gritos de independencia que los poderes gritan hoy en las plazas vacías es una mentira que nos humilla a todos; ese silencio grita que necesitamos una ley de seguridad ciudadana y humana que haga la paz y no continúe la guerra, que necesitamos visibilizar a las víctimas y, mediante una buena procuraduría de atención a ellas y una comisión de la verdad, darles la justicia y el acompañamiento que les hemos negado, que necesitamos la memoria de todos nuestros muertos y retejer entre todos el tejido desgarrado de la nación, que necesitamos, por lo mismo, respetar los Acuerdos de San Andrés que los intereses del mercado y la miopía de un Estado sin sustancia han traicionado y repensar un mundo en el que, como es el mundo de las Abejas de Acteal, bajo la proporción y el límite puedan caber muchos mundos. Nuestro silencio grita hoy en este lugar que entre todos debemos hacer la paz con justicia y dignidad, una paz que sólo puede nacer de la humildad, del amor, de lo pequeño e inestable como el pueblo de Acteal y esta Caravana que hoy llegó a estas tierras para abrazarlos y consolarnos, para retejer junto con el norte el manto desgarrado y humillado de la patria.

Nosotros somos junto con ustedes los hijos y las hijas de la patria dolida y traicionada, los más pequeños, los pobres, los desconsolados, los humillados, los negados, somos, junto con ustedes y todos los olvidados de la historia, escalera, puente que viene desde la frontera norte del país a unir, no a separar, a servir, no a servirse, a mostrar con ustedes y todos los hombres y mujeres dignos, el corazón dolido de la patria que en la presencia de todos los que, como hoy, nos han acogido, amado, consolado, muestra la paz, el amor y la libertad que queremos, esa paz, ese amor y esa libertad que no hemos dejado de mostrar durante siglos de andar, como antorchas, bajo la noche de quienes quieren reinar con la muerte; somos los hijos y las hijas de “una tribu [que ya llegó] y está por llegar/ […]/ una tribu donde nadie/ quede fuera de la tribu,/ donde todos,/ todos y siempre/ tengan” el santo lugar que llevamos en nuestro corazón como una presencia y una promesa de lo que somos.

Que nuestro silencio resuene durante cinco minutos, en este lugar del dolor y del amor que en la reunión de las víctimas representa los inmensos dolores y reclamos de nuestra patria.

Acteal, Chiapas
15 de Septiembre de 2011.

Movimiento por la Paz Con Justicia y Dignidad

Información difundida por el Área de Comunicación y Visibilidad de Cencos

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Reporte Frayba

Reporte Frayba: Marcha Nacional por la Justicia y contra la Impunidad

Reporte mensual del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas, Chiapas. (Descarga aquí)  
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Relatos Zapatistas

Relatos Zapatistas Programa de Abril

En este programa examinamos la “nueva geografía” de la guerra en el contexto de la “vieja geografía” de Chiapas. Hablamos con nuestro corresponsal especial en Chiapas, Alejandro Reyes, que reporta sobre el estado actual de la represión y la guerra de baja intensidad enfocándose específicamente en las comunidades de Mitzitón, Bachajón, y Tila. Utilizamos estos eventos para contextualizar y enmarcar una conversación sobre el nuevo texto escrito por el Subcomandante Marcos: “Apuntes sobre las guerras.”

Read the full introduction on Indybay.

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Relatos Zapatistas

Entrevista sobre la situación actual de la represión / guerra de baja intensidad en Chiapas

Entrevista detallada con Alejandro Reyes sobre la situación actual de la represión y la guerra de baja intensidad en Chiapas que se hace contra comunidades zapatistas y organizaciones de derechos humanos. Entre otros temas, se discuten: la coyuntura del Proyecto Mesoamérica, las llamadas “ciudades rurales sustentables,” y el eco-turismo; reportes detallados sobre la represión en Mitzitón, Bachajón, Tila, y la costa; y las implicaciones de la muerte de don Samuel Ruiz. Todo eso se analiza en el contexto de la reciente carta del sup al profesor Luis Villoro, titulado “Apuntes sobre las guerras.”

La entrevista originalmente fue transmitida durante Relatos Zapatistas, un programa que transmite desde West Oakland, California el primer domingo de cada mes de 4-6 pm en Berkeley Liberation Radio (104.1 fm). Nuestros programas pueden escucharse aquí and aquí.