Fuente: The Kurdish Center for Studies – Dra. Hawzhin Azeez – 17 enero 2024
Traducido y editado por Rojava Azadi Madrid


Una mujer kurda llora en el funeral de las víctimas asesinadas durante el bombardeo y la invasión turca de Serê Kaniyê en 2019. A muchos ahora les preocupa que el proceso se repita en otras partes de Rojava tras el actual bombardeo.

El régimen de Erdoğan en Turquía ha continuado su reinado de terror en la región kurda de Rojava, gobernada por la DAANES (Administración Autónoma Democrática del Norte y Este de Siria). La letanía de crímenes de guerra semanales de Ankara durante los últimos meses incluye bombardeos, ataques aéreos y ataques con drones incesantes en una amplia gama de sitios civiles. Para comprender el razonamiento detrás de su terror aéreo, sólo hay que mirar la historia reciente y los objetivos de política exterior neo-otomanista de Turquía en lo que respecta a las zonas kurdas del norte de Siria.

Por ejemplo, el ejército turco ya se ha anexado grandes extensiones de territorios kurdos en la región, incluida la utilización de sus aliados mercenarios yihadistas para ocupar Afrin en 2018 y Serê Kaniyê y Girê Spi en 2019. Ambas invasiones limpiaron étnicamente las regiones de kurdos en más del 80%, lo que resulta en cerca de un millón de personas desplazadas internamente.

En octubre de 2023, cuando comenzaron los bombardeos a niveles sin precedentes, los campos de refugiados de desplazados internos también fueron atacados, provocando terror e incertidumbre masivos. Pero esto también coincide con el manual anterior de Turquía, que es sembrar miedo entre los civiles kurdos con la esperanza de que huyan de la región. Desde octubre, Turquía ha iniciado una ronda integral de bombardeos repetidos contra infraestructuras esenciales como estaciones de agua, gas y electricidad . El objetivo es desplazar a los civiles, provocar un éxodo masivo y crear condiciones que hagan la vida insoportable en la región.

En las últimas 72 horas, varias aldeas y localidades civiles, incluidos graneros y depósitos de alimentos, han sido blanco de ataques aéreos turcos. Como resultado, periodistas, activistas y civiles de toda la región compartieron imágenes horripilantes de civiles heridos, almacenes destruidos y repetidos ataques a lugares no militares, incluida la política ilegal de doble toque de volver a atacar un sitio que había sido atacado previamente mientras los equipos de emergencia se apresuraban a apagar los incendios y tratar a los heridos.

En la aldea de Karbatli, en el distrito de Darbasiyah, la casa familiar de un civil llamado Khaled Heso fue bombardeada, lo que provocó que sus hijos Rojan y Jan, así como su esposa Ahlam, resultaran heridos. Mientras tanto, el periodista kurdo Hoshang Hassan publicó imágenes exclusivas de los bombardeos turcos contra las centrales eléctricas de Amuda, demostrando que Turquía está más interesada en arrasar las condiciones de vida: alimentos, agua, electricidad y refugio (viviendas).

El Centro de Información de Rojava (RIC) publicó un vídeo exclusivo que detalla los bombardeos turcos desde octubre, destacando los repetidos ataques contra civiles y sus tierras, hogares y propiedades con los bombardeos. Durante el período navideño, se produjo otra ronda de bombardeos masivos, en los que los ataques aéreos turcos alcanzaron una serie de infraestructuras civiles, incluidas fábricas, centros médicos, almacenes y más. En la cascada más reciente de ataques no provocados, 11 civiles murieron y decenas más resultaron heridos.

Turquía también atacó específicamente instalaciones cruciales de gas y electricidad alrededor de Suwaydia. Esta central eléctrica, según el RIC, produce el 47% del suministro eléctrico total del cantón de Jazira. Más aún, es la única estación que suministra electricidad a las líneas de emergencia para servicios médicos esenciales y la única planta embotelladora de gas para uso doméstico de la zona. Haciendo gala de la naturaleza siniestra de los ataques, Turquía quiere que la población kurda pase sed, hambre, frío y oscuridad, pero sin combustible para huir. Además, tras los ataques de los drones turcos, ambulancias y hospitales carecen de combustible para tratar a los heridos.

Farhad Shami, representante de medios de las SDF, emitió un comunicado de prensa en nombre del Comando General de las SDF, en el que afirmó que: “Durante los últimos dos días, la ocupación turca ha atacado, utilizando aviones de combate y vehículos aéreos no tripulados, instalaciones clave de energía y electricidad. así como almacenes y silos de cereales y dotaciones de extinción de incendios. Estas agresiones se han extendido a los hogares de los civiles, sus granjas y las fuentes de su sustento diario, impactando las principales carreteras y las afueras de las ciudades y causando una gran destrucción. En consecuencia, estos ataques han interrumpido la prestación de servicios esenciales, incluidos energía, electricidad, agua y otras necesidades, afectando a cientos de miles de personas”.

Shami continuó afirmando que:

«Estos ataques directos y bárbaras agresiones terroristas demuestran clara y explícitamente la hostilidad del Estado de ocupación turco hacia todas las formas de vida en la región; constituyen crímenes de guerra flagrantes y deliberados destinados a infundir miedo e infligir sufrimiento en su existencia diaria».

Asimismo, el representante de medios de comunicación de las YPG, Siyamend Ali, publicó una serie de vídeos en su página web, que incluían imágenes de aviones de combate turcos bombardeando a periodistas y equipos de medios de comunicación en la ciudad de Kobanê, así como grabaciones de drones turcos apuntando a la factoría francesa Lafarge, empresa cementera en el distrito de Chelabiya, al este de Kobanê. El vídeo muestra un segundo golpe de “doble toque” mientras los equipos de bomberos intentan apagar los incendios, una táctica común de Turquía en este momento, que va en contra del derecho internacional.

Mientras tanto, otro periodista local, Jamal Bali, afirmaba que después de un día completo de bombardeos por parte del Estado turco contra instalaciones de servicios en toda la región, “la mayoría de los residentes de la región se encuentran ahora sin agua ni electricidad” durante un invierno duro y frío.

Por su parte, el Movimiento de Mujeres Kongra Star publicó un informe que destaca los bombardeos de las últimas 48 horas en el distrito de Amuda. Sólo en Kobanê, almacenes de trigo, huertos, equipos de bomberos, estaciones de transferencia de electricidad y establos de ganado han sido objeto de ataques continuos. Mientras tanto, cinco estaciones de servicio eléctrico también fueron bombardeadas nuevamente en los alrededores de Kobanê.


Una caricatura política de Dijwar Ibrahim, que muestra a Estados Unidos y la UE como un avestruz con la cabeza enterrada en la arena mientras Erdoğan destruye Rojava.

Los defensores de los derechos humanos también han opinado sobre los bombardeos turcos en curso. Nadine Maenza, defensora estadounidense de la libertad religiosa internacional y ex presidenta de la USCIRF, ha cuestionado por qué el gobierno estadounidense permite que Turquía siga cometiendo crímenes de guerra contra los kurdos, cuando tales ataques benefician a Irán, Assad e ISIS, lo que va, según dice, en contra de los objetivos estadounidenses de paz y estabilidad en la región. Maenza condenó el ataque turco a Rojava y su ataque explícito a la infraestructura civil y pidió a la comunidad internacional que se mantenga firme contra los actuales crímenes de guerra turcos contra los kurdos.

Además, académicos como Gerald Walker, experto en diplomacia global y relaciones internacionales, han argumentado que los “ataques de Turquía parecen ser parte de una estrategia para desplazar a la población local, promoviendo una política de turquificación y extendiendo el control turco sobre este territorio sirio. Sin embargo, como señala Walker, si bien Turquía está intentando ganar más territorio sirio, estos territorios son áreas del país específicamente dominadas por los kurdos. La política de Turquía en Siria está impulsada únicamente por sus aspiraciones exterminadoras hacia los kurdos. Esto a pesar de que el PYD y las SDF no han disparado ni una sola bala ni cohete hacia la frontera turca. Más bien parece que las repetidas pérdidas militares que los yihadistas aliados de Turquía en Siria sufrieron a manos de los kurdos continúan impulsando las políticas antikurdas resentidas y vengativas de Ankara en las regiones kurdas del norte de Siria e Irak (Kurdistán occidental y meridional, respectivamente).

Otros activistas pidieron la implementación urgente de una zona de exclusión aérea en la región o que la coalición liderada por Estados Unidos proporcione a los kurdos sistemas de defensa aérea y la tecnología necesaria para protegerse contra los incesantes bombardeos turcos.

A la luz de la ausencia total de protestas internacionales por la violencia desenfrenada y constante de Turquía hacia Rojava, parece poco probable que tales crímenes de guerra cesen en el corto plazo. Mientras el mundo se tambalea por la guerra en Gaza y el caso de la CIJ de Sudáfrica se reproduce en las pantallas de televisión, los mismos medios internacionales indignados por los bombardeos de Israel a los palestinos, permanecen en silencio y apáticos mientras Turquía bombardea a los kurdos e intenta arrasar Rojava hasta los cimientos.