“Quiero regresar lo más pronto posible a mi casa, porque quiero que mi bebé nazca bien”, indígena tojolabal desplazada en Chiapas.
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Las Margaritas Chiapas. 13 de abril. “Quiero regresar lo más pronto posible a mi casa, porque quiero que mi bebé nazca bien. Me da mucho miedo y tristeza dar a luz en este lugar”, comenta Elvira Méndez Pérez, indígena tojolabal de la comunidad Primero de Agosto, quien tiene siete meses de embarazo y fue desalojada junto con su esposo y otras familias, por parte de integrantes de la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos Histórica (CIOAC-H), hace ya casi dos meses, sin que el gobierno haya hecho algo para solucionar su situación.
Elvira tiene 19 años de edad y junto con su esposo esperan a su primer hij@ para dentro de dos meses. “Aquí no tengo comida, aguanto hambre, no hay agua para beber más la que buscamos en los charquitos, pero ya se están secando. Estoy durmiendo bajo un plástico roto y cuando llueve entra agua. Duermo en tierra húmeda donde ya encontramos culebra de color rojo llamado coral, también hemos encontrado alacranes”, expone la originaria del municipio de Las Margaritas.
“Ahora llevamos más de mes y medio en este lugar en condiciones horribles, aquí hay muchas enfermedades y amenazas de nuevo desalojo. Los de Miguel Hidalgo nos dicen que van a secuestrar a nuestros compañeros, ellos están ordenados por el gobierno, y apoyados por sus compañeros de la CIOAC-H”, alerta la indígena tojolabal desde el campamento donde se encuentran refugiados, en el tramo carretero Nuevo Momóm-Monte Cristo.
“Nos corrieron y nos trataron como animales”
Elvira Méndez comenta que el pasado 23 de febrero, 15 hombres encapuchados y con armas de fuego de la CIOAC-h, llegaron a su comunidad para desalojarlos. Iban dirigidos por el comisariado ejidal de la comunidad vecina de Miguel Hidalgo, Reynaldo López Pérez; por el agente auxiliar Antonio Méndez Pérez; por el secretario del consejo de vigilancia Aureliano Méndez Jiménez; por el secretario del comisariado ejidal Adolfo Pérez López y los catequistas Enrique López Pérez y Armando Méndez López comparte.
En la mañana del 23 de febrero, al percatarse de la presencia de hombres armados, Méndez Pérez recuerda “Salí de mi casa y al ver todo me dio mucho miedo, tristeza, me asusté y me caí. Como estoy embarazada me vino un dolor muy fuerte en mi panza, sentí que se agotó mi cuerpo, una semana tardó ese dolor“. Dentro de los agresores, agrega Elvira, también se encontraba Caralampia López López quien la regañó diciendo “pinche perrita, este terreno es de nosotros”, y Abelardo Méndez Jiménez quien le gritaba a ella y a su vecina Consuelo, que las iban a violar.
La indígena de la zona selva fronteriza de Chiapas, narra que aquel día 23 se fue caminado hacia una parte conocida como Cruz Moreno, junto con algunos de sus compañeros por que otros se habían perdido. “Aquel día no comimos nada. Entró la noche sin cobijas, sin sueter sin casas, no teníamos nada. A eso de las nueve de la noche empezó a llover fuerte y nos refugiamos debajo de los árboles. Vi como un bebé de 28 días y niños de 8 y 10 años lloraban por el frío, por la lluvia y por el hambre. A mí me empezó un dolor muy fuerte en el vientre y lloré toda la noche por que el dolor no lo aguantaba”, añade Elvira.
“Me siento en peligro, sin ninguna protección, me da miedo que me pase algo a mí y mis compañeros. Quiero regresar los más pronto a mi casa, que el gobierno cumpla su palabra, que haya justicia a los responsables y reparen todos los daños que nos han hecho”, exige Méndez Pérez a nombre de las familias desplazadas de Primero de Agosto.
(Texto: Radio Pozol)
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