R. Aída Hernández Castillo*: Contra la violencia, acordamos vivir
En el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, quisiera recordar un compromiso que hicimos hace más de dos años quienes asistimos al primer Encuentro Internacional de Mujeres que Luchan, en el municipio autónomo zapatista 17 de Noviembre. En marzo de 2018 unas 9 mil mujeres de distintas regiones del mundo hicimos un compromiso con unas 2 mil mujeres zapatistas: acordamos vivir. En el cierre del encuentro, una de las representantes zapatistas señaló: Aquí, delante de todas las que somos, les proponemos que acordemos seguir vivas y seguir luchando, cada quien, según su modo, su tiempo y su mundo
.
Esta promesa, aparentemente sencilla, es un reto en el país que acuñó la palabra feminicidio, donde tan sólo en este año la violencia feminicida aumentó en 145 por ciento, según cifras oficiales, con un saldo de 645 mujeres asesinadas a la fecha. Acordar vivir es un compromiso difícil en un país que se ha convertido en un gran cementerio, donde para octubre de este año se habían documentado 3 mil 92 fosas clandestinas, según la Comisión Nacional de Búsqueda, y seguían sin se hallados unos 70 mil desaparecidos. Hace dos años, frente a las mujeres zapatistas, encendimos una vela y nos comprometimos a prenderla de nuevo cuando sintiéramos que necesitábamos iluminar alguna lucha. Prometimos llevarla a las desaparecidas, a las asesinadas, a las presas, a las violadas, a las golpeadas, a las acosadas, a las migrantes, a las explotadas, a las violentadas de todas las formas y decirles que no estaban solas y que íbamos a luchar por ellas, “por la verdad y la justicia que merece su dolor […] porque el dolor que carga no se vuelva a repetir en cualquier parte del mundo”.
Hoy quiero encender esta vela por nuestras hermanas que sufren en el estado de Chiapas el acoso de los grupos paramilitares. Por las mujeres desplazadas de Aldama, que han tenido que dejar su tierra, sus cultivos, su comunidad, para protegerse y salvar la vida de sus hijos e hijas ante la violencia paramilitar. Por la hermana María Isabel Hernández, quien el 18 de noviembre pasado fue herida de bala en una pierna, cuando intentaba llevar ayuda humanitaria a los pobladores de Tabak y Coko, en el municipio de Aldama. Por todas las mujeres que ahora viven con miedo en un contexto de impunidad, donde las técnicas de terror, las armas y los hombres que provocaron la masacre de Acteal, el 22 de diciembre de 1997, han reactivado la guerra de baja intensidad
contra las bases de apoyo zapatistas y las comunidades que simpatizan con su lucha.
Hace 23 años, la masacre de 20 mujeres, siete de ellas embarazadas, 16 niños y niñas y nueve adultos, trató de justificarse con el argumento de que se trató de pugnas intracomunitarias
. En ese entonces en el libro colectivo La otra palabra: mujeres y violencia en Chiapas; antes y después de Acteal (1998) (http://www.rosalvaaidahernandez.com/ wp-content/uploads/2019/12/1998- LIBROS-La-Otra-Palabra-PDF.pdf) documentamos los procesos históricos de formación de grupos paramilitares en Chiapas. Ante las perspectivas racistas que trataban de justificar las mutilaciones corporales y las violencias extremas como prácticas culturales mayas, argumentamos que se trataba de una cultura militarista de muerte, trasnacional que cruza las fronteras junto con las armas y que tiene centros de adiestramiento como la Escuela de las Américas. Hoy de nuevo se trata de argumentar que el conflicto entre los habitantes de Aldama y San Pedro Chenalhó se reduce a pugnas intracomunitarias por 60 hectáreas de tierra. Es importante reconocer que estos conflictos se profundizaron con la intervención gubernamental mediante el Programa de Certificación de Derechos Ejidales y Titulación de Solares (Procede), que permitió que terrenos comunales de Aldama quedaran bajo control de las autoridades de San Pedro Chenalhó. Pero, sobre todo, posibilitó la circulación y uso de armas de alto poder, cambiando por completo los estilos de negociación y conflicto en la región.
La paramilitarización de las pugnas comunitarias ha sido parte de la guerra de baja intensidad que ha acosado los territorios zapatistas desde hace casi tres décadas. Hoy urge encender una vela por nuestras hermanas zapatistas que viven los peligros de la violencia paramilitar. Ellas han hecho eco de nuestras luchas denunciando el feminicidio, la desaparición forzada y el acoso, problemas que no existían en sus territorios autónomos, pero contra los que ellas se han movilizado en nuestro apoyo. Ahora nos corresponde levantar nuestras voces y denunciar la violencia paramilitar que las acecha.
*Doctora en antropología, investigadora del CIESAS
Comunicado | 3ra Misión Civil de Observación de derechos humanos a la comunidad Tepecana Wixárika de San Lorenzo de Azqueltán, Jalisco
- A partir de los testimonios recogidos durante la 3a MCO a la comunidad advertimos que se vive un clima de inseguridad generalizada en San Lorenzo de Azqueltán.
- Estas circunstancias violentan los derechos de la comunidad, lo que propicia que se perpetúe la violencia en la comunidad, poniendo en riesgo a quienes defienden el territorio ancestral.
- En reunión con autoridades del gobierno de Jalisco se abordaron las situaciones documentadas, lo que permitió construir acuerdos para realizar los seguimientos pertinentes.
La comunidad Tepecana Wixárika de San Lorenzo de Azqueltán celebra en el mes de noviembre, 7 años de autonomía. El camino no ha sido fácil. En la defensa del territorio y el reconocimiento de sus derechos como pueblo indígena, los pobladores enfrentan problemas estructurales como la ausencia de un enfoque intercultural en la educación, o la falta de garantía al derecho al agua, lo que se refleja en la carencia de servicios de drenaje, así como en la contaminación del río Bolaños, ello tiene graves efectos como lo son la falta de acceso a agua potable y la dificultad para tener una alimentación sana, suficiente y culturalmente adecuada.
Ante este contexto, desde 2018, organizaciones de la sociedad civil hemos realizado Misiones Civiles de Observación (MCO) de Derechos Humanos para documentar las condiciones de violencia ejercida contra la comunidad de San Lorenzo de Azqueltán por su lucha para recuperar su territorio ancestral. A 3 años de la primera MCO, vemos con preocupación cómo continúa la situación de impunidad ante graves violaciones de derechos humanos, lo que incrementa el fuerte clima de inseguridad para sus integrantes.
A partir de los testimonios recogidos durante la visita a la comunidad el 21 y 22 de noviembre, advertimos que se vive un clima de inseguridad generalizada en la zona, lo que ha llevado a que miembros de la comunidad sean víctimas de distintos delitos como detenciones arbitrarias, lesiones, amenazas, intento de homicidio y graves violaciones a derechos humanos como desplazamiento forzado, detenciones arbitrarias, tortura y desaparición forzada.
Estas circunstancias violentan los derechos de acceso a la justicia, a la verdad y a la reparación integral del daño, lo que propicia que se perpetúe la violencia en la comunidad, poniendo en riesgo a quienes defienden el territorio ancestral.
Posterior a la visita, el día lunes 23 de noviembre, autoridades comunitarias y las organizaciones participantes en la MCO nos reunimos con autoridades del gobierno de Jalisco —SGG (a través del Secretario General de Gobierno, el Subsecretario de Derechos Humanos y la Directora de la Dirección General de Asuntos Agrarios), la Fiscalía Especial de Derechos Humanos, y CEAV estatal—, además se contó con la presencia de la CEDHJ. En dicha reunión, se abordaron las situaciones documentadas, lo que permitió construir acuerdos para realizar los seguimientos pertinentes.
Resulta relevante que las autoridades estatales hayan asumido el compromiso de crear un mecanismo de seguimiento a las carpetas de investigación, a través de una coordinación interinstitucional entre la Secretaría General de Gobierno, la Fiscalía de Derechos Humanos y el Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas. Consideramos que dar cumplimiento a este punto es de vital importancia, ya que sin acceso a la justicia no habrá resolución de fondo del conflicto.
Para más información:
Eber Huitzil – Comunicación de la Secretaría Ejecutiva de la Red TDT
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