Fotorreportaje
Pueblo Creyente marcha en Chiapas por el centenario del natalicio de jTatic Samuel Ruiz y exige justicia por el asesinato del padre Marcelo
Texto: Radio Pozol
Chiapas: el padre Marcelo camina nuevamente con el pueblo pobre, con el pueblo que denuncia, con el pueblo que sufre. Miles peregrinan para exigir justicia. Foto: Radio Pozol
San Cristóbal de las Casas. 3 de noviembre. Miles exigen justicia en Chiapas. Comunidades integrantes del Pueblo Creyente, de los Altos de Chiapas, peregrinaron este domingo para exigir justicia por el asesinato del padre Marcelo Pérez, defensor de derechos humanos, así como de la tierra y el territorio, quien sufriera un atentado el pasado 20 de octubre, lo que ha tenido repercusiones a nivel nacional como internacional, sin que hasta ahora las autoridades de los tres niveles den informes del proceso de investigación, denunciaron sus familiares.
Evidentemente indignados, los pueblos originarios que caminaron este día arribaron a la catedral de San Cristóbal gritando consignas de manera firme: “Alto a los desplazamientos forzados. Alto al crimen organizado. Alto a la narcopolítica”.
“El padre Marcelo, nos enseñó a caminar con el pueblo pobre, con el pueblo que denuncia, con el pueblo que sufre”, aseguró a medios nacionales Dora Roblero, directora del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas (Frayba).
“En el fondo hay una actitud racista. El padre Marcelo empezó a ser una persona muy brillante, no sólo en México, también fuera de México, lo que no aceptaban los que rechazaban al padre por ser un indígena que hablaba de justicia, que hablaba de defensa de derechos humanos, y que en todos los lados donde lo ponían adquiría una autoridad tal que suscitaba odio. Él tenía una autoridad moral muy grande, tenía un eco ahí en su diócesis y en el extranjero. ¿Cómo lo iban a soportar que un indígena llegara a este grado de reconocimiento?”, denunció el obispo Raúl Vera a medios de comunicación en México.
Por su parte, la diócesis de San Cristóbal, reiteró en un comunicado (ver abajo) que la violencia en Chiapas no es nueva, y que desde hace varios años se ha denunciado la situación de “injusticias y violencia” que viven en la zona Frontera, Sierra, Soconusco, Costa, Cuxtepeques, Fraylesca, Valles, Selva y Altos. En el estado se viven “asesinatos, desapariciones, desplazamientos forzados, secuestros, desapariciones de niñas y niños, adolescentes y jóvenes, así como reclutamiento forzado”, puntualizaron al final de la peregrinación, denuncias que hasta ahora pocos se atreven a realizar ante la indiferencia de los tres niveles de gobierno.
“Seguimos aprendiendo como Pueblo a caminar en medio de la violencia y no vamos a renunciar a hacerlo”, afirmaron de manera decidida los cientos de comunidades de los Altos de Chiapas. “Que se haga justicia hasta llegar a los verdaderos autores intelectuales y materiales, evitando acusaciones ligeras para evadir la presión social”, exigió la diócesis de San Cristóbal. Esto debido a antecedentes de fabricación de culpables por parte del poder judicial y ejecutivo en el estado.
De igual forma, la Organización de las abajas de Acteal, se pronunció para que la población civil ya no siga siendo “carne de cañón”. “No somos animales, somos seres humanos”, afirmaron al tiempo que convocaron a la Organización de las Naciones Unidas y a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, para que realicen una observación permanente por “la violencia desbordada e incontrolable por el gobierno de Chiapas y de México”.
Comunicado del Pueblo Creyente leído al terminar la peregrinación:
(Continuar leyendo…)Marcha en CDMX: Alto a la guerra en Chiapas
Arde Chiapas. Arde con una guerra entre cárteles del crimen organizado. Arde con la reproducción de grupos armados por doquier. Arde con conflictos por el control territorial alentados por los gobiernos estatal y federal. Arde con violencia contra quienes luchan contra la violencia.
Frente a eso, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional crea tierras en común para contribuir con la paz. Planea encuentros de reflexión sobre la crisis civilizatoria. Estimula las artes y las ciencias para combatir la catástrofe. Propone el diálogo, la creatividad, el pensamiento crítico, la reflexión. Propone vida.
Frente a eso, el capital, el Estado y el crimen organizado (el tripié que sustenta la catástrofe nacional) responde con más violencia. El 16 de octubre, el EZLN, en voz del Subcomandante Moisés, denunció que personas de la comunidad de Palestina han estado agrediendo a la comunidad zapatista de 6 de Octubre, perteneciente al Caracol de Jerusalén, amenazando a los pobladores con expulsarlos de sus tierras, recuperadas en el levantamiento de 1994 y ocupadas pacíficamente por ellos desde hace tres décadas. Esto con promesas de “legalización” de las tierras a favor de los invasores de Palestina por parte de los gobiernos municipal y estatal y con la participación del crimen organizado. Por esa razón, el EZLN contempla la cancelación de la serie de encuentros anunciada, que comenzaría este diciembre.
A esto se añade el infame asesinato del padre Marcelo Pérez Pérez, incansable luchador por la paz en Chiapas, el domingo pasado en San Cristóbal de Las Casas. Acabar con toda voz dedicada a construir la paz y a denunciar la violencia, el abuso y la arbitrariedad… esa parece ser la consigna de los poderes fácticos en este estado y este país que se desmoronan.
Frente a eso, miles de personas marcharon en diversas ciudades el 24 de octubre, día internacional de lucha en apoyo a los pueblos zapatistas. En la marcha en la Ciudad de México participó el Congreso Nacional Indígena, la comunidad otomí residente en la Casa de los Pueblos Samir Flores y miles de personas solidarias.
Estas fueron las palabras del Congreso Nacional Indígena – Concejo Indígena de Gobierno frente a Palacio Nacional:
Palabras de la comunidad otomí residente en la Ciudad de México: