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Agencia SubVersiones

Resguardar la vida, frenar al Estado

Luego del sismo del 19 de septiembre, las fuerzas de seguridad del Estado intentaron controlar, de manera descoordinada, los sitios de derrumbe. La organización de vecinxs y voluntarixs ha logrado continuar las labores de rescate y mantenerlas hasta agotar todos los recursos:

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BrigadasAutónomas-Adherentes a la Sexta

Pronunciamiento de adherentes a la Sexta ante los sismos en México

Al pueblo de México

Al Concejo Indígena de Gobierno

Al Congreso Nacional Indígena

Al Ejército Zapatista de Liberación Nacional

A la Sexta Nacional e internacional

Somos colectivos e individuos adherentes a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, simpatizantes del EZLN y el CNI y personas de abajo y a la izquierda solidarios con el sufrimiento de nuestros hermanos víctimas de los recientes sismos y del sistema depredador que solo muerte es.

Como en 1985, los que dicen ser gobierno quedaron totalmente superados por la realidad. Hoy su país de las maravillas no lo ven ni ellos. Mientras tanto, somos los de abajo quienes sufrimos las consecuencias de estos desastres naturales y socio ambientales. Como hace 32 años, hoy el pueblo mexicano es el que sale a las calles y a los poblados a aportar su ayuda, quien entrega lo poco que tiene para socorrer al otro, al que sufre, al desconocido, al hermano. Algunos de los que tienen mucho, aportan mucho, entre quienes poco tienen, aportan lo que pueden, a veces todo lo que está en sus manos. Quienes nada tienen entregan su corazón y se prestan a servir en lo que sea requerido. Son quienes abarrotan las calles y se coordinan para juntar ayuda y distribuirla. Pequeños empresarios apoyan dando alimento y bebida a quienes su tiempo y esfuerzo obsequian. La esperanza, real, surge de esas sonrisas y esas miradas solidarias.

Ante esta respuesta común, creativa, creadora, autogestiva, el mal gobierno responde de la única manera que conoce: con la violencia, llamando protección civil a la ocupación militar represiva. Lejos de hacer lo que es su obligación, socorrer a las víctimas, envía al ejército, a la marina y a las diferentes corporaciones policiacas, a ocupar la vida civil y evitar el encuentro entre los de abajo. En actos de bandidaje, sus agentes de la violencia roban la ayuda que el pueblo reúne, y las desvían para entregarlas condicionalmente y promoviendo a sus figuras, gobiernos, instituciones y partidos. En los lugares de desastre el Estado se interpone entre quienes trabajan para evitar siquiera que se comuniquen y coordinen. Por estos días hemos visto cómo se implementa una versión del Plan DN-III, nombrada Plan-MX. Según apreciamos, el ejército acude a los lugares de desastre, donde el pueblo lleva horas o días participando exitosamente salvando vidas, y de manera prepotente desplaza a los rescatistas para tomar el control del lugar y operar de manera por demás inútil, incrementando el riesgo de muerte de quienes están atrapados en los derrumbes. En otros puntos, su acceso es amable y colaborativo frente a cámaras o con el sombrero ajeno de la solidaridad del pueblo, cambian de estrategia e impiden o entorpecen la continuidad de los trabajos de rescate. En cualquier caso, cuando se rescata a una víctima, se apresuran a montar una escena mediática en la cual aparecen como los héroes que arriesgan la vida por México. Podríamos decir que lo que ha montado el mal gobierno no es un operativo que tenga por prioridad el rescate de vidas, sino un montaje que busca revivir su propio cadáver, víctima de un derrumbe mucho mayor: el de su legitimidad. Llegado un momento detienen toda acción de rescate y no permiten a nadie acercarse siquiera, ni dan información, abandonando a quienes pudieran haber sido rescatados y dejándolos morir entre las ruinas de los edificios caídos. Eso sí lo hacen muy bien. Son expertos asesinando y desapareciendo al pueblo.

Para nosotros, hombres y mujeres de abajo y a la izquierda, lo que demuestran el mal gobierno y sus socios criminales, como las televisoras, es un profundo desprecio por la vida. Para ellos, solo se trata de un espectáculo macabro que viene muy bien a sus intereses de militarización de la vida cotidiana y para reconstruir la imagen social de un ejército que, lejos de defender al pueblo y la soberanía de lo que queda de nación, ha demostrado ser el principal protector de los intereses de los capitalistas trasnacionales y un implacable asesino del pueblo, especialmente de quienes resisten al despojo de sus territorios, sus aguas, su cultura, sus vidas comunitarias.

Advertimos también el intento de despojo y desplazamiento forzado de las víctimas (para esto los sismos les vinieron muy bien). Lo mismo en las comunidades rurales que en las ciudades afectadas, los desastres les  sirven de pretexto para limpiar de pobladores las zonas que interesan al gran capital. En las ciudades, principalmente en la de México, el sismo sirve para acelerar el proceso de gentrificación y entregarle nuevos terrenos a la mafia inmobiliaria asociada con los políticos de todos los colores, cuyas construcciones levantadas en años recientes, fueron las que más se dañaron, reflejando la laxitud en la aplicación de las leyes, cuando no la adaptación de estas para eliminar requisitos de seguridad en las construcciones.

Repudiamos el cobarde uso proselitista que politiqueros partidistas de los poblados y ciudades de Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Puebla, Morelos, Estado de México y Ciudad de México, hacen de las ayudas que ellos no aportan y que en la distribución de la misma discriminen a quienes no son sus incondicionales o se someten a ellos. También el olvido intencional de las víctimas incómodas, las que no renuncian a su tierra para dejársela a los capitalistas que promueven proyectos de muerte, eólicas en Oaxaca, minas en Puebla, proyectos inmobiliarios en el Distrito Federal. Las inmobiliarias son en la ciudad los megaproyectos de muerte que colonizan el territorio nacional y que actúan con el auspicio y complicidad de las autoridades de los malos gobiernos.

Por si fuera poco, demuestran tener mucha prisa por volver a una aparente “normalidad”, aunque para ellos deban desaparecer a las personas que siguen atrapadas en los escombros, algunas vivas, otras no. Pretenden con esto ocultar la real magnitud de la tragedia y la enorme corrupción de quienes administran hoy, y lo hicieron ayer, los gobiernos de todos los niveles. Las vidas no importan, ni la dignidad de los muertos. Para ellos, un digno funeral no entra en sus cálculos monetarios ni políticos. Les importa que “no huela a muerto” y la cifra de víctimas, la oficial claro, no se incremente. Para nosotros, cualquier víctima, viva o muerta, que no se rescate representará un desaparecido forzoso, pues es el mal gobierno el que pretende desaparecerlos y tirarlos entre escombros, privando a sus deudos de la posibilidad de rescatarlos con vida, o siquiera darles una digna despedida.

Lamentamos mucho que al desprecio oficial se sume el de una clase media, a la cual se le está ayudando sin distingo alguno en estos momentos de zozobra. Nuestros hermanos otomíes que habitan diversos predios en las colonias Condesa y sus alrededores, sufren por el daño a sus viviendas, ante lo cual han decidido resistir permaneciendo enfrente de sus predios. A esta resistencia la atacan los gritos iracundos, discriminatorios y racistas de esa misma clase media que juega a la solidaridad selectiva, si acaso. No permitiremos que nuestros hermanos sean agredidos y forzados a desplazarse a los albergues que ellos rechazan. Los acompañamos en la lucha por conservar sus espacios, que tendrán que reconstruidos de manera autogestiva y con el apoyo desde abajo, pues para esos clasemedieros también existen víctimas de primera y de segunda.

De manera urgente, convocamos a la sociedad a rechazar el pretendido intento de finalizar la búsqueda de sobrevivientes y cuerpos. Esa es y debe seguir siendo la prioridad, y no la maquinaria o las telas de una fábrica textil, o la imagen bonita de una ciudad color de rosa. No permitamos un nuevo crimen de estado, ahora contra las víctimas de los sismos. No nos importan protocolos que ponen tiempo a la vida, nos importa la vida. Sabemos que en otros casos, se han recuperado con vida personas atrapadas por muchos días, semanas incluso. No deben entrar máquinas a remover escombros mientras falte una sola persona por ser rescatada.

Vamos a impulsar la reconstrucción autogestiva, que es reconstrucción no solo física sino del tejido social que ha destruido el mal gobierno.

Defendemos el desarrollo de las comunidades autónomas indígenas atacadas por la contrainsurgencia.

Defendemos el trabajo civil, constructor y defensor de vidas.

No vamos a ceder en el rescate de víctimas vivas y muertas.

No vamos a ceder territorios, autonomía y organización.

No vamos a dejar que el acopio popular sea monopolizado por el ejército, el Estado y las empresas capitalistas.

¡Ninguna sin rescatar!

¡Ni un solo desaparecido más!

¡No al desvío de los acopios!

¡Queremos rescatar a todos!

¡Fuera ejército y marina!

¡Viva la vida!

¡Viva la organización popular!

¡Vive México!

Brigadistas y solidarios adherentes y simpatizantes de La Sexta reunidos en el Café Zapata Vive el 21 de septiembre de 2017.

Próxima reunión de coordinación Sábado 23 de Septiembre 2017, 6 pm.

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Medios-Frayba

[Medios-Frayba]Declaratoria del encuentro “Amemos, cuidemos y defendamos nuestra casa común”

Reunidos en la comunidad La Candelaria, municipio de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México, convocados por la Pastoral de la Madre Tierra de la Diócesis de San Cristóbal, los días 19,20 y 21 de septiembre de 2017, celebramos el Encuentro Amemos, Cuidemos y Defendamos Nuestra Casa Común (Nuestra Madre Tierra), analizamos la realidad que estamos viviendo en nuestras comunidades, compartimos experiencias de lucha y resistencia ante los grandes proyectos que vienen de arriba, empeñándose en destruir nuestra vida y nuestra Madre Tierra.

Declaramos

Que nuestro corazón comparte el dolor, la fuerza y la esperanza con aquellos que hoy sufren la expresión de dolor de nuestra Madre Tierra y hermana creación. Nos solidarizamos y acompañamos con un abrazo amoroso a nuestras hermanas y hermanos de Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Puebla, Morelos, Estado de México y la Ciudad de México, quienes viven momentos de sufrimiento por los terremotos del 7 y 19 de septiembre, que Dios Padre-Madre, Corazón del Cielo – Corazón de la Tierra, les llene de vida y esperanza.

Nos congregamos, iluminados con la palabra de Dios, en seguimiento a los acuerdos del Congreso Pastoral de la Madre Tierra, realizado en enero de 2014 en el marco de la conmemoración del 40 aniversario del Congreso Indígena de 1974 y, actualmente, con la Encíclica Laudato Si’ del Papa Francisco, quien nos convoca a defender nuestra Madre Tierra ante la destrucción y el despojo que el sistema capitalista ejerce. Por eso nos encontramos diferentes parroquias y organizaciones para unir nuestras luchas y encontrar alternativas para cuidar y defender nuestra Casa Común.

Reafirmamos que nos mantendremos en pie de lucha e intensificaremos nuestras acciones  para la defensa de nuestros territorios, identidad, cultura y autonomía.

Reconocemos la experiencia de nuestras hermanas y hermanos que ya están trabajando en el cuidado de nuestra Madre Tierra, a través del trabajo comunitario y organizativo con acciones de agroecología, técnicas comunitarias, medicina tradicional y otras iniciativas que no la dañan.

Denunciamos el aumento de actos de injusticia, discriminación, persecución, represión, despojo y exterminio por parte del capitalismo, en contra de nuestros pueblos originarios; como lo sufren las hermanas y hermanos del municipio de Chicomuselo frente a las mineras; nuestras hermanas y hermanos que luchan desde la Parroquia de San Marcos en el municipio de Acacoyagua, específicamente en los ejidos La Libertad y Cacao, donde ya comenzaron las perforaciones mineras, y donde la contaminación, destrucción y enfermedades ya están presentes. Nos solidarizamos con las hermanas y hermanos del Pueblo Creyente Zoque en Defensa de la Vida y la Tierra, con Chicoasén frente al despojo por represas hidroeléctricas; con el Pueblo Creyente de Simojovel frente a la violencia ejercida por el crimen organizado. Asimismo, denunciamos que a 20 años de cometida la Masacre de Acteal, los autores intelectuales y materiales no han sido investigados ni castigados por este crimen de lesa humanidad y el caso se encuentra en la impunidad. Denunciamos también que en vísperas de celebrarse tres años de la desaparición forzada de los estudiantes de Ayotzinapa el gobierno no ha solucionado su reaparición, que hay negligencia e incapacidad para la implementación de las alertas de género ante los crecientes feminicidios. Vemos claro el desprecio e indiferencia por parte del Estado mexicano hacia el pueblo. Rechazamos las reformas estructurales que legalizan el despojo de nuestras tierras y agua.

Celebramos el caminar del Pueblo Creyente que mantiene su experiencia de organización a través de las parroquias con diversas comunidades vinculadas a la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas. Celebramos también la iniciativa del Congreso Nacional Indígena para la conformación del Consejo Indígena de Gobierno y la nominación de una mujer como su vocera: María de Jesús Patricio Martínez. Desde aquí lanzamos nuestra consigna de ¡Ya Basta! No seguiremos permitiendo la destrucción de nuestros territorios, no permitiremos la construcción de los megaproyectos como autopistas, presas hidroeléctricas, minas y todo aquello que privatice nuestra tierra y agua.

Mujeres y hombres, reafirmamos nuestra fe y compromiso de cuidar nuestra Madre Tierra y producir nuestros alimentos sin afectarla. Hacemos un llamado a la sociedad civil para que se organice y defienda nuestra Casa Común.

¡¡¡Hoy decimos que la vida sigue y la organización de los pueblos se mantiene!!!

¡¡¡No a la minería, no a las represas, no a la explotación de hidrocarburos, no a la mercantilización  y privatización del agua!!!

!!!No tenemos miedo, no tenemos miedo, no tendremos miedo nunca más, quiero que mi país sea feliz con amor y libertad!!!

Comunidad La Candelaria.

 municipio de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México.

a 21 de septiembre de 2017.

Firmantes

Diócesis de San Cristóbal de Las Casas

Misión de Bachajón

Parroquia de Santo Domingo, Tzimol

Parroquia Santo Domingo de Guzmán, Palenque

Parroquia de San Fermín, Independecia

Parroquia de San Antonio de Padua, Simojovel

Parroquia de San Juan Evangelista, Cancuc

Parroquia de San Ildefonso, Tenejapa

Parroquia de San Jacinto de Polonia, Ocosingo

Parroquia de Guadalupe, SCLC

Parroquia San Ramón, SCLC

Parroquia de San Juan Bautista, Nuevo San Juan Chamula

Parroquia Nuestra Señora de Fátima, SCLC

Parroquia de San Pedro y San Pablo, Chicomuselo

Parroquia de San Pedro, Chenalho

Misión de Guadalupe, Comitán

Parroquia San Juan Diego, SCLC

Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, Huitiupán

Parroquia de San Andrés Apóstol, Larrainzar

Parroquia de San Bartolomé, Venustiano Carranza

Parroquia de Santa Catarina, Pantelhó

Parroquia de José y María, Zamora Pico de Oro

Parroquia de San Pablo, Chalchihuitán

Parroquia de San Agustín, Teopisca

Parroquia de Santo Tomas, Oxchuc

Parroquia San Juan Bautista, Chamula

Parroquia San Lorenzo, Zinacantán

Parroquia Santo Domingo, Comitán

Parroquia Señor del Pozo, Comitán

Parroquia San Miguel Arcangel, Villa Las Rosas

Parroquia de San Miguel, Huixtán

Parroquia de Santo Niño de Atocha, Frontera Comalapa

Parroquia La Asunción, Soyatitán

Parroquia Santa Cruz, Socoltenango

Parroquia San Fernando de Guadalupe, Salto de Agua

Área de Salud, Diócesis de San Cristóbal de Las Casas

Pastoral de la Madre Tierra, Diócesis de San Cristóbal de Las Casas

Parroquia del Señor del Pozo, Arquidiócesis de Tuxtla Gutiérrez

Parroquia de San Sebastián Mártir, Diócesis de Tapachula

Organización Sociedad Civil Las Abejas de Acteal

Movimiento en Defensa de la Vida y el Territorio

Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas, AC

Comisión de Apoyo a la Unidad y la Reconciliación Comunitaria, AC

Desarrollo Económico y Social de los Mexicanos Indígenas, AC

Colectivo Educación para la Paz y los Derechos Humanos, AC

Centro de Derechos de la Mujer de Chiapas, AC

Instituto de Estudios e Investigación Intercultural, AC

Red de Acompañamiento a la Madre Tierra

Red Ecuménica de Chiapas

Comité para la Promoción y Defensa de la Vida “Samuel Ruíz”

Este encuentro fue acompañado por la Observación Internacional de:

 Servicio Internacional por la Paz (SIPAZ)

Movimiento Sueco por la Reconciliación (SWEFOR)

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Alma Karla Sandoval

Casi el epicentro. Crónica del terremoto en Jojutla, Morelos

Casi el epicentro

Por Alma Karla Sandoval

Los simulacros estaban listos. Miles de alumnos obedecieron, en cientos de escuelas, una efeméride aburrida, para ellos lejana. Así que se habían colocado en lugares seguros con la abulia de quien no sospecha que ese ensayo sería definitorio. Pocas horas después, el mundo iba a cambiar como en 1985: “Sentía que me iba a morir”, “pensé que ya no la contaba”, relataríamos con el pulso acelerado al recordar este 19 de septiembre.
“¿Dónde te tocó el temblor?, ¿qué estabas haciendo?”, se preguntaban los unos a los otros luego de los 7. 1, en la escala de Richter, gracias a los que supimos qué significa ser casi un epicentro: no sólo tierra que se abrió en Axochiapan, sino de pronto, con la furia de aquella sacudida, quedarnos a la merced del desastre, de la devastación, de los escombros en Jojutla, Zacatepec, Tlaltizapán, Tlaquiltenango y en casi todos los municipios o en cada ranchería de Morelos donde el universo saltó para derrumbar lo que éramos. “No vayas a Jojutla, ahí está bien feo, parece que cayó una bomba, todo el centro está destruido”, decían. “No, ni te acerques, ni vas a poder entrar, se levantó una nube de polvo horrible”.
Tierra adentro, después de la una con catorce minutos, hora del terremoto, tierra adentro, llegando a Zacatepec, la chimenea emblemática del Ingenio Emiliano Zapata, apareció rota, como mordida por un dios salvaje que la hubiera trozado con los dientes y escupido. Al caer esa mole, murieron varias personas. Avanzamos cruzando el lugar. Al dar la vuelta por una de las calles para llegar al cuartel militar y al Centro de Salud, la devastación como un venenoso aperitivo de la mirada con viviendas derruidas, techos a ras del suelo y piedra sobre piedra, viga sobre viga. “No, esto no es nada, espérese ahora que llegue a Jojutla, no se vaya a espantar”, recomendaron. “Aquí fueron unas cuantas construcciones. Allá, pues, hay más edificios”.

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Marcela Turati

El forcejeo entre “civiles” y militares

Dos puños en alto: la orden para guardar silencio. La seña hace enmudecer a cientos de personas que rodean el edificio de siete pisos convertido en cascajo; apagan las motosierras y detienen el motor del trascabo. Desde la cima de ese monte de piedras y varillas, en una esquina de la colonia Condesa, un militar grita mirando hacia los escombros:

–¡Norma, Consuelo o María, si me escuchan golpeen o griten!

 La instrucción le enchina la piel a varios, sólo de imaginar que bajo esas rebanadas de concreto sin ventilación pueden estar atrapadas tres mujeres.

Los oídos de todos se agudizan esperando escuchar un grito, un quejido, algún ruidito. Hasta los ritmos cardiacos parecen disminuir con tal de escuchar “el milagro”.

 –¡Norma, Consuelo o María, si me escuchan golpeen o griten!, repite inútilmente el de la voz de mando.

A metros de distancia, detrás de la cinta amarilla con la que los militares limitan el acceso “a los civiles”, un hombre que se resiste al peso del cansancio y que pasó como topo arrastrándose entre los escombros del edificio, buscando sobrevivientes, se lamenta: “Así no se hacen las cosas. Esos que están al mando no saben”.

Vestido con estampado de camuflaje, casco rojo y credencial que lo identifica como funcionario federal, el hombre, experto en rescates y espeleología, explica: “El protocolo que siguen está mal. Ellos pretenden sacar primero todo desde arriba, pero eso tarda y no permite que haya un avance.”

La montaña de cascajo supera las copas de los árboles que embellecen la avenida Ámsterdam (donde tenían privilegiada vista los departamentos pulverizados).

Es el mediodía del miércoles 20: han trascurrido 23 horas desde que ocurrió el sismo, y el monte de cascajo sigue a la altura de las copas de los árboles.

La cima ha sido conquistada por soldados, marinos, personal con chalecos de Protección Civil y algunos albañiles de brazos macizos, quienes por horas han retirado, capa por capa, los trozos de concreto que se encuentran en la punta y que a veces tiran a los costados, cuando no directo a la hilera de brazos de voluntarios, “civiles”, la mayoría, que se coordinan hasta colocarlos en un camión de basura.

“En el sismo del 85 nos metíamos entre los pisos, hacíamos túneles y llegábamos a los que estaban atrapados, encontrábamos gente viva o los cuerpos –prosigue el rescatista frustrado–. Pero con este procedimiento de quitar primero todo desde arriba, de estar levantando, no se avanza, se pierde tiempo y no dejan avanzar”.

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Congreso Nacional Indígena

Para todos todo: Pronunciamiento del campamento Fuerza y Resistencia Indígena en la Ciudad de México

Al Pueblo de México

Al Consejo Indígena de Gobierno

Al Congreso Nacional Indígena

A la sexta Nacional e Internacional

EL sismo del día 19 de septiembre de 2017  afecto a muchas comunidades y pueblos indígenas, los que hemos sido históricamente despreciados,  en la ciudad de México, construida sobre la antigua México Tenochtitlan los pueblos residentes en esta ciudad hemos sido de nuevo golpeados, esta vez por la precaria condición de las viviendas en las que habitamos y que no resistieron el sismo y uno de los edificios se incendió.

Primero fuimos golpeados al ser despojados de nuestros espacios de trabajo en el centro histórico, bajo pretextos de remodelación de la alameda central, perímetro a y b del mismo. Tras engaños seguimos sin poder ejercer el derecho a tener un trabajo digno, la historia del México antiguo marca a la ciudad de México como el principal centro de comercio, donde tradicionalmente veníamos a traer las artesanías y productos cosechados de nuestros pueblos, resistimos durante la época colonial, independencia, revolución y seguimos resistiendo.

Vemos con dolor la tragedia del sismo y a su vez hemos decidido de manera digna comenzar un campamento en la plaza de la ciudadela nombrándolo Fuerza y Resistencia Indígena,  integrado por familias Nahua, Zapoteco y Purépecha que al ver nuestras casas dañadas y tras años de espera de una respuesta para poder acceder a una vivienda por parte del Instituto de Vivienda de la Ciudad de México comenzamos la construcción de este campamento, desde el cual nace la brigada Para Tod@s Todo, formada principalmente por mujeres,  vemos urgente la reconstrucción de este país desde abajo y a la izquierda, no solo reconstruir las viviendas, reconstruir organizadamente esté país donde los malos gobiernos se aprovechan del pueblo, explotan, despojan, reprimen, mienten y siembra muerte y destrucción en todo el país, usan la tragedia solo para tomarse la foto y aparentar que les importa el pueblo.

Llamamos al pueblo de México a unirse en esta reconstrucción de todo el país, llamamos al pueblo a organizarse para saber desde la tragedia como queremos construir esté país  que para tod@s todo sea una realidad y acabemos con la explotación, el despojo, el desprecio y la represión, hacemos un llamado a los colectivos y organizaciones de la sexta en la ciudad de México a que hagamos un balance de los  daños en sus geografías y logremos hacer de la solidaridad una costumbre entre tod@s para iniciar  este nuevo mundo donde quepan muchos mundos.

Porque el pueblo unido avanza sin partidos.

Campamento Fuerza y Resistencia Indígena

Plazade la ciudadela 20 de septiembre de 2017

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Congreso Nacional Indígena

Cuenta del Congreso Nacional Indígena y el Concejo Indígena de Gobierno para depósitos solidarios para el fondo de reconstrucción indígena

Cuenta del Congreso Nacional Indígena y el Concejo Indígena de Gobierno para depósitos solidarios
para el fondo de reconstrucción indígena.

Banco: BBVA
Nombre: Gilberto López y Rivas
Número de cuenta: 0462018950
Código interbancario (Clabe): 012540004620189509
Depósitos internacionales:
Código SWIFT: BCMRMXMMPYM
Código ABA: 02000128
Sucursal: 0074 3916

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Diversos colectivos internacionalistas-Adherentes a la Sexta

Solidaridad internacional y denuncia: Alto a las agresiones contra Brigada Callejera

Toda nuestra solidaridad al trabajo de la Brigada Callejera!

Como compañer@s de la Plataforma Internacionalista por la Resistencia y  la Autogestión Tejiendo Autonomías (PIRATA), con integrantes en México, Italia, Francia, Suiza y Alemania, expresamos nuestra profunda preocupación ante las denuncias de l@s herman@s de la Brigada Callejera en Apoyo a la Mujer “Elisa Martínez” AC por las recientes agresiones sufridas en Tuxtla Gutierrez (10 de junio) y en la Ciudad de México (7 de septiembre).

El trabajo de la Brigada Callejera es notorio: defender y difundir los derechos de las trabajadoras sexuales, promoviendo su auto-organización en el marco de una lucha anticapitalista más general. Al mismo tiempo están en primera fila en la batalla contra el VIH y el SIDA, facilitando calle por calle la accesibilidad y promoción del uso del condón. L@s compañer@s llevan más de 20 años en esta trinchera por los derechos de la salud, caminando codo a codo con todos los sectores organizados y no de la sociedad, desde la Otra Campaña y la adherencia a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona del EZLN. Su clinica autónoma en La Merced es para nosotr@s un ejemplo de recuperación de saberes y espacios en este monstruo privatizador que se ha vuelto la metrópolis capitalista.

No es la primera vez que la Brigada Callejera sufre hostigamientos, agresiones y amenazas. Sabemos que l@s compañer@s no se dejan amedrentar facilmente en un medio dominado por la criminalidad organizada en contubernio con las autoridades, pero es preocupante que sean los mismos funcionarios públicos quienes estén agrediendo hoy en día a la Brigada.

En Tuxtla Gutierrez, Chiapas, fue el administrador de la zona de tolerancia de la entidad Romeo Pérez Vázquez quien impidió el acceso a las compañeras a su zona de trabajo, mientras que desconocidos ponchaban las llantas del carro de la organización. En la Ciudad de México, el viernes pasado, fue David Hernández Sánchez, miembro de la Consejería, Atención Psicológica, Tratamientos y Apoyo Social (Captas) junto con dos inspectores de vía pública de la delegación y un ministerial de la Procuraduría General de Justicia quienes amenazaron, hostigaron y filmaron las actividades de la Brigada Callejera que estaba ofreciendo pruebas de VIH, sífilis y condones.

En un país donde desaparecen a una persona cada dos horas y se asesinan más de 50 seres humanos al día, defender y promover la salud sexual y los derechos de l@s trabajadores es, al parecer, un delito a prevenir.

Toda nuestra solidaridad al trabajo de la Brigada Callejera! Desde México y Europa invitamos a los colectivos y organizaciones sociales a estar al pendiente de la situación pues es urgente frenar la represión, mucha veces sangrienta, que desata o favorece el Estado mexicano y sus aliados en la criminalidad organizada.

Por el derecho a la vida!  Las calles son del pueblo!

Por la PIRATA:
Colettivo Zapatista di Lugano (Suiza)
Nodo Solidale (Roma, Italia)
Nodo Solidale (México)
Adherentes individuales de Italia, Francia y Alemania

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Colectivas en individualidades que conforman la Brigada Feminista

BRIGADA FEMINISTA: “UNA TRABAJADORA VALE MÁS QUE TODA LA MAQUINARIA DEL MUNDO. LA VIDA DE UNA MUJER VALE MÁS QUE TODOS LOS EDIFICIOS DEL MUNDO.”

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CDMX, a 20 de septiembre de 2017.

UNA TRABAJADORA VALE MÁS QUE TODA LA MAQUINARIA DEL MUNDO
LA VIDA DE UNA MUJER VALE MÁS QUE TODOS LOS EDIFICIOS DEL MUNDO

Ante el contexto que se vive en la ciudad de México y sus periferias luego del sismo, feministas independientes, individualidades y colectivas nos hemos organizado en una brigada para acudir a distintos puntos en los que se requiere ayuda solidaria a efecto de los fuertes daños pues, como todas sabemos, hay vidas que están en riesgo y otras que ya se perdieron. Uno de los edificios colapsados que nos convocó fue el ubicado en Bolivar y Chimalpopoca, colonia Obrera, sitio que albergaba la maquila de la marca New Fashion donde, al momento del derrumbe se encontraban trabajando en su mayoría compañeras obreras, así como gente que laboraba en una fábrica de juguetes.
Durante nuestra brigada realizamos sondeos para generar una lista con el nombre de las personas desparecidas que pudieran estar dentro del edificio, ya que esta información no aparece en niguna institución oficial pues este punto no ha sido visibilizado por las dependencias gubernamentales a las que correspondería, siendo la sociedad civil quienes desde ayer nos hemos encargado, como siempre, de llevar el apoyo necesario y difundir información respecto a la situación de los que ahora son estos escombros. Nuestra memoria histórica nos lleva a deducir que lo anterior se debe a que las personas afectadas pertenecen a la clase trabajadora, condición a la que se suma que se trata en su mayoría de mujeres y, como nuestra investigación revela, muchas de ellas migrantes.
Sabemos que para el Estado y sus gobiernos nuestras vidas carecen de importancia más allá de la plusvalía que generan nuestras cuerpas; desconocemos las condiciones laborales exactas de quienes trabajaban en este edificio pero sabemos que no existe una planilla registrada, muestra de ello es que se desconoce cuántas personas pudieran estar aún bajo los restos de la construcción. Sabemos también que esta mañana el dueño de la maquila declaró pérdida total, lo que para él no representaría una afección real en su economía mientras que para nuestras compañeras representa la vida misma que no estaba asegurada legalmente y que repercute en la integridad y economía de sus familiares o seres cercanos si es que los tienen o tienen conocimiento de que ellas se encontraban ahí, pues como mencionamos, muchas de ellas son migrantes sin documentos anuladas como ciudadanas que merecen los pocos derechos laborales que se tienen en este país para nosotras.
Sabemos todo esto porque logramos entrar al lugar acordonado por policías y militares armados, mismos que hoy impidieron el paso de civiles argumentando que ya había demasiada gente y que se requería apoyo en otros puntos, información que también ha sido mediática y que comprobamos falsa gracias a la comunicación que hemos mantenido con nuestrascompañeras en otros sitios afectados, agregamos también las siguientes observaciones:
•No es protección civil quien ha estado mayoritariamente en este punto sino personal recolector de basura de la CDMX, queremos hacer saber que no, no estamos buscando basura, estamos buscando a nuestras compañeras y demás desaparecidos.
•Patrullas están trasladando a gente que llega para apoyar argumentando alertas de derrumbes, es necesario que entre grupos se generen protocolos de seguridad ya que desconocemos a dónde estén llevando a estas personas y si esas alertas son reales.
•Comida y herramienta han llegado en demasía, sin embargo, dentro la herramienta falta para rescatistas independientes, no sabemos en dónde queda, mientras que la comida no perecedera está siendo retirada en camionetas por gente de capital social argumentando que la llevan a puntos donde falta, sabemos que esto tampoco es cierto, en cada punto hay en abundancia. Ojo, recordemos que se aproximan campañas electorales.
•Encontramos a pocos familiares dentro de la zona temerosos de proporcionarnos los datos de las personas desaparecidas, gente del gobierno les ha “alertado” que no los proporcionen “porque hay mucha extorsión y delincuencia”, también les han instado a visitar albergues, hospitales y otros lugares “para reconocer cuerpos”.
Sabemos que esto es una artimaña del gobierno para desarticular a la población solidaria, entorpercer nuestras acciones y militarizar, en un intento de dar entrada a maquinaria demoledora y trascabos, mismos que vimos esta mañana y no supimos cuál era su destino, ante esto nos pronunciamos: No permitiremos bajo ninguna circunstancia su entrada hasta que no saquemos a la última persona que se encuentre ahora bajo esos escombros. Nos negamos a ser tratadas una vez más como desechos de este sistema, a que traten a nuestras compañeras trabajadoras de esta maquila como tales. No permitiremos que nuestros nombres sigan siendo borrados de la historia.

Ante esta amenaza, hacemos un llamado sororario a concentrarnos esta noche para relevar y/o acompañarnos trayendo:
Equipo: casco, ropa y botas adecuadas, guantes de carnaza y lentes de seguridad (si traen herramienta por favor márquenla para evitar que nos sigan robando).
URGEN lámparas y pilas.
¡Vivas nos queremos!
¡Las vidas de las obreras importan!

ANEXAMOS LISTA DE PERSONAS DESAPARECIDAS RECABADA EN ESTE PUNTO:
Irma Chávez Martinez
Irma Sanchez
Amy Hsien Yu Wuang
Cinthia Yu Yung
José Lin Chia Ching
Roberto Rodriguez Aguilar

Firman: Colectivas en individualidades que conforman la brigada feminista

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Agencia SubVersiones

Tomar la Calle.La solidaridad también produce réplicas

Tomar la calle
La solidaridad también produce réplicas
Agencia SubVersioneson20 septiembre, 2017

A las once de la mañana del martes 19 de septiembre de 2017, la alarma sísmica de la Ciudad de México se activó para conmemorar los 32 años del sismo que, en 1985, cambió radicalmente la capital del país. Apenas dos horas después, a las 13:14, un sismo de 7.1 grados Richter volvió a sacudir el suelo de la metrópoli. A un día del terremoto, la ciudad continúa sacudida, organizándose sin entender aún la magnitud de la destrucción, de las coincidencias y de lo que queda por hacer.

La alarma sísmica de las 13:14 sonó cuando el temblor ya había comenzado: el epicentro fue en Axochiapan, Morelos, a 120 km de la Ciudad de México. La señal no llegó a tiempo. Confundida, mucha gente no logró salir de sus edificios: pensaron que se trataba de otro simulacro o, simplemente, no lograron evacuar.

Quienes lograron salir se encontraron de nuevo en la calle, apenas doce días después del sismo que, el siete de septiembre pasado, devastó el Istmo de Tehuantepec, en Oaxaca. Inmediatamente, buena parte de la Ciudad se quedó sin servicio eléctrico, sin telefonía celular y sin información. Pero, como en 1985, el apoyo mutuo y la solidaridad organizada comenzaron a articularse para hacer frente a la desinformación y a la completa pasividad de todo el aparato del Estado.

Pronto, las principales avenidas se poblaron de gente buscando dónde y cómo apoyar. En Calzada de Tlalpan, sólo en dos de los cuatro carriles circulaban automóviles: el resto del espacio era ocupado por filas de gente intentando comunicarse; encontrándose y comenzado a organizarse.

Al mediodía, ya comenzaban a escucharse en la calle lo que, horas después, serían las referencias geográficas de la catástrofe: una escuela con niñxs atrapadxs en Coapa, edificios derrumbados en Narvarte, Condesa, en el Centro.

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Mucho más rápido, digno y solidario que la respuesta del Estado, el apoyo mutuo comenzó a organizarse en torno a esos puntos. Enseguida del sismo, en un edificio en obra, vecinxs de la colonia Zacahuitzco habían montado ya filas para remover escombro e intentar rescatar a quien se encontrara dentro del derrumbe. Elementos del Ejército llegaron horas después, invadiendo con sus carros las cadenas de carga, sin saber cómo responder ante un barrio organizado de manera horizontal e improvisada.

En la calle de Escocia, en el corazón de la colonia del Valle, la presencia de uniformados en los edificios derrumbados era redundante frente a la cadena de cientos de personas formada para retirar el escombro en cubetas de construcción. Una colonia como la del Valle —homogénea, sin mucha convivencia en sus calles— se convirtió en el receptor de flujos heterogéneos de vecinxs y extrañxs, transeúntes y brigadas auto-organizadas, centros de salud y comedores comunitarios. Los gestos mutuos transitaban entre el intenso trabajo colectivo y los momentos de silencio absoluto. La inmovilidad intermitente permitía el ritmo necesario para la búsqueda. Al lograr un rescate, la quietud era rota por los aplausos generalizados.

Escenas así se vieron por toda la ciudad, a todas horas. Policías locales y federales se limitaban a acordonar o cerrar calles y a detenerse, impávidos, ante la solidaridad de una ciudad. Las autoridades delegacionales caminaban en círculos, conscientes, tal vez, de su absoluta inutilidad. Todos los poderes constituidos podían verse, al fin, tal cual son: innecesarios e impotentes.

La fuerza de la gente, de la auto organización y el apoyo muto, en cambio, no paró de multiplicarse. Los flujos usuales de la ciudad —los coches o la vigilancia estatal— se interrumpieron para que se abrieran otros: los de la comunicación directa y en las calles; el traslado de víveres, de café, de cuidado colectivo.

Caída la noche, habían ya albergues y centros de acopio para quienes habían perdido sus casas o no podían permanecer en ellas. Las labores de rescate no se detuvieron y no quedó claro si el día terminaba o volvía a comenzar: los relevos se organizaban para las tres, cuatro, cinco de la madrugada. El 20 de septiembre por la mañana, acopios y albergues improvisados se organizaban perfectamente gracias a las palabras y los gestos de quienes los sostenían.

El sismo del ’85 y la organización comunal de los pueblos indígenas del Istmo son ya hitos históricos, pero también enseñanzas. Por ellos sabemos que el temblor no cesa cuando acaba un terremoto, que el cuidado y el apoyo mutuos son la única forma de organizarse ante la catástrofe, que el Estado sólo existe para administrar el despojo. Y, sobre todo, que la solidaridad también produce réplicas.

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