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Radio Zapatista

Foro en Defensa del Territorio y la Madre Tierra [audios y fotos]

El 21 y 22 de diciembre de 2019, en el nuevo caracol Jacinto Canek, en las instalaciones del Cideci/UniTierra, San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, se realizó el Foro en Defensa del Territorio y la Madre Tierra, convocado por el Congreso Nacional Indígena, el Concejo Indígena de Gobierno y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

En el evento estuvieron presentes 435 asistentes y 486 delegados e invitados, sumando un total de 921 personas de 25 estados de la república y de 24 países: Francia, Alemania, Argentina, Australia, Austria, Brasil, Costa Rica, Guatemala, Reino Unido, Canadá, Chile, Colombia, Dinamarca, Estado Español, Estados Unidos, Italia, Kenia, Perú, Uruguay, Cuba, Suiza, Irlanda, Nueva Zelanda y Portugal.

En el transcurso de esos dos días, las presentaciones de los pueblos y organizaciones a lo largo y ancho del país (además de testimonios de los pueblos originarios de Colombia, del pueblo Mapuche de Chile y de las mujeres Kurdas) constituyeron una valiosísima radiografía de la nación que no se encuentra en otros espacios y mucho menos en el discurso oficial.

El tema común a todas las presentaciones fue lo que muchos denominaron como una guerra del capital contra los pueblos originarios, por medio de megaproyectos que arrasan con el territorio y la Madre Tierra: extracción de hidrocarburos (incluyendo el devastador método de fractura hidráulica o fracking), gaseoductos, hidroeléctricas, termoeléctricas, eólicas, minería, agroindustria, megaproyectos turísticos, así como el corredor interoceánico en el Istmo de Tehuantepec y el mal llamado Tren Maya.

(Una fuente muy útil para entender el avance de los megaproyectos que amenazan la vida y los territorios en México y Centroamérica es la plataforma de Geocomunes México.)

El resultado de esta ofensiva del capital ha sido el despojo de territorios, la contaminación de tierras y aguas, el desplazamiento forzado de poblaciones y la amenaza no sólo a la supervivencia material de los pueblos, sino también a sus formas de vida, sus culturas, sus tradiciones, sus lenguas, su cosmovisión.

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Fosa Orbital Estudios

Sonidos y razones de la movilización en Colombia

Homenaje a la música, a los artistas, educadores, trabajadores de la cultura y en general a todos los creadores, soñadores, cuidadores y a las personas que luchan con dignidad, con alegría, amor y libertad.

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Agencia SubVersiones

¡El paro sigue! Días de protestas en Colombia

Reporte por La Vox Populi Radio

[1] Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Confederación General de Trabajadores (CGT), Confederación de trabajadores de Colombia (CTC), Confederación de Pensionados de Colombia (CPC).[2] Unión Nacional de Estudiantes de Educación Superior (UNEES), Asociación Colombiana de Representantes Estudiantiles (ACREES).

El 21 de noviembre de 2019 las Centrales Obreras [1]; la Coordinación de Organizaciones Sociales; la Cumbre Agraria Campesina, Étnica y Popular (CACEP); el Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC); organizaciones estudiantiles [2] y más de cien organizaciones sociales y sindicales de todo el país convocaron a una jornada nacional de paro cívico para expresar su rechazo a la reforma laboral, pensional y tributaria, para exigir el cumplimiento de los acuerdos suscritos con trabajadores, estudiantes y campesinos en jornadas anteriores de movilización, el cumplimiento a cabalidad del Acuerdo Final de Paz suscrito con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), así como garantías de vida y libertad ante el incremento de las masacres, desplazamientos, desapariciones, amenazas y asesinatos selectivos contra lideresas y líderes sociales y activistas por los derechos humanos.

El Paro Nacional #21N se ha presentado como una manifestación sin precedente en la historia reciente de Colombia, su magnitud ha sido solo comparada con el Paro Cívico de 1977. Sin embargo, es importante reconocer como antecedentes de esta jornada diferentes expresiones de indignación popular de la última década como la Minga de abril, las movilizaciones estudiantiles y de trabajadores de este año, la movilización en defensa del proceso de paz con las FARC, el paro agrario de 2013 y la emergencia del movimiento estudiantil de 2011, por mencionar algunas. Estas expresiones van más allá de reivindicaciones o sectores sociales específicos sino que cuestionan a fondo los cimientos de un régimen político y económico que ha mantenido al pueblo colombiano en condiciones de desigualdad, exclusión y guerra.

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La Direkta

Historia, Dignidad y Paro Nacional en Colombia

I. El Paro Nacional: entre la dignidad del pueblo y la traición de los dirigentes

Por: Víctor Guillén- La Direkta

El Paro Nacional de Colombia o 21N representa para un gran porcentaje de la población del país, la oportunidad de expresar descontento y cansancio con las condiciones en las que hemos ejercido nuestros derechos como ciudadanos y ciudadanas, los cuales han sido limitados y privatizados, como en el sueño húmedo de la utopía neoliberal del psicópata Milton Friedman, con represión militar y límites a las libertades personales de los pobres, incluyendo censura y muertos por parte del escuadrón antidisturbios.

Dilan Cruz Medina, joven de 18 años, fue herido mortalmente por el ESMAD, en manistestaciones el 23N en Bogotá, violando los protocolos en Derechos Humanos. Su estado de salud es delicado.

En este contexto debemos reflexionar en torno a los paros y movilizaciones que se han realizado en tiempos recientes en Colombia, los cuales han inspirado y contribuido en los contenidos y las formas de este importante momento en la historia del país que, dependiendo de nuestra presión a la clase política y dirigente, puede llevarnos a una sociedad más justa y equitativa, siendo éste el principio y finalidad del Paro.

“Salud digna y para todos”, una de los puntos exigidos por el Paro. Imagen en Bogotá el 23N.

El primer elemento a tener en cuenta es, que así parezcan difusas las exigencias de este movimiento, son claras las razones. Estas son:

  • Un cambio de fondo en el modelo de salud.
  • La gratuidad y acceso universal en las universidades públicas.
  • El fin del modelo de pensiones privado y fortalecimiento del modelo de cotización del régimen de prima media.
  • Restricciones claras y fuertes a los contratos de prestación de servicios, en especial, los llamados “contratos basura”.
  • Un gran vuelco en el balance de aporte impositivo en la sociedad que beneficie a las clases medias y empobrecidas.
  • Compromiso y hechos concretos de cumplimiento con los Acuerdos de Paz con las FARC y protección a líderes sociales, indígenas, afros y campesinos, así como todos los que viven en el campo.
  • Prohibición TOTAL del fracking, minería a cielo abierto y utilización del glifosato para la erradicación de plantaciones de coca.
  • Mejoramiento del salario mínimo que tenga en cuenta unos mínimos dignos en relación con los costos de vida y precio del Dólar.
  • Una política fuerte de equidad de la mujer en la sociedad en general y también para otras identidades sexuales y de género.

Estos puntos, ya convertidos en exigencias, requieren un gran compromiso político, como nunca antes se ha visto en el país, lo que implica que la movilización deba ser del tamaño de nuestras exigencias. El ejemplo de Chile nos demostró que solo el pueblo en las calles puede lograrlo y que ningún dirigente puede adueñarse de dicho impulso.

Los puntos del paro exigidos por la ciudadanía. Imagen del 23N en Cali.

 

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Chaski Clandestina

Concentración a las puertas del CIDH en Cochabamba

COCHABAMBA — El día de ayer, 25 de noviembre, daba inicio la declaración de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Ocurría en un escenario donde los cánticos de dos bandos enfrentados se solapaban, separados únicamente por una línea divisoria conformada por las fuerzas policiales. Se respiraba un ambiente antagónico: de un lado un grupo de personas con banderas blancas pero hostiles, de tez mayormente blanca, que gritan “¡Asesinos!” y “¡Narcotraficantes!”; del otro quienes reclaman por los muertos y heridos, las familias que han sido truncadas – en su mayor parte provenientes de la Zona Sur de la ciudad.

 

Sigue este enlace a Chaski Clandestina para escuchar:

Testimonio de una mujer acompañando a víctimas

Testimonio de una mujer de Valle Alto

Testimonio de una mujer en la vigilia de la CIDH

Los colectivos urbanos de música con raíz irrumpieron en esta jornada gris plomizo. El fantasma del separatismo, el espejismo de esas dos Bolivias enfrentadas, no pudo resistir el embate del sonido y el batir de las Whiphalas.

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Chaski Clandestina

De Senkata a La Paz, crónica de un cortejo fúnebre

La marcha partió desde Senkata, de mañana, y recorrió toda la avenida 6 de Marzo de El Alto. Al bajar, muchas vendedoras esconden sus productos, “nos van a saquear”, dicen, pero la marcha pasa tranquila convocando a lxs paceñxs a que se unan al pedido de justicia. Detrás de los ataúdes de las familias dolientes y lxs alteñxs, están los comunarios que llegaron desde Potosí.

“¡No somos masistas, tampoco terroristas, somos de El Alto, y El Alto se respeta!”

Era una de las consignas que repetían constantemente, entre los pedidos de renuncia de Añez y del ahora ministro de gobierno, Arturo Murillo, a quienes responsabilizaban por las ocho muertes a balazos que ocurrieron en Senkata.

A su paso por la Ceja de El Alto, el enorme cortejo fúnebre que iba rumbo al centro de la ciudad de La Paz, era aplaudida por vecinxs apostados en las aceras y junto a la representación del Distrito 4, bajamos por La Portada y luego al Cementerio, donde se hizo una pequeña ceremonia religiosa. No quise sacar ninguna foto, porque me uní como persona que también lamenta profundamente los ochos muertos. De camino al centro paceño, muchxs vecinxs ladereñxs ofrecieron agua y refrescos a lxs cansadxs marchistas, quienes se hidrataban con lo que se les ofrecía.

Bajamos hasta la calle Montes para entrar al centro paceño. La gente está enojada, por los muertos, por la indolencia de las autoridades. Una señora con trenzas y pollera cuenta de los saqueos en su zona — que no quieren eso, pero que tampoco quieren más represión. Apenas llegamos a la plaza San Francisco en La Paz, la gente se detiene y muchxs comienzan a correr:

¡Están gasificando la marcha más abajo!
– Tranquilxs, no corran, vayan recto, no doblen hacia allá, no corran…
¿Cómo no respetan a los dolientes? — grita otra mujer.

El olor a gas nos hace llorar, mientras la gente se dispersa aún más enojada.

Muy de mañana, mucho antes de que pasase la marcha por las laderas, un chófer me dijo en tono de burla: “Dicen que miles de alteños están bajando con sus féretros adelante”. Me pregunto cuál es la parte graciosa que puede dar pie a un tono de sorna ante la llegada de una marcha que está de luto. Pero es el ambiente general en La Paz: beligerante y con un aire pesado donde se respiran las grietas de nuestras divisiones y dolores.

Luego de la brutal represión policial, varios grupos de personas que participaron de la marcha vuelven por la zona del Cementerio. Los grupos de comunarios del Norte de Potosí tratan de subir, pero lxs vendedorxs y comerciantes del lugar les dicen que se vayan, les botan, porque les temen, porque piensan que pueden saquear tiendas y puestos; un estigma que muchxs cargan injustamente por ser de El Alto, o de alguna comunidad.

Recordemos que los días 10 y 11 de noviembre, ciertamente, grupos — que como secreto a voces entre los vecinos, fueron contratados por el MAS —, saquearon negocios, domicilios particulares y empresas en El Alto y La Paz, generando pánico en toda la población. “Pero nosotros no somos saqueadores”, trataban de explicar los dolientes que regresaban por la zona del Cementerio hacia El Alto, cargando dos ataúdes. Es gente dolida por lxs muertos, de inmediato, las vendedoras les gritan que no les creen. Y me preguntaba a qué punto hemos llegado, cuando tenemos que explicar el color de la piel ante otrxs, explicar nuestro origen. Lo mismo me pasó cuando cubría una vigilia en las afueras de la Plaza Murillo que pedía la anulación de las elecciones, antes de la renuncia de Morales. Allí, gente de esa vigilia me tildó de masista por mi vestimenta y mi color de piel.

Con lágrimas en los ojos por estas escenas de ataúdes, explicaciones y gritos, que se reproducen, sucediéndose unas a otras ya constantemente, me pregunto cómo recompondremos estas fracturas llenas de tanta violencia e indolencia. ¿Quiénes querrán recomponer?: sí, hay gente del MAS en las movilizaciones, y no, no son la mayoría. Sí, la gente de El Alto también está cansada y también ha salido a desbloquear los puntos de movilización en su ciudad, y justo ahora hay otra marcha que recorre las calles alteñas pidiendo paz. En este cúmulo de eventos, en este ambiente de violencias, unxs justifican la muerte de personas, incluso leo de gente cercana, al revisar las redes, que deberíamos “celebrar que solo sean ocho muertos” y no más, porque “los alteños irracionales” iban a hacer explotar toda la planta de Senkata, y hacer desaparecer medio El Alto y quizá también parte de La Paz. Muchos de lxs vecinxs en la marcha de hoy decían, por el contrario, que no son gente sin pensamiento, que no permitirían eso. Escucho, solo atino a escuchar, llorando a los muertos y repudiando con toda la fuerza que se puede juntar en el contexto político en el que se dieron estas muertes.

Lo cierto es que me pregunto de dónde sacaremos fuerza para reconstruir todo lo que en 14 años, el régimen anterior desmoronado ya, pudrió dentro de las organizaciones sociales, corroyéndolas como ácido, cómo rechazaremos de forma vehemente la violencia generada por estos grupos de choque y esta para-militarización que nos viene de muchos bandos, y también, cómo enfrentaremos la represión estatal que nos tocará a todxs: mientras nosotrxs cargamos a nuestrxs muertxs, otrxs, arriba, están negociando y haciendo fríos cálculos sobre la sangre derramada.

Sigue este enlace para escuchar y observar los testimonios y la Cobertura Multimedia Colaborativa preparada por Chaski Clandestina: https://chaskiclandestina.org/2019/11/22/cronica-cortejo-funebre/

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Los cículos rojos

Esto es como una segunda colonización.

Adriana Guzmán, una de las referentes del movimiento feminista de Bolivia, analizó la composición de los grupos opositores a Evo Morales que perpetraron el golpe de Estado. ¿Quiénes se sumaron a Camacho? La influencia del racismo y la religión. “Se alimentó una cultura del odio, colonialista, profundamente racista”, disparó.

El golpe en Bolivia tuvo como actores fundamentales a Luis Fernando Camacho, Carlos Mesa y, en el final, a las Fuerzas Armadas. Sin embargo, hay una composición social de los sectores que se plegaron al golpe. Adriana Guzmán, referente del Movimiento Feminista Comunitario Antipatriarcal de Bolivia, dijo que “la clave es preguntarse cómo se suma la gente a las movilizaciones”, más allá de los grupos armados y financiados desde el exterior que impulsaron la maniobra.

“Mientras este país ha estado transformándose desde los pueblos originarios, planteándose como plurinacional, desde que levantamos la cabeza y recuperamos nuestra voz se alimentó una cultura del odio, colonialista, profundamente racista”, señaló la dirigente social, quien agregó que “desde este lógica de que los indios de mierda somos ladrones, corruptos y queremos quedarnos en el poder, nunca se cuestionó lo mismo de los presidentes blancos”.

La clase media formó los cabildos de los que surgió Luis Fernando Camacho como figura opositora, sin cargo ni candidatura. “Hay una clase media que está lejos de la administración del Estado y no puede entender cómo con todos sus títulos no están administrando. Y no están por su incompetencia, por los años en los que vendieron y saqueron el Estado”, reveló Guzmán.

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El Salto

Bolivia: la profunda convulsión que lleva al desastre

Ensayo la construcción de una explicación: hilar hechos y narrativas contrastadas porque, en estos momentos, de lo que se trata es de desarmar la lógica de polarización, enfrentamiento y champa guerra que hoy desgarran las ciudades y regiones de Bolivia.

Raquel Gutiérrez Aguilar.

publicado

2019-11-11 09:33

Domingo 10, en pleno recuento electoral en España, entramos en contacto con Raquel Gutiérrez Aguilar, a partir del conocimiento de una carta –publicada en “Zur”— que hiciera llegar a sus compañeras de militancia feminista en Bolivia el viernes 8. Nos concedió la autorización para publicarla y agregó un último párrafo valorativo para El Salto, que figura en el texto y el comentario: “No me dio para más. Estamos pensando en cómo enfrentar las cosas mañana”

 

Han pasado más de dos semanas desde que el 20 de octubre se realizaron las elecciones en Bolivia y los sucesos acontecen con enorme rapidez. Es muy complicado comprender lo que allá está en juego, pues en las calles y carreteras de Bolivia no se expresa hoy solo una disputa electoral sino, al menos, el enorme y heterogéneo enojo contra diez años de agravios de Evo y su forma machista-leninista pseudo plurinacional de organizar el mando político, la economía y la vida pública. Toda esa energía social de desacato e impugnación a lo que la población ya no está dispuesta a continuar admitiendo, está siendo cercada por una gigantesca maniobra desde las más delirantes y machistas posturas conservadoras, capitalistas, racistas y religiosas.

Ensayo la construcción de una explicación: hilar hechos y narrativas contrastadas porque, en estos momentos, de lo que se trata es de desarmar la lógica de polarización, enfrentamiento y champa guerra [guerra de baja intensidad] que hoy desgarran las ciudades y regiones de Bolivia. También se trata de aprender de la ferocidad de lo que se confronta.

1. Lo que no hay que olvidar

Bolivia está atrapada en un fraude desde hace diez años. Desde que se pactó la Constitución y la permanencia del latifundio con los terratenientes del Oriente, desconociendo lo deliberado por una amplia constelación de diputados constituyentes, varones y mujeres, de las diversas nacionalidades que habitan el país. Aunque eso sí y también hay que recordarlo: eran personas convertidas en constituyentes a través de la mediación partidaria MASista que no sólo aceptó y mantuvo la representación partidaria como única forma de la actividad y participación política, sino que encontró maneras —mañosas— de desconocer cualquier otra forma en competencia de acuerpamiento político negando, desde entonces, la ampliación democrática. Es este, para muchas, un agravio añejo.

2. Lo que hay que tener presente

El 21 de febrero de 2016 se llamó a un referéndum en el que se preguntó a los hombres y mujeres bolivianos mayores de edad acerca de la reelección del Evo por cuarta vez, en contra y por encima del texto constitucional —es decir, de lo ya de por sí pactado en 2009. Y Bolivia dijo NO. No a la reelección indefinida de un régimen político de fomento al extractivismo aunque con retórica anti-imperialista y rígidamente autoritario aun vistiendo el disfraz plurinacional. Un régimen político extractivista pues, ferozmente anti-comunitario y misógino. Después, la gimnasia jurídica y argumentativa en relación al “derecho político” a la reelección que ocupó los siguientes años, agravió a muchísimos más cuando “habilitó” a Morales a permanecer indefinidamente en el gobierno.

3. El día de las elecciones

El 20 de octubre de 2019 hubo elecciones. Se confrontaban varios candidatos. Los dos con más posibilidades, Evo Morales postulado a través del MAS y Carlos Mesa por Comunidad Ciudadana, distinguibles en la forma presentaban, sin embargo, proyectos económicos que no diferían demasiado: ampliación del extractivismo como corazón del funcionamiento del país.

 

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Chaski Clandestina

Un reporte vecinal desde la Ladera Oeste: Un día histórico y una noche de zozobra y organización vecinal en La Paz

A modo de crónica, queremos compartir lo que vimos, y no lo que no hemos visto, algo obvio pero que a estas alturas de las circunstancias, puede salvarnos de difundir fake news en medio de una noche de tanta zozobra en las ciudades de El Alto y La Paz.

La situación de los bloqueos de vecinos de la zona sur en La Paz, frente a los visos de fraude en las elecciones presidenciales del 20 de octubre, parecía, hasta el viernes 7 de noviembre, apagarse por cansancio. De manera inopinada, fue definida por el motín policial que comenzó en la ciudad de Cochabamba ese viernes por la tarde, motín que se extendió a otros departamentos, y por el hecho de que el alto mando militar en el último día haya quitado su apoyo al gobierno de Morales, en una suerte de alianza inédita. Este fue el día, histórico porque para muchxs quedó clarísima la ola de división y profundización del racismo y de las relaciones que son tan profundamente coloniales que están estallando por todos lados.

Por la tarde de ayer, 10 de noviembre, las calles paceñas del centro de la ciudad estaban llenas, luego de la renuncia de Morales, y luego de 21 días de paros protagonizados en la zona sur de La Paz, a la cual se plegaron otras zonas. El centro de la ciudad estaba medio repleto de la gente de la UMSA y la Universidad Católica, vecinxs sobre todo de la Zona Sur, carros particulares que arribaban también desde la zona sur, desfilaron por todo El Prado de La Paz, seguidos de carros de la policía, donde la gente festejaba la renuncia, en uno de ellos iba el conocido dirigente cívico cruceño Luis Camacho, (el “facho Camacho”, anoto).

Festejos, tristeza y saqueos

Sin embargo, en calles de barrios de las laderas y en la ciudad de El Alto, las actividades eran normales, como en los anteriores días, aunque había desconcierto frente a lo incierto de este momento. En El Prado, mientras unxs festejaban, algunas vendedoras, mujeres de pollera, derramaban lágrimas que parecían más de tristeza, lágrimas que también nos salieron incontenibles al saber de la quema de la wiphala que perpetraron las gentes que salieron a su festejo, lo vimos con mucho dolor por los símbolos que mal utilizó el partido que se desmoronaba a la vista de todxs. Otra señora que vendía sus refresquitos de durazno decía: “¡¿Por qué no ha aceptado el Evo la segunda vuelta?!”. Sin embargo, más tarde, la gente comenzó a dispersarse por rumores de grupos que vendrían a atacar la concentración. Este fue el día, histórico porque entre una gran incredulidad, se veía caer un gobierno que había entrado con toda la popularidad que jamás ha soñado cualquier presidente.

Ya en la tarde se supo de los saqueos de la populosa zona 16 de Julio, en El Alto, al caer la noche, se supo del saqueo de El Ceibo muy conocido edificio de productores de chocolate en plena Ceja de El Alto, y que pertenece a cooperativas de productores de cacao, perpetrada por grupos que son del MAS, también se reportó de la quema, ya verificada por el munipio paceño, de una flota de Buses Puma Katari, el servicio municipal de transporte, en La Paz y la quema de casas de líderes opositores al que era partido de gobierno.

Ante los ataques, autodefensa vecinal

Ya cerca de las once de la noche, se oyó gente bajando por nuestra calle, con palos gritando, se supo que eran luego de que pasó este grupo amenazante, la gente entre asustada y decidida, salió a armar fogatas en todas las esquinas como autodefensa por si pasaba otro. La respuesta vecinal fue inmediata, y muy fuerte en varias zonas de la ciudad, cada esquina está con vigilia, porque no sabemos bien quiénes son los que atacan, de dónde son, donde se dirigen y a qué plan obedecen, a pesar que por las redes, las noticias y reportes vecinales de toda la ciudad corrían como reguero: “avanzan por este barrio (foto cuando se puede)”, “en mi barrio también”, “y por el mío”, “estamos saliendo para defendernos”, “estamos en vigilia en mi barrio también”. El miedo aumentó cuando se recibieron reportes de muchas zonas por el recorte del servicio de agua potable. La pregunta que flotaba era ¿por qué estos grupos atacan en El Alto y bajan a las laderas?.

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CDH Fray Bartolomé de Las Casas

Pronunciamiento internacional por justicia para niñas masacradas en el Hogar Seguro, en Guatemala.

Nos duelen 56: En vísperas de que empiece el juicio, organizaciones de América Latina y del Mundo piden justicia y la rendición de cuentas de altos cargos en caso Hogar Seguro

22 de octubre de 2019

Hoy, 22 de octubre de 2019, inician audiencias preparatorias del juicio para determinar la responsabilidad penal de tres altos funcionarios en el caso “Hogar Seguro”. Organizaciones de todo el continente y mundo entero, incluyendo las que integran el Grupo de Litigantes contra la Tortura de América Latina*, piden unánimemente justicia para uno de los casos más graves de violaciones a los derechos humanos cometidas contra niñas, niños y adolescentes en América Latina.

El 8 de marzo de 2017, 41 niñas y adolescentes perdieron la vida calcinadas y 15 sobrevivieron con graves lesiones, incluyendo amputaciones y cicatrices permanentes, en el Hogar Virgen de la Asunción, ubicado en municipio de San José Pinula, a las afueras de Ciudad de Guatemala, como consecuencia de un incendio en el aula donde habían sido encerradas bajo custodia de la Policía Nacional Civil (PNC) y las autoridades del hogar. El fuego se propagó rápidamente, sin embargo, la subinspectora de la PNC, que cargaba la llave y estaba al mando del grupo de policías, se negó a abrir la puerta durante un lapso de nueve minutos, es decir, liberándolas demasiado tarde para evitar daños irreparables.

Las niñas y adolescentes habían pasado toda la madrugada en dicha aula, con menos de un metro de espacio por persona, sin poder cambiarse ni bañarse, sin agua potable ni sábanas, como forma de castigo tras haber intentado escapar del hogar a causa de los malos tratos, abusos sexuales y otras violaciones a los derechos humanos documentadas, a los cuales eran sometidas de forma rutinaria. En el marco del intento de fuga, que culminó en la captura y detención de las niñas, los niños y adolescentes en las afueras del Hogar Seguro por parte de agentes de la PNC, varias de ellas, junto con los niños y adolescentes varones que residían en el hogar, recibieron golpes con batón, escudo policial y aparatos de descargas eléctricas, fueron rociadas con gas pimienta y fueron puestas en el suelo boca abajo, con grilletes.

Según las informaciones recibidas a través de las organizaciones guatemaltecas que forman parte del Grupo de Litigantes contra la Tortura de América Latina, el proceso penal para enjuiciar a los responsables ha estado plagado de retrasos y obstáculos. Entre los principales, destaca que se haya fragmentado la investigación y el enjuiciamiento en tres procesos, en el marco de los cuales se investigan delitos y personas distintas, todas ellas relacionadas con los mismos hechos. Asimismo, se han pospuesto diligencias y etapas del proceso en múltiples ocasiones, retrasando el proceso de forma indebida con el impacto consiguiente en las víctimas sobrevivientes y sus familias.

Un punto que genera especial preocupación es que las figuras delictivas de las que se está acusando a las personas que se someterán a juicio en los próximos meses (Carlos Antonio Rodas Mejia, el entonces Secretario de Bienestar Social (SBS) de la Presidencia de la República de Guatemala, Anahy Keller Zabala, la entonces Subsecretaria de Protección, Acogimiento a la Niñez y Adolescencia de la SBS de la Presidencia de la República y Santos Torres Ramirez, el entonces Director del Hogar Virgen de la Asunción) son delitos menores, que no reflejan la gravedad e intencionalidad de las acciones y omisiones que resultaron en los hechos mencionados. En este sentido, el Comité contra la Tortura (CAT) en diciembre de 2018 expresó preocupación “acerca de la calificación de los hechos como delitos menores, sin tener en cuenta la intimidación como posible finalidad, la falta de investigación acerca de las alegaciones de malos tratos, abuso sexual y trata en dicho centro” (CAT/C/GTM/7, párr. 24).

El CAT urgió a Guatemala a “investigar con prontitud, exhaustividad e imparcialidad todas las alegaciones de homicidios, torturas, malos tratos, abusos sexuales y trata de niños, niñas y adolescentes institucionalizados en el Hogar Virgen de la Asunción”, que incluyeran tanto antes como después de los hechos ocurridos el 8 de marzo de 2017 (CAT/C/GTM/7, párr. 25 (a)).

En este contexto, es altamente preocupante que las víctimas sobrevivientes y sus familias no han sido atendidas ni reparadas debidamente. Por el contrario, ha habido múltiples hechos que indican la estigmatización y criminalización de las víctimas por parte de las autoridades. Tal es el caso de una de las sobrevivientes, quien recientemente ha sido denunciada y se ha iniciado una investigación en el Ministerio Público de Guatemala por ser la supuesta responsable de los hechos del 7 y 8 de marzo de 2017, así como los argumentos constantes de los abogados defensores acusando a las niñas, adolescentes y sus familias de culpables. De la misma forma, el hecho que las víctimas sobrevivientes sean sometidas a las mismas preguntas una y otra vez por parte de jueces, fiscales y abogados que actúan en los tres procesos distintos relacionados con los mismos hechos es sumamente revictimizante y las expone, junto con sus familiares, testigos, abogados y peritos involucrados en el caso, a un mayor riesgo de sufrir amenazas, coacciones e incluso atentados contra su vida e integridad.

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