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Costa Rica: casi un centenar de agresiones contra recuperador@s de tierras en 2020

Por Sare Frabes

En portada: Acción para exigir justicia por el asesinato de Sergio Rojas ocurrido en 2019.

Integrantes de distintos pueblos originarios, partícipes de procesos de recuperación de tierras en la región sur del país, denunciaron que solo en el año 2020 registraron 86 agresiones en su contra.

Estos datos se desprenden del Informe de agresiones y violaciones a los derechos humanos contra los Pueblos Originarios de la zona sur de Costa Rica; Enero – Diciembre 2020, presentado la semana pasada.

El documento señala el amedrentamiento y hostigamiento de finqueros, peones y otros actores, invasiones a recuperaciones, amenazas de muerte, incendios provocados y el ingreso de ganado a recuperaciones, todas acciones que forman parte de las agresiones y ataques que sufrieron los pobladores indígenas de la zona sur de Costa Rica.

Menores en frecuencia, pero no menos graves se encuentran el homicidio y el intento de homicidio. El 2020 atestiguó el asesinato de Jerhy Rivera Rivera, segundo líder indígena asesinado en menos de un año, después del homicidio de Sergio Ortíz.

El informe también denuncia el caso de Minor Ortiz Delgado, del Clan Tubolwak, quien sobrevivió a un intento de homicidio en su contra.

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El informe contextualiza el escenario en el cual se incrementaron las agresiones. Este responde al reinicio de procesos de de recuperación de tierras-territorios por parte de los pueblos originarios de la zona sur, acciones que además cuentan con sustento legal derivado de la Ley Indígena, incumplida desde 1977.

Por ello, hace 10 años el pueblo Bribri de Salitre realizó una serie de recuperaciones de tierras dentro de su territorio, las cuales habían sido usurpadas y explotadas por terratenientes no indígenas. Con el transcurso de los años, estas recuperaciones de tierras-territorios son realizadas por más pueblos, tales como el Bribri Iríria Sá Ká (conocido como Cabagra), Brörán de Térraba, Cabécar de China Kichá y Yimba Cajc (conocido como Curré).

Recuperador@s en la tierra Cabécar de China Kichá.

“Estos 10 años de resistencia directa han sido respondidos con violencia racista, patriarcal y colonial por parte de los terratenientes, cuyas fincas fueron recuperadas o por quienes se han visto amenazados con una recuperación de sus fincas. Así, los Territorios Indígenas han sido el escenario de un choque directo de visiones del mundo: la de los Pueblos Originarios y la de los terratenientes”, señala el informe.

Por su parte, días antes a la presentación del informe, el Frente Nacional de Pueblos Indígenas (FRENAPI) señaló la campaña racista y de odio contra el Movimiento Autonomista y de Recuperación de Tierras Indígenas en Buenos Aires.

“En la medida que el proceso de Afirmación territorial se fortalece y aumenta, también ha crecido la violencia, en sus métodos y en sus autores intelectuales, físicos, directos e indirectos, así como sus cómplices y acompañantes”, denunció la organización indígena.

De acuerdo a la organización indígena, este señalamiento se da en un contexto de violencia racista, la cual señalan como responsable por la promoción de agresiones y el abierto llamado para atacar las comunidades y desalojarlas, así sea mediante el asesinato de l@s recuperadores.

Debido al riesgo para las comunidades indígenas, desde abril del 2015 la Corte Interamericana de Derechos Humanos dictó una medida cautelar para obligar al estado de Costa Rica el “garantizar la vida y la integridad personal del pueblo indígena Teribe (o Térraba) y del Bribri de Salitre”.

No obstante, el promedio de agresiones contra las comunidades durante el año 2020 fue de mas de 7 ataques por mes.

Las agresiones

Para la Coordinadora de Lucha Sur Sur (CLSS), el informe proviene de la necesidad de construcción de la memoria colectiva y popular y para enunciar los procesos de denuncia y exigencia de justicia para las comunidades originarias.

“El informe responde a un esfuerzo minucioso, veraz y serio de parte de todas las organizaciones que forman parte de la CLSS (…) y pretende ser un grito de justicia. A través de la sistematización y la construcción de datos duros se evidencia el alto riesgo en el que se encuentran los Pueblos Originarios”, compartió Nery Chaves García, autora del informe, durante la presentación del documento.

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Entre los datos que resaltaron durante la presentación del informe se encuentra que, en 24 casos de violencia contra l@s recuperadores, están involucrados agentes de la Fuerza Pública.

Un ejemplo es lo ocurrido el 4 de octubre del 2020, cuando “la Fuerza Pública presente en Yuwi Senaglö realizó un operativo en condiciones extrañas y que evidencia un ataque del ente policial contra las personas cabécares que se encuentran en el terreno recuperado desde el pasado 28 de septiembre”.

Entre las agresiones de los elementos policiacos se encuentran el arresto, así como el abuso de autoridad en contra de l@s recuperadores indígenas. También, el informe enfatiza que actualmente existen 14 personas de pueblos originarios amenazadas de muerte.

Incendio de casas en la recuperación de Kerpego, territorio China Kichá, uno de os ataques mas graves en la escalada de violencia contra recuperador@s ocurridos entre febrero y marzo del 2020.

Los datos consignados en el documento fueron recolectados mediante un monitoreo de agresiones que realiza la CLSS, la cual trabajó junto con el apoyo de la Asociación de Iniciativas Populares Ditsö y Asociación Voces Nuestras.

También se utilizó información brindada por diversos grupos y comunidades que son parte de procesos de recuperación de tierra– territorio en la zona sur de Costa Rica.

“A través de esta sistematización y clasificación, fue posible identificar los picos de violencia durante el 2020, las principales formas de agresión contra los Pueblos, la frecuencia en cada uno de los Territorios Indígenas y los actores más importantes en las agresiones. Estos datos pretenden aportar a la discusión política del conflicto existente en los Territorios Indígenas de la Zona Sur, pero sobre todo a demostrar evidencia popular y organizativa del profundo riesgo que acecha a los Pueblos Originarios”, resaltaron durante la presentación del documento.

Finalmente, Gustavo Oreamuno Vignet, de la Asociación de Iniciativas Populares Ditsö, señaló que todos los crímenes realizados por particulares, así como las violaciones a los Derechos Humanos en los que incurrió el Estado de Costa Rica, hasta en la actualidad se encuentran impunes.

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MediosLibresCali

¡Del 28A al 28J: dos meses de digna rebeldía!

Se completaron DOS MESES de digna rebeldía en las calles, de resistencia organizada por el pueblo y para el cambio… Colombia se cansó de la opresión histórica, la inequidad, la mentira, la guerra y la muerte… Colombia se levantó porque despertó y se empoderó desde el cuidado colectivo… Nunca olvidaremos… Siempre recordaremos… Nos dimos cuenta que es estando juntxs, todas y todos en nuestra diversidad, que lograremos cambiar este país!

Luego de dos meses, del 28A al 28J, seguimos unidxs, fortalecidxs, organizándonos en todos los lugares, desde la casa hasta los espacios asamblearios de los puntos, barrios, ciudades…

Van DOS MESES de resistencia, de aguante, de aprendizaje… Aunque ya hemos sentido en el campo el dolor desgarrador que genera la guerra, hoy admiramos a la juventud que se levanta al calor de todas y todos, en lucha, aguante y resistencia, desde los barrios, las periferias, los territorios olvidados en las ciudades, para dejar al descubierto que nos gobierna, la tiranía y la injusticia. Familias de ricos, narcos y políticos herederos que solo saben de genocidio y saqueo, se niegan a soltar el poder y no les importa matar generaciones y pueblos, engendrar hordas paramilitares, vender el país y desangrar a su gente y su naturaleza, para mantener su establecimiento… los malos gobiernos hoy después de 2 meses de paro siguen en guerra contra el pueblo. ¡Por eso Colombia sigue resistiendo! por eso y por nuestrxs muertxs no descansaremos…

¡Hoy todo es mucho más claro para todxs! Hagamos parte de este cambio, es por todxs lxs que se fueron antes de ver la transformación o que no han regresado a casa, es por los derechos de todas y todos, es por nuestrxs hijxs, por los sueños de un territorio en paz y con dignidad.

Siempre recordaremos cada semilla que el paro ha sembrado y nunca olvidaremos toda la zozobra que el estado continúa entregándonos al pueblo por exigir lo digno:

Y, después de todo, ¿cómo es, cómo sería, Puerto Resistencia?

Cómo empezar esta pequeña historia, dentro de la gran estructura narrativa llamada Paro Nacional 2021 en Cali. ¿Qué contar que no haya sido ya contado, gritado y denunciado?. En las últimas semanas hemos sido testigxs de episodios de violencia generalizada que nos hacen recordar otras épocas que se pretendían ya muertas en el país. Y nos entristece pensar que el sentimiento de cansancio y hastío de una generación de jóvenes y recién ingresadxs a eso que llaman “adultez” ha generado tanta barbarie. Nos duele que se haya desplegado tanta violencia ante las personas que tienen la sensación de que no hay justicia, ni pan, ni salud… no hay respeto a la vida, ni a la opinión disonante… no hay futuro.

En algún lugar leímos alguna vez que cuando se siente tristeza, el plexo solar, esa ramificación de nervios que tenemos en el tórax y que asemeja a una galaxia en expansión, provoca una sensación de dolor físico sobre el pecho, una sensación de vacío en el estómago, y nos da vértigo cuando la emoción nos abruma. Ya vemos que esa frase de “nos duele el pecho de la tristeza”, tiene su basamento científico después de todo.

Nos duele el pecho que ante la esperanza, la utopía, la solidaridad y la belleza de este pueblo, hayan desatado tanta violencia institucional que justifica otro tipo de violencias ya naturalizadas: civiles disparando desde camionetas y motos, desaparición forzada, mujeres violentadas, madres desesperadas, barrios, veredas y ciudades enteras asoladas por una barbarie de sangre que no entendemos bien de dónde viene.

¿Cómo le hacemos frente a esto ahora? Es una pregunta que nos ronda la cabeza desde hace días, semanas. Muchas parecen ser las fórmulas, algunas parecen esconder retiradas y derrotas, otras nos suenan razonables y las celebramos, otras no parecen soluciones de ningún tipo. Lo que sí es seguro es que no podemos seguir apostándole a un centralismo de las respuestas. Es la intuición que hemos venido recogiendo en varios puntos: ningún lugar es igual a otro, ninguna reivindicación puede pretender unificar a las otras. Todos los territorios son diferentes y merecen ser escuchados de manera diferenciada. Todas las historias son válidas y no hay réplicas únicas para darles a esos miles de oídos desvalidos y atormentados.

Este pequeño escrito pretende enfrascarse en esa reflexión, sin querer dar soluciones (porque no las damos) o respuestas finales ante tanta zozobra. Es una crónica, somera y sin ínfulas de exactitud, sobre pequeños sucesos que ocurrieron la semana pasada -del jueves 10 al martes 15 de junio- en Puerto Resistencia y algunos otros puntos en Cali; una crónica que habla desde el vacío en el estómago y el dolor en el pecho, desde el vértigo que nos han producido estos casi dos meses de resistencia barrial y callejera. No nos gusta el periodismo que sólo recoge datos y cifras, que acumula chivas noticiosas y va dejando huecos sin rellenar, preguntas sin responder y necesidades urgentes de la gente sin problematizar. Creemos firmemente, y don Jose Alberto Tejada es un claro exponente de ello, que en este país el periodismo debe ser político y afirmarlo claramente y sin miedo, tomar partido, buscar soluciones, proponer caminos, ser activo, no neutral u objetivo. Debe ser un periodismo desde la gente y para la gente. Eso nos gusta más y nos perdonarán si esta crónica tiene mucho de eso y poco de objetividad.

Por ende, les pedimos que nos disculpen si no ven aquí una denuncia a la delincuencia en los barrios “que ha provocado el Paro”, o si no ven aquí la queja de ciudadanos por la movilidad y la escasez de alimentos, o de los empresarios por no poder trabajar. ¿Que han habido ataques a la Policía, a bancos y estaciones de transporte público? Sí, los ha habido. ¿Que han habido casos poco esclarecidos sobre distintas confrontaciones internas entre muchachxs y bandas en los puntos? Sí, también ha habido eso. Pero no hablará esta crónica sobre todo aquello, porque no es eso lo único que deja el Paro Nacional después de 60 días. Para eso están RCN y Caracol, expertos en mostrar “lo decadentes” que son los barrios populares, pero “lo bien que está el país”, lo sabroso que juega Cuadrado o lo áspero que pedalea Bernal en el Giro. ¿Que estamos parcializadxs en nuestra narrativa? Sí. ¿Que idealizamos la movilización y el Paro? Lo hacemos, aunque no desconocemos las riñas internas que han habido, los encontronazos entre colectivos y organizaciones, los tropeles entre lxs pela’xs en el pedazo, las denuncias de violencia de género en los puntos y el cansancio que hay ante la normalización de los bloqueos. No nos gusta contar mentiras, pero tampoco nos gusta atacar el esfuerzo de la gente con argumentaciones sacadas de un escritorio en Bogotá o de un gabinete en Cali. Y bueno, basta de disculpas… a lo que vinimos.

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MediosLibresCali/Karen Grisales

Hoy no es un día cualquiera

Cali, 13 de Junio 2021

Hoy no es un día cualquiera:

Cali diversa y pluricultural demuestra la potencia de la juntanza, envía un mensaje: no necesitamos de sus estructuras, de sus contratos ni de sus bajos salarios para la transformación de nuestro territorio, nuestro pedazo. Abrazamos el puño en alto con danza, con memoria, con el recuerdo de lxs que ya no están, con minga, con punk, con alabaos, con familia, cuidado y festival. Vemos realizado nuestro sueño de monumentos nuevos, de símbolos propios, de un barrio de colores para nosotrxs y por nosotrxs. En Puerto Resistencia el puño está en alto, la resistencia tiene su monumento…

Después de 48 días de paros, bloqueos, marchas, movilizaciones, asambleas, talleres de arte, universidad a la calle, chapas, escudos, memorias, muertxs, desaparecidxs y heridxs… después de todo eso, hoy Cali no será la misma porque todas esas expresiones que habitaban los rincones se cansaron de vivir entre sombras, exigieron su lugar en las esquinas, barrios, avenidas y la ciudad entera tuvo que entender que era más que caña y ají: Cali se dio cuenta que es un pueblo multicolor que ha resistido los embates de la injusticia social por siglos, que ha resistido el hambre y el silencio, que resiste las balas y el desprecio institucional, que sabe cómo resistir, cómo encapucharse sin ser una amenaza, cómo pelear al desgaste, cómo aguantar. Que sabe resistir. Todo eso está plasmado en este puño de imágenes, hitos vueltos graffitis, personajes hechos memoria, arte vuelto escultura, discurso político hecho monumento. Un monumento que brilla en la oscuridad y que nos invita a escribir en los anales de la historia que bastaron 48 días para darnos cuenta como ciudad lo que somos, el valor de nuestra verdadera esencia: una red de ansiedades juntas que entendimos que sólo resistiendo nuestra voz alcanzará su luz y retumbará en los oídos de quienes sólo creen que acá sólo hay salsa… Bienvenidxs a Cali, Sucursal de la Rebeldía, y a su capital, Puerto Resistencia…

(#MediosLibresCali)

Que todo el mundo te cante:

Hoy asumo yo, es el día de la victoria en Cali, en mi Distrito, en el que será el lugar más mágico y legendario en la sucursal del aguante: Puerto Resistencia.

Hoy el barrio firmó su sello histórico, su memoria para la eternidad. Hoy millones de voces se inmortalizaron. Cali tendrá un nuevo paseo turístico. El paseo de la memoria y la lucha.

La gente irá a PR y sabrá que además de salsa y alegría habrá quienes cuenten que se enfrentaron con palos y piedras, que se picó tomate y cebolla como nunca, que la leña ardió tanto como cada corazón en plena lucha, que muchos se graduaron de médicxs y enfermerxs en el ejercicio de salvar vidas a diario ante la inclemencia del asesino, que otrxs tantos, se graduaron de la escuela y la universidad que se trasladó a la calle, que de politólogxs se llenó esta generación, que las Ciencias Humanas dejaron verse también en acción, que la banda sonora de la resistencia contempló el sonido de una trompeta, un saxofón, marimba y zampoña, todos debidamente combinados pues han sido los sonidos de los pueblos que tras su paso enseñaron que la digna rabia también crea su propia música.

La gente va a conocer a Cali nuevamente, la Cali del puño levantado en PR en el Oriente, pues ya no es más la Cali del Gato de Tejada en el Oeste, ese recuerdo será anacrónico y quienes hayan conocido la otra Cali, se verán obligadxs a conocerla de nuevo. Que ya no está el tal Sebastián porque la lucha milenaria lo derribó el primer día de revuelta.

Señoras y señores tengo la fortuna de haber nacido en Cali, en un barrio de la Comuna 13. De haber estado en la construcción de lo que fue PR antes de ser de PR y de admirar como se admira a algo divino, su grandeza hecha monumento… y, con amor y dolor recordaré también que no pude estar ahí, que no lo permitieron quienes en la oscuridad se esconden, pero que ni así, me quitaron lo bailado, pues mis compas y amigxs, panas y futurxs hermanxs están bailando por mi, aún sin que lo sepan, porque mi corazón ya no es solo mío, ya es de todxs quienes luchan y han luchado.

Bienvenidos y bienvenidas ahora sí, a CALI, SUCURSAL DE LA RESISTENCIA y a lo que sería su capital si fuese republica independiente: Bienvenidxs a PUERTO RESISTENCIA.
¡Salud!
Hemos vencido.

Cali, que todo el mundo te cante.

Karen Grisales Rivera

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La Palabra/MediosLibresCali

Es cuestión de dignidad y de justa rebeldía

Compartimos la Editorial del Mes de Junio de 2021 de La Palabra, el Periódico cultural de la Universidad del Valle en Cali. Sigue el enlace para pillar su edición completa de este  Junio del 2021, con fotografías, entrevistas, reportajes, ensayos y obra gráfica sobre la digna y soñadora rebeldía en Cali y en Colombia:
La digna y soñadora rebeldía
Se han venido conculcando en el país, una porción tras otra, las pocas conquistas democráticas que tanto han costado. El estado de derecho se resquebraja en manos de una plutocracia autoritaria y con oscuros nexos que hace varias décadas desplazó a las conniventes élites políticas tradicionales. No que éstas fueran mejores, pero al menos habían espacios para el logro de reformas y mejoras materiales para la población. Ahora ya ni atisbo. Desde el desmonte de la economía nacional, aupado por el modelo neoliberal y los desiguales términos de intercambio impuestos por el TLC con los Estados Unidos, el empobrecimiento del pueblo colombiano ha sido galopante hasta colocarse entre los mayores del mundo. En América Latina sólo nos supera Haití. Una vergüenza.
En 1999, el ex ministro de Estado y Gestor de Paz, Gilberto Echeverry Mejía, advertía sobre las fatales consecuencias del modelo económico neoliberal. Palabras premonitorias: “El principal problema de Colombia no es la guerrilla. Es una bomba de tiempo, que amenaza con estallar en Medellín, Cali, Bogotá y Barranquilla, conformada por una gran masa de jóvenes que nunca han tenido oportunidades educativas, ni de empleo ni de integración social. Ellos saldrán de sus barrios y comunas, avanzando hacia los centros comerciales, almacenes de cadena y grandes negocios, arrebatando, lo que nadie les ha ofrecido. Por tanto, dirigentes políticos, gobernantes, empresarios y líderes sociales, si no resuelven estas inequidades y carencias estructurales, este es el futuro que nos espera”.
Dos décadas después de las premonitorias palabras de este lúcido empresario antioqueño, ese anunciado futuro ya es nuestro presente: duro, convulso y esperanzador. El 28 de abril explotó la digna y soñadora rabia de los jóvenes colombianos, el mayor y más valeroso contingente de las multitudinarias manifestaciones de protesta en la vasta geografía del país. Desde el Bogotazo del 9 de abril de 1948, a raíz del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, y por supuesto de mayores dimensiones, no habíamos tenido un sacudimiento tan profundo de rebeldía social contra un régimen que rebosó la copa, con medidas antipopulares como la reforma tributaria, la reforma de la salud y la reforma de pensiones, amén de las multimillonarias transferencias de recursos al sector financiero y a las grandes empresas so pretexto de salvaguardarlas en tiempos de pandemia. A lo que se suma la corrupción de más de 50 billones por año en los grandes negociados del Estado (Reficar, Hidrohituango, Isagen, Isgaura, Túnel de la Línea, Odebrecht, Electricaribe, Carrusel de contratos en Bogotá, Coopsalud, entre otras).
Raspada la olla por los poderosos, a la población ahora el régimen pretende acabarla de esquilmar aumentando los impuestos, encareciendo la salud, cercenando las pensiones y aumentando los costos de la educación, la vivienda y los medicamentos. Ahí están los móviles de tamaña explosión social. Simple y claro. Sin embargo, la élite gobernante es incapaz de interpretar lo que está pasando y, sigue, completamente errática, respondiendo con la brutalidad y el asesinato de los jóvenes en las calles y barrios de las ciudades por salir a protestar.
Estas breves pinceladas tienen tras de sí, como un iceberg, una masa enorme de asuntos que bien valen ser tratados como una contribución a la comprensión de lo que está pasando y a la búsqueda colectiva de nuevos rumbos para el pueblo colombiano. El libro recién publicado de los profesores de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales – Pensar la Resistencia– contribuye a la comprensión de tan justa y digna rebeldía. En la misma dirección, esta edición especial de La Palabra, auscultó la voz de los protagonistas en las barriadas, para brindar conocimiento de sus necesidades y reivindicaciones, tan desconocidas y nunca escuchadas. Se necesitan, solo eso piden los jóvenes y sus comunidades, formas de participación, de diálogo y análisis, que ayuden a construir salidas para superar tanta miseria e inequidad en el país. Ya no quieren más el país que ahora tenemos.

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Tejido de Defensa de la Vida

Boletín DD.HH: Asesinan a Argenis Yatacué, profesora y autoridad ancestral del resguardo Páez de Corinto, y a su compañero Marcelino Yatacué Ipia

La muerte y la zozobra buscan deshacer nuestro tejido y apagar nuestra resistencia

Boletín de Derechos Humanos
Çxhab Wala Kiwe – ACIN

El Tejido de Defensa de la Vida y los Derechos Humanos denuncia ante la comunidad en general y la opinión pública nacional e internacional sobre el más reciente hecho de muerte en el norte del Cauca.

Esta madrugada fue asesinada la profesora y Sa’t We’sx (autoridad ancestral) del resguardo Páez de Corinto Argenis Yatacué, junto con su compañero Marcelino Yatacué Ipia. Ambos residían en la vereda Media Naranja. El doble asesinato ocurrió en la entrada del casco urbano de Corinto.

Tejido de Defensa de la Vida
Çxhab Wala Kiwe – ACIN
09 de junio de 2021

Nuestra organización y camino están profundamente heridos, las lágrimas y la tristeza empañan el corazón, es inevitable que la rabia y la impotencia nos inunden.  Este es el proyecto de muerte que se ciñe sobre nuestros pueblos y no da tregua. Nos han imposibilitado el duelo y la despedida. Sus balas asesinas buscan silenciar la palabra e impedir que el tejido prevalezca.

Desde hace siglos lo que nos ha movilizado ha sido el cuidado y  defensa de la vida- territorio. Esto ha sido garantía de nuestra pervivencia como pueblos en el espacio y el tiempo. En medio de duros contextos hemos caminado con dignidad y valentía.  Hoy con profundo dolor y sentimiento vemos partir antes de tiempo a nuestras autoridades ancestrales, comuneros y comuneras indígenas cuyas acciones estuvieron orientadas desde los mandatos espirituales y comunitarios.

Los violentos que hacen presencia en nuestros territorios han aprovechado el paro nacional y la minga hacia afuera para golpear una vez más nuestro proceso organizativo, mientras nos encontramos acompañando y asistiendo a los cambios estructurales que demanda nuestro país , actores de todo tipo buscan deshacer nuestro tejido, arrebatarnos la vida y acallar nuestra voz.

Todas las muertes que vemos son el producto de varios fracasos: El proceso de paz, los diálogos humanitarios y un supuesto proyecto revolucionario devenido en el lucro de la muerte. Esto nos muestra que además del narcotráfico existe otro interés común entre el Estado y los grupos armados, y es la destrucción de los gobiernos indígenas y su decidida vocación de paz. Hemos perdido con los hechos de hoy seis autoridades en ejercicio en los últimos cinco años.

Esta mañana fue asesinada vilmente nuestra autoridad Sa’t We’sx de Corinto Argenis Yatacué junto con su esposo Marcelino Yatacué. Sus cuerpos quedaron tendidos sobre la vía que comunica Corinto con Miranda. El doble asesinato ocurre tan solo horas después del velorio de nuestra compañera Beatriz Cano, víctima de la masacre del pasado viernes, donde también perdieron la vida los compañeros Aleida Perafán y Juan David Güegüe (autoridad del territorio ancestral Munchique los Tigres). El día de ayer fueron hallados sin vida los cuerpos de los compañeros Shirley Osnas y José David Díaz que se encontraban desaparecidos desde el día 02 de junio. Hemos sembrado siete compañeros en menos de seis días.

Aunque en estos momentos las palabras duelen como nunca, mantenemos la cabeza en alto y gritamos ¡BASTA! De ninguna manera permitiremos que nos silencien. El proyecto de muerte también fracasará, la vida y la dignidad están sembradas en los territorios y su raíz es imposible de arrancar. Nos abrazamos en estos tiempos de dolor y rabia para mañana volver a caminar la palabra.

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Avispa Midia/C.C.N.C.

“Beatriz, gracias por tanto. Nos vemos en la próxima Minga”

Fallece Beatriz Cano, comunicadora que acompañaba la resistencia del pueblo Nasa (Por Santiago Navarro, vía Avispa Midia):

Beatriz Cano era una comunicadora, que, aunque no nació dentro el territorio rebelde del pueblo indígena Nasa, lo adoptó como su propio pueblo. Porque estas tierras le enseñaron a “vivir sabroso”, le enseñaron a “ver y a vivir de otra forma”, como ella misma decía. El pueblo Nasa de Colombia hoy le llora, junto a sus demás caídos que han defendido con su sangre estas tierras ancestrales. El pasado 7 de junio, de este año 2021, la comunicadora falleció en la clínica Valle del Lili de Cali, tras haber recibido tres impactos de bala en un ataque armado, presuntamente perpetrado por el Frente Dagoberto Ramos, disidencia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

La comunicadora formaba parte del tejido de comunicaciones de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca. De acuerdo con la organización Tejido de Defensa de la Vida y los Derechos Humanos, el ataque fue perpetrado el pasado 4 de junio. Los disparos provinieron de una camioneta negra contra la instalación policial, ubicada en la zona urbana del municipio de Santander de Quilichao. Es así como una comitiva del pueblo Nasa, que viajaba en un Jeep, se quedó en el fuego cruzado.

Entre las victimas se reportaron cuatro comunicadores heridos: César Galarza, Beatriz Cano y su hija, Ayelén Guetio de cinco años de edad. También el comunero Floresmiro Tróchez. Beatriz y su hija, fueron trasladas a la clínica Valle del Lili, dónde posteriormente falleció la periodista. El resto de las víctimas quedaron con heridas graves, incluyendo la niña de cinco años de edad.

Durante los últimos meses han asesinado al menos a cinco indígenas de esta región. “Ella era una antioqueña que echó raíz y dejó semilla acá en el Cauca. Era alegre, rebelde, crítica, fuerte, amaba compartir café y chirrincho y no le temblaba la voz para denunciar las injusticias, hablar y rescatar las luchas y resistencias que se dan por la dignidad de las comunidades”, destacó el Consejo Regional Indígena del Cauca.

La comunicadora de corazón Nasa

En una entrevista realizada por un equipo de Avispa Midia a la comunicadora Beatriz Cano, con mucha alegría compartió sobre su llegada al territorio Nasa. Aquí se caso con un integrante de este pueblo y, también tuvieron a una niña, que con orgullo compartió, “ella si es Nasa al igual que su padre”.

Ella provenía de un proceso de comunicación urbano, pero quiso conocer al pueblo Nasa y se quedó para, “enamorarme del proceso y para defender la tierra”, dijo al equipo de Avispa Midia.

Ella aprendió que la “vida no es tan acelerada” y que en la ciudades hay presión de “cumplir tiempo y de trabajar sin vivir una vida sabrosa”.

A continuación, la entrevista completa de Beatriz Cano, realizada en 2019, durante una acción de recuperación de territorio Nasa, colonizado por el monocultivo de la caña de azúcar:

Bea Cano, una mujer que se enamoró y dejo semilla en el pueblo nasa (Texto vía Colectivos de comunicación del Norte del Cauca):

Ella llegó a nuestro pueblo como viento para avivar el fuego de esta tulpa llamada Çxhab Wala Kiwe,  ella llegó se enamoró y dejo semilla. Se enamoró de la palabra y de los corazones libres, se enamoró de la lucha digna que palpita por los rincones del territorio y que da vida a la vida.

Conoció el canto dulce, digno y rebelde que se hace resistencia y se quedó con nosotros.

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La Múcura/MediosLibresCali

“¡Acá toca decir la verdad! Nos están matando”

Visita de la CIDH a Cali- 8 Jun 2021

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos – CIDH está en Colombia. La Comisión llega a Cali después de 42 días de vulneraciones y violaciones a los derechos humanos por parte de las fuerzas públicas, los medios de comunicación hegemónicos, civiles armados, grupos criminales y agentes del gobierno, contra la sociedad movilizada en las calles. La #CIDH llega con la misión de escuchar, observar, dialogar y hacer seguimiento a la difícil situación de derechos humanos y recoger información de los distintos sectores sociales con afectaciones a sus vidas y a sus derechos fundamentales en el marco del #ParoNacionalColombia

En la mañana de este 8 de Junio, la institucionalidad corrupta y cómplice acaparó a la CIDH. La Procuraduría, La Defensoría, La Fiscalía, La Vicepresidencia, Gabinete, Las FFMM, hablaron primero! Mintieron seguro…

Ya en Cali, en el hotel Plaza en la Torre de Cali, en la tarde. Adentro, la comisión escuchando a distintos sectores sociales. Afuera, el pueblo resiste y vibra.

¡Acá toca decir la verdad! Nos Están Matando.

>>Video “La horrible noche” vía La Múcura: Arte y Transformación Social: Seguimos eligiendo el arte muy a pesar de esta horrible noche. Esta es la segunda creación-sistematización de la serie El Paro Nacional. Comparte un sentir colectivo frente a la represión y violencia hacia la manifestación y protesta en Colombia y en Cali durante el primer mes del Paro Nacional 2021. La mayoría de las personas que participaron en esta creación colectiva habitan y representan la zona de Siloé, uno de los territorios más reprimidos durante este periodo.

El videoarte se realizó con aportes musicales de Loco MC, Sceja, Angela García (meudusa) y Shirlette V.K. También contó con los aportes en expresión corporal de Gámaga abya yala, Dayana Andrea Piamba, Jaime Urbano, Lomerito, Jose Johny Guerrero y Antony. Agradecemos el apoyo de Alex Guerrero “El Enano” y Omar Bravo en la gestión comunitaria y de Medios Libres en cubrimiento.

Desde hace 100 años nuestro himno nacional celebra que: “Cesó la horrible, la libertad sublime”. Pero en nuestro territorio, la horrible noche nunca ha cesado y ya va siendo hora de gestionarnos nuestra propia aurora.

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Facultad de Ciencias Sociales y Económicas UNIVALLE

Pensar la Resistencia: Mayo del 2021 en Cali y Colombia

Desde la Universidad del Valle en Cali, Colombia, la Facultad de Ciencias Sociales y Económicas entrega y comparte el Dossier Pensar la Resistencia: Mayo del 2021 en Cali y Colombia. Aquí  su enlace de descarga: Libro Cidse La Resistencia.

Aquí el contenido del libro:

LO NACIONAL

¿QUÉ ESTÁ PASANDO EN COLOMBIA? Poder, legitimidad y crisis social.- Alberto Valencia Gutiérrez

OTRA VUELTA DE TUERCA. La codicia de las élites en la pandemia.- Carlos Humberto Ortiz Quevedo

REFLEXIONES SOBRE PRÁCTICAS Y CULTURAS POLÍTICAS EN EL PARO DEL 2021.- José Fernando Sánchez Salcedo

“AL OTRO LADO DEL MIEDO ESTÁ EL PAÍS QUE SOÑAMOS”: Mujeres y feministas en el Paro Nacional del 2021.- María Eugenia Ibarra Melo y Stephania Recalde García

LO LOCAL

ARDE CALI, SUCURSAL DEL CIELO Y CAPITAL MUNDIAL DE LA SALSA.-Luis Carlos Castillo Gómez

DE LA MARCHA HACIA EL CENTRO AL BLOQUEO EN LOS BARRIOS: LAS LUCHAS POR RECONOCIMIENTO Y OPORTUNIDADES EN CALI DURANTE EL PARO NACIONAL DE ABRIL-MAYO DE 2021.-Jorge Hernández Lara

NO SALGAS DE TU BARRIO: CALI ENTRE EL HORROR Y LA ESPERANZA.-Boris Salazar Trujillo

ALGUNOS FACTORES DESENCADENANTES DEL LEVANTAMIENTO POPULAR EN CALI Y SU REGIÓN METROPOLITANA.- Fernando Urrea-Giraldo

LA SITUACION DEL PARO NACIONAL EN CALI. Intervención en foro programado por la Sociedad de Mejoras Públicas de Cali.- Álvaro Guzmán Barney

DESDE EL EXTERIOR

LEJOS, PERO NO AUSENTES. MOVILIZACIONES DIASPÓRICAS EN EL PARO NACIONAL DEL 2021.- María Gertrudis Roa y Jan Grill

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Raúl Zibechi

América Latina: de la ingobernabilidad al caos

La pandemia esta siendo un parteaguas en las sociedades latinoamericanas. Las opresiones y corrupciones quedan en evidencia mientras la calidad de vida y de los servicios se deterioran de forma ostensible. Los pueblos se rebelan y las derechas y la represión se radicalizan.

El fin del ciclo progresista no fue seguido por la instalación de gobiernos de la derecha, algo que realmente sucedió pero de forma diferente a la habitual, ya que se abrió un período de crisis de la gobernabilidad.

Lo que nos enseñan las gestiones de Jair Bolsonaro en Brasil, de Lenín Moreno en Ecuador y en su momento de Jeannine Añez en Bolivia, al que podría sumarse el de Sebastián Piñera en Chile, es la enorme dificultad para estabilizar sus gobiernos. Esta nueva realidad no se desprende mecánicamente de la situación económica, porque encontraron sociedades poco dispuestas a aceptar el autoritarismo y la profundización del neoliberalismo extractivista.

Incluso antes de la pandemia, hubo levantamientos populares que cuestionaron los planes de las derechas, en particular en Ecuador y en Chile, mientras en Bolivia una fenomenal sucesión de bloqueos en agosto de 2020, impidieron que el gobierno golpista siguiera dilatando la convocatoria electoral. En Brasil, a diferencia de los países señalados, la manifiesta incapacidad del Gobierno cívico-militar está en la base de su progresivo deterioro.

Sin embargo, en los países gobernados por el progresismo, con especial destaque de Argentina, la gobernabilidad tampoco goza de buena salud. Aunque el modelo de gestión de la pandemia es completamente diferente al de Bolsonaro, con largos períodos de restricciones similares a los de Europa, los contagios se han disparado incluso por encima de lo que sucede en Brasil, si podemos confiar en las cifras que aportan las autoridades.

La baja performance de Alberto Fernández en el manejo de la pandemia, con una nueva ola de contagios y una lentísima evolución de la vacunación, enseña una población reacia a las restricciones y, más aún, dispuesta a saltarse las prohibiciones: entre las clases medias, con sonoras manifestaciones en vehículos privados, mientras entre los sectores populares se verifica la imposibilidad de atenerse a las recomendaciones de distancia y permanencia en los hogares.

Sociedades en movimiento

Luego de un año de pandemia, América Latina está movilizada. Desde los pueblos originarios de México y Centroamérica hasta las clases populares de toda la región, que parecen turnarse en el rechazo no solo a los gobiernos, sino de un modelo depredador de la vida que deja a millones de jóvenes a la intemperie, sin el menor futuro que no sea deambular entre las más variadas formas de precariedad: desde la laboral hasta la de salud, pasando por la vivienda y la propia vida, acechada más que por virus, por la violencia institucional y paramilitar.

En espacios muy alejados de la atención mediática, sucede algo similar. Un desborde incontenible desde abajo. Para muestra, Wall Mapu [territorio habitado por el pueblo mapuche en Chile y Argentina]. El Ministerio del Interior informó que en el primer trimestre de 2021, las recuperaciones de tierras —que califica de “usurpaciones”— aumentaron un 688% respecto al año anterior. En los primeros tres meses del año se registraron 134 tomas de terrenos, frente a las 17 ocurridas en el mismo periodo de 2020.

Mi impresión es que la revuelta comienza en los márgenes y gradualmente va llegando hasta las grandes ciudades. Así sucedió en Colombia. En octubre de 2020 una impresionante Minga Indígena, Negra y Popular nació en el Cauca, recorrió más de 500 kilómetros y llegó a Bogotá donde fue recibida de forma multitudinaria.

La revuelta colombiana fue precedida por protestas en 2017 en ciudades medianas del Pacífico, que configuran el levantamiento en curso: “Se organizaron con comités de médicos, de alimentación, realizando un aprendizaje sobre los modos  de presionar al Estado pero también aprendieron a negociar. Se articularon medios alternativos locales y consiguieron que las autoridades fueran a su territorio a negociar, ellos no se movieron de sus ciudades y comunidades y siguieron los mismos pasos que los indígenas del Cauca”, reflexiona el investigador Alfonso Insausty desde Medellín.

El paro de un mes es un punto de inflexión en un país donde la protesta se había ceñido a las áreas rurales en las últimas siete décadas, quedando las ciudades como espacios dominados por las grandes empresas y los cuerpos policiales. Sin embargo, desde la firma de los acuerdos de paz con las FARC en 2016, las grandes ciudades se fueron convirtiendo en el nuevo epicentro de una movilización protagonizada por jóvenes que no tienen futuro en la economía neoliberal y que por vez primera están conociendo la peor arista del sistema.

Derechas radicalizadas

En toda la región las derechas se abroquelan, se muestran cada vez más intransigentes con los pueblos, enseñan su cara genocida. Este cierre autoritario tiene varias facetas: desde la puramente represiva, como la de Colombia y Chile, hasta una creciente militarización de la sociedad, de las instituciones estatales y hasta del sistema educativo y de salud.

Lo que debemos comprender, y el caso mapuche es elocuente, es que estamos ante una reacción defensiva ante el avance de los pueblos, como lo atestigua el caso mapuche. Cuando el Gobierno de Piñera decide militarizar Wall Mapu es porque no encuentra otro modo de frenar el ascenso de las recuperaciones de tierras. No solo envía militares a controlar las comunidades, sino que alienta a los civiles a armarse para enfrentarlas.

El 1 de agosto de 2020 sucedió algo que puede considerarse un viraje profundo en la Araucanía. “Centenares de civiles, armados de piedras, palos, garrotes, bates e incluso armas de fuego, llegaron hasta las municipalidades de Curacautín y Victoria para desalojar a comuneros mapuches, que habían ocupado las dependencias municipales, en apoyo a la huelga de hambre de una veintena de comuneros, entre ellos el machi Celestino Córdova”.

Exactamente la misma reacción que se ha visto en Cali por parte de las elites de la ciudad, que reaccionaron con violencia contra la Guardia Indígena y las juventudes negras y populares. Un informe de la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz sobre la existencia de fosas comunes y “casas de pique” —donde se descuartizan personas para hacerlas desaparecer— en las periferias de Cali.

Estamos ante un nuevo escenario, bien distinto al que caracterizó las dictaduras de la década de 1970. Ahora el Estado no tiene ni la capacidad ni la voluntad de controlar las sociedades, ha cedido el monopolio de la violencia para que otras agencias —narcotraficantes, paramilitares y personas armadas ocasionalmente— hagan uso de las armas ante la complicidad de las fuerzas represivas legales.

En Brasil hay 6.157 militares en activo o en la reserva ocupando cargos civiles en el Gobierno de Bolsonaro, lo que representa un aumento del 108% respecto a 2016, el año en que fue destituida la presidenta Dilma Rousseff. La militarización del Estado alcanza niveles insospechados en áreas como la educación, como lo revela el informe del Sindicato Nacional de Docentes de Enseñanza Superior (Andes) de Brasil, titulado “Militarización del gobierno Bolsonaro e intervención en las instituciones federales de enseñanza”.

Los militares ocupan los principales escalones del sistema de salud y avanzan sobre la educación con la creación de “escuelas cívico-militares” y con la intervención en  universidades para vetar y controlar la elección de rectores. El informe destaca que se están creando 216 escuelas primarias cívico-militares que utilizan “el modelo basado en las prácticas pedagógicas y en los patrones de enseñanza de los colegios militares del Comando del Ejército, policías militares y cuerpos de bomberos militares”.

Más allá del caos y la represión

Es posible que la pandemia esté siendo un parteaguas en las sociedades latinoamericanas. Las opresiones y corrupciones quedaron en evidencia mientras la calidad de vida y de los servicios se vienen deteriorando de forma ostensible. Pese a las medidas excepcionales y la serias restricciones a la movilidad y los encuentros, los movimientos no sólo no se debilitaron sino que están lanzando desafíos impensables años atrás.

La radicalización de las derechas y la creciente movilización de los pueblos permite aventurar algunas hipótesis. La salida represiva está sobre la mesa, con una intensidad que nos retrotrae a los años 60, con escuadrones de la muerte y cementerios clandestinos. Sin embargo, no parece la salida más probable, además de ser profundamente indeseable.

Existe la posibilidad de nuevos gobiernos progresistas, como el de Gustavo Petro en Colombia y Pedro Castillo en Perú. Pero no tendrían la menor chance de apaciguar a las clases dominantes, ni conseguirían desmovilizar a los pueblos. Algo similar puede decirse en el resto de los países. Quien gobierne, tendrá el terreno acotado arriba y abajo, por lo cual los cambios serán mínimos, por lo menos a corto plazo.

Es una buena chance para que los pueblos tomen iniciativas en otras direcciones. Los proyectos autonómicos son una posibilidad real. Que los jóvenes urbanos de Cali hayan llamado a la Guardia Indígena para su defensa, que la bandera mapuche sea la más ondeada en la revuelta chilena muestran que los territorios autónomos en resistencia se han convertido en alternativa real y concreta para amplios sectores de las sociedades.

radio
Colombia en Resistencia

¡El Paro no para! ¡Seguiremos juntxs hasta cambiarlo todo!

¡GRACIAS PUEBLO! Llevamos un mes en #ParoNacionalColombia … Tuvo que pasar mucho en esta tierra para que hoy la semilla de la libertad rebrote con fuerza incontenible. Despertamos y con nosotrxs despertaron los espíritus de lxs que ya no están. Somos vida, a esta tierra pertenecemos y ni sus balas, ni sus mentiras, ni sus gobiernos detendrán a estos pueblos libres.

¡Seguiremos en las calles, seguiremos juntxs, hasta cambiarlo todo!

*Enseñanzas y retos de cuatro semanas de rabia y desborde juvenil/popular (Video vía La Dosis TV– DesdeAbajo):

*Paro, huelga, estallido, minga, insurrección y fiesta popular frente a la estrategia de muerte (Texto de Fernando Dorado, vía Rebelión):

El alzamiento popular denominado “Paro Nacional” que está en desarrollo en Colombia desde hace casi un mes, es un verdadero estallido social que se manifiesta de diversas formas.

Ha sido una verdadera explosión de creatividad rebelde -especialmente juvenil y de género- en donde el arte a todo nivel (música, grafitis, danza, performance, etc.) se convirtió en instrumento de expresión de la inconformidad que estaba contenida por el miedo y la incertidumbre.

Es, a la vez, una huelga parcial de trabajadores del Estado; un “paro forzado” de importantes sectores de la producción debido al bloqueo de vías dentro de las ciudades y de carreteras troncales; y es una gran minga comunitaria de indígenas, campesinos y afros, en regiones de tradición de lucha como Cauca, Nariño, Huila, Putumayo, Catatumbo y otras.

Pero también es una infinidad de marchas y concentraciones de trabajadores, estudiantes y población en cientos de cabeceras municipales; y una insurrección relativamente espontánea de jóvenes valientes de barrios populares en grandes ciudades y de millares de pobladores en medianos y pequeños municipios, que le están dando vida a nuevas formas de organización.

Seguramente este acontecimiento es mucho más que la suma de todas estas formas de acción popular. Es una expresión de rebeldía de un pueblo que ha vivido en las últimas décadas (y desde siempre) en medio de diversos y agudos conflictos sociales, políticos y culturales – armados y desarmados- que influyen de una u otra manera en sus dinámicas.

Esta explosión social es resultado de un acumulado de luchas de largo aliento y otras recientes entre las cuales se destacan la Minga Comunitaria del Suroccidente y el Paro de los corteros de caña de 2008, el Paro Agrario de 2013, los Paros Estudiantiles de 2011 y 2018, y el gran Paro Nacional de noviembre de 2019, que no logró tener continuidad en 2020 por el impacto de la pandemia.

Existe un consenso general en cuanto a las causas de esta potente explosión de rebelión popular. Colombia es el país más desigual e inequitativo de la región; inmensas riquezas y grandes extensiones de las mejores tierras están en manos de unas pocas familias y grupos económicos, mientras más de la mitad de la población vive en la pobreza y la miseria.

Las castas dominantes colombianas han impuesto desde siempre un régimen criminal que combina la más abierta dictadura violenta con una institucionalidad aparentemente democrática que se basa a enfrentar pueblo contra pueblo, aprovechándose de la gran diversidad étnica y cultural que existe entre amplios sectores de la población colombiana, y en la aplicación de elaboradas estrategias para radicalizar a los sectores más avanzados, aislarlos y golpearlos.

No obstante, ese tipo de control pareciera estar agotándose por efecto de dos (2) fenómenos socio-económicos que están en desarrollo en las últimas décadas, que se han expresado con  toda potencia en el actual estallido social, y que hasta ahora no se habían manifestado debido al efecto de contención causado por la economía del narcotráfico y el conflicto armado.

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