SupGaleano: El Gato-Perro y el Apocalipsis
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29 de diciembre del 2016.
Ciencia ficción.
Recuerden eso: ciencia ficción. Ya verán que, en sus próximas pesadillas, les ayudará para no angustiarse tanto, o al menos para no angustiarse inútilmente.
Tal vez recuerden alguna película de ciencia ficción. Tal vez a alguna, alguno de ustedes, la ciencia ficción los llevó luego al camino de la ciencia científica.
A mí no, tal vez porque mi película de ciencia ficción favorita es “La Nave de los Monstruos”, con el inolvidable Eulalio González, “el Piporro”, y cuya banda sonora ha sido injustamente excluida de los premios Oscar, los Globos de Oro, o el renombrado y local “Pozol de Barro”. Tal vez hayan escuchado hablar de ella, es una película de “culto”, según alguna de esas revistas especializadas que nadie lee, ni los que la editan. Si recuerdan el filme y/o lo ven, de seguro entenderán por qué terminé perdido en las montañas del Sureste Mexicano, y no extraviado en la asfixiante red burocrática que, al menos en México, ahoga la investigación científica.
Y también celebrarán que haya sido esa película mi referente de ciencia ficción, y no “2001, Odisea del Espacio” de Kubrick, o “Alien, el octavo pasajero” de Riddley Scott (con la teniente Rippley rompiendo el esquema del macho sobreviviente de Charlton Heston en “El Planeta de los Simios”), o “Blade Runer”, también de Ridley Scott, donde la pregunta, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, es el punto nodal.
Así que al Piporro y su “Estrella del Desello”, y al robot Tor enamorado de una rockola, deben agradecer el que yo no esté de su lado en este encuentro.